El 17 de Enero se estrenó en dos cines de Madrid la
película titulada: “Los derechos del
hombre”, en el Bellas Artes y en la Cineteca de Legazpi (antiguo matadero). Ya teníamos
constancia de que hace dos años se estuvieron filmando en San Román las escenas para esa película. Siendo testimonio de ello la instalación en las eras de una vieja carpa de circo.
Título original: Los derechos del hombre
Año: 2018
Duración: 75 min.
País: España
Dirección: Juan Rodrigáñez
Guión: Juan Rodríguez, Eduard Mont de Palol
Música: Álvaro Martínez león
Fotografía: Ramón Lechapelier
Panadería: Moises García Celemín
Guión: Juan Rodríguez, Eduard Mont de Palol
Música: Álvaro Martínez león
Fotografía: Ramón Lechapelier
Panadería: Moises García Celemín
Intérpretes: Katrin Memmer, Lola
Rubio, Rafael Lamata, Gianfranco Poddighe, Eduard Mont de Palol y Jorge Dutor.
Género: Comedia / Circo
Producción: Tajo Abajo
Producción: Tajo Abajo
Duración: 75 minutos.
El pasado domingo, día 26 de Enero, acudí a la Cineteca de
Legazpi, en Madrid, a su último día de proyección. Disfruté gratamente ante la visión de imágenes sobre rincones de nuestro pueblo, lo que hizo que fuera gratificante mi asistencia.
Como no soy un experto en cine sólo reflejaré en este
blog los comentarios de críticos entendidos en tal materia. Al final dejaré
mis impresiones como simple espectador y profano en cine.
Comentarios de críticos de cine sobre la película: “Los derechos del hombre”
CINETECA:
Una troupe de circo llega a un pueblo de Castilla, donde montan
su carpa. Proyectan cambios en el estilo de su espectáculo porque quieren
cambiar la manera en la que la sociedad los trata. Pero pasan sus días discutiendo
sobre el valor de las cosas, desde la grandeza del paisaje a la sencillez de la
arquitectura nativa o la calidad del show del compañero. De proyectar pasan a
valorar, para acabar ciñéndose al guion pactado.
En 2013, el cineasta Juan Rodrigáñez reunió a un
equipo de diez personas en una aislada finca de Extremadura para grabar su
ópera prima: "El complejo de dinero".
Dos miembros de ese grupo eran técnicos -fotógrafo y sonidista- y el resto
profesionales procedían de las artes escénicas: danza, performance,
escenografía, teatro y música. Cuatro años después, el mismo equipo se vuelve a
encontrar en San Román de Hornija, un pequeño pueblo de la provincia de
Valladolid, para crear "Derechos
del hombre", una película cuyos personajes tratarán de romper con el
aislamiento al que estaban sometidos en la anterior película: “El complejo de dinero”.
En Derechos
del hombre el punto de partida se limitó a 35 latas de
película de 16 mm., un par de baúles de vestuario y una carpa de circo montada
en las eras del pueblo. Partiendo de dos dispositivos tan diferentes ambos
proyectos comparten algo esencial: la película deberá ser encontrada, si hay
suerte, durante el propio rodaje. Esta metodología deriva del deseo de
descubrir lo desconocido y presentar una obra cinematográfica capaz de ofrecer
una idea de libertad. En lugar de la puesta en escena de una forma pensada
previamente, el trabajo es concebido como investigación y experimentación. Esto
implica que cuando se descubre la película que teníamos que hacer, llega el
momento de recoger el material y volver a casa.
Comentario y Crítica Filmaffinity:
Comentario y Crítica Filmaffinity:
Sinopsis:
Una errática y excéntrica compañía de circo levanta su carpa a las afueras de un pequeño pueblo de la meseta castellana para terminar de dar los últimos retoques a su nuevo y grandioso espectáculo, Derechos del hombre. Un show a medio camino entre lo revolucionario, lo utópico y lo necesario, pero que a veces no puede escaparse de lo más mundano.
Críticas:
Derechos del hombre en sí ya suena antiguo, como antiguo puede resultarnos el espectáculo circense. La troupe del Gran Circo Indómito podría resultarnos una perfecta analogía de los cineastas con cierto compromiso artístico, algo que, por desgracia, también parece antiguo. En definitiva, derechos del hombre es una lección de lenguaje cinematográfico, que aprovecha multitud de recursos en pro de la narrativa. El soporte, el elenco, recursos del documental, la ficción, el sonido, la música, casi se podría decir que incluso el musical, el thriller, pero sobretodo el humor. Lo que más adoro de esta película es que demuestra cómo puedes hacer una potentísima y maravillosa obra de arte con muchísimo menos que ciertas grandes producciones.
De forma inteligente, decidieron rodar esta película en 35 mm. Me parece una decisión de lo más pertinente, pues es esta una película enamorada del paisaje, al igual que el elenco de La Troupe.
Derechos del hombre en sí ya suena antiguo, como antiguo puede resultarnos el espectáculo circense. La troupe del Gran Circo Indómito podría resultarnos una perfecta analogía de los cineastas con cierto compromiso artístico, algo que, por desgracia, también parece antiguo. En definitiva, derechos del hombre es una lección de lenguaje cinematográfico, que aprovecha multitud de recursos en pro de la narrativa. El soporte, el elenco, recursos del documental, la ficción, el sonido, la música, casi se podría decir que incluso el musical, el thriller, pero sobretodo el humor. Lo que más adoro de esta película es que demuestra cómo puedes hacer una potentísima y maravillosa obra de arte con muchísimo menos que ciertas grandes producciones.
De forma inteligente, decidieron rodar esta película en 35 mm. Me parece una decisión de lo más pertinente, pues es esta una película enamorada del paisaje, al igual que el elenco de La Troupe.
La película gira en torno a una carpa, manteniéndose al margen,
como probablemente el director y su equipo, al igual que muchos otros artistas,
procuran, dentro de lo posible, mantenerse al margen de la así denominada
industria cinematográfica (que no es más que un circo, transformado en un
teatro del absurdo por una burocracia absurda y alienada) decidiendo mostrar su
interior sólo para poner de relieve cierto miedo a ese interior, pues sólo
encontramos en él secuencias tétricas.
CRÍTICA DEL PERIÓDICO: EL PAÍS
DERECHOS DEL HOMBRE
Cine indómito
'Derechos del hombre', asombrosa segunda película de Juan Rodrigáñez, es
una muestra de la capacidad renovadora del cine español más alejado de lo
comercial
Por fortuna el cine
español no se limita a su modelo industrial y de vez en cuando sorprende con
nuevos caminos capaces de cuestionar y renovar su lenguaje. En ese mismo impulso de
exploración e investigación, aunque partiendo de una sensibilidad y un arraigo
cultural muy diferente, se sitúa el director Juan Rodrigáñez, que en su segundo
filme: "Derechos del hombre", ahonda en el trabajo que inició en
2013 con "El complejo de dinero", filme que convocaba en una finca
de Extremadura a un grupo de intérpretes que, procedentes de diferentes palos
de las artes escénicas, recreaban un mundo de aparente libertad y ligereza. película
experimental e improvisada que vuelve a reunir a parte del reparto de El complejo de dinero en un proyecto mucho más
asombroso, en el que su fondo y su método ácrata (heredero de esa tradición que
se sostiene en personajes tan impares como Agustín García Calvo o Chicho Sánchez
Ferlosio) se abren al exterior logrando una comunión que no ocurría en su
anterior filme. O cómo le dice una de las artistas al maestro de ceremonias
cuando uno de sus colegas abandona la aventura: “Con pocas cosas se llega más
lejos”.
Hecha sobre la marcha
con el elenco de una troupe que dice
llamarse Gran Circo Indómito, Derechos del hombre se
rodó durante tres soleadas semanas a las afueras de un pueblo de la provincia
de Valladolid. La tramoya se limitó a una carpa y dos baúles de vestuario para
seis actores, un pueblo y un río. Una especie de Circo Aligre (ese iconoclasta
grupo francés que a finales de los años setenta convirtió a sus cinco
integrantes en revolucionarios del género), pero pobre y mesetario frente a un
director de cine con 35 latas de película de 16 mm. Lo que allí pasa se podría
etiquetar como performático, pero sería limitar a
palabras más o menos comunes e inteligibles la libertad que encierra esta
singular película. Todo lo que vemos en ella ocurre fuera de su carpa, en los
prolegómenos de un espectáculo sobre el que sus personajes teorizan y ensayan
rodeados de un mundo rural que en su solitaria decadencia esconde un misterioso
y hermoso esplendor. En definitiva, gente rara haciendo esas cosas raras
que acaban cambiando el mundo.
Sinopsis
Una troupé de circo
llega a un pueblo de Castilla, San Román de Hornija, donde montan su carpa.
Allí, en un lugar tan tradicional, se aventuran y proyectan cambios en el
estilo de su espectáculo porque quieren cambiar la manera en la que la sociedad
los trata. Sin embargo, van pasando sus días discutiendo sobre el valor de las
cosas, desde la grandeza del paisaje a la sencillez de la arquitectura nativa o
la calidad del show del resto de compañeros. De proyectar pasan a valorar, para
acabar ciñéndose al guion pactado. La película, que narra el intento de este
grupo circense para que su nuevo espectáculo se pueda estrenar en este pequeño
pueblo, quiere identificarse con la dimensión utópica del arte que sus
protagonistas encarnan (el empresario/maestro de ceremonias, la pitonisa, la
mujer barbuda, el imitador, etc.). El "Gran Circo
Indómito", nombre del grupo e interpretado por seis artistas que provienen
de diferentes ramas de las artes escénicas, tiene una gran fe en sus propias
fuerzas y en su nuevo espectáculo, cuyo título lo comparte con el de la
película. 'Derechos del hombre' busca estar al mismo nivel que su tema y sus
personajes, asumiendo la imposibilidad de filmar lo que todavía no existe, pero
sabiendo que sí es posible filmar aquello que lo podría hacer posible: los
cuerpos y palabras de los intérpretes en el pueblo.
=Elsa Fernández Santos=
=Elsa Fernández Santos=
Critica de: Cine
Europa
Juan Rodrigáñez repite la fórmula y el elenco
de su ópera prima en su segunda aventura cinematográfica, edificada sobre la
improvisación, la libertad y el humor absurdo.
El 56º Festival Internacional
de Cine de Gijón estrenó mundialmente en su Competición
Internacional Rellumes, la pasada semana, la segunda película de Juan
Rodrigáñez, cineasta que, hace tres años, llevó al festival de Berlín y
posteriormente al de Málaga su ópera prima: la incatalogable "El complejo del dinero"[+].
Ahora, en la misma línea, caminando sobre la cuerda tensada entre el
atrevimiento y el disparate, se sitúa su segundo largometraje, titulado "Derechos del Hombre", protagonizado por el mismo elenco de artistas de aquella película con la que se
dio a conocer en el circuito alternativo.
Parecido aire rural y campestre de "El
complejo del dinero" se respira en estos Derechos..., aunque la
ubicación del rodaje haya brincado de una finca extremeña a los alrededores de
un pequeño pueblo castellano. Hasta allí se ha movilizado la troupe capitaneada
por Rodrigáñez, la cual, provista de una carpa circense, unos trajes y
disfraces, maquillaje y pelucas, ha levantado otro film apoyado en la
improvisación y la osadía a partir de una sinopsis mínima y algunas ideas,
construyendo la película a modo de residencia artística donde parece que cada
participante aporta sus diálogos, ocurrencias y acciones sobre la marcha.
Los actores de esta reunión de amigos
jugando a hacer cine forman en la ficción una compañía, denominada Gran Circo
Indómito, que estrenará mundialmente en esa villa mesetaria su nuevo show
(titulado "Derechos del hombre"), el cual ensaya los días previos a
la premiere. Entre ellos destaca una mujer barbuda, una pitonisa,
equilibristas, el maestro de ceremonias y una vidente. Y como en La
parada de los monstruos (Freaks), de Tod Browning, hay una
trama de manipulación, celos y crimen, pero mínima y ni se explica ni se
resuelve, algo que no parece preocupar a Rodrigáñez, aunque sí desconcertará al
espectador que busque lógica y respuestas.
El resultado es un ejercicio
cinemaográfico libérrimo y sin género (empieza como un musical y termina con
la presencia de un cadáver) que desafía cualquier estructura y cordura,
logrando momentos de un humor surrealista y absurdo, y otros de una ingenuidad
casi infantil, que se codea con lo ridículo. Si en en su primera película esa
manera de hacer cine podía sorprender, aquí logra desconcertar, aburrir y, por
momentos, abochornar. Pero al menos los artífices de esta película se lo han
pasado en grande realizándola, aunque sus gracias rebuscadas y guiños cómplices
no lleguen a conectar con el espectador poco familiarizado con las entretelas
de la creación artística y el performance.
Derechos del hombre, film hablado en inglés, alemán y español, rodado en 16 mm. y cuyo montaje ha llevado a cabo Manuel Muñoz Rivas .
Derechos del hombre, film hablado en inglés, alemán y español, rodado en 16 mm. y cuyo montaje ha llevado a cabo Manuel Muñoz Rivas .
Sinopsis DECINE21
Derechos del hombre
El intento de una troupe circense por
lograr estrenar su nuevo espectáculo en un pequeño pueblo de la provincia de
Valladolid. A través de una revisión contemporánea de personajes arquetípicos
del mundo del circo (el empresario-maestro de ceremonias, la pitonisa, la mujer
barbuda, el imitador, etc), se identifica con la dimensión utópica del arte que
sus protagonistas encarnan. La troupe del “Gran Circo Indómito”, interpretada
por seis artistas provenientes de las artes escénicas, sueña con una manera nueva
de hacer circo (o cine) sin parecer tenerle miedo a la inexistencia de un
público capaz de apreciar sus esfuerzos.
Equivocadamente o no, el “Gran Circo
Indómito” tiene una gran fe en sus propias fuerzas y en su nuevo espectáculo,
cuyo título comparten con la película.
Vidas circenses
En medio del páramo castellano, en las cercanías de un pequeño y antiguo
villorrio, se levanta una vieja carpa de circo. Por las cercanías
deambulan los cinco componentes del llamado Circo Indómito, cuatro hombres y dos
mujeres. Cantan a coro, hacen imitaciones, ensayan números y presentaciones,
dialogan, contrastan puntos de vista y preparan un nuevo espectáculo titulado
“Derechos del hombre”.
Un producto muy singular, de dudoso interés, la verdad. Para muchos espectadores
se tratará de una serie de escenas sin ningún atractivo, en donde una serie de
artistas circenses atípicos -a priori parecen bastante colgados, por cierto–,
se mueven, declaman palabrerías insulsas, hablan y hablan, ensayan algunas
performances y hacen… nada. Para otros quizá sea una apuesta audaz que se
acerca, casi al modo documental, a un conjunto de raros outsiders y a un modo
de hacer arte bastante marginal y que hoy en día resulta anacrónico.
De cualquier forma, como película la propuesta de Derechos del
hombre resulta surrealista y marciana y no acaba de enganchar por
ningún lado, también por la lentitud de la narración, con tramos bastante
pesados. El director y guionista Juan Rodrigáñez rueda casi todo al aire libre y
probablemente lo mejor sea precisamente la ambientación natural, el paisaje
bucólico de la zona, servido con bella iluminación natural.
Sinopsis:
Festival de cine de Gijón
Juan Rodrigáñez (El complejo
de dinero) es un auténtico francotirador del cine español, capaz de
perpetrar obras al margen de todo y de todos. En ese margen es precisamente
donde habitan los personajes de "Derechos del hombre", una errática y
excéntrica compañía de circo que ha levantado su carpa a las afueras de un
pequeño pueblo de la meseta castellana para terminar de dar los últimos
retoques a su nuevo y grandioso espectáculo: Derechos del hombre; un show a
medio camino entre lo revolucionario, lo utópico y lo necesario, pero que a
veces no puede escaparse de lo más mundano.
Jorge Rivero
Comentario del Cultural:
‘Derechos del hombre’: La bohemia está en el
campo
JUAN SARDÁ
17 enero, 2020
Juan Rodrigáñez es un personaje peculiar de la cinematografía española,
director experimental y artista multidisciplinar que concibe sus peculiares
películas más como un work in progress que se desarrolla
durante el propio rodaje que tal y como las entendemos de manera convencional.
En 2015 debutó en la sección Forum del Festival de Berlín con "El
complejo del dinero", en la que reflejaba un encuentro de amigos ansiosos
por salir de las estrecheces y recuperar su condición de burgueses. Ahora,
en Derechos del hombre repite con el mismo elenco para
realizar un experimento parecido, aunque en un contexto muy distinto porque si
los personajes de aquel filme pertenecían a una decadente burguesía que soñaba
con recuperar el esplendor perdido, aquí son directamente artistas de circo muy
pobres sin mayor pretensión que la de “seguir tirando” para poder entregarse de
lleno a su arte.
Cuenta el propio Rodrigáñez que sus películas no tienen un guion escrito,
sino que se van configurando a medida que avanza el propio rodaje de manera que
“cuando se descubre la película que teníamos que hacer, llega el momento de
recoger el material y volver a casa”. De esta manera, sus filmes se parecen al
teatro del absurdo al plantear escenas cotidianas marcadas por el surrealismo
donde los personajes da la impresión de que liberan sus instintos más ocultos
no solo como si no hubiera cámara filmándolos sino como si nadie pudiera
verlos. En este caso, los protagonistas son los miembros de un circo dadaísta
instalados junto a su carpa en un pueblo de Castilla que en vez de dedicarse a
ensayar su nuevo espectáculo se pasan horas discutiendo sobre su propio
significado.
"Derechos del hombre" parte de una estructura convencional, el ensayo
de una obra, para hurtar la catarsis final, el estreno de la misma, en un filme
sobre el proceso de creación (y sus muchos callejones sin salida) en el que la
“pureza artística” de los valores de la troupe se convierte en una especie de
movimiento de resistencia artística, como si fueran los fervientes defensores
de una religión antigua. Hace no tantos años, los artistas ricos no existían o
apenas los había, y la película en parte recuerda a esas Escenas de la
vida bohemia que escribió Henry Murger (inspiración para la
ópera Boheme de Puccini) sobre los artistas parisinos del
siglo XIX, a los que no les importaba cenar si a cambio podían pasarse el día
perfeccionando un verso.
Acostumbrados como estamos al “artista estrella” que propagan los medios de comunicación y la maquinaria mediático-publicitaria, hay algo decididamente romántico y encantador en estos artistas incorruptibles dispuestos a sacrificarlo todo por su vocación.
Acostumbrados como estamos al “artista estrella” que propagan los medios de comunicación y la maquinaria mediático-publicitaria, hay algo decididamente romántico y encantador en estos artistas incorruptibles dispuestos a sacrificarlo todo por su vocación.
Impresiones
personales sobre la película:
Se trata de una película surrealista, excéntrica y extraña para el gran público,
en el que me encuentro. Jamás podré valorarla, ya que se trata de una película sin
género cinematográfico definido. Podríamos encuadrarla dentro de un tipo de
cine experimental. Curiosamente, el interior de la carpa de circo jamás sale a
escena, las mínimas actuaciones circenses se realizan en el exterior (las eras).
Personas del pueblo que intervienen o salen en algún plano:
-Moisés García Celemín, en actitud comercial en su panadería. Tal
vez, sea la escena e intervención personal más realista de la película. Curiosamente, Moisés figura en la relación preliminar de reparto de actores y equipo técnico (créditos): Panadería Moisés García Celemín.
-Dos niños con un perro, creo inmigrantes rumanos, con intervención indirecta.
-Rosa Rabancho, hoy alguacila jubilada, emitiendo un pregón desde el Ayuntamiento por el que se anuncia la sesión circense.
-D. José Antonio (antiguo párroco), pasa por la calle donde se está filmando.
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