miércoles, 16 de mayo de 2018

CENTENARIO DE LAS ESCUELAS CATÓLICAS DE SAN ROMÁN DE HORNIJA (1918-2018)


Escuelas Católicas  Gratuitas


    Nuestras “Escuelas Católicas” han cumplido ya 100 años. Muchos años, tratando de formar a tres generaciones de hombres y mujeres bajo esas paredes de ladrillo que allí continúan ¡Cuántos secretos y recuerdos infantiles encerrarán sus silenciosos muros!

    Creo que el centenario de todo lugar o monumento siempre es muy importante. No siempre las obras de los hombres son propicias, a pesar de los avatares del tiempo, el perdurar en una continuidad ininterrumpida. Tratándose de una escuela, nuestra escuela, adquiere aun más relevancia, ya que fruto de esa continuidad ha vinculado a tres generaciones de sanromaniegos y sanromaniegas que pasaron por ellas, con los consiguientes recuerdos y connotaciones de su niñez.

    Estas escuelas se construyeron en un esbelto edificio de estilo neomudéjar y dotadas de unos recursos educativos de los más modernos de aquella época. Basta recordar aquellos mapas de imágenes, uno para la Historia de España y otro para la Historia Sagrada, ambos complementaban la explicación de los maestros con escenas puntuales según los temas, giratorias y movibles gracias a una manivela. El pensamiento de D. Bernardo Barbajero era construir unas escuelas eminentemente religiosas, totalmente gratuitas y pensadas especialmente para niños pobres. Esa gratuidad consistía en que el Centro, en un principio, proporcionaba a los alumnos todo tipo de material, bajo la condición de que éstos hicieran buen uso de él: libros, cuadernos, pizarras, lapiceros etc.  Estas escuelas, aparte de la adquisición de los conocimientos imprescindibles para manejarse por la vida, crearon en sus alumnos unos hábitos para la convivencia humana; en una palabra forjaron una personalidad para discernir entre el bien y el mal, lo justo de lo injusto, así como unas actitudes de respeto y comportamiento hacia los mayores, siempre presidido por un ideario católico, insignia y objetivos de dicha Institución. 
 
    Es motivo para recordar a todos los maestros y maestras que día a día supieron germinar en sus alumnos y alumnas tan nobles ideales. Como buenos profesionales y humanos, casi todos, supieron comprendernos, motivarnos y estimularnos en ese arte que es formar y enseñar; quede aquí nuestra gratitud y agradecimiento a todos desde este blog. ¡Cómo no recordar a D. Bernardo Asensio! trabajador infatigable, que dejo toda su vida profesional en estas escuelas, dando clases nocturnas y particulares, además del horario escolar, con el objeto de complementar su pequeño sueldo con el que había que hacer frente al mantenimiento de una familia numerosa. 

    Así mismo, agradecer a nuestro paisano D. Bernardo Barbajero García (1843-1927) Deán de la catedral de Madrid, verdadero impulsor y artífice del proyecto de las Escuelas Católicas de San Román de Hornija allá por el 1918. No hemos  podido comprender como un sacerdote Deán pudo sufragar la obra de las escuelas con un coste, en aquella época, de cientos de miles de pesetas, aparte de su mantenimiento: sueldo de maestros, material, conservación del edificio etc. Mucho presupuesto para poderlo sufragar con el sueldo de canónigo Deán de la diócesis de Madrid Alcalá. Pensamos que un proyecto de esa envergadura tuvo que ser abordado por un benefactor con grandes recursos económicos, y movido por una caridad cristiana hacia los demás. Por todo, esto no queremos ensombrecer el esfuerzo, perseverancia y persuasión que tuvo que poseer D. Bernardo Barbajero, auténtico impulsor del proyecto de la construcción de las Escuelas Católicas Gratuitas de San Román de Hornija.

    Pensando en tal benefactor o benefactora y moviéndonos por los círculos que el Doctor Barbajero se movía, se nos ocurre pensar en una mujer madrileña, soltera, eminentemente rica, muy cristiana y con la gran virtud de de dedicar su dinero para socorrer a los más necesitados: Dª Fausta Elorz y Olias”.
¿Quién era esta misteriosa Dª Fausta?
    Dª Fausta Elorz y Olias, (muere en Madrid el 15 de Agosto de 1906),,​ fue una aristócrata inmensamente rica y filántropa española que al morir dejó toda su fortuna para el fomento de obras de caridad. ​Antes de morir nombra a tres albaceas para que administren el testamento que se lee a su muerte y que dice: “Dono toda mi hacienda para obras benéficas y declino en mis albaceas la forma de distribuir ese patrimonio, creando una Fundación que lleve mi nombre”. Imaginémonos la sorpresa con que recibirían dicho testamento los sobrinos lejanos de la difunta.

    Hay tres razones poderosas para afianzar esta teoría, que espero seguir investigando para confirmarlo con rotundidad -aunque como consecuencia de la guerra civil desaparecen casi todos los archivos de la Fundación- y las razones son:
    Primera: D. Bernardo Barbajero es, a su vez, confesor y director espiritual de Dª Fausta Elorz, y no de la reina de España como por ahí se ha dicho.
    Segunda: D. Bernardo Barbajero sería uno de los tres albaceas que Dª Fausta designa, antes de morir, para llevar adelante el proyecto de la “Fundación Fausta Elorz”.
    Tercera: El tipo de construcción de las escuelas es de estilo neomudéjar, muy similar a otra obra de carácter benéfico realizada en Madrid por dicha Fundación. Todas proyectadas por el arquitecto  D. Daniel Zavala Álvarez.
Dicha Fundación construyo un Asilo de beneficencia para mujeres en la Calle Narváez 53 de Madrid, esquina de Juan Bravo, otro en el pueblo de Falces (Navarra) donde veraneaba Dª Fausta, lugar de procedencia de sus antepasados, y por último creemos, a instancias e informes de D. Bernardo Barbajero: las Escuelas Católicas de San Román de Hornija. 

    El sostenimiento económico de dichas escuelas corría a cargo de la Fundación que nombraba y pagaba a los maestros, así como el material escolar y mantenimiento del edificio. Dicha Fundación, dada la lejanía de Madrid, delegaba su administración en el Sr. Obispo de la diócesis de Zamora y más tarde, a consecuencia del cambio de diócesis en San Román, en el  Arzobispado de Valladolid, aunque siempre los recursos procedían de la Fundación “Fausta Elorz”.  

    En el año 1956, ante una mala situación económica de la Fundación y dada la necesidad inminente a realizar considerables obras para la conservación del edificio de las escuelas de nuestro pueblo, se hace cargo de tales reparaciones el Estado y como consecuencia dicho edificio pasa a régimen estatal, y desde entonces éste sufraga su mantenimiento, así como el sueldo de los maestros, que dejan de ser nombrados por el Patronato Fundación y pasan a ser nombrados por el Estado mediante Concurso Nacional de Traslados.


Escuelas Católicas en San Román 
Residencia Asilo en Madrid



    Como bien lo demuestran las imágenes, el Asilo Residencia de Narváez 53 en Madrid tiene un estilo arquitectónico neomudéjar, muy similar al de las Escuelas de San Román, proyectos ambos del Arquitecto Zabala. Aparte de muchos detalles que les asemejan, hay uno muy singular en la fachadas principales de ambos edificios: las cornisas triangulares que sostienen la Cruz son idénticas en los dos,  apreciación por la que nos afianzamos y percatamos de su total similitud y estilo.

    El asilo de Madrid al finalizar la guerra paso a convertirse en cárcel,  conocida por los madrileños por la cárcel de “Torrijos”. Se dice que allí estuvo preso Miguel Hernández y allí escribió el poema: “Nanas de cebolla”. En la actualidad ha vuelto a reconvertirse en Residencia de mayores, pero no de beneficencia, ahora es privada, aunque desconociendo los motivos, sigue llamándose: Residencia “Fundación Fausta Elorz”. 

    Hacemos constar que la benefactora, aristócrata y filántropa Dª Fausta Elorz y Olías, personaje no conocido en nuestro pueblo, aunque si en Madrid, donde el Ayuntamiento puso su nombre a una calle en el distrito de Usera: Calle Fausta Elorz. 

    ¿Quién a pesar de la distancia y del paso del tiempo podría olvidarse de aquella primera Escuela? Ella alberga entre sus paredes aquella etapa de nuestra niñez, los bellos momentos de aquel tiempo dorado que no han de volver. Yo aun tengo vivo entre mis recuerdos de niño: unas medallas que nos acompañaban prendidas a nuestro pecho para la asistencia a la misa de los domingos, aquellas braserillas con las que mitigábamos, un poco, aquellos inviernos de entonces. Ante la exposición escolar que ha realizado el Centro, quizás muchos buscaremos entre su entorno y pupitres momentos inolvidables de aquel tiempo que fuimos niños.

 (Comunidad Educativa) Escuelas Católicas  ¡FELIZ CENTENARIO!