Nuestras “Escuelas Católicas” han cumplido ya
100 años. Muchos años, tratando de formar a tres generaciones de hombres y
mujeres bajo esas paredes de ladrillo que allí continúan ¡Cuántos secretos y
recuerdos infantiles encerrarán sus silenciosos muros!
Creo
que el centenario de todo lugar o monumento siempre es muy importante. No
siempre las obras de los hombres son propicias, a pesar de los avatares del tiempo, el perdurar en una continuidad
ininterrumpida. Tratándose de una escuela, nuestra escuela, adquiere aun más
relevancia, ya que fruto de esa continuidad ha vinculado a tres generaciones de
sanromaniegos y sanromaniegas que pasaron por ellas, con los consiguientes
recuerdos y connotaciones de su niñez.
Estas escuelas se construyeron en un
esbelto edificio de estilo neomudéjar y dotadas de unos recursos educativos de
los más modernos de aquella época. Basta recordar aquellos mapas de imágenes,
uno para la Historia de España y otro para la Historia Sagrada, ambos
complementaban la explicación de los maestros con escenas puntuales según los
temas, giratorias y movibles gracias a una manivela. El pensamiento de D.
Bernardo Barbajero era construir unas escuelas eminentemente religiosas,
totalmente gratuitas y pensadas especialmente para niños pobres. Esa gratuidad
consistía en que el Centro, en un principio, proporcionaba a los alumnos todo
tipo de material, bajo la condición de que éstos hicieran buen uso de él:
libros, cuadernos, pizarras, lapiceros etc. Estas escuelas, aparte de la adquisición de
los conocimientos imprescindibles para manejarse por la vida, crearon en sus
alumnos unos hábitos para la convivencia humana; en una palabra forjaron una
personalidad para discernir entre el bien y el mal, lo justo de lo injusto, así
como unas actitudes de respeto y comportamiento hacia los mayores, siempre
presidido por un ideario católico, insignia y objetivos de dicha Institución.
Es motivo para recordar a todos los
maestros y maestras que día a día supieron germinar en sus alumnos y alumnas
tan nobles ideales. Como buenos profesionales y humanos, casi todos, supieron
comprendernos, motivarnos y estimularnos en ese arte que es formar y enseñar; quede
aquí nuestra gratitud y agradecimiento a todos desde este blog. ¡Cómo no
recordar a D. Bernardo Asensio! trabajador infatigable, que dejo toda su vida
profesional en estas escuelas, dando clases nocturnas y particulares, además
del horario escolar, con el objeto de complementar su pequeño sueldo con el que
había que hacer frente al mantenimiento de una familia numerosa.
Así mismo, agradecer a nuestro paisano D.
Bernardo Barbajero García (1843-1927) Deán de la catedral de Madrid, verdadero
impulsor y artífice del proyecto de las Escuelas Católicas de San Román de
Hornija allá por el 1918. No hemos podido comprender como un sacerdote Deán pudo
sufragar la obra de las escuelas con un coste, en aquella época, de cientos de
miles de pesetas, aparte de su mantenimiento: sueldo de maestros, material,
conservación del edificio etc. Mucho presupuesto para poderlo sufragar con el
sueldo de canónigo Deán de la diócesis de Madrid Alcalá. Pensamos que un
proyecto de esa envergadura tuvo que ser abordado por un benefactor con grandes
recursos económicos, y movido por una caridad cristiana hacia los demás. Por
todo, esto no queremos ensombrecer el esfuerzo, perseverancia y persuasión que
tuvo que poseer D. Bernardo Barbajero, auténtico impulsor del proyecto de la
construcción de las Escuelas Católicas Gratuitas de San Román de Hornija.
Pensando en tal benefactor o benefactora y moviéndonos
por los círculos que el Doctor Barbajero se movía, se nos ocurre pensar en una
mujer madrileña, soltera, eminentemente rica, muy cristiana y con la gran
virtud de de dedicar su dinero para socorrer a los más necesitados: Dª
Fausta Elorz y Olias”.
¿Quién era esta misteriosa Dª Fausta?
Dª Fausta Elorz y Olias, (muere en Madrid
el 15 de Agosto de 1906),, fue una
aristócrata inmensamente rica y filántropa española que al morir dejó
toda su fortuna para el fomento de obras de caridad. Antes de morir
nombra a tres albaceas para que administren el testamento que se lee a su
muerte y que dice: “Dono toda mi hacienda
para obras benéficas y declino en mis albaceas la forma de distribuir ese patrimonio,
creando una Fundación que lleve mi nombre”. Imaginémonos la sorpresa con
que recibirían dicho testamento los sobrinos lejanos de la difunta.
Hay tres razones poderosas para
afianzar esta teoría, que espero seguir investigando para confirmarlo con
rotundidad -aunque como consecuencia de la guerra civil desaparecen casi todos
los archivos de la Fundación- y las razones son:
Primera: D. Bernardo Barbajero
es, a su vez, confesor y director espiritual de Dª Fausta Elorz, y no de la
reina de España como por ahí se ha dicho.
Segunda: D. Bernardo Barbajero sería
uno de los tres albaceas que Dª Fausta designa, antes de morir, para llevar
adelante el proyecto de la “Fundación Fausta Elorz”.
Tercera: El tipo de
construcción de las escuelas es de estilo neomudéjar, muy similar a otra obra de
carácter benéfico realizada en Madrid por dicha Fundación. Todas proyectadas
por el arquitecto D. Daniel Zavala
Álvarez.
Dicha Fundación construyo un Asilo
de beneficencia para mujeres en la Calle Narváez 53 de Madrid, esquina de Juan
Bravo, otro en el pueblo de Falces (Navarra) donde veraneaba Dª Fausta, lugar de
procedencia de sus antepasados, y por último creemos, a instancias e informes
de D. Bernardo Barbajero: las Escuelas Católicas de San Román de Hornija.
El sostenimiento económico de dichas
escuelas corría a cargo de la Fundación que nombraba y pagaba a los maestros,
así como el material escolar y mantenimiento del edificio. Dicha Fundación,
dada la lejanía de Madrid, delegaba su administración en el Sr. Obispo de la
diócesis de Zamora y más tarde, a consecuencia del cambio de diócesis en San
Román, en el Arzobispado de Valladolid, aunque
siempre los recursos procedían de la Fundación “Fausta Elorz”.
En el año 1956, ante una mala
situación económica de la Fundación y dada la necesidad inminente a realizar
considerables obras para la conservación del edificio de las escuelas de
nuestro pueblo, se hace cargo de tales reparaciones el Estado y como
consecuencia dicho edificio pasa a régimen estatal, y desde entonces éste
sufraga su mantenimiento, así como el sueldo de los maestros, que dejan de ser
nombrados por el Patronato Fundación y pasan a ser nombrados por el Estado mediante
Concurso Nacional de Traslados.
Escuelas Católicas en San Román |
Residencia Asilo en Madrid |
Como bien lo demuestran las imágenes,
el Asilo Residencia de Narváez 53 en Madrid tiene un estilo arquitectónico
neomudéjar, muy similar al de las Escuelas de San Román, proyectos ambos del
Arquitecto Zabala. Aparte de muchos detalles que les asemejan, hay uno muy
singular en la fachadas principales de ambos edificios: las cornisas triangulares
que sostienen la Cruz son idénticas en los dos, apreciación por la que nos afianzamos y percatamos
de su total similitud y estilo.
El asilo de Madrid al finalizar
la guerra paso a convertirse en cárcel, conocida
por los madrileños por la cárcel de “Torrijos”. Se dice que allí estuvo preso
Miguel Hernández y allí escribió el poema: “Nanas
de cebolla”. En la actualidad ha vuelto a reconvertirse en Residencia de
mayores, pero no de beneficencia, ahora es privada, aunque desconociendo los motivos, sigue llamándose:
Residencia “Fundación Fausta Elorz”.
Hacemos constar que la benefactora,
aristócrata y filántropa Dª Fausta Elorz y Olías, personaje no conocido en
nuestro pueblo, aunque si en Madrid, donde el Ayuntamiento puso su nombre a una
calle en el distrito de Usera: Calle Fausta Elorz.
¿Quién a
pesar de la distancia y del paso del tiempo podría olvidarse de aquella primera
Escuela? Ella alberga entre sus paredes aquella etapa de nuestra niñez, los
bellos momentos de aquel tiempo dorado que no han de volver. Yo aun tengo vivo entre mis recuerdos de niño: unas medallas que nos acompañaban prendidas a nuestro pecho para la
asistencia a la misa de los domingos, aquellas braserillas con las que mitigábamos, un poco, aquellos inviernos de entonces. Ante la exposición escolar que ha
realizado el Centro, quizás muchos buscaremos entre su entorno y pupitres momentos
inolvidables de aquel tiempo que fuimos niños.
(Comunidad Educativa) Escuelas Católicas ¡FELIZ CENTENARIO!
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