lunes, 23 de abril de 2018

¡Así comenzamos a fumar de niños!


Los primeros cigarros



    Cuando teníamos 9 ó 10 años nos permitíamos, con algunos amigos del pueblo, nuestros primeros escarceos de fumar con el afán de ser mayores, o al menos eso es lo que nosotros creíamos, y siempre en los lugares más recónditos del pueblo: al abrigo de una escondida pared de alguna caseta de las eras, debajo de algún puente, o en alguna viña aprovechando la materia prima de sus hojas que nos permitía hacernos nuestras primeras picaduras gratis. Otras veces empleábamos: hoja de patata, palos que se habían humedecido en el río y que al secarse, como consecuencia de su putrefacción, se convertían en muy buenos combustibles; a estos palos los denominábamos "fumeques", con ellos simulábamos fumar puros, que era otra categoría de fumador. Otras veces, hacíamos los cigarros con unas hierbas que encontrábamos en las cunetas de los caminos y que llamábamos "meaperros".  Recuerdo que ante la escasez de papel envoltorio, uno de los asistentes, hijo de un factor ferroviario, llevaba siempre papel procedente de los recibos no premiados de la lotería jugada por su padre. Eso era un privilegio ya que la mayoría de las veces hacíamos los cigarros con “papel de estraza” o a lo sumo de periódicos. El “cum laude” de tal aprendizaje se obtenía si además de por la boca expulsabas el humo por la nariz, manifestándose, casi siempre, la correspondiente tos.

    En las fiestas de San Roque u otras nos permitíamos adquirir entre 2 ò 3 amigos una cajetilla de “BISONTE”, aprovechando que las propinas en fiestas eran un poco más generosas. El gran problema era el guardarlo, de un día para otro, oculto a los ojos de nuestros padres, mejor dicho de nuestras madres que eran las que controlaban más nuestra ropa y bolsillos. En los años de estudio de bachiller internos en los Padres Escolapios de Toro, aprovechábamos parte de los recreos para camuflarnos en los servicios y así fumarnos algún pitillo de aquellos que nosotros pusimos por nombre “12 letras”, aunque el verdadero nombre era de ”PENINSULARES” ¡Nuestra economía no daba para más! Ya de más mayores en el pueblo, y aun sin permiso paterno, practicábamos esa actitud furtiva en la penumbra del cine del Sr. Tirso Gallego, donde fumábamos involuntariamente casi todos los varones que asistíamos a determinada película. Madejas en espiral de humo se elevaban hasta el haz cónico de luz que iba desde la máquina proyectora hasta la pantalla, en una ambiente irritante y tusígeno. 

    Muy pocas mujeres en nuestros pueblos fumaban en público y las  que lo hacían limitaban su acción a ámbitos privados muy restringidos. No estaba bien visto, aunque ahora ocurre todo lo contrario. Sólo las veíamos en el cine. Así que este protocolo de iniciación humeante correspondía a  los varones, como beber aquel coñac “Soberano” que era cosa de hombres. Aún faltaba tiempo y sobraba machismo en los medios de comunicación y en la sociedad para despojarse de estos prejuicios, aunque en el caso del tabaco maldita falta que hacía. 

    La publicidad nos presentaba el fumar como un símbolo de hombría y conquista. Apuestos vaqueros americanos  curtidos  en plena naturaleza cruzando a caballo ríos de diáfanas aguas con sus reses y la música trepidante de  “Los siete magníficos”, Sarita Montiel esperando sensual tras los cristales de alegres ventanales al hombre amado, a Humphrey Bogart, apuesto galán, no le faltaba  el cigarro en la boca o en la mano.

    En aquella época el humo campaba a sus anchas por gargantas y lugares públicos, igual veías a un varón bailando en pareja con el cigarro en la boca cerca de los ojos de la compañera, que al médico en sus visitas con la ceniza a punto de caer sobre el pecho del enfermo mientras le auscultaba, o al maestro contaminando el aula con 40 alumnos.

    Obtener el permiso para fumar por primera vez delante del padre era algo parecido a una investidura, solía coincidir con la finalización del cumplimiento del “servicio militar”. Suponía la madurez, una puesta de largo varonil y humosa que permitía el acceso al mundo adulto a través de cortinas de humo ¡Ya ven qué conclusión más engañosa!

    Aun recuerdo, una vez terminada la mili, el día de mi petición formal de fumar delante de mi padre. Con una solicitud oral y un poco temerosa recibí la autorización como respuesta con las siguientes palabras: “Anda, ya puedes hacerlo”. A partir de ese momento me olvidé de hacerlo en lugares ocultos de la casa: como corral, cuadras, cochera, etc. De esta forma y en aquel instante el que antes era un mozalbete, sin dejar de serlo, quedó convertido en adulto por el reconocimiento que suponía en aquellos tiempos poder fumar sin tener que esconderse. ¡Vaya conquista!

    En la actualidad, llevo afortunadamente sin fumar 25 años. Con gran esfuerzo y mucha voluntad pude vencer tal dependencia hacia aquella nociva atracción.


lunes, 19 de marzo de 2018

Las antiguas Semanas Santas de San Román de Hornija



Aquellas Semanas Santas

 

    Como todos los años, entre marzo o abril celebramos los cristianos la Semana Santa conmemorando la pasión y muerte del Hijo de Dios hecho hombre, así como su Resurrección. Hoy, ante la proximidad de tales fechas, vamos a tratar de revivir por el presente artículo aquellas costumbres y comportamientos de las antiguas Semanas Santas en nuestro pueblo.

    En Semana Santa y Cuaresma –periodo de cuarenta días antes de la anterior-  la abstinencia y el silencio visitaban las casas con dieta de potaje y bacalao. Procesiones, oficios vespertinos y sermones centraban y condicionaban toda la actividad del pueblo. 

    Hasta el año 1960 existía la “Bula”. Consistía en un documento que al adquirirlo aportaba a los cristianos determinados privilegios. Había variedad de bulas, todas concedidas por el Papa de Roma, aunque aquí solo nos referimos a la de abstinencia de comer carne. La iglesia concedía diversas gracias e indulgencias a sus fieles. Hace ya muchos años que un Papa abolió estos privilegios. Resulta que la Santa Madre Iglesia ordenaba hacer ayuno y abstinencia, y como consecuencia no se podía comer carne ni caldo de carne durante los 40 días de la Cuaresma, ni durante todos los viernes del año y desobedecerlo era pecado mortal. Pero si tú sacabas la “Bula” de carne, quedabas exento de esa prohibición, con excepción de los viernes de Cuaresma, miércoles de Ceniza y Viernes Santo. Se expedía un documento a nombre de la persona que adquiría la bula previo pago de una peseta. El documento estaba firmado nada menos que por el Papa de Roma que era el que concedía tal licencia para poder comer carne. Los viernes de Cuaresma el menú en la mayoría de los hogares consistía en comer potaje con bacalao, comida de pobres entonces, no ahora. Claro que a la gente rica que vivía en la gran ciudad los daba igual esta prohibición pues podían permitirse tomar buenos pescados y mariscos como sustitutos de la carne en esos días prohibida.

    Las emisoras de radio cambiaban sus programas habituales y emitían música clásica. Si por descuido canturreabas o silbabas  una canción cualquiera te avisaba de que eso no debía hacerse porque había muerto el Señor.

    Los distintos altares de las Iglesias permanecían tapados con una cortina morada desde el comienzo de la cuaresma. Nunca llegué a entender las razones de este comportamiento litúrgico; me parecía extraño que durante el tiempo más sagrado del año se cubriera lo que es bello en las iglesias, incluso el crucifijo. ¿No deberíamos estar mirando la dolorosa escena del Calvario mientras escuchamos la narración de la Pasión el Domingo de Ramos? Aunque pueda parecer contrario a la intuición la Iglesia tenía dos razones para velar las estatuas e imágenes durante las semanas de Cuaresma: la primera era que el velo cuaresmal morado expresaba el dolor de la Iglesia en esas fechas, y la segunda para reforzar nuestros sentidos y suscitar en nosotros un anhelo el Domingo de Pascua. Como consecuencia del Concilio Vaticano II dicha costumbre ha dejado de ser preceptiva.

    El Sr. cura anunciaba un programa con los horarios de las distintas celebraciones y procesiones. Los jueves y viernes Santos las mujeres con velo y los hombres trajeados llenaban la iglesia. Olía a cera,  incienso, amapolas y otras flores silvestres recogidas en nuestros campos para adornar el altar mayor.
    
    Los días principales –jueves, viernes Santo y domingo de Resurrección- traían al pueblo un sacerdote, de fuera, predicador que motivaba y evocaba con su buena oratoria los distintos pasajes de la Pasión del Señor. Algunas veces era designado algún sacerdote oriundo del pueblo.

    Apagaban la luz de los bares cuando pasaban las procesiones por sus puertas y los escasos clientes, ya que antes estaba muy mal visto no asistir a tales actos, observaban sin ser vistos. En las procesiones filas separadas de hombres y mujeres acompañaban a las imágenes entonando canciones como “Perdona a tu pueblo, Señor” y caminaban en silencio. La noche del Viernes de Dolores salía, y sale en la actualidad, a la luz de los faroles y de las primeras lunas llenas de la primavera, la procesión con la Virgen, así mismo se celebra un Vía Crucis por su recorrido.
    
    Las campanas descansaban y cedían turno a las matracas para convocar a los fieles a los actos litúrgicos, produciendo éstas un sonido estruendoso, monocorde y triste, como si un rayo de aldabas y madera cayera rompiendo el aire en pedazos.

    Los bailes agarrados, cuyas licencias más atrevidas eran cogerse las manos o el abarcar precavido medio talle, con desahogado espacio fronterizo entre los cuerpos, desaparecían en tiempos de Cuaresma, para así evitar las tentaciones a las que uno de los principales enemigos del alma podía inducirnos. Tardé tiempo en descubrir que la “carne” no se refería al cordero, vaca o al cerdo, vedados por la vigilia en estas fechas, sino a la atracción natural  por el sexo contrario, al que, por lo visto y oído, había que elevar hacia no sé qué idealismo platónico.

    Era costumbre la sustitución del baile en la cuaresma por un paseo de los jóvenes hasta la estación de ferrocarril, tal vez por ser el único punto de referencia del pueblo que nos comunicaba con otros lugares y lejanos horizontes. Durante este paseo jugábamos a la comba por cuadrillas, y si las chicas no nos dejaban jugar recurríamos, por la fuerza y en actitud algo machista, a quitarlas la soga o cuerda que era el elemento principal de dicho juego. Cuando participábamos en dicho juego, a veces, surgía el cruce de miradas cómplices, que terminaban emparejando ilusiones, cuando empezábamos a sentir la savia en nuestros cuerpos adolescentes.

miércoles, 14 de marzo de 2018

Programa de la Semana Santa 2018 en San Román de Hornija



Semana Santa 2018 de San Román de Hornija




    Como en años anteriores, y siempre con un espíritu de superación, la cofradía del Cristo de la Piedad de San Román de Hornija organiza la Semana Santa 2018. Con ánimo de difundir el programa de dicha Semana Santa a los sanromaniegos que viven fuera, tenemos a bien colgarlo en nuestro blog: "San Román de Hornija en el tiempo". 
    ¡Buena Semana Santa y Feliz Pascua a todos!





















viernes, 23 de febrero de 2018

FRASES HECHAS EN EL LENGUAJE COLOQUIAL


Comodines lingüísticos


    En nuestro lenguaje coloquial y social  recurrimos  a frases hechas, tópicos, latiguillos o retazos lingüísticos, que son expresiones  aceptadas convencionalmente y reiterativas ante situaciones similares; así en los pésames por fallecimientos utilizamos ante los familiares más cercanos los siguientes tópicos a modo de consuelo: “en paz descanse” o “le acompaño en su sentimiento” o  “siento mucho tal pérdida”. Nos evitan tener que recurrir a otras formas de expresión, pensando en ser originales, cuando ya disponemos de estos comodines que nos ayudan a solventar, sin más dificultades, tal situación. Los detractores de estos comodines lingüísticos alegan: que con estas frases hechas estandarizamos los comportamientos humanos, olvidándonos de las reacciones personales de cada individuo, ante tales situaciones, según el calor de sus sentimientos. En una palabra, despersonalizan a toda una sociedad, sin tener en cuenta la forma de expresarse o manifestarse como fiel reflejo del dictado de los sentimientos.

    “Salud para criarlo” les decimos a los recientes padres, que nos responden complacidos “y tú que lo veas”.

    Antes en nuestro pueblo, cuando alguien se acercaba a la puerta de la calle con la intención de ser recibido, gritaba desde el umbral: ¿Quién vive? La respuesta que venía de dentro no podía ser más lógica: ¡Adelante! Podrían haber respondido con otra también lógica: ¡Quien no ha muerto! Había otra costumbre, poco común, que empleaban casi siempre dos hermanos, ya fallecidos, de San Román: El Sr Tarsicio y el Sr. Trifino Velázquez, y que a mí de niño me causaba gran asombro, se trataba en llamar a la puerta de las casas diciendo: ¡Deo Gracias! Era una costumbre muy cristiana de agradecer a Dios el ser recibido. Saludo hoy ya en desuso, fiel reflejo de unos comportamientos inculcados por los padres de aquellos hermanos Velázquez. Valores que hoy, por desgracia, se han ido perdiendo.

    Podríamos añadir muchas más situaciones variadas que todos conocemos: Al llegar, en una visita inoportuna, a una casa cuando estaban cenando y saludar acompañando ¡Qué aproveche! Y los anfitriones responden ¿Si gustas? Esa inoportuna visita se solía dar en las cenas, pues la comida de mediodía se regía por un horario más uniforme para todo el pueblo. Se comía casi siempre a la una de ese mediodía.

    Tampoco podemos olvidar, ante situaciones de éxito, cambios de estado o resto de situaciones felices: ¡Enhorabuena! La connotación que sacamos de tal expresión es el deseo de que tal situación aporte al interesado los mejores momentos de felicidad.

    ¡Feliz Navidad! o ¡Feliz Año Nuevo! Ante las pasadas fiestas navideñas era la frase característica, emitida oralmente y también por escrito en aquellos crismas que hoy han quedado en desuso, sustituidos por el correo electrónico, WhatsApp, facebook y demás redes sociales.

    Con las redes sociales "facebook" se ha generalizado el : “Me gusta”, que se ha convertido en la muletilla digital por antonomasia. Además de significar que te guste la foto, el texto o la ocurrencia del autor, se utiliza para que quede constancia de que has visto lo expuesto como un cumplido parecido al rutinario “buenos días”. A cada respuesta recibida le añadimos como rúbrica el consabido "me gusta”, no porque necesariamente guste determinado proyecto o colaboración, sino como un gesto de cortesía por haber participado en dicha visión o lectura.

    El verbo gustar y su familia de palabras es de las más prolíficas y utilizadas en diversos contextos sociales fuera de la red: "Con mucho gusto"“El gusto es mío”, “esa chica me gusta”, “qué poco gusto tiene para vestir”, “qué gustoso está ese niño”, “¿Te gusta, María?”, “pues yo creo que tú le gustas a ella” -ocurrencias de aquella lejana edad de la adolescencia-. De los cinco sentidos, el del gusto ha traspasado su campo sensorial del sabor de los alimentos y se ha extendido a  los demás sentidos. No sólo nos gusta la comida (sabor) sino una película (vista), una canción (oído), tocar una piel ajena (tacto), el olor de una flor (olfato) y por supuesto el genérico y síntesis de todos: ¡Qué gusto! Yo le propondría a los directivos de "facebook" que, para diluir y descargar de tanta responsabilidad decisoria a esa monótona cantinela, cambiaran a otra opción que sustituyera al repetitivo “me gusta” por: “Con mucho gusto".





miércoles, 24 de enero de 2018

Lo que sucedió al inaugurar Franco la Presa de Castronuño.


Inauguración de la Presa de Castronuño


    Hay cosas curiosas que no las contemplan los libros de historia, no existen en las hemerotecas porque la prensa las omitió y merece la pena conocerlas. La que vamos a narrar ocurrió el día 3 de Octubre de 1946, fecha de la inauguración de la Presa de Castronuño. Creo que dada la influencia que dicho proyecto ha tenido para nuestro pueblo: San Román de Hornija, los datos sobre su construcción, así como los pormenores de su inauguración merecen ser contados.
    Castronuño se encuentra en plena meseta castellana, bañado por el Duero y con gran altitud sobre éste. Aunque su nombre original fue otro, a mediados del siglo XII fue reedificada por Nuño Pérez, alférez mayor de Alfonso VII y tomando entonces el nombre de aquél.


Presa de Castronuño en 1946

    En las décadas de los 30 a los 40 a Castronuño le fue expropiada parte de una fértil vega para la construcción de un embalse que pusiera en funcionamiento los canales “San José” y, el mal llamado, de “Toro a Zamora” y la central hidroeléctrica “Presa de San José”. Decimos mal llamado de “Toro a Zamora” ya que consideramos que su nombre más definitorio sería el de canal de “Castronuño a Zamora”, ateniéndonos a pueblos o términos que riega que están delante de Toro, véase: Castronuño y San Román de Hornija, nuestro pueblo. Había que reivindicar a la Confederación Hidrográfica del Duero para que contemplase dicho cambio.
    Hemos de resaltar que, la política de pantanos llevada a cabo por Franco, mejoró considerablemente los recursos económicos de los pueblos afectados, convirtiendo tierras de secano en fértiles zonas regables. Así ocurrió con los términos de los pueblos desde Castronuño a Zamora, en el canal antes citado, y en el de ·”San José” desde Castronuño a Toro.
    Hay que aclarar que las obras de ambos canales habían comenzado en el año 1934 y que, por falta de libramiento de dinero suficiente del Estado para este proyecto, las obras tuvieron que paralizarse.
    Según los datos facilitados por la prensa de aquella época, el coste de la Presa de Castronuño fue en pesetas; 1.877.000 en estructuras, 1.761.000 en expropiaciones, 5.198.000 en la presa y 1.367.000 en estructuras metálicas. Ejecutaron su construcción con  obreros originarios de Castronuño, San Román de Hornija, Villafranca del Duero y algunos andaluces. No se usó maquinaria. En su lugar, infinitas reatas de burros cargados con serones llenos de “chinarros” se utilizaron para taponar la presa. Se inició su construcción en 1941 y se finalizó en el año 1945.
    Castronuño era un pueblo tranquilo, aunque con afinidad o tendencia republicana, es por lo que algunos de sus habitantes habían sufrido represión franquista, así mismo se habla de que, ante el temor a dicha represión, algunos ciudadanos permanecieron algún tiempo escondidos en los largos túneles de las bodegas subterráneas de la zona de “La Muela”. Se comenta que es uno de los catorce pueblos de Valladolid donde nunca ganó en las elecciones la derecha. En ese tiempo de silencio y hambre, la construcción de la presa había dado trabajo, aunque duro, a muchos de sus vecinos.
    Llegó el día 3 de Octubre de 1946, día de la inauguración. Alboroto en el pueblo con la llegada de Franco, que había dormido la noche anterior en el cuartel de “Monte la Reina” de Zamora. Los vecinos se amontonan alrededor del embalse. Parecía estar todo preparado cuando, de pronto, el Alcalde y maestro del pueblo, aunque no nacido en él: D. Santos Pérez Curto, recibe el aviso de que el vehículo que trasladaba a la banda de música destinada a amenizar la inauguración de su excelencia había sufrido un accidente.
    ¿Cómo realizar tal inauguración del pantano por Franco sin música? A alguien se le ocurrió la idea de buscar a los vecinos de Castronuño que tocaban algún instrumento para ver cómo entre todos podían solventar el asunto. La Guardia Civil se encargó de ir en su búsqueda y allí se presentaron todos, o casi todos. Demetrio Madroño, conocido como “El Jeringa” se encontraba en aquellos momentos en la cárcel por la gracia del inaugurador. Sus padres fueron fusilados durante la guerra y él y su hermana encarcelados por considerarlos elementos peligrosos para el régimen.
    A la mayor urgencia se improvisó una nueva banda bajo la dirección  de Lorenzo “El músico”, y compuesta además por su esposa la señora Pepa, Pepe “El Gato”, Fabriciano y Victoriano. En total dos trompetas, un trombón, un tambor y un bombo.
    Sin posibilidad de ensayos previos como la ocasión se merecía, se situaron en el lugar de privilegio próximo a las autoridades. Allí estaba el gobernador civil esperando al caudillo, rodeado de falangistas que se habían desplazado al evento desde Zamora y Valladolid.
    La presa disponía entonces de un puente peatonal (ahora adaptado para el paso de vehículos) Para acceder a él había a cada uno de los lados una escalera. Sobre una de esas escaleras se encontraban muchos niños del pueblo deseosos de presenciar el espectáculo. Al aproximarse Franco fueron desalojados de allí por varios falangistas.
    Llegó el momento de la inauguración… Franco diría la frase propia de tales eventos, eso de: … ¡Queda inaugurado este pantano! El público aplaudiendo y la banda de música comenzando con los acordes de… La vaca lechera”. Sí, sin dudarlo, Franco inauguró la presa de Castronuño con esta popular canción.
    Según relata la escritora Almudena Grandes en su novela: “El lector de Julio Verne”, “La vaca lechera”  era un canto subversivo que utilizaban en la Sierra Sur de Jaén cuando la guerrilla “maqui” de “El Cencerro” hacía algún acto heroico. Una especie de Internacional en los años cuarenta que la Guardia Civil había prohibido cantar. Desconocemos si estos músicos entonaron dicha melodía espontáneamente y por pura coincidencia, o por el contrario, como gesto de rebeldía ante la presencia de Franco en tal evento, a pesar del temor a las represalias de éste. De una manera o de otra, si podemos afirmar que Franco inauguró el Pantano de Castronuño bajo los acordes de: “La vaca lechera” (tolón, tolón, tolón).
    El creador de dicha canción fue el compositor madrileño Fernando García Morcillo (1916-2002), autor también de “María Dolores”“La tuna compostelana”, entre otras.  

ACLARACIÓN:
El presente artículo esta basado en un trabajo de investigación realizado por María Torres y reflejado en blogs.público.es. No obstante se ha investigado por mi parte su veracidad in situ, así como ampliado con algunos detalles. 

miércoles, 3 de enero de 2018

Comenzamos un nuevo año: 2018

Se fue 2017


    Terminó 2017, sin pena ni gloria, bueno miento, para algunos,  pena por la pérdida de algún ser querido o por haberse manifestado en ellos alguna enfermedad, para otros un año más y para todos un año más mayores.

    Observamos que el Mundo está medio loco; son muchas las ciudades que han tenido que soportar la sinrazón del terrorismo más cruel. No comprendemos los objetivos que persiguen esos que creen que el camino de conseguir las cosas es con esas actitudes tan bajas y crueles de exterminar todo ser humano que se encuentre a su alcance. Creo que el terrorismo fomenta odio y repulsa hacia los que lo provocan. El diálogo y la persuasión resuelven mejor cualquier injusticia.

    Otra característica o secuela que nos ha dejado el pasado año, y más concretamente en el centro de España, es la escasez de lluvia. Es mucha la sequía que se manifiesta en los pantanos de los ríos, que algunos están a un 20 ó 30 %, de su normal almacenamiento. Las consecuencias más inmediatas son: la limitación de agua en los regadíos españoles y un año 2018, si no llueve, con restricciones o cortes de agua en algunas ciudades. Esperemos que este 2018 no sea tan perezoso en aportarnos lluvia.

    A la hora de resumir los efectos de ese 2017, que se extinguió, no podemos olvidar el conflicto surgido en el nordeste de la geografía española, concretamente en Cataluña. Un conjunto de mandatarios de esa autonomía, aunque elegidos por el pueblo, se han sobrepasado en competencias declarando la independencia de esa región del resto de España, a modo de una deserción que no está contemplada en la Carta Magna o Constitución que es el camino o conjunto de leyes a seguir para conseguir un entendimiento de todos los españoles. A ver si esos partidos independentistas se dan cuenta de que ese no es el mejor camino de convivencia con el resto de España.

    Bueno, y dejemos de ver y enfatizar sólo lo malo que nos afecta. Seamos optimistas y valoremos también las noticias positivas que nos ha generado el pasado año:  
    Sobrevivirán 18.000 niños, que en el pasado habrían muerto por enfermedades simples. La mortalidad infantil ha bajado el 5%.       
    Cerca de 300.000 personas, durante este año, contarán con electricidad. 
    La excelente cifra de que 250.000 personas saldrán de la pobreza  extrema.  
    La Unesco puede celebrar el hito del menor número de niños sin escolarizar en la Historia, con la casi superación del analfabetismo joven.

    Por estas fechas, los humanos seguimos emitiendo esa “frase hecha” tan popular de ¡Feliz año Nuevo! Todos sabemos que la felicidad plena nadie la consigue, sin embargo, que por proyectos y deseos no quede. 

    Tener siempre en cuenta lo siguiente: La entrada hacia nuevos años se proyecta hacia nosotros en salud o enfermedad, ilusión o desengaño.     





viernes, 8 de diciembre de 2017

Aquellas mujeres de mi pueblo


Desde la atalaya del tiempo


    Nací en un lugar de cuyo nombre sí quiero acordarme: San Román de Hornija. En los años de mi niñez, algo de mi adolescencia y juventud, que pude vivir en el pueblo, me permitieron conocer cómo eran las mujeres sanromaniegas de aquella época, concretando, nuestras madres, nacidas a principios del siglo XX. Creo que era tan grande su papel en aquellas familias de entonces que bien merecen este humilde recuerdo. 

    Quizá en aquellos años, hablo de los años de la posguerra, no era yo consciente del carácter, de la fuerza de aquellas mujeres curtidas en acero, quizás tampoco era sabedor de los valores que por sí mismas portaban y transmitían.

    Hoy, desde el recuerdo en la atalaya del tiempo, me percato de la gran misión que cumplieron con creces nuestras madres y que paso a enumerar:

    1,_Eran las auténticas responsables de la crianza de los hijos, y así, compartiendo con el padre, inculcaban un respeto hacia los demás, especialmente hacia los mayores, así como otros valores de los que hoy carecemos.

    2._Las que guardaban y transmitían la tradición y costumbres del pueblo en lo relativo a cocinar con las recetas heredadas de sus madres y abuelas: la forma de preparar la chacina para poder hacer aquellos maravillosos chorizos y salchichones, así como aquellos bollos, pastas, mantecadas y flores, tan típicos en carnavales.

    3._Muy temprano, iban con cántaros a por agua al caño para el consumo doméstico. En invierno llevaban garlochas para surcar por aquellas calles del pueblo llenas de barro, sin alcantarillado ni aceras. Entonces no había agua corriente y desconocían toda la noción de lo que era un grifo.

    4._Trajinaban en las faenas de la casa sin los adelantos de los electrodomésticos actuales: lavadoras, lavaplatos y aspiradoras que hacen más llevaderas dichas tareas domésticas. Lavaban la ropa en el arroyo, a pesar de la temperatura que llevaría el agua en aquellos inviernos, a veces partiendo el carámbano que cubría dicho arroyo. Otras veces lo hacían en los corrales por medio de recipientes de madera llamadas artesas.

    5._A pesar de la dureza de las tareas domésticas, antes mencionadas, eran las encargadas de dar de comer a los animales: gallinas, cerdos, conejos, así como la limpieza de pocilgas y gallineros.

    6._Tomaban parte activa en la matanza, elaborando la comida de los participantes llamada “chanfaina”, lavado de tripas, elaboración de la chacina, llenado de chorizos y salchichones, elaboración de conservas de lomo.

7    ._Confeccionaban, como habían aprendido de sus madres, casi toda la ropa interior de los miembros de la familia, así como las camisas, jerséis, bufandas, calcetines, además de coser y remendar la usada. Hoy la ropa se encuentra confeccionada y al alcance de todo los bolsillos según calidades.

    8._Ayudaban en las faenas del campo en: vendimias, barrido de solares en las eras, limpia de garbanzos, espigado; sin olvidarnos del cosido de cebaderas, mantas, sacos y demás útiles agrícolas.

    9._Participaban en el cuidado y recogida de los ascendientes de ambas partes. La mujer soportaba con resignación, cariño y buen trato la recogida de dichos abuelos.

    10._ Por último, carecían de falta de colaboración de nuestros padres en las tareas domésticas. Entonces estaba mal visto el hombre que ayudara y colaborara en tales tareas. En la actualidad, afortunadamente, ha quedado superada tal inhibición paterna y ahora vemos a los jóvenes de ambos sexos, dentro del matrimonio,  repartirse ambas tareas. 

    Por todas las razones expuestas, desde este "blog" y con el presente artículo, quiero rendirles un sentido homenaje a aquellas mujeres de nuestro pueblo de esa época. Me invade el recuerdo, cómo no, de mi madre Leocricia (Leo) y de todas las demás madres de entonces que bien merecen un recuerdo y consideración, con las que siempre estaremos en deuda porque fueron la esencia de nuestras vidas.

    Ellas levantaron esta España, ellas, mujeres de negro, mujeres siempre con mandil limpio y toquilla, de alpargatas raídas y manos agrietadas con eterno olor a lejía. Ellas merecen todo el calor, todo el reconocimiento y todos los homenajes. Ellas, que acabaron sus días, como sus vidas, solas, en silencio, sin esperar nada a cambio, ni un gesto de gratitud y consideración que hubiera recompensado tanta entrega. Madres y abuelas anónimas a las que tanto debemos. Se nos han ido muriendo llevando con ellas su memoria y reconocimiento. Urge que cada cual haga un archivo en su memoria sobre las mujeres de aquella generación del sacrificio, mujeres duras en aquella época de limitaciones, pues de ese modo podremos, poco a poco, reconstruir toda una época de tiempos difíciles para aquellas mujeres de la sonrisa eterna.

    No quiero, con este artículo, deslumbrar la gran labor de las madres actuales, parte principal, junto al padre, de la responsabilidad de educar a los hijos, difícil tarea en estos tiempos en los que no es fácil ser padres, así como ser maestros. Madres que en la actualidad han roto los roles de sus madres y abuelas trabajando fuera de casa.

    Hoy, 8 de Diciembre de 2017 publico el presente artículo, coincidencia intencionada con el anterior “Día de la Madre”. Desde el año 1965 dicho evento, tal vez, por motivos comerciales y de consumo, dejo de coincidir con el día de la Inmaculada Concepción, para ser trasladado al primer domingo de Mayo.

Alfio Seco Mozo



domingo, 12 de noviembre de 2017

La Docena en el sistema duodecimal

El admirado número 12


    El sistema duodecimal se usó en España para contar hasta que en el año 1871 se adoptó el Sistema Métrico Decimal. Cuya unidad principal es el metro, que es la diezmillonésima parte del cuadrante del meridiano terrestre.



Reloj

Signos del Zodiaco














    Era habitual usar fanegas: un cahiz eran 12 fanegas, una fanega tenía 12 celemines, una libra es igual a 12 onzas, una gruesa que era igual a 12 docenas, un año tiene doce meses, el día tiene dos veces 12 horas. 12 también fueron los Apóstoles, 12 las tribus de Israel, 12 los signos del zodiaco, 12 los animales de la astrología China y 12 las labores de Hércules.
    El doce sigue estando hoy vigente en pulgadas y millas, en todo el sistema horario y en las muchas cosas que se venden por docenas o se adocenan en los almacenes, es decir se embalan o empaquetan por docenas o medias docenas. El verbo adocenar cambió de significado para pasar a significar que alguien se vuelve mediocre, vulgar o de muy escaso mérito. Y con los doce puntos del carnet de conducir el doce vuelve de nuevo a la más rabiosa actualidad. La Dirección General de Tráfico apostó por el sistema duodecimal. 

    La docena fue, durante mucho tiempo, uno de los sistemas de medida. Era una medida de fácil fracción, lo que permitía comprar media docena, un tercio de docena, una cuarta de docena y hasta una sexta; lo que nos proporcionaría seis, cuatro, tres y dos huevos. Frente a la precaria descomposición del 10 = 2 x 5, por lo que solamente nos permite partir una cantidad en su mitad y su quinta parte, igualmente está la riqueza de factores del 12 = 12 x 1 = 6 x 2 = 4 x 3, lo que permitía que en  la antigua vara de medir dividida en 12 partes iguales quedaran marcadas las fracciones: 1/4, 1/2, 3/4, 1/3, 2/3 y tratándose de medir, las operaciones de dividir por mitades o por terceras partes, son esenciales en la práctica. 
    Platón fue un ferviente admirador del número doce por estas razones. En geometría el doce aparece en algunas figuras y propiedades espaciales. Sin despreciar el polígono de doce lados, dodecágono, resplandecen con luz propia el cubo y el octaedro con doce aristas cada uno, el dodecaedro con doce caras pentagonales y el icosaedro con doce vértices. Parece que el doce tiene especial relevancia en el mundo de los poliedros regulares. También el rombododecaedro con sus doce caras rómbicas y su capacidad de llenar el espacio se apunta a la doce-manía.
    Sabemos que la palabra docena se refiere al conjunto de 12 cosas. Sin embargo, para referirse al número 13, en cuestión de medidas, aludimos a aquel que busca un mayor beneficio para sí que para los demás o al que toma más de lo que le pertenece. 
    Su origen se atribuye al fraile que fue a comprar huevos y le dijo a la dependienta: “Quiero una docena de huevos, pero como  son para diferentes personas, me los vas a poner por separado. Para el abad me pones media docena; para el padre prior un tercio de docena; y para mí, sólo, un cuarto de docena”. Es decir, que separó la mitad de doce, o sea, seis huevos; después un tercio de doce, cuatro huevos; y finalmente un cuarto de doce, tres huevos. En total sumaban, como puede verse, trece huevos. 6 + 4 + 3 = 13. Con prontitud el fraile pagó la docena y se llevó, en cambio, trece huevos. 
Cuando marchó, la huevera, que en cuestión de huevos entendía un rato, algo mosca, hizo las cuentas, y vio que el pícaro fraile la había engañado. Al cabo de una semana volvió el fraile a la huevería con el mismo cuento y ella, la moza, le estaba esperando y al despacharle le espetó: “Señor fraile, le pongo justa la docena de huevos y por el camino ya hará usted el reparto”. Se ve que la zagala, aparte de lista conocía el dicho, ése que dice: “Si me engañas una vez la culpa es tuya, pero si me engañas dos veces, entonces, la culpa es mía” 

    No pretendo aburrir con este artículo, simplemente lo hago para estimular la curiosidad de la gente, estudiar las medidas de nuestros ancestros y por último hacer ver que la historia de las matemáticas es amena