Repasando mis recuerdos, hoy trato de evocar el adobe, aquel material de construcción tan propio y genuino de tierras castellanas y muy empleado en otros tiempos en nuestro pueblo: San Román de Hornija. Era una arquitectura tan popular y tan nuestra que bien merece un rincón en este blog.
Al carecer de piedra de canteras en esta tierra -lo máximo que
hay son cantos, algunos de buenas proporciones en algunos pagos de nuestro
término, muy aptos para la cimentación- el adobe se convirtió en la necesaria
solución para la construcción de la vivienda rural y sus dependencias: corrales,
cuadras, pocilgas, pajares etc.. El adobe frágil y humilde posee algunas
cualidades que no se deben despreciar y que carecen los modernos materiales.
El empleo del barro en la construcción data de tiempos
prehistóricos, bien en forma de tapial o en forma de adobe. Con la llegada de los españoles a América también
llevaron consigo la costumbre de construir con “tierra cruda” Sin embargo, esta
técnica constructiva ya había sido empleada por lo nativos americanos desde
mucho antes de la llegada de cualquier europeo. En ese sentido destacan los
yacimientos arqueológicos prehispánicos de Paquimé y la cultura denominada Casa
Grandes en Chihuahua (México) que utilizaban los adobes y el tapial.
El tapial y el adobe.
TAPIAL |
Pared de adobes |
El adobe tiene la ventaja sobre el tapial que, al ser más
manejable, se puede manipular cómodamente en las construcciones de altura, es
más fácil su utilización en el relleno de los entramados, y único para la
fabricación de arcos, bóvedas, cúpulas, falsas cúpulas, etc. Yo he conocido el
empleo del adobe en aquella construcción rural, sin embargo, nunca vi el empleo
del tapial, aunque dan testimonio de tal construcción distintas tapias, locales
y hasta viejas casas realizadas por tal procedimiento en nuestro pueblo.
La elaboración de los adobes, actividad eminentemente artesanal, se hacía
después de acabar las eras y antes de que llegara el invierno, para que
pudieran secarse bien. Se elegía, casi siempre, la tierra de las orillas de
nuestro arroyo Hornija, aprovechando la proximidad del agua como elemento
principal en su elaboración. Una vez extraída la tierra se cavaba bien y se la
dejaba lo más molida posible. A continuación se recogía la tierra en un montón
y se hacía un pozo en el centro donde se echaba el agua necesaria para hacer la
masa. Para que ésta compactara se le ponía paja trillada, a poder ser de
centeno, y se amasaba bien con los pies hasta que estaba a punto para moldear.
El molde era de madera y se llamaba adobera. Era una especie de cajón
alargado del que sobresalían un poco las tablas de dos lados para poder
levantar la adobera y que saliera bien el adobe. Tenía aproximadamente unas
medidas de 20 x 15 x 10 cm. Medidas que variaban de una región a otra de
España. Para moldear se cogía la adobera y se la mojaba para que no se pegara
la masa. Esta operación había que repetirla cada vez que se llenaba la adobera
de barro. Para que el adobe saliera bien de la adobera, era necesario apretar
con los puños por las cuatro esquinas.
Según se iban sacando los adobes de la adobera se iban tendiendo al sol
para que se secaran. Se dejaban unos días y se les daba la vuelta para que se
secaran también por el otro lado. Una vez secos, se apilaban y, si no se iban a
emplear inmediatamente, se ponían haces de bardas o de espadaña encima con el
fin de protegerlos del aire y, sobre todo, de la lluvia. En San Román se
empleaba el adobe para todo tipo de construcción: casas, corrales, pajares etc.
porque la piedra era más difícil de obtener.
Los segadores que habían terminado la siega y como no había paro en
aquellos tiempos, se dedicaban, como una forma de llevar los garbanzos a casa,
a la labor artesanal de hacer adobes; más tarde los vendían a quien los
necesitaba. Podíamos decir que dicha actividad artesanal era eminentemente
social, un recurso más de supervivencia.
Ventajas
de la construcción con “tierra cruda”
La tierra cruda presenta una serie de
importantes ventajas con respecto a los materiales de construcción de
naturaleza industrial actuales, entre
ellas destacamos:
Gran capacidad como
aislante térmico: El material del que está constituido el adobe y el tapial es un buen
aislante térmico. El interior de una casa construida con este material requeriría
un uso mucho menor de sistemas de climatización que en una convencional de
materiales industriales. Las casas construidas con barro resultan frescas en
verano y cálidas en invierno logrando fácilmente un agradable bienestar
térmico.
Gran capacidad como
aislante sonoro: El adobe y el tapial resultan ser también muy buenos aislantes acústicos.
Las viviendas construidas con tierra cruda quedan más aisladas de los ruidos
exteriores, resultando más silenciosas que otras construidas con materiales
industriales convencionales.
Ahorro energético en
climatización: La capacidad de aislante térmico del los muros construidos con tierra
reduce o incluso evita el uso de sistemas de climatización, lo que supone un
ahorro económico, energético y de emisiones de CO2. Una vivienda construida en
adobe o tapial en países fríos y que contase con alguna técnica ecológica de
climatización, como por ejemplo la energía solar pasiva, podría llegar a
prescindir totalmente de sistemas de calefacción que consuman combustibles.
Fabricación de bajo
impacto ambiental: Para la fabricación y procesado de los adobes o para la conformación de
los muros de tapia, se empleaba mucha menos energía que la necesaria para
fabricar otros materiales actuales. Para la fabricación de ladrillos o de
bloques de hormigón, así como de los cementos, se recurre a la quema de
combustibles fósiles para obtener las altas temperaturas necesarias en su
procesado industrial. En cambio, el adobe y el tapial se hacen a mano y con la
ayuda del Sol.
Reintegración a la
naturaleza: El adobe y el tapial, por estar constituidos por materiales locales y
presentes naturalmente en el medio, pueden tener una reintegración total a la
naturaleza una vez que el edificio ya ha pasado su vida útil. En cambio el
ladrillo, el hormigón y el cemento no se reintegran a la naturaleza una vez que
el edificio ha perdido su función, quedando como escombros y provocando un
impacto ambiental mucho mayor.
Resistencia del
material: Aunque la resistencia de estos materiales puede ser inferior a otros
industriales existentes como el ladrillo, a escala humana resulta suficiente.
Un edificio de adobe y tapial correctamente construido y mantenido puede llegar
a superar fácilmente los 100 años de vida útil en buen estado. En teoría y con
el mantenimiento adecuado, un edificio de adobe podría resistir de manera
indefinida.
Resistencia al fuego: Debido a su
naturaleza físico-química, la tierra cruda presenta una gran estabilidad y
resistencia al fuego, resultando ésta claramente superior a otros industriales
como el acero, el ladrillo u otros materiales sintéticos e inflamables.
Desventajas del adobe y el tapial con respecto a otras técnicas
constructivas:
Limitación en altura: La construcción con
tierra cruda, debido a la resistencia del material, limita a dos alturas el
número de pisos con que se puede construir un edificio
Vulnerabilidad ante el
agua: El agua produce sobre el adobe y el tapial, un efecto erosivo similar al
ejercido sobre el suelo sin vegetación. No obstante existen diversas técnicas
que la cultura popular ha desarrollado en diferentes partes del mundo para
solventar este problema. Para evitar el efecto negativo del agua de lluvia que
se acumula en el suelo en momentos de precipitación intensa, los edificios
construidos con tierra se sustentan sobre cimientos de piedra, o de cualquier
otro material resistente al agua. Las paredes exteriores se las puede cubrir
con modernos productos para conseguir gran capacidad de impermeabilización.
Debilidad sísmica. Debido a la
naturaleza mecánica del material, las estructuras de adobe y de tapial son más vulnerables
al efecto de los temblores y de los terremotos.
Conclusiones:
La construcción con este material, además de ser de sencilla y
económica, presenta otras muchas ventajas que la hacen atractiva para lograr
viviendas ambientalmente responsables. Se trata este de un material que se ha
usado desde hace milenios (como poco desde entorno a los 8.000 años a. C.) en
diversas partes del mundo donde se daban las condiciones para ello. Aún hoy día
es muy usado en muchas partes del mundo.
En las últimas décadas, este material ha sufrido un injusto
descrédito ante la llegada de los materiales de construcción industrial pasando
a considerarse como arcaico. Afortunadamente en la actualidad vuelve a renacer
un interés por la técnica de la “tierra cruda”, formando parte de los estudios
arquitectónicos más vanguardistas del Mundo, a raíz de sus magnificas
propiedades para conseguir unas edificaciones medioambientalmente más
responsables, complementando, y sin descartar totalmente, los nuevos
materiales.
Aprovechamos, desde aquí, para rendir un homenaje a aquellos antiguos albañiles y adoberos de nuestro pueblo, hoy desaparecidos, que hicieron de su vida y profesión un desarrollo de aquella cultura de la “tierra cruda”
Aprovechamos, desde aquí, para rendir un homenaje a aquellos antiguos albañiles y adoberos de nuestro pueblo, hoy desaparecidos, que hicieron de su vida y profesión un desarrollo de aquella cultura de la “tierra cruda”
No hay comentarios:
Publicar un comentario