sábado, 13 de noviembre de 2021

Los pueblos de la provincia de Valladolid (1895). Autor: D. José Ortega Rubio.

 

Datos históricos sobre San Román 

    

       D. José Ortega Rubio (1846-1921) fue un historiador de prestigio que vivió en los pasados siglos XlX y XX. Regentó la catedra de Historia de la Universidad de Valladolid y más tarde la de la Universidad Central de Madrid. Entre su abundante fondo editorial que publicó se encuentra: “Los pueblos de la provincia de Valladolid” (1895). En él refleja, con buena fuente investigadora, la historia de algunos pueblos de la provincia. Una vez en mi poder dicho libro, tengo a bien compartir con los lectores de este blog su contenido, así como algunos hechos históricos que desconocíamos de nuestro pueblo.

 Transcripción de lo relativo del libro a San Román de Hornija:

     Tocando con la provincia de Zamora, en un valle árido donde crecen algunos álamos, chopos y negrillos, se halla dicha villa que dista de Valladolid 52 k. y 934 m., y tiene 1068 almas.

El rey visigodo Chindasvinto comenzó a reinar el año 642 y dejó la corona a su hijo Recesvinto el 649, muriendo el 653. En tierras de su patrimonio y junto a la confluencia del río Hornija con el Duero, no lejos de Villalar, edificó un monasterio donde descansasen los huesos de su mujer Reciberga, que murió el 646, y también los suyos. Afírmase por algunos cronistas que el monasterio, dedicado a San Román, monje de la orden de San Benito, fue fundado por San Fructuoso, con el favor y ayuda del rey Chindasvinto.

"El monasterio de San Román, dice el cronista citado, tiene su asiento a dos leguas distante de la ciudad de Toro, llamada en la antigüedad Sarabis, cabe un arroyo pequeño, cuyo nombre es Ornisga, que va a entrar en el Duero, allí vecino; por eso este monasterio tomó el nombre de Ornisga, y corrompiéndose el vocablo, le llaman ahora Ornija.

Más adelante añade: "De la fundación y de que el rey Chindasvinto lo eligió para su sepultura hay expreso testimonio de San Ildefonso, y es el que describe la fábrica antigua, diciendo que el rey se enterró dentro de la iglesia en un gran sepulcro que está cuadrado por todas partes. Hoy se ven gran crucero, con cuatro brazos iguales, las cuales tienen entre si harta proporción y representan haber sido una cosa grandiosa. En el crucero se conservan muchas columnas de diversos géneros de mármoles que se trajeron de partes muy distantes. El rey Chindasvinto entiendo estuvo enterrado en este crucero; pero como después se desbarató la forma de esta iglesia, y para ensanchar la capilla mayor se dio otra traza, pusieron al rey en una capilla pequeña, pero muy devota, donde se ve una reja de extraña y antigua labor, y unos pilares de jaspe torneados, que todo muestra ser reliquias de la riqueza y primor que debió de tener en un tiempo el sepulcro; pero ahora no hay más en aquella capilla, sino lo dicho y una sepultura de mármol blanco (que no tiene inscripción al presente) donde está el rey depositado.. Ambrosio de Morales escribe lib. XII, capitulo XVIII, que en un libro gótico antiguo (que él vio) del secretario Miguel Ruiz de Azagra, estaban los epitafios del rey y de la reina llamada Reciberga, su mujer, que falleció muy joven el año 646. El epitafio, dice otro escritor, que se puso en el sepulcro de esta Reina, se atribuye en un libro gótico a San Eugenio el Segundo: pudo ser que lo compusiese el mismo rey, porque su afecto a los libros y estudios es argumento de que era versado en ellos.

En la primera capilla del Cristo de la Red, hoy de San Roque, aparece una tumba, y encima la siguiente inscripción: Si daré pro morte gemmas licuisset et aurum, Nulla mala poterant Regum dissolvere vitam; Sed quia sors una cuneta mortalia quassat, Nec pretium redimit reges, nec fletus egentes. Hinc ego te, conjux, quia vincere fata nequivi, Funere perfunctam sanctis commendo tuendam. Ufc cum flamma vorax veniet comburere térras, Coetibus ipsorum mérito soeiata resurgas. Et ñuño cara müú jara Reciberga valeto Quodque paro feretrum Rex Chindavintus, amato, Annorum breviter restat edioere summam,Qua tenuit vitara simul et connubia nostra. Foedera conjugii septern feré duxit in annos, Undecies binis sevum cum raensibus octo. Pervetustum hoc epitaphium in membrana olim insoriptum, ao in frustula scissum, lapide polito, amore Patrise ductus, feoit insculpe re Joachim Barbagero.

Aunque Chisdasvinto murió en Toledo, se mandó enterrar en dicho monasterio al lado de Reciberga, y los huesos que se descubren en la tumba se reputan de Chindasvinto y de su mujer.

El monasterio con sus tierras y habitantes se agregó por Alfonso III el Magno, en el año 894 al de Tuñón (Asturias). La iglesia conservó mucho tiempo, según cuentan, su primitiva forma de cruz griega; pero luego sufrió diferentes reformas, construyéndose por completo á mediados del último siglo, y por cierto que en su fábrica no dio pruebas de su talento artístico el lego Fr. Juan Ascondo: Algunos fragmentos, incrustados en la nueva obra, permiten apreciar el carácter y belleza de la primitiva fundación, como son algunos capiteles y una pila para el agua bendita. "En el soportal de la antigua casa, dice el Sr. Cuadrado, en la sacristía, en la columnita que sostiene el pulpito, además de varias basas, observase magníficos y elegantes capiteles muy semejantes a los corintios, con diversas series de hojas y acanaladas fibras, en que todavía no se descubre muy degenerado el arte del Bajo Imperio al paso que en algunos fustes campean las estrías en espiral tan aceptas a las construcciones latino-godas.

Dos preciosas y antiguas urnas del relicario están adornadas con guerreros a caballo, águilas, leones coronados, liebres, cigüeñas etc. El retablo del altar mayor es sencillo, admirándose en él un cuadro que representa a San Román, Mártir. Se halla firmado por Felipe Gil, Año de 1797. Los otros retablos, como también las esculturas v pinturas, son medianos. En la parte exterior de la capilla de San Roque he visto dos lápidas con su correspondiente inscripción; pero su contenido no se puede leer, porque las letras se encuentran muy gastadas por la injuria del tiempo.

Trasladaré aquí lo que escribía el Sr. García Somolinos en el año 1849. "Destruido hoy casi en su totalidad el monasterio, sólo se conserva parte de la iglesia, y en ella, una pequeña capilla con el sepulcro donde se hallan los restos mortales de los fundadores. En lo antiguo, y cuando ocupaba el medio de la nave mayor de la iglesia, ostentaba magnificencia y grandeza: hoy está en la capilla llamada del Santo Cristo de la Red, sin otro recuerdo que el escudo y urna que representa la lámina. Unos tableros dados toscamente de blanco, ocultan una gran urna de alabastro sencilla, que guarda las cenizas de los Reyes; sobre ella se ve un paño negro, de vara y media de largo y una de ancho: en el centro un escudo con el fondo blanco, y en él nueve estrellas en tres órdenes; tres azules, tres blancas, y las tres restantes de uno y otro color, rematando en una corona al parecer ducal. A los lados del escudo hay dos pequeñas tarjetas también blancas, con letras pajizas, bastante deslucidas; en la del lado derecho se lee: Reciberga Regina. Requiescat in pace. Amen; en la del izquierdo dice lo mismo con sólo la diferencia del nombre que es del rey Chindasvinto. Sobre el paño negro hay un marco grande de madera dorado, contiene un tarjetón de pergamino, y en el mal latín que se lee, sin haberlos alterado en nada, los siguientes versos escritos en letra gótica. En el mismo marco, en su parte inferior, se lee que fue renovado en 1820 por uno de los monjes. Nueve años después de la descripción del Sr. García Somolinos, el Ilmo. Sr.  D. Joaquín Barbajero, obispo de León, mandó quitar la urna, el escudo y las tarjetas, sustituyéndolo todo con una hermosa lápida de mármol, y en ella la inscripción latina de que ya se dio noticia.

       La mencionada iglesia se levantó en el sitio que estaba el monasterio. Añade el Sr. Cuadrado: "Una pila del agua bendita parece excavada en la venerable lápida de la dedicación del templo, la cual, copiada por Morales, dice así: Hic sunt reliquise numero sanctorum, sancti Romani monacbi, sancti Martini episcopñ sanctse Marinee virginis, sancti Petri apostoli, sancti Johannis Baptistse, sancti Aciscli, et aliorum numero sanctorum,,. 'Recuerdos y bellezas de España, pág. 182. Ed. de 1861.

     ¿Dónde se halla el tarjetón de pergamino? Cuando el autor de este libro estuvo en la villa, 5 de Octubre de 1891, no pudo encontrarlo, y los vecinos del pueblo ignoraban la reforma que hizo el Sr. Barbajero, hijo preclaro de San Román.

Debo a la amabilidad del Sr. D. Teodosio Torres, arquitecto provincial, que en el mes de Junio de 1894 visitó la villa, los siguientes datos: "Los antiguos restos artísticos que pertenecen a la primitiva fábrica del monasterio, aunque separados completamente de la edificación, son seis capiteles de mármol blanco. Dos de 0m90 de lado en el cimacio, unidos por sus collares, forman la actual pila de agua bendita: el de abajo invertido hace de peana, y en el de arriba se ha vaciado la taza; cuyo vaciado, según cuentan, se llevó a cabo por uno de los propietarios del monasterio en la época de la desamortización. El capitel superior es una imitación del corintio de los romanos; la disposición de las hojas, tallos y volutas es la misma, aunque en el conjunto faltan la armonía, gracia y movimiento del original: el inferior es de las mismas dimensiones, y en el adorno del tambor faltan las volutas y tallos de donde arrancan, estando simétricamente revestido por tres filas de hojas de acanto, que, como las del primero, son más abultadas que las del modelo, tanto en el picado como en los nervios y penachos de sus extremos. Las dimensiones de dichos capiteles y lo selecto del material son prueba evidente de la importancia de la fábrica. Otros tres capiteles, que vienen a tener próximamente la mitad del tamaño de los dos primeros, sirven de sostén, con fustes también de mármol a las carreras y zapatas de un pequeño soportal inmediato a la iglesia. Varía la original estructura y decoración de ellos, dejando de ser una imitación de los romanos: sólo uno conserva algún rudimento de las volutas; pero en lugar de estar formadas con hojas y tallos, son una especie de cables retorcidos. El sexto capitel es el más pequeño, viniendo a ser, como los primeros, una reproducción del corintio, y el fuste, destinado a sostener el púlpito, lo adornan estrías espirales que cambian de dirección a la mitad de su altura: esta forma de estrías se conservó en la arquitectura cristiana de las monarquías asturiana y leonesa. Estos restos artísticos y arqueológicos son muy escasos, pues en Castilla sólo se conservan los capiteles de las iglesias de Santa Leocadia en Toledo y los de San Juan de Baños en la provincia de Palencia.

El haberse encontrado únicamente capiteles y fustes de columna indica que la iglesia de San Román debió construirse conforme al tipo de las basílicas de Roma, que a su vez fueron imitación de los templos paganos. Como es sabido, estas construcciones constan de tres naves paralelas, sin crucero, sostenidas por arcadas sobre columnas, las cuales, con los capiteles correspondientes, constituyen la única decoración y el miembro más importante. Los mencionados primeros capiteles, con algunos que se han perdido, debieron emplearse en la edificación de una iglesia latina, no teniendo por tanto la forma de cruz griega, según opinan reputados escritores, entre otros, el doctor Morales, el cual ya describió un templo diferente al primitivo. Cuéntase también que este monasterio sobrevivió a la invasión sarracena; pero no existe en España una sola fábrica de los godos, incluso la iglesia de San Juan de Baños, ya mencionada, única que pudiera ofrecer alguna duda.

Por mi parte diré que en el cementerio he visto la llamada capilla, la cual no es otra cosa sino una habitación grande y construida hace poco tiempo: en ella se encuentra un antiguo retablo. Aunque se halla deteriorado e incompleto, las 14 tablas del frente y las dos de cada uno de los lados, merecían ocupar puesto preferente en la iglesia del pueblo.

En el archivo de la pobre casa consistorial solamente se conserva una escritura del año 1587, habiendo desaparecido todos los documentos antiguos del pueblo de San Román, edificado bajo el amparo y protección del monasterio, se sabe muy poco. Durante el reinado de Alfonso X el Justiciero, pertenecía al conde Álvaro Núñez. "Et porque este conde Alvar Núñez había alcanzado muy gran tesoro de los tiempos que hubo de ver la hacienda del Rey, y lo tenía todo ayuntado en el castillo de Oterdefumos, y en el lugar de San Román que era suyo del Conde, el Rey fue a Oterdefumos, y envió a San Román, y fallaron que tenía grandes cuantías de oro y de plata y de dinero y se lo trajeron todo al rey. Y en cuanto el Rey estaba en Oterdefumos mandole que le trajesen y el Conde Alvar Núnez fue condenado a muerte,, ocurrió este hecho en el año 1327, y todos los bienes del conde Álvaro Núñez pasaron a ser realengos. En el año 1354 se hallaban en San Román, preparándose a la lucha con Pedro I el Cruel, los infantes D. Fernando y D. Juan de Aragón; y en la iglesia del pueblo se encontraba depositado el cadáver de D. Juan Alonso de Alburquerque.

Durante la guerra de sucesión, los Reyes Católicos, cuando pusieron formal bloqueo a Toro, en la famosa batalla del mismo nombre, entre partidarios de Isabel la "Católica" y Juana "La Beltraneja", mandaron que se situase en San Román el capitán Pedro de Velasco con alguna fuerza.

Por último, una partida absolutista que se levantó en la villa el 20 de Noviembre de 1848, fue deshecha al poco tiempo.

Carece de importancia un molino de harinas que hay en el pueblo.