sábado, 20 de febrero de 2021

BARRER LA PORTADA DE NUESTRAS CASAS

 

El barrido de las calles


Barrer la portada de la casa, así como la acera correspondiente, es todavía una buena costumbre que en nuestro pueblo la siguen practicando los vecinos en las calles sanromaniegas. Es este un hábito muy arraigado en el mundo rural. ¡Como recuerdo a mi pobre madre! una de sus tareas matinales, aparte de ir a por agua al caño, era barrer la portada.

    Tal vez, esta costumbre de barrer el trozo de la calle correspondiente a tu propiedad venga desde muy antiguo, tarea más inexcusable cuando los animales formaban parte de la vida del mundo rural y colaboraban con el hombre en las tareas agrícolas y ganaderas, generando, a su vez, sus excrementos inoportunos. Muchas veces este trabajo de limpieza resultaba estéril dado que algún pastor oportuno pasaba al poco con su rebaño de ovejas sembrando otra vez de “cagalitas” toda la calle. El rebaño, las yuntas o los borricos del que vendía: la fruta, la miel, el chatarrero etc., todos los que pregonaban sus mercancías y las transportaban en un carro o a lomos de un animal. En definitiva, el tránsito de caballerías por las calles dejaba firma y rúbrica en su paso por ellas, es por lo que era muy cotidiano el ver cualquier calle, céntrica o no, ornamentada con “cagajones”, algunos, aun humeantes, recién salidos del horno, mezclados con otros ya secos que evidenciaban que tal portada o calle llevaba tiempo sin limpiarse.

    Hoy escasean los animales en los pueblos, por tanto, ya no abundan los excrementos que ellos difundían por las vías públicas, pero el consumismo actual de sus moradores hace que las calles actuales estén invadidas por envoltorios de plástico que el aire transporta por todo el pueblo o excrementos de perros. Tendría que poner  nuestro ayuntamiento papeleras en determinados sitios clave, así como pedir a nuestros conciudadanos mejores hábitos medioambientales para conseguir entre todos un San Román de Hornija más limpio.

    En mi infancia, recuerdo que las mujeres barrían a diario la puerta de su casa con escobas de palmito  o escobas de bardas -planta silvestre muy común por nuestro pueblo-. Así era muy normal ver a las mujeres barriendo la puerta de su casa ayudándose de un badil metálico para recoger la mugre. Barrían después de que las gentes del campo hubiesen marchado para sus tareas, dado que las caballerías repartían cagajones a diestro y siniestro a su paso por las calles. Ni que decir tiene que este hecho se acentuaba en aquellas calles que servían de arteria para la salida al campo.

    Durante la tarea de limpieza, las vecinas, aprovechaban para ponerse al corriente de cualquier noticia que circulara por el pueblo. Una vez barrida la portada, los excrementos de las caballerías se depositaban en el muladar (en San Román deciamos "mudadal", creo que es una deformación o barbarismo lingüístico de la palabra "muladar", que es la que reconoce la Real Academia de la Lengua Española). Tal vez la expresión tan popular de ese "barre para adentro” surgiría como consecuencia de atesorar en el muladar, situado en el corral de las casas, los excrementos de índole animal. Claro que, en aquella época, estos excrementos eran un bien muy preciado como fertilizante natural que enriquecía las tierras de cultivo.

Actualmente, en nuestro pueblo, existen muchas personas de ambos sexos –las tareas domésticas se reparten ahora por igual-  que velan por la limpieza de su parcela de calle y acera. Un diez para todas ellas, sobre todo, porque en ocasiones tienen que recoger las huellas repelentes del apretón del perrito de turno abandonado, o que su amo miró para otro lado incumpliendo normas de convivencia e higiene, después de que el animal ejerciera ese acto tan natural. 

En la actualidad ya no hay aquellos animales domésticos que colaboraban con el labrador en sus tareas agrícolas, solamente perros mayormente de caza o de compañía. Algunos de estos dejados en plena libertad por las calles y ocasionando con sus excrementos la suciedad de éstas. Otras veces la desidia de nuestros ciudadanos al arrojar papeles y plásticos a la calle. No olvidemos la mala costumbre de arrojar cosas inservibles y hasta animales muertos al arroyo. Creo que la falta de corriente de agua de nuestro Hornija, así como su limpieza debería ser un proyecto urgente a realizar por nuestro Ayuntamiento y así evitar las enfermedades infecciosas que puede causar ese estado de nuestro arroyo; como creo que nos salimos del tema, sería la limpieza del arroyo motivo para tratar en otro artículo. Ciñéndonos a la acción de arrojar lo inservible a nuestras calles o alrededores del pueblo, invito a nuestro Ayuntamiento a fomentar hábitos de limpieza con eslóganes publicitarios tipo de éste:

 Lo que se ama se cuida

     ¡CUIDA TU PUEBLO!    

    Viene como anillo al dedo el recordar dos artículos de aquellas ordenanzas municipales de San Román de Hornija del año 1894, que transcribimos en este blog con fecha 4 de febrero de 2009.

    Art.47. Queda prohibido dejar suelto y abandonados por las calles los perros y toda clase de animales que se reputen dañinos o que conocidamente se sepa que tienen malas costumbres, así como en perros como en reses vacunas bravas que por su condición pudieran hacer daño siendo responsables los dueños de los daños que unos u otros cometan.

    Art. 60. Se prohíbe arrojar a las puertas de ningún vecino ni a las propias que den a la vía pública, materias fecales y otras porquerías debiéndolo hacer cada cual en su corral respectivo.

    Hemos de aclarar la colaboración del Ayuntamiento que. algún día de cada mes, manda a empleados municipales con el cometido de barrer las calles. A pesar de todo, en algo hemos ganado, pues seguro estoy de que aquellos vecinos tan ejemplares que limpian de deposiciones perrunas en las aceras de su puerta ya no “barren para adentro” ¡No faltaría más!