domingo, 15 de septiembre de 2024

El lenguaje de las manos

 

Las manos también hablan

 






El lenguaje de las manos es una forma de comunicación no verbal que se utiliza ampliamente en diferentes situaciones. Esta comunicación puede incluir gestos, movimientos y posiciones de las manos para transmitir información, emociones o intenciones. El lenguaje de las manos es una herramienta poderosa en la comunicación, permitiendo a las personas expresar y comprender información de manera más completa y efectiva, incluso en ausencia de palabras habladas

Según los expertos en comunicación, las manos también hablan. Y es que nosotros lo hacemos con ellas al querer acompañar o enriquecer nuestro mensaje, transmitir emociones, separar partes del discurso, etc. Es decir, el lenguaje de las manos tiene múltiples significados que podemos descifrar. Cuando hablamos, la mayoría de las veces lo hacemos gesticulando con las manos y con otras partes del cuerpo. Los buenos oradores utilizan sus manos para enriquecer su discurso o para generar mayor confianza entre sus oyentes.

En este artículo, nos centraremos en el lenguaje de las manos, entendiéndose este como todos aquellos gestos que hacemos con las mismas para acompañar nuestras conversaciones y diálogos, descubriendo sus funciones más destacadas y algunas de sus posibles interpretaciones.

Las manos nos ayudan mucho a enriquecer el mensaje. Así, nos sirven para ilustrar y aportar información extra al mensaje que queremos transmitir.

Si nos fijamos, tanto políticos como presentadores, actores u oradores utilizan especialmente sus manos a la hora de hacer discursos o presentaciones. Lo hacen para enfatizar alguna parte de su discurso o para transmitir algún tipo de mensaje complementario que, si conocemos el lenguaje de las manos, sabremos descifrar.

De esta forma, los gestos que utilizamos con las manos no son meras descargas energéticas; cada uno de ellos tiene un significado y función. Según los expertos en este ámbito, las interpretaciones acertadas que podemos dar serían las siguientes:

Mostrar las manos:

Cuando las manos se exponen al público, se genera una mayor confianza, así como una muestra de honestidad y transparencia, En cambio, las manos ocultas en los bolsillos, por ejemplo, o detrás de la espalda, inspiran menos confianza.

 Cerrar las manos;

Cerrar la mano y apuntar con el dedo es uno de los gestos más desagradables posibles, comparable con un golpe simbólico a quien se señala. Además, añade, “el puño cerrado puede ser catalogado como muestra de hostilidad.”

Tocarnos la cara:

Llevamos la mano a la cara (a los ojos, boca, nariz, cuello) podrían relacionarse con la duda, la incertidumbre y la falta de seguridad. También pueden tener relación con ocultar información, de forma consciente o inconsciente, o ansiedad.

Palmas hacia abajo:

Colocar las palmas hacia abajo con los dedos enderezados es un gesto que impone autoridad a los interlocutores. También pueden indicar desafío o dominación. Así que cuando una persona emite este gesto mientras habla, es posible que indique que no va a ceder.

Manos en la espalda:

Colocar las manos en la espalda en general muestra una gran dosis de confianza en uno mismo. También puede sugerir que la persona está a la espera de algo o que tiene expectativas en relación a algo.

Agitar las manos:

Agitar las manos al hablar se utiliza para dar énfasis a lo que dices. En general, se trata de un gesto autoritario. Puede significar también que la persona que lo emite ha tomado una decisión (y que es probable que no la cambie).

Frotarse las manos:

Otro gesto típico del lenguaje de las manos es el que implica frotárselas. Cuando juntamos y apretamos las manos estamos intentando mantener el control, ya que nos encontramos nerviosos o incómodos. Se trata, en cierta manera, de decirnos a nosotros mismos: “todo irá bien“. En cambio, tener las manos juntas con los dedos entrelazados denota ansiedad y frustración.

Manos en las caderas:

Colocar las manos en las caderas es un gesto que puede confundirse con hostilidad, pero la mayoría de veces implica una posición de alerta. Esta posición de las manos (y del cuerpo) también puede ser entendida como una demostración de autoridad, superioridad, firmeza o control de la situación (por ejemplo, se trata de un gesto típico de militares).

Manos en los bolsillos:

Denota pasotismo, timidez… en resumen, que no tienes muchas ganas de conectar con la otra persona.

 Poner la mano en la nuca: 

    Llevar la mano a la nuca demuestra una situación abatida de fracaso e indecisión, algo que en público no solemos permitirnos.

La mano tocando la parte inferior de la cara: 

El dedo índice sobre un diente delantero inferior, la boca ligeramente abierta, o un dedo bajo el mentón, son signos que suelen significar perplejidad.

    Por último: Las manos pueden tocar, acariciar, sentir, agarrar, sujetar, manipular, pueden aplaudir, abrazar, acariciar, trabajar, escribir, temblar, sudar, partir el pan, pueden también pegar, arañar. Unas manos privilegiadas pueden crear arte tocando un violín o piano, escribiendo un buen libro, o pintando un majestuoso cuadro.

 

Vicente Aleixandre (poema a las manos)

 

Mira tu mano, que despacio se mueve,
transparente, tangible, atravesada por la luz,
hermosa, viva, casi humana en la noche.
Con reflejo de luna, con dolor de mejilla,  con vaguedad de sueño
mírala así crecer, mientras alzas el brazo,
búsqueda inútil de una noche perdida,
ala de luz que cruzando en silencio
toca carnal esa bóveda oscura.

No fosforece tu pesar, no ha atrapado
ese caliente palpitar de otro vuelo.
Mano volante perseguida: pareja.
Dulces, oscuras, apagadas, cruzáis.

Sois las amantes vocaciones, los signos
que en la tiniebla sin sonido se apelan.
Cielo extinguido de luceros que, tibios,
campo a los vuelos silenciosos te brindas.

Manos de amantes que murieron, recientes,
manos con vida que volantes se buscan
y cuando chocan y se estrechan encienden
sobre los hombres una luna instantánea.