sábado, 1 de febrero de 2020

En San Román de Hornija se filmó la película: "Los derechos del hombre".


Nuestro pueblo en el cine













    El 17 de Enero se estrenó en dos cines de Madrid la película titulada: Los derechos del hombre”, en el Bellas Artes y en la Cineteca de Legazpi (antiguo matadero). Ya teníamos constancia de que hace dos años se estuvieron filmando en San Román las escenas para esa película. Siendo testimonio de ello la instalación en las eras de una vieja carpa de circo.

Título original: Los derechos del hombre

Año: 2018
Duración: 75 min.
País: España
Dirección: Juan Rodrigáñez
Guión: Juan Rodríguez, Eduard Mont de Palol
Música: Álvaro Martínez león
Fotografía: Ramón Lechapelier
Panadería: Moises García Celemín
Intérpretes: Katrin Memmer, Lola Rubio, Rafael Lamata, Gianfranco Poddighe, Eduard Mont de Palol y Jorge Dutor.
Género: Comedia / Circo
Producción: Tajo Abajo
Duración: 75 minutos.

    El pasado domingo, día 26 de Enero, acudí a la Cineteca de Legazpi, en Madrid, a su último día de proyección. Disfruté gratamente ante la visión de imágenes sobre rincones de nuestro pueblo, lo que hizo que fuera gratificante mi asistencia.
Como no soy un experto en cine sólo reflejaré en este blog los comentarios de críticos entendidos en tal materia. Al final dejaré mis impresiones como simple espectador y profano en cine

    Comentarios de críticos de cine sobre la película: “Los derechos del hombre”
CINETECA:
    Una troupe de circo llega a un pueblo de Castilla, donde montan su carpa. Proyectan cambios en el estilo de su espectáculo porque quieren cambiar la manera en la que la sociedad los trata. Pero pasan sus días discutiendo sobre el valor de las cosas, desde la grandeza del paisaje a la sencillez de la arquitectura nativa o la calidad del show del compañero. De proyectar pasan a valorar, para acabar ciñéndose al guion pactado.
En 2013, el cineasta Juan Rodrigáñez reunió a un equipo de diez personas en una aislada finca de Extremadura para grabar su ópera prima: "El complejo de dinero". Dos miembros de ese grupo eran técnicos -fotógrafo y sonidista- y el resto profesionales procedían de las artes escénicas: danza, performance, escenografía, teatro y música. Cuatro años después, el mismo equipo se vuelve a encontrar en San Román de Hornija, un pequeño pueblo de la provincia de Valladolid, para crear "Derechos del hombre", una película cuyos personajes tratarán de romper con el aislamiento al que estaban sometidos en la anterior película: “El complejo de dinero”.

    En Derechos del hombre el punto de partida se limitó a 35 latas de película de 16 mm., un par de baúles de vestuario y una carpa de circo montada en las eras del pueblo. Partiendo de dos dispositivos tan diferentes ambos proyectos comparten algo esencial: la película deberá ser encontrada, si hay suerte, durante el propio rodaje. Esta metodología deriva del deseo de descubrir lo desconocido y presentar una obra cinematográfica capaz de ofrecer una idea de libertad. En lugar de la puesta en escena de una forma pensada previamente, el trabajo es concebido como investigación y experimentación. Esto implica que cuando se descubre la película que teníamos que hacer, llega el momento de recoger el material y volver a casa. 

Comentario y Crítica Filmaffinity:

Sinopsis:
    Una errática y excéntrica compañía de circo levanta su carpa a las afueras de un pequeño pueblo de la meseta castellana para terminar de dar los últimos retoques a su nuevo y grandioso espectáculo, Derechos del hombre. Un show a medio camino entre lo revolucionario, lo utópico y lo necesario, pero que a veces no puede escaparse de lo más mundano.

Críticas:

    Derechos del hombre en sí ya suena antiguo, como antiguo puede resultarnos el espectáculo circense. La troupe del Gran Circo Indómito podría resultarnos una perfecta analogía de los cineastas con cierto compromiso artístico, algo que, por desgracia, también parece antiguo. En definitiva, derechos del hombre es una lección de lenguaje cinematográfico, que aprovecha multitud de recursos en pro de la narrativa. El soporte, el elenco, recursos del documental, la ficción, el sonido, la música, casi se podría decir que incluso el musical, el thriller, pero sobretodo el humor. Lo que más adoro de esta película es que demuestra cómo puedes hacer una potentísima y maravillosa obra de arte con muchísimo menos que ciertas grandes producciones.

    De forma inteligente, decidieron rodar esta película en 35 mm. Me parece una decisión de lo más pertinente, pues es esta una película enamorada del paisaje, al igual que el elenco de La Troupe.


    La película gira en torno a una carpa, manteniéndose al margen, como probablemente el director y su equipo, al igual que muchos otros artistas, procuran, dentro de lo posible, mantenerse al margen de la así denominada industria cinematográfica (que no es más que un circo, transformado en un teatro del absurdo por una burocracia absurda y alienada) decidiendo mostrar su interior sólo para poner de relieve cierto miedo a ese interior, pues sólo encontramos en él secuencias tétricas.
CRÍTICA DEL PERIÓDICO: EL PAÍS
DERECHOS DEL HOMBRE
Cine indómito
    'Derechos del hombre', asombrosa segunda película de Juan Rodrigáñez, es una muestra de la capacidad renovadora del cine español más alejado de lo comercial
Por fortuna el cine español no se limita a su modelo industrial y de vez en cuando sorprende con nuevos caminos capaces de cuestionar y renovar su lenguaje. En ese mismo impulso de exploración e investigación, aunque partiendo de una sensibilidad y un arraigo cultural muy diferente, se sitúa el director Juan Rodrigáñez, que en su segundo filme: "Derechos del hombre", ahonda en el trabajo que inició en 2013 con "El complejo de dinero", filme que convocaba en una finca de Extremadura a un grupo de intérpretes que, procedentes de diferentes palos de las artes escénicas, recreaban un mundo de aparente libertad y ligereza. película experimental e improvisada que vuelve a reunir a parte del reparto de El complejo de dinero en un proyecto mucho más asombroso, en el que su fondo y su método ácrata (heredero de esa tradición que se sostiene en personajes tan impares como Agustín García Calvo o Chicho Sánchez Ferlosio) se abren al exterior logrando una comunión que no ocurría en su anterior filme. O cómo le dice una de las artistas al maestro de ceremonias cuando uno de sus colegas abandona la aventura: “Con pocas cosas se llega más lejos”.
Hecha sobre la marcha con el elenco de una troupe que dice llamarse Gran Circo Indómito, Derechos del hombre se rodó durante tres soleadas semanas a las afueras de un pueblo de la provincia de Valladolid. La tramoya se limitó a una carpa y dos baúles de vestuario para seis actores, un pueblo y un río. Una especie de Circo Aligre (ese iconoclasta grupo francés que a finales de los años setenta convirtió a sus cinco integrantes en revolucionarios del género), pero pobre y mesetario frente a un director de cine con 35 latas de película de 16 mm. Lo que allí pasa se podría etiquetar como performático, pero sería limitar a palabras más o menos comunes e inteligibles la libertad que encierra esta singular película. Todo lo que vemos en ella ocurre fuera de su carpa, en los prolegómenos de un espectáculo sobre el que sus personajes teorizan y ensayan rodeados de un mundo rural que en su solitaria decadencia esconde un misterioso y hermoso esplendor. En definitiva, gente rara haciendo esas cosas raras que acaban cambiando el mundo.

Sinopsis
    Una troupé de circo llega a un pueblo de Castilla, San Román de Hornija, donde montan su carpa. Allí, en un lugar tan tradicional, se aventuran y proyectan cambios en el estilo de su espectáculo porque quieren cambiar la manera en la que la sociedad los trata. Sin embargo, van pasando sus días discutiendo sobre el valor de las cosas, desde la grandeza del paisaje a la sencillez de la arquitectura nativa o la calidad del show del resto de compañeros. De proyectar pasan a valorar, para acabar ciñéndose al guion pactado. La película, que narra el intento de este grupo circense para que su nuevo espectáculo se pueda estrenar en este pequeño pueblo, quiere identificarse con la dimensión utópica del arte que sus protagonistas encarnan (el empresario/maestro de ceremonias, la pitonisa, la mujer barbuda, el imitador, etc.). El "Gran Circo Indómito", nombre del grupo e interpretado por seis artistas que provienen de diferentes ramas de las artes escénicas, tiene una gran fe en sus propias fuerzas y en su nuevo espectáculo, cuyo título lo comparte con el de la película. 'Derechos del hombre' busca estar al mismo nivel que su tema y sus personajes, asumiendo la imposibilidad de filmar lo que todavía no existe, pero sabiendo que sí es posible filmar aquello que lo podría hacer posible: los cuerpos y palabras de los intérpretes en el pueblo.
=Elsa Fernández Santos=

Critica de: Cine Europa
    Juan Rodrigáñez repite la fórmula y el elenco de su ópera prima en su segunda aventura cinematográfica, edificada sobre la improvisación, la libertad y el humor absurdo.

El 56º Festival Internacional de Cine de Gijón estrenó mundialmente en su Competición Internacional Rellumes, la pasada semana, la segunda película de Juan Rodrigáñez, cineasta que, hace tres años, llevó al festival de Berlín y posteriormente al de Málaga su ópera prima: la incatalogable "El complejo del dinero"[+]. Ahora, en la misma línea, caminando sobre la cuerda tensada entre el atrevimiento y el disparate, se sitúa su segundo largometraje, titulado "Derechos del Hombre", protagonizado por el mismo elenco de artistas de aquella película con la que se dio a conocer en el circuito alternativo.

    Parecido aire rural y campestre de "El complejo del dinero" se respira en estos Derechos..., aunque la ubicación del rodaje haya brincado de una finca extremeña a los alrededores de un pequeño pueblo castellano. Hasta allí se ha movilizado la troupe capitaneada por Rodrigáñez, la cual, provista de una carpa circense, unos trajes y disfraces, maquillaje y pelucas, ha levantado otro film apoyado en la improvisación y la osadía a partir de una sinopsis mínima y algunas ideas, construyendo la película a modo de residencia artística donde parece que cada participante aporta sus diálogos, ocurrencias y acciones sobre la marcha.
Los actores de esta reunión de amigos jugando a hacer cine forman en la ficción una compañía, denominada Gran Circo Indómito, que estrenará mundialmente en esa villa mesetaria su nuevo show (titulado "Derechos del hombre"), el cual ensaya los días previos a la premiere. Entre ellos destaca una mujer barbuda, una pitonisa, equilibristas, el maestro de ceremonias y una vidente. Y como en La parada de los monstruos (Freaks), de Tod Browning, hay una trama de manipulación, celos y crimen, pero mínima y ni se explica ni se resuelve, algo que no parece preocupar a Rodrigáñez, aunque sí desconcertará al espectador que busque lógica y respuestas.

    El resultado es un ejercicio cinemaográfico libérrimo y sin género (empieza como un musical y termina con la presencia de un cadáver) que desafía cualquier estructura y cordura, logrando momentos de un humor surrealista y absurdo, y otros de una ingenuidad casi infantil, que se codea con lo ridículo. Si en en su primera película esa manera de hacer cine podía sorprender, aquí logra desconcertar, aburrir y, por momentos, abochornar. Pero al menos los artífices de esta película se lo han pasado en grande realizándola, aunque sus gracias rebuscadas y guiños cómplices no lleguen a conectar con el espectador poco familiarizado con las entretelas de la creación artística y el performance.
Derechos del hombre, film hablado en inglés, alemán y español, rodado en 16 mm. y cuyo montaje ha llevado a cabo Manuel Muñoz Rivas .

Sinopsis DECINE21
Derechos del hombre
    El intento de una troupe circense por lograr estrenar su nuevo espectáculo en un pequeño pueblo de la provincia de Valladolid. A través de una revisión contemporánea de personajes arquetípicos del mundo del circo (el empresario-maestro de ceremonias, la pitonisa, la mujer barbuda, el imitador, etc), se identifica con la dimensión utópica del arte que sus protagonistas encarnan. La troupe del “Gran Circo Indómito”, interpretada por seis artistas provenientes de las artes escénicas, sueña con una manera nueva de hacer circo (o cine) sin parecer tenerle miedo a la inexistencia de un público capaz de apreciar sus esfuerzos.
    Equivocadamente o no, el “Gran Circo Indómito” tiene una gran fe en sus propias fuerzas y en su nuevo espectáculo, cuyo título comparten con la película.
Vidas circenses
    En medio del páramo castellano, en las cercanías de un pequeño y antiguo villorrio, se levanta una vieja carpa de circo. Por las cercanías deambulan los cinco componentes del llamado Circo Indómito, cuatro hombres y dos mujeres. Cantan a coro, hacen imitaciones, ensayan números y presentaciones, dialogan, contrastan puntos de vista y preparan un nuevo espectáculo titulado “Derechos del hombre”.
Un producto muy singular, de dudoso interés, la verdad. Para muchos espectadores se tratará de una serie de escenas sin ningún atractivo, en donde una serie de artistas circenses atípicos -a priori parecen bastante colgados, por cierto–, se mueven, declaman palabrerías insulsas, hablan y hablan, ensayan algunas performances y hacen… nada. Para otros quizá sea una apuesta audaz que se acerca, casi al modo documental, a un conjunto de raros outsiders y a un modo de hacer arte bastante marginal y que hoy en día resulta anacrónico.
    De cualquier forma, como película la propuesta de Derechos del hombre resulta surrealista y marciana y no acaba de enganchar por ningún lado, también por la lentitud de la narración, con tramos bastante pesados. El director y guionista Juan Rodrigáñez rueda casi todo al aire libre y probablemente lo mejor sea precisamente la ambientación natural, el paisaje bucólico de la zona, servido con bella iluminación natural.

Sinopsis: Festival de cine de Gijón
    Juan Rodrigáñez (El complejo de dinero) es un auténtico francotirador del cine español, capaz de perpetrar obras al margen de todo y de todos. En ese margen es precisamente donde habitan los personajes de "Derechos del hombre", una errática y excéntrica compañía de circo que ha levantado su carpa a las afueras de un pequeño pueblo de la meseta castellana para terminar de dar los últimos retoques a su nuevo y grandioso espectáculo: Derechos del hombre; un show a medio camino entre lo revolucionario, lo utópico y lo necesario, pero que a veces no puede escaparse de lo más mundano.
Jorge Rivero


Comentario del Cultural:
‘Derechos del hombre’: La bohemia está en el campo
JUAN SARDÁ
17 enero, 2020
    Juan Rodrigáñez es un personaje peculiar de la cinematografía española, director experimental y artista multidisciplinar que concibe sus peculiares películas más como un work in progress que se desarrolla durante el propio rodaje que tal y como las entendemos de manera convencional. En 2015 debutó en la sección Forum del Festival de Berlín con "El complejo del dinero", en la que reflejaba un encuentro de amigos ansiosos por salir de las estrecheces y recuperar su condición de burgueses. Ahora, en Derechos del hombre repite con el mismo elenco para realizar un experimento parecido, aunque en un contexto muy distinto porque si los personajes de aquel filme pertenecían a una decadente burguesía que soñaba con recuperar el esplendor perdido, aquí son directamente artistas de circo muy pobres sin mayor pretensión que la de “seguir tirando” para poder entregarse de lleno a su arte.
Cuenta el propio Rodrigáñez que sus películas no tienen un guion escrito, sino que se van configurando a medida que avanza el propio rodaje de manera que “cuando se descubre la película que teníamos que hacer, llega el momento de recoger el material y volver a casa”. De esta manera, sus filmes se parecen al teatro del absurdo al plantear escenas cotidianas marcadas por el surrealismo donde los personajes da la impresión de que liberan sus instintos más ocultos no solo como si no hubiera cámara filmándolos sino como si nadie pudiera verlos. En este caso, los protagonistas son los miembros de un circo dadaísta instalados junto a su carpa en un pueblo de Castilla que en vez de dedicarse a ensayar su nuevo espectáculo se pasan horas discutiendo sobre su propio significado.
    "Derechos del hombre" parte de una estructura convencional, el ensayo de una obra, para hurtar la catarsis final, el estreno de la misma, en un filme sobre el proceso de creación (y sus muchos callejones sin salida) en el que la “pureza artística” de los valores de la troupe se convierte en una especie de movimiento de resistencia artística, como si fueran los fervientes defensores de una religión antigua. Hace no tantos años, los artistas ricos no existían o apenas los había, y la película en parte recuerda a esas Escenas de la vida bohemia que escribió Henry Murger (inspiración para la ópera Boheme de Puccini) sobre los artistas parisinos del siglo XIX, a los que no les importaba cenar si a cambio podían pasarse el día perfeccionando un verso.
    Acostumbrados como estamos al “artista estrella” que propagan los medios de comunicación y la maquinaria mediático-publicitaria, hay algo decididamente romántico y encantador en estos artistas incorruptibles dispuestos a sacrificarlo todo por su vocación. 


Impresiones personales sobre la película:

    Se trata de una película surrealista, excéntrica y extraña para el gran público, en el que me encuentro. Jamás podré valorarla, ya que se trata de una película sin género cinematográfico definido. Podríamos encuadrarla dentro de un tipo de cine experimental. Curiosamente, el interior de la carpa de circo jamás sale a escena, las mínimas actuaciones circenses se realizan en el exterior (las eras).

    Personas del pueblo que intervienen o salen en algún plano:
    -Moisés García Celemín, en actitud comercial en su panadería. Tal vez, sea la escena e intervención personal más realista de la película. Curiosamente, Moisés figura en la relación preliminar de reparto de actores y equipo técnico (créditos): Panadería Moisés García Celemín.
    -Dos niños con un perro, creo inmigrantes rumanos, con intervención indirecta.
    -Rosa Rabancho, hoy alguacila jubilada, emitiendo un pregón desde el Ayuntamiento por el que se anuncia la sesión circense.
-D. José Antonio (antiguo párroco), pasa por la calle donde se está filmando.