El “padre Duero” es el río vertebrador de Castilla y León, en su recorrido
desde los Picos Urbión en Soria, hasta las Arribes del Duero en Zamora y
Salamanca, atraviesa varios de los lugares más importantes de Castilla y León.
Con esta canción aprendemos geografía, ya que nos ayuda a conocer las ciudades
más importantes que baña en su recorrido.
Comienza el Duero su paso
en Duruelo de la Sierra
atravesando pinares
camino de Cobaleda.
En busca de Soria va
dejando a un lado Vinuesa
donde remansa sus aguas
el Embalse de la Cuerda.
Por Garray y por Numancia
la de la brava defensa,
llega hasta Soria, tan pura
tan castellana y tan bella.
donde como dijo un día
el mejor de los poetas
trazan sus aguas solemnes,
una curva de ballesta.
Ya camino de Almazán
su corriente se sosiega,
y por Berlanga discurre
en busca de San Esteban.
aquel lugar en que el río,
bajo su puente de piedra,
de Rodrigo, el de Vivar,
las aventuras recuerda.
Sigue por tierras de Uxama
en busca de la meseta,
llega hasta Langa de Duero,
que es pueblo de la ribera.
esa tierra donde el vino
hecho de sol y paciencia
se convierte en otro río
de amistad y convivencia.
Peñaranda, Aranda, Roa,
y Peñafiel y Pesquera
son hijas de agua y de vino,
hijas del Duero y las cepas.
Camino de Tordesillas,
ya dejada atrás Valbuena,
envuelve el río en sus aguas,
la memoria comunera.
Y allá arriba, en Santa Clara,
las noches de luna llena
dicen que el rumor del agua
aún canta para la reina.
-quien sabe si loca o cuerda-.
oyó a las aguas del Duero
susurrarle sus endechas…
Y después de Castronuño
hacia Toro se endereza,
que ya Zamora a lo lejos
sobre su alcor alborea.
Desde el Duero se divisa
Zamora, la bien cercada,
donde las aguas se aquietan
abrazando sus murallas.
En él la ciudad se espeja,
al igual que se espejaran
en sus aguas las traiciones
y también las esperanzas.
la tierra mejor cantada,
por la que el Duero suspira
abriendo sus brazos de agua.
Al abandonar Zamora
se vuelve agreste su andar.
Entre Sayago y Aliste,
el Tormes sus aguas le da.
En las Arribes del Duero
entre paredes se encaja,
y saluda a Portugal
el arrullo de sus aguas.
con Oporto va a brindar,
y el viejo Duero, tranquilo,
echa sus aguas al mar.
Al hablar del río Duero nunca debemos olvidar el Romance que Gerardo Diego le dedicó. Emplea la personificación para expresar sus sentimientos de admiración y cariño hacia este río, también nos habla de la soledad, ya que los ciudadanos de la ciudad de Soria, donde residió unos años como profesor de Instituto, no le prestaban la atención que el río merecía.
Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja,
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.
Indiferente o cobarde
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.
Quien pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.
Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,
sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.