Denominamos
“España Vaciada” a esos territorios que han venido perdiendo progresivamente
población, desde mediados del siglo XX y continuado en el XXI, afectados por
políticas económicas y estructurales que han facilitado el desequilibrio
territorial, la concentración de la población en grandes urbes y determinadas
áreas geográficas y han provocado el declive de dichos territorios perdiendo
masivamente personas, servicios, infraestructuras y oportunidades laborales.
La España olvidada y vaciada salió
por primera vez en marzo de 2019 por las calles de Madrid bajo un único lema,
unida, para reivindicarse: «La España vaciada existe».
La España rural ya se vació hace tiempo a través
del éxodo rural, un fenómeno que comenzó tras la revolución industrial, pero
que se dio con mayor fuerza especialmente en la segunda mitad del siglo XX.
El éxodo rural implicaba el abandono de los pueblos
en busca de oportunidades en las ciudades. Ese abandono solía suponer también
el cambio de trabajo, desde actividades muy centradas en el sector primario
(agricultura y ganadería), hacia actividades del sector secundario (industria)
o terciario (servicios).
Los pueblos, progresivamente, se fueron vaciando, con una emigración hacia
las ciudades de la provincia o hacia otras ciudades. Esto ocurrió con especial
intensidad en las zonas más rurales, que no fueron capaces de retener
población. Tampoco esos pueblos han podido volver a poblarse a través de nuevas
actividades productivas.
San Román de Hornija, nuestro pueblo, se encuentra
enclavado en un mundo eminentemente rural y esa evolución casi siempre ha
estado supeditada a la producción agrícola y a los medios empleados para ello.
Podemos señalar que el retroceso más significativo en población que experimenta
San Román, es de 1960 a 1980. Dos
décadas en las que la evolución fue tan acusada que la población quedó reducida
a la mitad de su población anterior. En el gráfico de la parte inferior
observamos que en 1960 posee 1104
habitantes, mientras que en 1981 se contabilizan 570 habitantes.
Creemos que el vaciado de los pueblos obedece a alguna de las causas que señalamos a continuación:
a) Disminución de las familias numerosas. Todos
sabemos que antes de esta época las familias estaban constituidas casi siempre
por 7 u 8 hijos, y en la actualidad predominan las familias con 2 o 3 hijos.
b)
La aparición de la maquinaria agrícola limita la demanda de trabajo,
ocasionando corrientes migratorias de la población hacia zonas industriales. En los 60, aparece la máquina segadora de cereales movida por tracción animal y mucha
gente de San Román emigró al país vasco. En nuestro pueblo se decía que
emigraban a Mondragón, tal vez, porque la primera corriente migratoria fue a
esa localidad. Creemos que esa acepción está mal empleada, ya que se asentaron
en más poblaciones como Bilbao, Eíbar, Placencia, etc; sin embargo, cuando
volvían a San Román de vacaciones la gente volvía a decir: “ya vienen los de Mondragón”. En los 70 la emigración de nuestro
pueblo cambia de rumbo dirigiéndose a Madrid, y en los 80, dichas corrientes
migratorias cambian y se dirigen a Valladolid, nuestra capital de provincia, con
auge de industrialización por esas fechas.
c) Búsqueda de un mejor porvenir para sus hijos.
Encontrar lugares con centros de bachillerato y formación profesional, de los
que carecía el mundo rural.
d) Al necesitarse menos gente en el
campo, surge la iniciativa, dentro de los que lo podían hacer, el dar estudios
a alguno de los hijos. Este fenómeno fomenta también otra corriente migratoria, ya que
al terminar sus estudios se asientan en otros lugares a desarrollar su
actividad profesional.
e) Hay otra causa muy importante, que
pasa muy inadvertida por nuestros políticos, y son los excesivos impuestos que
tiene que soportar la restauración o construcción de una vivienda en el mundo
rural. Hemos de tener en cuenta que el pueblo que no construye o restaura sus viviendas está condenado a su vaciado o a su desaparición. Aclarando, la
construcción o restauración de una vivienda en el mundo rural está sometida a unos
gastos idénticos que la de la gran ciudad: arquitecto que planifica un proyecto
donde viene reflejado el precio de esa construcción, dato que tiene en cuenta
el catastro para generar un valor catastral, casi siempre muy superior al valor
real de dicha vivienda. Al contrario que ocurre en la gran ciudad que ese valor
catastral es casi siempre muy inferior al de su valor real, si decidimos venderlo.
Ahora viene lo peor, el IBI (antigua contribución), los ayuntamientos para
llevar a cabo este tributo emplean una tarifa basada en ese valor catastral
multiplicado por el tanto por % del tipo de gravamen que aplica cada
Ayuntamiento respectivo.
Esos dos factores que
generan el IBI: valor catastral y el
tipo de gravamen deberían revisarse en el mundo rural.
El catastro rebajando ese valor catastral que es casi
siempre superior al valor real de dicha vivienda. El tipo de gravamen por
acuerdo de cada ayuntamiento, en virtud del artículo 72.1 de la Ley Reguladora
de las Haciendas Locales, que dice: los ayuntamientos, en la ordenanza fiscal
del IBI, podrán establecer el tipo de gravamen del impuesto.
Aquí viene el asombro
y la sorpresa: el tipo de gravamen que aplica nuestro Ayuntamiento de San Román de Hornija presidido por nuestra alcaldesa es el 0,7
% sobre el valor catastral, Mientras que el tipo de gravamen que se aplica en distintos puntos de España que conozco es el siguiente: Madrid: el 0,51 %, Alcalá
de Henares el 0,43 %, Valladolid: 0,61 %, Zamora 0,47 %, Tordesillas: 0,49 %,
Toro: 0,60 %, Alaejos 0,50 %, Pedrosa del Rey 0,40 %. Desconocemos las causas de por qué
San Román aplica tan alto tipo de gravamen.
Desde este blog,
felicitamos a la alcaldesa, en un artículo del pasado mes de enero, sobre el acierto
del mural que dedicó a la mujer trabajadora de San Román en una fachada de la plaza de la "Anchura". Hoy, por el contrario, no lo podemos hacer por las razones antes
expuestas. No vale decir que ese tipo de gravamen lleva algún tiempo
establecido. En su campaña electoral se confeccionó un díptico que prometía una
revisión de tributos locales (IBI). Esperemos que esa promesa no siga cayendo
en "saco roto" y veamos, próximamente, revisado dicho tributo.
“Si los ayuntamientos bajan los tributos (IBI) de las viviendas están fomentando la construcción o reforma de ellas y, a la larga, contribuyen al no vaciado de los pueblos”
No hay comentarios:
Publicar un comentario