Lo que requiere más dificultad a la hora de escribir un artículo es elegir un tema. Una vez que se elige y puestos a trabajar en él las cosas comienzan a ir sobre ruedas. Las ideas van cogiendo forma a través de un teclado que las traslada a una pantalla mutable de reflexión, algo así como si un experto confesor fuera desnudando los pensamientos del autor. Lo vivido, lo leído e investigado y todos los recuerdos de mi infancia y adolescencia que dejaron huella en mis adentros. Todo ello forma parte de los componentes que sustentan mis artículos. Pequeñas puntualizaciones que emanan cuando analizas un tema y emergen a su contenido. Sin embargo, hoy me resulta difícil escribir de lo de siempre, de las cosas cercanas, de las cotidianidades de siempre, de los comportamientos humanos y de las huellas que nos dejaron otras gentes que nacieron en nuestro pueblo.
Nos está tocando vivir tiempos extraños, en el ambiente se respira expectación, no de mucha alegría si no con algo de pesimismo. No nos terminamos de liberar de esta Pandemia y de sus muchas formas o variantes de manifestarse. Tuvimos la variante “Delta”, oriunda de la India, muy peligrosa, ahora tenemos una nueva forma llamada Ómicron, también variante del Covid cuyo origen es Sudáfrica. Esta última parece menos leve, gracias al escudo de las vacunas que nos defienden, sin embargo, se propaga o muta con mucha facilidad y afecta a muchos más ciudadanos. Como consecuencia, se encuentra más gente afectada y se acusa falta de personal en determinadas y necesarias profesiones: sanitarios en hospitales y centros de salud, profesores en centros de enseñanza, bomberos, policías, personal de supermercados y de fábricas etc. Nos preguntamos ¿Cuándo terminará esto? Ya casi llevamos dos años con muchas muertes y con una incertidumbre y temor por desconocer su fin.
Por otra parte, observamos que el mundo de los políticos parece una "jauría de locos", siguen sin entenderse lo que consideramos muy lamentable:
Nos enteramos de que un ministro de este gobierno de coalición, concretamente el de Consumo, hace unas declaraciones a una revista inglesa sobre el daño ecológico y medioambiental de las "macrogranjas" de nuestro país, así como su repercusión en la calidad de la carne que producen. Creo que esas manifestaciones son muy desafortunadas y pueden repercutir en nuestro comercio exterior cárnico. Esas irregularidades de tales "macrogranjas", en el caso de que se detecten, se tienen que resolver "de puertas adentro", tratando de corregir dichas anomalías "in sito", es decir aquí en España y sin tanto cacareo. Aparte de que creo que la actitud de dicho ministro es una grave intromisión, ya que el tema entra dentro de las competencias del Ministerio de Agricultura y Ganadería.
Así mismo, lamentamos también que. ante una Reforma Laboral en la que se han puesto de acuerdo los auténticos protagonistas: empresarios y sindicatos, los políticos tanto de un signo como de otro no lo aceptan, ni piensan dar rango de ley tal acuerdo en el Congreso de Diputados. Creo que la mayoría de nuestros políticos anteponen los votos de futuras elecciones al bien común de España.
Al llegar a nuestro pueblo el pasado verano, me sorprendió gratamente la presencia en una fachada de la plaza de la “Anchura” de un graffiti o mural homenajeando a la mujer trabajadora de nuestro pueblo. Aprovecho este artículo, miscelánea de opiniones o sentimientos, para felicitar por tan genial idea a ese Ayuntamiento presidido por nuestra alcaldesa. Aplaudo tan magnífica iniciativa por las siguientes razones:
- Aporta embellecimiento a nuestro pueblo
- El graffiti o mural es una herramienta de comunicación, una forma particular de expresión y representación gráfica
hecha sobre paredes, donde dichas paredes son el soporte o lienzo de ideas,
mensajes, pensamientos, todo con el fin de dejar una huella. En este
caso, merecimiento o agradecimiento.
- Por último, creo la razón más importante: “homenajear a la mujer trabajadora”. Qué mejor mensaje que rendir homenaje a aquellas sanromaniegas que se fueron, y que trabajaron tanto en un hogar sin los recursos de ayuda actuales, así como en el campo en determinadas temporadas de recolección, sin olvidarnos del cuidado de animales domésticos etc.
Me viene a mi mente aquella
generación de mi difunta madre, soportando una posguerra con limitados recursos
y haciendo frente a ello con ilusión y esfuerzo. Nuestras madres lo cosían
todo, para ellas coser era como un descanso, tarea que realizaban por la tarde, una actividad con menor esfuerzo
que otras tareas duras del hogar. Algunas veces pienso en la longitud de hilo
que utilizarían a lo largo de sus vidas, tal vez, estirando ese hilo generaría
una longitud en km altamente considerable. Entonces escaseaba la ropa
confeccionada, toda la ropa que llevábamos, tanto interior como camisas etc.
era confeccionada por sus manos. Saber coser, en aquella época, era una
cualidad que se requería para ser una buena ama de casa. Este blog ya ensalzó sus virtudes
en un artículo publicado el 8 de diciembre de 2017, cuyo título de entrada era: “Aquellas mujeres
de mi pueblo”. Lástima que se nos marcharon y no pudieron hacerse acreedoras de
tales agradecimientos y homenajes.
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