martes, 15 de octubre de 2024

APTITUDES Y ACTITUDES

 

Comportamientos humanos

     Nunca debemos de confundir la aptitud y la actitud. Actitud y aptitud son palabras que habitualmente se confunden, dado que se parecen mucho, fonética y gráficamente, solamente cambiando una letra. Además de esto, ambos términos suelen ir de la mano, siendo difícil, a veces, ver la línea entre lo que se entiende qué es una actitud y lo que se entiende qué es una aptitud.

A grandes rasgos, cuando hablamos de una actitud nos referimos al comportamiento o tendencia de una persona para hacer frente a situaciones diversas, es decir, tiene que ver con aspectos de personalidad, de temperamento. En cambio, cuando nos referimos a aptitud nos referimos, básicamente, a sus habilidades o destrezas.

Aptitud es la cualidad o don innato de una persona para desarrollar una actividad o profesión, pericia, destreza etc; sin embargo, actitud es el comportamiento de un individuo ante diferentes contextos, como el laboral, educativo, personal, familiar o social. Representa la predisposición de un individuo para responder de manera responsable.

Cuando hablamos de la actitud de alguien nos estamos refiriendo a la predisposición de ese individuo para responder ante situaciones de forma consistente; es decir, nos referimos a un aspecto de su personalidad, a su tendencia más o menos natural de mostrarse ante diferentes contextos, como el laboral, el educativo, el personal, el familiar, o el social…

Así pues, la actitud de una persona tiene que ver con su forma de actuar ante cualquier circunstancia. En el contexto laboral o educativo, la actitud de una persona es un factor muy importante para tener un buen rendimiento, además de contribuir a un buen ambiente de trabajo.

Como hemos indicado antes, la palabra “actitud” hace referencia al temperamento de una persona, es decir, se refiere a características de personalidad de un individuo. En cambio, con “aptitud” hacemos referencia a sus capacidades en tanto a conocimientos tanto teóricos como prácticos, que posee el individuo. Las diferencias entre ambos términos son muy claras cuando se usan en contextos laborales. Por ejemplo, estando en el trabajo, decimos que una persona muestra una buena actitud cuando posee una personalidad responsable, entrega los informes a tiempo, tiene una forma de relacionarse con los demás que no genera conflictos, es amable, sabe comportarse estando en una reunión; es decir, el trabajador con buena actitud laboral es una persona que posee unas características de personalidad agradables para el funcionamiento de la empresa.

Conocer la diferencia entre aptitud y actitud puede ser útil en ámbitos como  una entrevista de trabajo. Si te preguntan por tu aptitud, se están refiriendo a tus conocimientos, tu capacidad, si eres la persona adecuada para ese puesto laboral; si dan más importancia a la actitud, significa que valoran que el candidato muestre una buena predisposición y estado de ánimo, un comportamiento positivo y proactivo, ganas de aprender y mejorar.

   De hecho, más allá de las habilidades y los conocimientos, muchos entrevistadores prestan atención también a  la personalidad de la persona entrevistada:   consideran que no se trata solo de tener aptitud (capacidad, conocimientos), sino de la actitud (disposición de ánimo, motivación,  agallas, coraje).

Por supuesto, priorizar una u otra dependerá de cada persona o empresa y todas aspirarán a contratar el perfil del candidato perfecto: máximo de aptitud y de actitud.

Muy importante sería la persona en la que se conjugasen ambos comportamientos, pero eso es, a veces, muy raro. Como maestro que fui, siempre valoré más la persona con actitudes que la poseedora solamente con aptitudes, ya que esta última se confía mucho en ella misma olvidándose de que todo requiere esfuerzo, motivación y empatía en lo que realizas.


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