El cierre de tiendas en los pueblos puede tener
un impacto negativo en la calidad de vida de las personas que allí viven. especialmente para aquellos que no tienen
acceso a un medio de transporte confiable, así como, pueden tener dificultades para acceder a
alimentos frescos y de calidad,
Para abordar este problema, algunas
iniciativas han surgido en España. Por ejemplo, algunos gobiernos locales han
implantado políticas para atraer a pequeñas empresas y emprendedores a las
áreas rurales, y algunas empresas han comenzado a ofrecer servicios de entrega
a domicilio para los residentes rurales. También hay organizaciones que
trabajan para promover el consumo de productos locales y de temporada, lo que
puede ayudar a apoyar a los pequeños comerciantes locales.
El cierre de tiendas en la España vaciada
tiene implicaciones tanto económicas como sociales. Económicamente, puede tener
efecto en la pérdida de empleos y en la disminución de los ingresos de las
comunidades rurales, lo que a su vez puede tener un impacto negativo en la
calidad de vida de los residentes y en la sostenibilidad económica de la zona.
Socialmente, puede contribuir a la despoblación de las áreas rurales. Desde la popularización del automóvil, la gente del mundo rural se acercaba con más asiduidad a los supermercados de la gran ciudad, buscando ofertas o precios más económicos y, como consecuencia, esto fue otra de las causas del cierre de esas tiendas rurales.
Mi pueblo, San Román de Hornija, también
sufre esta carencia comercial. Últimamente había una tienda de comestibles y
carnicería que regentaban el Sr. Marcelino y su esposa, pero desgraciadamente
hemos quedado sin tienda de ninguna clase por cierre de sus propietarios.
Llevamos, más de un año, sin tienda de alimentación y nadie proyecta abrirla. Aún nos queda en el recuerdo las tiendas que existían en
nuestro pueblo entre los años 1940 a 1970:
Tiendas de comestibles regentadas por:
- Sr.
Melitón y la Sra. Brígida
- Sr.
Victorino Casas.
- Sr.
Eutiquio.
- Más tarde abrieron otras dos,
regentadas por dos hijos del Sr. Victorino Casas: La de Abel y, más tarde, la de
Luis Casas.
Carnicerías y chacinerías: estas vendían carne de cerdo y de ovino,
aunque en las fiestas vendían carne de vacuno. Las regentaban:
- Sr.
Sebastián Torres.
- Honorino
Torres, hijo del anterior, en el local adyacente a la tienda de comestibles del Sr.
Melitón (su suegro).
- Victorino
Casas.
- Gerardo
Casas.
- Hermanos
Sanz (Telmo y Paco).
Sin olvidarnos de las Huertas: Principalmente había 3 huertas que abastecían productos hortícolas al pueblo y a pueblos próximos, que hoy han desaparecido:
- La huerta de los Villares.
- La huerta de las hermanas Aparicio y sus respectivos esposos: Jerónimo y Manolo.
- La huerta de los Mazas. Ésta se encontraba en un paraje próximo al río Bajoz, en su vertiente izquierda, algo más alejada del pueblo que las dos primeras. Las anteriores se encontraban prácticamente en el mismo casco urbano.
Panaderías: Había 5 hornos de cocción del pan regentadas por: el Sr. Gregorio, Sr. Cándido, Sra. Dominica, Sra. Teresa y la de la Sra. Benedicta.
También había una tienda de telas de Melitón Gómez (hijo), y otras ambulantes como la del Sr. Prili, que vendían determinados días de la semana de puerta en puerta.
Concurrían en la plaza vendedores ambulantes que, tras el pregón del
alguacil, exponían la mercancía en el suelo: loza, vasos, jarras de cristal,
pucheros y cazuelas de barro o de porcelana. Casi todos admitían el trueque por
hierro viejo.
Deambulaban por las
calles personas que iban de pueblo en pueblo a los que llamábamos
"quinquilleros". Estos marginados arreglaban paraguas y estañaban
objetos de porcelana o chapa: cazuelas y pucheros, candiles, faroles, carburos,
etc. Sin olvidarnos de las gitanas, que vendían, también por las calles,
recipientes de mimbre: cestas, pereros etc., casi siempre cambiándolo por
tocino u otra parte del cerdo, trueque que las permitía sobrevivir.
En conclusión, el cierre de tiendas en el
mundo rural de España es un problema que requiere involucrar tanto a los
gobiernos locales como a las empresas y organizaciones. Es importante trabajar
juntos para apoyar a los pequeños comerciantes locales y garantizar que las
comunidades rurales tengan acceso a los productos y servicios que necesitan
para prosperar. Incluir políticas de apoyo a la economía rural, como
incentivos fiscales para los pequeños negocios, inversión en infraestructuras y
servicios básicos, así como promoción del turismo rural. Esto podría
incluir la mejora de las carreteras y los servicios de transporte público, el
acceso a internet de alta velocidad y la mejora de los servicios de atención
médica y educación.
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Antigua tienda de la Sra. Brígida con su familia (1955) |