A veces, me paro a pensar en las cosas que no me han ocurrido
olvidándome de las vividas, esas otras vidas que las circunstancias o
las casualidades impidieron que ocurrieran. Hoy veo como ha pasado el tiempo
sin detenerme en proyectos idílicos, pasionales, viajes a lugares desconocidos,
así como toda la evocación a sentimientos profundos. Mi corazón se entristece
pensando en ello. Creo que fui, alguna vez, solamente un simple caminante por las
veredas de la vida al buscar la meta sin disfrutar del recorrido.
Cada día descubrí caminos desconocidos, como si naciera cada mañana de nuevo, sin
dejar raíces, sin dejar poso, siempre descubriendo nuevos paisajes y, a veces,
sin reparar en contemplarlos. Corriendo siempre hacia adelante sin detenerme a
mirar su encanto. Desprecié las veces que el sol me inundó con su grato ardor.
Tenía unas expectativas que me alejaron de la realidad, dejándome ciego de
avaricia. Ahora, quizás, aunque añoro lo que dejé, pero lo no vivido ya no
importa, no sé caminar marcha atrás, es un retorno imposible, ya no se puede
retomar el camino de inicio, tengo años y voy haciéndome mayor. El principio
queda lejos para unas piernas cansadas, unas piernas con varices en los
sentimientos y ampollas en el alma. Cuando
uno se va haciendo mayor el dolor físico de piernas y brazos sustituye a los
dolores del corazón.
En algunas ocasiones pienso en los
errores que, como humano, he cometido. Los comportamientos humanos son muy
complejos y están supeditados a muchos factores que influyen poderosamente:
estado de ánimo, precipitación, temperamento, codicia, ambición, juventud, etc.
Creo que si volvieran a presentarse dichas coyunturas u opciones, tal vez,
reaccionaría idénticamente. Algunas veces tengo arrepentimientos por haber hecho
cosas que hubiese querido no haber hecho, y por no hacer cosas que si debí
hacer… Pero hay muchas cosas de las que si estoy contento como el de haber sido maestro, sí, Maestro de Primaria o Maestro Nacional, no profesor de EGB. La palabra maestro tiene muchas más connotaciones como educador y formador que la de profesor -trataron de cambiarnos el nombre sin siquiera preguntarnos por ello-. Me halaga el haber sido maestro y haber aportado a mis alumnos un camino más
fácil en su formación, siempre pensando que educar a un alumno es hacerle
más libre y, a la vez, más feliz, sin olvidar de recordarles e inculcarles que todo requiere
esfuerzo y espíritu de superación. Formarles para ser útiles a la sociedad en que viven, no para que ganen más dinero. Creo
que el ser esclavo del dinero no aporta felicidad.
La puerta que da al balcón de la vida, poco
a poco se me irá cerrando, pronto, fuera
hará frío en invierno y calor, mucho calor, en verano. El viento helador del
invierno y el excesivo calor del verano, como el del presente, me darán miedo. Será
demasiado fuerte para unos huesos desvanecidos que ya no podrán soportar, sin
quebrarse, el peso de los años.
Sin darme cuenta, transcurrieron los años atravesando caminos en los que no me detuve a escuchar el silencio.. Siempre viví agitado por la música que volvía a sonar con la siguiente melodía.
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