jueves, 20 de agosto de 2020

BREVE HISTORIA DE LOS DOCUMENTOS DE IDENTIDAD




Curiosidades
     
     Hay momentos en la vida del ser humano que encierran unas connotaciones y sentimientos inolvidables, uno de estos momentos era la posesión, por primera vez, del Documento Nacional de Identidad. Creo que ese momento, y en aquella época, suponía el adquirir el privilegio de ser mayor con todo aquello que conllevaba. Hoy las nuevas disposiciones permiten poseer dicho documento nada más nacer, aunque sigue su obligatoriedad a los 14 años.
    Recuerdo que la adquisición de tal documento requería tener 14 años y era obligatorio su posesión. Su adquisición y petición se realizaba en la comisaría de policía más próxima a tu domicilio. A los pueblos acudían anualmente, para su obtención o renovación, miembros de dicha comisaria al ayuntamiento. Recuerdo que cuando lo solicité por primera vez tuve que acudir a la comisaría de Medina del Campo, ya que cuando se pasaron por San Román me encontraba ausente por razón de estudios.    
    Pero alejándonos de aquellos sentimientos personales que llevaba consigo tal documento, acreditativo e identificativo, al poseerlo por primera vez, ciñámonos a su historia en España.
El DNI español
    El Documento Nacional de Identidad (DNI) nació tras por Real Decreto del 2 de marzo de 1944 “con carácter nacional y eficiencia plena en la acreditación de la personalidad individual”. El objetivo era identificar a los ciudadanos y mantener un control más eficaz sobre el censo. Sin embargo, la tradición de documentos de identidad en España se remonta a uno de los momentos de mayor emigración en nuestra historia: la colonización de América. Solo entre 1598 y 1621, cerca de 40.000 personas abandonaron España. Por este motivo, la monarquía estableció un control de las identidades de los ciudadanos.
    Siglos después, Fernando VII creó las cédulas personales y cartas de seguridad en una España asolada por el bandolerismo. Eran documentos expedidos por ayuntamientos y diputaciones para todos aquellos que hacían gestiones oficiales donde se incluía nombre y ascendientes directos. En ocasiones, autorizaban a su titular a transitar por el interior del territorio español, pero sobre todo tenían carácter fiscal. El rey fundó la Policía General del Reino en 1824 otorgándole la potestad de crear padrones que incluyeran sexo, estado, profesión y naturaleza del vecindario. De ahí que aún a día de hoy la Policía Nacional mantenga la competencia sobre el DNI.

    Francisco Franco fue el impulsor de actual DNI. Para su diseño, convocó un concurso público que ganó Aquilino Riusset Planchón, recibiendo un premio de 30.000 pesetas de la época. Desde que firmó el Real Decreto en 1944 hasta ver el primer DNI en la calle pasaron siete años. Fue expedido en Valencia el 20 de marzo de 1951. Desde entonces, el DNI ha sufrido varias evoluciones de diseño y seguridad en 1962, 1965, 1981, 1985, 1991, 1996, 2000, 2006 y 2015.

    El Documento Nacional de Identidad (DNI), también conocido como carné de identidad, es el documento de identidad que se expide en España. Desde marzo de 2006 es electrónico. Es una tarjeta de policarbonato que incorpora un chip con información digital y que tiene unas dimensiones idénticas a las de las tarjetas de crédito comúnmente utilizadas. Es obligatorio a partir de los 14 años, aunque puede solicitarse desde la inscripción del menor en el Registro Civil. A fecha de octubre de 2015 se habían emitido más de 44 millones de DNI electrónicos en España.

    En 1824, el rey Fernando VII creó la policía en España y le otorgó la potestad exclusiva para crear padrones que incluyeran edad, sexo, estado, profesión y naturaleza del vecindario. Ésta fue su primera atribución, competencia que se ha mantenido hasta la actualidad y que ha vinculado históricamente al Cuerpo Nacional de Policía con el carné de iidentidad.
    La iniciativa de crear un DNI partió, en la primera mitad del siglo XX, del general Franco, quien en el año 1951 obtuvo su propio carné de identidad. Los primeros obligados a formalizarlo fueron los presos y los que permanecían en libertad vigilada. En segundo lugar, los hombres que por su profesión o negocio mudaban con asiduidad de domicilio. En tercer lugar, los varones residentes en ciudades de más de 100.000 habitantes. Luego, los hombres en localidades entre 25.000 y 100.000 habitantes, después las mujeres que viajaban por motivos de trabajo y así sucesivamente hasta completar con los años el conjunto de la sociedad.
    Zaragoza fue la primera capital de provincia donde se expidió el DNI. El ensayo se extendió posteriormente a Valencia, y de allí se extendió al resto de los municipios en España hasta completar 59 equipos fijos distribuidos en todas las regiones excepto Navarra. ​
    El primero diseño de la tarjeta moderna del DNI data de 1951 e incluía los datos de filiación, empleo o cargo. De color verde, incorporaba el águila de San Juan, característica del régimen franquista, además se señalaba la categoría del sujeto en función de su economía. La segunda llegó en 1962 e incorporaba estado civil y grupo sanguíneo. Su color azul respondía al tono corporativo de la Policía. Desapareció en esta versión el sexo del usuario. El siguiente formato apareció en 1965 y se expidió hasta 1980. Ha sido una de las tarjetas más populares. Se mantuvieron los mismos datos registrales, excepto la firma del Director del equipo que expedía el carné, que se suprimió.
    Las variantes más significativas del cuarto modelo de DNI, con una vigencia desde 1981 hasta 1985, fueron la inclusión del escudo constitucional y la supresión de las categorías anteriores. Se incluyó de nuevo el sexo del ciudadano. En el siguiente modelo (1985-1991), se descartaron la profesión, el estado civil y el grupo sanguíneo, ya que en ocasiones provocaba errores médicos. En la década de 1990 se idearon unos modelos realizados mediante tecnología informática. La histórica huella digital desapareció y la Fabrica Nacional de Moneda y Timbre asumió la competencia de su elaboración.
    En 2006 se incorporó un chip al DNI, convirtiéndolo en un documento de identidad electrónico. Este chip permitía agilizar los trámites con la Administración e internet. ​
    En 2015 se lanzó el DNI 3.0 con tecnología NFC.
Normativa
    El Documento Nacional de Identidad es un documento personal e intransferible emitido por el Ministerio del Interior que goza de la protección que a los documentos públicos y oficiales otorgan las leyes. Su titular está obligado a la custodia y conservación del mismo durante su período de vigencia. Dicho documento tiene suficiente valor, por sí solo, para acreditar la identidad y los datos personales de su titular que en él se consignen, así como la nacionalidad española del mismo. A cada DNI, se le asigna un número personal que tiene la consideración de identificador numérico personal de carácter general.
 Para obtener un DNI es necesario tener la nacionalidad española. Todos los españoles tienen derecho a que se les expida el Documento Nacional de Identidad, siendo obligatoria su obtención por los mayores de catorce años residentes en España y para los de igual edad que, residiendo en el extranjero, se trasladen a España por tiempo no inferior a seis meses. ​ Pueden ser sancionadas las personas que incumplan la obligación de obtener la documentación personal.
    Todas las personas obligadas a obtener el DNI, están también obligadas a exhibirlo cuando sean requeridas para ello por la autoridad. No hay obligación de llevarlo permanentemente, pero si hay obligación de identificarse y de exhibirlo a la autoridad si se lleva. Si el DNI fuera requerido por la autoridad y no pudiera ser mostrado por no llevarlo en ese momento, se podrá mostrar otro documento para identificarse, siendo decidida por la autoridad su validez suficiente o no como documento identificativo. Por ejemplo, el carné de conducir para identificarse.
    En caso de no ser posible la identificación por no llevar el DNI en ese momento, se podrá requerir a esa persona a que acompañe a la autoridad o a los agentes a las dependencias más próximas con medios adecuados para realizar la identificación.​ En caso de negarse a mostrar el DNI cuando se lleva consigo, o de negarse a ir a comisaría para realizar la identificación, puede constituir una infracción administrativa por desobediencia (multa), o puede llegar a ser constitutivo de una falta de desobediencia a la autoridad contemplada y sancionada en el artículo 634 del Código Penal.
Validez
    El Documento Nacional de Identidad tiene un período de validez de dos años para las personas menores de cinco años, de cinco años para las personas menores de treinta años, de diez años para las personas menores de setenta años, y permanente para las personas mayores de setenta años. De forma excepcional se puede otorgar validez permanente a personas mayores de treinta años que acrediten la condición de gran inválido, o validez de un año si no se pueden presentar los documentos requeridos para su expedición.

Número (el mismo que el de identificación fiscal)
     El número del Documento Nacional de Identidad está formado por ocho dígitos y un carácter alfabético de control. Esta letra se obtiene a partir del número completo del DNI dividido entre el número 23. Al resto resultante de dicha división, que está comprendido entre 0 y 22, se le asigna la letra de control según una equivalencia. No se utilizan las letras: I, Ñ, O, U. La I y la O se descartan para evitar confusiones con otros caracteres, como 1, l o 0. La Ñ se descarta para evitar confusiones con la N.

Res-to
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
Le- tra
T
R
W
A
G
M
Y
F
P
D
X
B
N
J
Z
S
Q
V
H
L
C
K
E

    Desde un principio, y con un método aún vigente, los números del DNI se asignaron por lotes a los equipos de expedición. Así, cada comisaría o equipo móvil que tramita el DNI, cuenta con un margen suficiente de números libres. Si agota ese cupo, se le otorga un nuevo lote, no necesariamente correlativo al anterior. Se destierra así una falsa creencia: los números bajos del DNI no correspondieron en el pasado a personas que ya han fallecido. Nadie ostenta «el número de un muerto.
El número 1 se lo adjudicó para sí mismo Francisco Franco Bahamonde​. El 2 llevaba el nombre de su mujer, Carmen Polo y Martínez Valdés. Para su hija Carmen Franco y Polo fue a parar el número 3. Del cuarto al noveno han quedado vacantes. Del 10 en adelante y hasta el número 99 se bloquearon para la Familia Real Española. El número 10 se le asignó al rey Juan Carlos I, el 11 para la reina consorte Sofía de Grecia, el 12 para la infanta Elena y el 14 para la infanta Cristina. El número 13 quedó sin usar debido a la superstición. El DNI del rey Felipe VI tiene el número 15.  La princesa de Asturias Leonor tiene el 16 y la infanta Sofía el 17.
Desde diciembre de 2015 se emite la versión 3.0 del DNI electrónico en todas las oficinas de expedición. Es una tarjeta plástica de policarbonato, que incorpora un “chip” electrónico con información digital. Sus dimensiones son idénticas a las de las tarjetas de crédito comúnmente utilizadas (85,60 mm de ancho X 53,98 mm de alto). Esta versión del DNI tiene los siguientes elementos:
·        En el anverso:
o   En el cuerpo central se indican apellidos, nombre, sexo, nacionalidad y fecha de nacimiento del titular del DNI. También se indica el número de serie del soporte físico de la tarjeta, fecha de validez del documento y firma manuscrita del titular.
o   En el lado izquierdo se muestra la fotografía del titular, grabada en blanco y negro, y de mayor tamaño que en versiones anteriores. Debajo de la fotografía se indica el número personal del DNI del titular incluyendo la letra de verificación.
·        En el lado derecho hay una ventana transparente con un grabado láser del número de soporte físico. Más abajo hay una imagen cambiante grabada en láser (CLI) que consta de la fecha de expedición en formato DD MM AA y una fotografía en miniatura del titular. Debajo está el número CAN (Card Access Number) para el acceso al chip RFID.

·        En el reverso:
o   En la parte superior se indican dirección, localidad, provincia y país del domicilio del titular. Más abajo se indica el lugar de nacimiento con la provincia y el país y el nombre de los padres del titular. A la izquierda se indica el código del equipo de expedición del DNI electrónico. También está el chip criptográfico con antena NFC.
o   En la parte inferior está la información impresa OCR-B para lectura mecanizada sobre la identidad del ciudadano según normativa OACI para documentos de viaje.
·        En el chip criptográfico, en formato digital:
o   Certificado electrónico para autenticar la personalidad del ciudadano
o   Certificado electrónico para firmar electrónicamente, con la misma validez jurídica que la firma manuscrita
o   Certificado de la Autoridad de Certificación emisora
o   Par de claves de cada certificado electrónico
o   Plantilla biométrica de la impresión dactilar
o   Fotografía digitalizada del ciudadano
o   Imagen digitalizada de la firma manuscrita
o   Datos de la filiación del ciudadano, correspondientes con el contenido personalizado en la tarjeta
El chip electrónico no contiene información relativa a datos personales distintos a los que aparecen impresos en la superficie de la tarjeta ni datos sanitarios, fiscales, judiciales, penales, infracciones de tráfico, etc...

Medidas de seguridad
    En el DNI electrónico se han desarrollado diversos elementos de seguridad para impedir su falsificación: Medidas visibles a simple vista: tintas ópticamente variables, relieves, fondos de seguridad.
·  Medidas verificables mediante medios ópticos y electrónicos: tintas visibles con luz ultravioleta  microescrituras.
·        Medidas de seguridad digitales: Encriptación de los datos del chip, acceso a la funcionalidad del DNI electrónico mediante clave personal de acceso (PIN), las claves nunca abandonan el chip, la Autoridad de Certificación es la Dirección General de Policía.

Utilización
    Para poder utilizar el DNI electrónico, en primer lugar, hay que conocer la clave personal. Esta clave se puede cambiar en los puntos de actualización del DNI de las oficinas de expedición del DNI. En segundo lugar, se necesita un ordenador personal y un lector de tarjetas inteligentes. Existen distintas implementaciones, bien integrados en el teclado, bien externos (conectados vía USB) o bien a través de una tarjeta PCMCIA. El lector de tarjetas inteligentes debe ser válido para el uso del DNI electrónico. Para ello debe ser compatible con la norma ISO 7816. Por último, hay que descargar el software que proporciona la Dirección General de la Policía en el portal del DNI electrónico.
    En octubre de 2011, a los cinco años de su lanzamiento, El País informaba de que la utilización del DNI electrónico era muy escasa, y de que las pocas personas que usan certificados digitales preferían usar el certificado digital de la FNMT.

     En 2015 se lanzó el DNI electrónico 3.0 que incorpora un chip NFC que puede ser leído desde móviles con lector NFC utilizando una aplicación.

    Imágenes de los distintos tipos de Documentos de Identidad que han existido por años de vigencia. /A) Anverso. (R) Reverso.



(1951-1961 (A)

(1951-1961) (R)




(1962-1965 (A)

(1962-1965) (R)




(1965-1980) (A)

(1965-1980) (R)




(1981-1985) (A)

(1981-1985) (R)




(1985-1991) (A)

(1985-1991) (R)





(1991-1996) (A)

(1991-1996) (R)



(1996-2000) (A)


(1996-2000) (R)



(2000-2006) (A)

(2000-2006) (R)






(2006-2015) (A)

(2006-2015) (R)




(Actual - Alta Seguridad: 2015)



                                        

lunes, 20 de julio de 2020

Algunos hechos que nos marcaron

Las vivencias marcan a las personas



    Todos aquellos que nacimos en los años cuarenta, y ahora casi octogenarios sobre nuestras espaldas, somos hijos de un tiempo y de una tierra de sabor hoy rancio y con tonalidad sepia, pero no menos válida y que merece la pena reivindicar. Surgimos en plena posguerra, guerra que aunque no conocimos sufrimos, involuntariamente, unos efectos que nos marcaron durante gran parte de nuestra vida. Lo que sigue es el recordatorio de unos cuantos hechos o experiencias que a nuestra generación le tocó vivir ¡Ojalá sirva de acicate para que las nuevas generaciones nos comprendan mejor!

    Pasamos una infancia teniendo como patio y escuela la calle, entonces llena de vida y sana confraternización, ¡qué buena escuela la calle!. Allí, fuimos elegidos para jugar, o no, pero por muy fuertes que fueran nuestras peleas, hasta nos “canteábamos”, pero siempre todo se olvidaba, nuestra consigna era no guardar rencor. Nuestras carestías, entre ropas zurcidas o remendadas, antes heredadas de hermanos mayores, las sustituíamos, con un gran poder de imaginación, construyendo carros con cajas de zapatos y otros juegos que improvisábamos con madera, palos, cuerdas etc. Juegos que trataban de imitar a nuestros mayores, aprendiendo a ser como ellos.
Jugábamos también a pídola, al marro, al aro, a los santos -recortando cajas de cerillas gastadas-, a la peonza, al escondite, a un juego que llamábamos “los oficialillos” –con él tratábamos que el equipo contrario adivinara un oficio que nosotros representábamos con mímica-. Las chicas al corro, a las muñecas, a las tabas y a saltar la cuerda etc.

    Manifestábamos ilusión y esperanza por unos Reyes que, cuando mucho y excepcionalmente, nos traían el caballo de cartón o la muñeca. Distraíamos nuestra impaciencia con cualquier cosa entre tebeos o colección de cromos, cuando las obligaciones nos dejaban, ya que desde pequeños también nos tocaba trabajar en el campo, algunos de rapaces, a otros se nos encomendaban faenas de la era, el cuidar de los animales de casa y todos hacíamos los recados que nuestra madre nos encomendaba.

    En la escuela, memorizábamos todo con la pedagogía de entonces: ”la letra con sangre entra”; en la mayoría de los casos sin la motivación y estímulo correspondiente. La enciclopedia Álvarez o Dalmau, plumier de madera - cuando no era sustituido por una caja de chapa- y dos tinteros en cada pupitre bipersonal. Estudiábamos distintas materias principales, había una muy peculiar en bachillerato a la que llamábamos, o llamaban: Formación del Espíritu Nacional. Siempre con una separación de niños y niñas, lejos de la coeducación actual. 

    Ya practicábamos el fútbol, hoy deporte rey, dábamos patadas a la pelota en cualquier era y teníamos como porterías a ambos lados unas piedras o algunos abrigos o jerseys. Tener un balón de cuero, que llamábamos de reglamento, era el anhelo al que todos aspirábamos.

     Apareció en nuestra adolescencia la televisión, íbamos a ver partidos de fútbol y corridas de toros al primer bar que adoptó tal innovación en el pueblo, o a la casa de los vecinos privilegiados que la poseían, siempre con aquella mala resolución e interferencias de aquellos primeros años de emisión.

    Dado que la Educación Sexual fue nuestra asignatura pendiente, la inocencia y descubrimiento del sexo era a costa de otros chicos mayores, con las aberraciones correspondientes. Cine, sujeto a los cotidianos cortes, que señalaba aquella férrea censura que controlaba entonces aquel "nacionalcatolicismo".

    Ya adolescentes fuimos testigos de la aparición del vaquero, bikini o minifalda y los primeros en ponernos aquellos pantalones campana. El fumar molaba y nos hacía, en apariencia, mayores; así en las fiestas de San Roque o Carnaval comprábamos, entre dos o tres, una cajetilla. El problema era quien la guardaba oculta y lejos de la visión de nuestros padres. De repente, entrábamos en quintas y a la mili nos llevaron para hacernos hombres, según decían.

    En nuestro entorno, aunque éramos felices, iba trascurriendo la historia marcada por la posguerra, que aún se respiraba, Radio Andorra y el diario hablado (parte) de las dos y media, la copla y los ritmos de fuera, la señorita Francis, radionovelas, así como los discos dedicados; acontecimientos como la bomba de Palomares y la llegada del hombre a la Luna, Vietnam y Guinea española, el Che, el Lute y Castro; Guerra fría y la de los 6 días, Muro de Berlín, caso Matesa, Gibraltar español, OTAN sí y no,  Primavera de Praga, Mayo del 68; primeras elecciones y transición a los toques de "Libertad sin Ira".
            
    Son muchos historiadores, de distinta índole e ideas, que han analizado el origen de la guerra civil, que tanto ha marcado y sigue marcando a los españoles. Siempre he opinado que no tenía que haber existido, creo que tanto la izquierda como la derecha, de entonces, no hicieron nada para evitar dicha confrontación entre hermanos. Algunos extremismos de izquierda fueron intolerantes y poco respetuosos con las ideas religiosas. Creo que la vida espiritual y religiosa de las personas, sea cualquiera la religión que practiquen, debe de ser respetada y tolerada por todos los demás; así mismo, respetar igualmente a los no creyentes, ni persecución a los creyentes, ni tampoco inquisición a los no creyentes. Una derecha que no supo perder unas elecciones y nos llevó a ese levantamiento fratricida. La solución, bajo mi punto de vista, hubiera sido menos odio, más diálogo y una buena comprensión.

    Lamentablemente, en los tiempos de la pandemia que recientemente hemos vivido, y lo que nos toque por vivir, hemos observado la falta de criterios de unidad ante ese enemigo común (Covid-19) tanto de la izquierda como de la derecha. Deberíamos olvidar ese odio que aun existe entre españoles como secuela de aquella confrontación de hace ya 84 años y que, tristemente, muchos medios de comunicación se encargan de revivir generando odio. Es tiempo ya de arrinconar aquel triste pasado y de pensar en un símbolo monocolor para todos y no en aquel azul y rojo que nos dividía. Nos esperan tiempos difíciles de recuperación económica y antes lo superaremos trabajando todos al unísono.
 
    Por último, TOLERANCIA y RESPETO. Seguir siendo tan amigos de aquellos que piensan distinto a mí. Que las diferencias políticas no sean motivo de enemistades. Estamos condenados a vivir juntos y entendernos.

sábado, 20 de junio de 2020

Aquellas meriendas del día de San Juan en San Román de Hornija



Las meriendas de San Juan



    La noche de San Juan va precedida por el Equinoccio de Primavera, el 23 de abril, día en el que la luz vence a la oscuridad (el día más largo del año) y que desde nuestros ancestros se celebra como el día en el que el bien vence al mal. San Juan es la noche más mágica del año, en la que aún se conservan rituales y tradiciones que se pierden en la noche de los tiempos. Es la noche del agua y del fuego. La noche de dejar las penas junto a la hoguera y afrontar el futuro con energías renovadas ¡Es la noche de San Juan!

    Esa noche de San Juan es una fiesta muy popular a lo largo y ancho de España, pero cada comunidad autónoma tiene su manera de celebrarla. Aunque las hogueras son la atracción principal de forma generalizada, dependiendo de la región siempre nos encontramos con costumbres diferentes que enriquecen muchísimo nuestro folclore con sus creencias populares. En otras regiones, esa noche, los mozos y mozas salían a coger el trébol, entonando está canción:

A coger el trébole, el trébole, el trébole;
a coger el trébole la noche de San Juan.
A coger el trébole, el trébole, el trébole;  
a coger el trébole los mis amores van.

    Luego los mozos se difuminan por los diversos rincones del pueblo para poner el ramo en la ventana o balcón de la moza de sus amores que, en vela, observa entre visillos la llegada de su querido galán.

    En Valladolid tiene gran tradición la noche de San Juan, siendo celebrada en su mayoría en la “la playa de las Moreras” donde se reúne la gente en torno a las hogueras y arrojan a ellas sus deseos anotados en un papel. La celebración se ameniza con conciertos y casetas gastronómicas.

    Más tarde, la Iglesia dio sentido religioso a esta fiesta, desde sus inicios pagana, conmemorando el día de San Juan Bautista, primo de Jesús por el que fue bautizado.

    Ciñéndonos a la manera de celebrar San Juan en San Román de Hornija, mi pueblo, llegan a mi mente viejos recuerdos, aun sin desvanecerse, de aquella tan singular celebración que hacíamos de esa fiesta. Digo singular porque no hacíamos hogueras ni otros rituales que se hacían en otros lugares de la geografía española; podíamos decir que, la forma de manifestarnos en tal evento, era tan peculiar y única que merecería por su interés desentrañar sus orígenes, y con la peculiaridad de que aquellos comportamientos festivos eran poco comunes en los pueblos vecinos que nos circundan.

    Consistía en la celebrar ese día, 24 de Junio, una merienda entre jóvenes y todo lo que conllevaba, porque esa merienda y sus preparativos se extendían a vísperas y días posteriores con la justificación de dar por terminada las “sobras” o restos de dicha merienda.

    Había unos proyectos preliminares ante la celebración de esa merienda de San Juan: las chicas se esforzaban en la obtención de la casa sanjuanera, limpieza y decoración de dicha casa, así como comprar todo lo necesario -actitudes hoy un poco anacrónicas y obsoletas dado la actual liberación e igualdad en tareas que propugna la mujer-. El chico, sin embargo, planeaba el emparejamiento o búsqueda de pareja; domingos antes, si quería participar de esa merienda y todo lo que implicaba tenía que proponer a una chica, más o menos afín a sus gustos, tal emparejamiento y ser correspondido por ésta última. En caso negativo a tal aceptación, aparte del consiguiente desaire y vergüenza, era vulnerado moralmente al ser sometido a los famosos “regueros”. Consistían éstos en un poco de burla entre el resto de la cuadrilla, más o menos amistosa y con un relativo buen humor, en esparcir paja en forma de “reguero” entre el camino que separaba las casas de los padres de ambos.
Ese formato de emparejamiento de jóvenes para convivir en cuadrilla también se llevaba a cabo en los carnavales. Era una apertura o evasión para aquella época, el baile de los domingos era siempre supervisado por los ojos bien atentos de madres o abuelas, así como todos los movimientos o situaciones poco ortodoxas en que podían incurrir dichos jóvenes. 

    Hemos de aclarar que la gente mayor celebraba también esa merienda pero en las bodegas, entorno más próximo al pueblo.

    Así, a media tarde, partíamos exultantes para los plantíos, unos en burro, el que podía en caballo, cantando canciones sanjuaneras con una alegría que nos desbordaba a todos. A la caída de la tarde, regresábamos enramando las caballerías y dispuestos a dar continuidad a la fiesta asistiendo al baile. Como ya dije antes, la fiesta se prolongaba una o dos noches en la casa “sanjuanera”.

    Bien recuerdo la siguiente anécdota ocurrida por estas fechas:

    Hace ya algo más de 60 años y por las meriendas en honor a San Juan, un joven de esta localidad iba a ir de merienda o con su cuadrilla a los plantíos.
    La víspera llega a casa, ya casi de madrugada, sin haber comunicado su pretensión de llevar el caballo a dicha merienda. Para consolidar dicho proyecto no se le ocurre otra cosa que poner un candado desde la cadena del caballo al pesebre, con tal de evitar que dicho corcel fuera llevado a arar con las otras mulas, y así poder disfrutar de dicha cabalgadura durante el camino de las meriendas.
    Llega el criado bien de madrugada a casa del amo, para emprender una jornada de arada, buena persona, aunque con mala vocalización al hablar. A la hora de enganchar los animales, le sorprende el no poder desatar al caballo. Para resolver tal situación llama al dueño, padre del joven sanjuanero, a voz de grito, diciéndole:
¡    Caballo candao!, ¡caballo candao! Ante la falta de comprensión de lo que decía, el dueño acude personalmente a la cuadra y resuelve tal situación despojándole de su cabezada al animal y poniéndole otra.
    Al levantarse el joven se quedó desconsolado. Encontró sobre el pesebre amarrados: candado, cadena y cabezada, pero no caballo. A los plantíos asistió de merienda, pero llevando como cabalgadura el burro.

Moraleja:
    "Si a San Juan quieres ir bien montado,
dialoga antes, para evitar el candado"

    Así ha quedado en el pueblo el dicho de: “caballo candao”, cuya semántica, por estos lares, hace alusión a proyectos frustrados en general.
    (Como protagonista de dicha anécdota puedo dar testimonio de su veracidad).

    Lamentablemente, aquella ilusión y tradición de las meriendas de San Juan ha sucumbido, tal vez, por ese despoblamiento del mundo rural; sin embargo, han surgido en estos últimos años otras formas de convivir las cuadrillas en fiestas, apareciendo las llamadas “peñas”, siempre en las fiestas de San Roque, época vacacional y muy concurrida por jóvenes forasteros.   

    Así veíamos los jóvenes de esa época aquellas fiestas de San Juan. Ahora las tradiciones de los pueblos se han ido desvaneciendo, ha cambiado la mentalidad e ilusiones de sus gentes, ¿O es que quizá seamos nosotros los que hemos cambiado?, hasta el punto de ver desde otra perspectiva el mundo en el que hemos vivido, que al pasar el tiempo todo llega a parecernos distinto, y las pequeñas imágenes de aquella preadolescencia, aun siendo insignificantes, se agrandan con el paso de los años y se gravan en nuestra mente hasta adquirir dimensiones capaces de ocupar parte importante de nuestros recuerdos.





viernes, 15 de mayo de 2020

San Isidro Labrador patrón de los labradores españoles.



¡Feliz día de San Isidro! 

     El tiempo va transcurriendo, aunque con la pesadilla de este coronavirus, y nos hemos acercado a la festividad de San Isidro Labrador. Como hijo de labradores siempre me ha seducido esta fiesta, aunque en contra de mi voluntad hace ya mucho tiempo que no tengo la dicha de estar por allí en estas fechas. Todas las profesiones tienen su santo que les protege, y así los tan necesarios y olvidados labradores celebran la festividad de su patrón el 15 de Mayo. 

    En estos tiempos difíciles que nos toca vivir, pedimos a San Isidro que proteja del Covid-19 a toda la familia que vive del campo, y nos enseñe a labrar la tierra de nuestra vida, así como a sembrar la parcela del amor, de la amistad y de la humildad. ¡Ah!, y que esta sociedad sepa valorar esta profesión tan imprescindible. 
“La agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre” (Cicerón).

    Hay un refrán español que dice: ”San Isidro Labrador quita el agua y pon el sol”. Este año, con la abundancia de lluvias, viene como anillo al dedo dicha petición, en contradicción con otros años de excesiva sequía. Después de las lluvias de los últimos días el campo está lleno de vida, color, flores y amapolas. Aunque este año, por las circunstancias antes mencionadas, este campo no nos inspira por estas fechas, la alegría de contemplar esa belleza que nos suscitaba otros años, ni la ilusión para celebrar esta fiesta patronal. Desde aquí felicitamos a esos abnegados labradores de San Román de Hornija -nuestro pueblo- ante la fiesta de su patrón. ¡Qué el próximo año podáis celebrarla en todo su esplendor!













Biografía de San Isidro:

    Es un santo muy popular, labrador, padre de familia y madrileño de nacimiento (eso sí, hay que tener en cuenta que Madrid en tiempos de San Isidro no era la gran ciudad que ahora conocemos). No se sabe con seguridad las fechas de su nacimiento y de su muerte, algunos aseveran que su nacimiento fue en 1082 y su muerte en 1172, larga longevidad para aquellos tiempos, Si sabemos, como ya hemos dicho, que nace en Madrid y que su vida transcurre en sus alrededores. Muy humilde trabaja desde joven en los campos para su amo Juan de Vargas.

    Contrae matrimonio con María de la Cabeza, y tienen un hijo. Su historia está envuelta en una leyenda que adorna su vida al recordarnos verdaderos prodigios y milagros. Se dice que los ángeles bajaban a labrar el campo mientras que el rezaba. Que antes de ir a trabajar visitaba todas las iglesias que se encontraba en su camino para rezar, especialmente a la Virgen, a la que le tenía gran devoción. Que invitaba a comer a su casa a todos los pobres, y que la cazuela de la comida se multiplicaba milagrosamente para que todos tuvieran su ración. Pero más importante que todos sus milagros juntos, es que era un hombre de Dios, sencillo, humilde, trabajador, al cual le encantaba rezar y ayudar a los más pobres. Fue pronto llevado a los altares por el pueblo, pero fue en 1662 cuando Gregorio XV lo canonizó junto a otros tres santos españoles: San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús y San Francisco Javier. Sus restos se encuentran en la Colegiata de San Isidro de Madrid, junto con los de su esposa Santa María de la Cabeza. San Isidro es el patrón de todas las personas que trabajan en el campo y del mundo rural en general, por eso, cada 15 de mayo se celebra esta fiesta patronal en todos los pueblos agrícolas de España.

    Hubo un poeta, llamado José María Gabriel y Galán que supo reflejar en su poesía todos sus sentimientos hacia el mundo rural castellano, como se demuestra en el siguiente poema:


ARA Y CANTA

- I -

Labriego, ¿vas a la arada?
Pues dudo que haya otoñada
más grata y más placentera
para cantar la tonada
de la dulce sementera,

¿Qué has dicho? ¡Que el desgraciado
que pasa el eterno día
bregando tras un arado
jamás cantó de alegría
si alguna vez ha cantado?

Es una queja embustera
la que me acabas de dar.
¿No sabes que yo sé arar?
Pues déjame la mancera,
y oye, que voy a cantar:

- II -

Labriego poco paciente:
si crees que solo tu frente
vierte copioso sudor,
que sorbe innúmera gente,
sal de tu error, labrador.

Lo dice quién es tu hermano,
quien canta tu lucha brava,
lo dice quien por su mano
siega la mies en verano
y el huerto en invierno cava.

¿Qué sabes tú del tributo
que el mundo al trabajo rinde,
ni qué sabes de su fruto,
si no has transpuesto la linde
del terruño diminuto?

Si el mundo aquel te impusiera
yugos que impone al mejor,
pensaras que tu mancera,
si no es la más llevadera
tampoco es la cruz mayor.

Te quema el sol del estío,
te azota el viento de enero
y aguantas en el baldío
los hálitos del rocío
y el golpe del aguacero.

Dura y perenne es la brega
que pide riegos la vega,
que pide rejas la arada,
que pide gente la siega,
que el huerto espera la azada.

y es trabajoso el descuajo,
y abrumador el destajo
y a veces nulo el afán...
¡Y tal vez es el trabajo
más duro que blando el pan!

Todo es verdad, labrador;
pero en esos horizontes,
y en esas siembras en flor,
y en estos alegres montes,
¿no hay nada consolador?.

¿Todo negro es tu destino?
¿Todo el vivir te envenena?
¿De abrojos horribles llena
todo el árido camino?
¿Toda ingrata es la faena?

¿No sabes tú, labrador,
que hay frente que el tiempo arruga
escaldada en un sudor
que sana brisa no enjuga
con soplo consolador?

¿Sabes que hay ojos que ciegan
laborando en la penumbra,
mientras los tuyos se entregan
al piélago en que se anegan
de la luz que nos alumbra?

¿Sabes qué ambientes malsanos,
si no venenos letales
marchitan pechos humanos
con corazones leales
del tuyo dignos hermanos,

mientras tu pecho sanean,
y equilibran tus sentidos,
y tus sudores orean
ricas brisas que pasean
por estos campos floridos?

¿Quieres en un mundo verte
con bravas agitaciones,
con injurias de la suerte,
con bárbaras tentaciones
y duelos, sin sangre, a muerte?

¿Qué sirena engañadora
hasta aquí a decirte llega
que en la ciudad bullidora
ni se reza, ni se llora,
ni se sufre, ni se brega?

¿Qué espíritu engañador
o torpe decirte quiso:
«Llora y suda, labrador,
que el mundo es un paraíso
regado con tu sudor?»

Fuera más útil y honrado
decirte quién ha arrancado
de las entrañas de un cerro
este pedazo de hierro
de la reja de tu arado.

Decirte que hornos ardientes
fundieron humanas frentes
cuando este hierro ablandaron,
y que en su masa cuajaron
sudores de hermanas gentes.

Ara tranquilo, labriego,
y piensa que no tan ciego
fue tu destino contigo,
que el campo es un buen amigo
y es dulce miel su sosiego,

y es salud el puro día,
y estas bregas son vigor,
y este ambiente es armonía,
y esta luz es alegría...
¡Ara y canta, labrador!




martes, 21 de abril de 2020

Seguimos luchando contra el Covid-19



Unidos venceremos



    Van pasando los días, ya casi 40, en este monótono confinamiento en nuestros hogares. Como bien me decía un amigo: “mejor estamos en casa que en un hospital”. Parece imposible que los que antes presumíamos de ser poco caseros: con paseo matinal, compra, partida de 3 de la tarde, estemos venciendo aquellos hábitos sometiéndonos a esta reclusión con convicción y así evitar, dada nuestra edad en declive, el contagio de la epidemia que nos rodea. 

    Son muchas las limitaciones a las que nos somete esta pandemia de índole mundial, algunas de tipo social que nos aleja de aquellos amigos cotidianos, pero creo que las que más añoramos son la ausencia en nuestras vidas de hijos y nietos. A veces, suplimos esta ausencia, aprovechando los grandes medios de comunicación actuales, (móvil, videoconferencia, skipe), aunque muy alejados todos ellos de suplir ese calor físico y presencial de una familia reunida. Claro que, pensándolo bien, aunque sea una paradoja, no ser visitado por hijos y nietos se convierte en un acto de amor ya que los besos y abrazos son armas arrojadizas del virus.  

    Me paro a pensar, a veces, que todo que nos está pasando es un aviso en defensa de esta Naturaleza que tanto maltratamos: contaminando la atmósfera, los ríos, los mares, y todo nuestro entorno. Tenemos un excesivo consumismo y creíamos controlar todas las fuerzas y recursos de la madre Naturaleza, ¡Qué incautos!, Ésta ha descargado un rayo de ira sobre nosotros en forma de un virus, que surge imprevisible, inesperado e incontrolable, y que nos está haciendo débiles e impotentes ante tal combate.

    A la caída del sol en esta primavera rompemos nuestro silencio con aplausos, en un gesto de gratitud hacia nuestros sanitarios, que arriesgan su vida en su contacto directo con enfermos infectados por el “coronavirus”. Son muchos los sanitarios que han sido infectados en Centros de Salud y Hospitales, yo mismo he vivido dicho contagio sanitario en la persona de un hijo. Esos aplausos de coraje vienen acompañados de miradas, saludos y gestos cómplices entre vecinos que, pese a vivir en la misma calle, quizá no nos conocíamos, pero ahora nos sentimos unidos ante un enemigo común, reflejando en nuestros rostros blancos y pálidos un signo de esperanza. Me enorgullece el saber que en mi pueblo también se tiene este gesto diario, de agradecimiento al personal sanitario que está ejerciendo una ardua labor, arriesgando sus vidas, con tal de salvar las de los demás.

    Son muchos los amigos y conocidos que nos han dejado, no han podido vencer esta pandemia. La muerte siempre es triste para los familiares y amigos del difunto, ahora se le añade a esa tristeza la soledad de los entierros. El Ministerio de Sanidad ha prohibido los velatorios, tanto en lugares públicos como privados y domicilios particulares. Se limita el número de acompañantes a tres allegados. Las iglesias han cerrado y los muertos salen por la puerta de servicio de esta vida. No hay acompañamiento de amigos, familiares, ni cortejo fúnebre en ese último adiós. Aunque nos duela es necesario para evitar males mayores, lo que no quita el sentimiento de impotencia y desgarro que produce. Evocamos la rima de Bécquer… ¡Qué solos se quedan los muertos…y sus familias!
    Me ha llegado un video que me ha impresionado, son las manifestaciones de una española, hija de padre español y madre japonesa, sobre los comportamientos y respuestas que da la sociedad japonesa a la hora de afrontar una crisis como esta:
    Se pregunta ¿Por qué Japón con 130 millones de habitantes y su proximidad a China no ha tenido un crecimiento de coronavirus exponencial, como por ejemplo España e Italia? Ha tenido una propagación sólo lineal. Parece algo inexplicable ya que es un país sujeto a catástrofes como: terremotos, tifones, tsunamis etc. Sin embargo, el comportamiento y la cultura individual del japonés tiene siempre como horizonte LA COLECTIVIDAD: “El bien del todo es más importante que el bien de una parte”, es decir que cada individuo contribuye al bien común de todos.

    Deberían tomar ejemplo nuestros políticos de esa “colectividad” del pueblo japonés. Es bochornoso que, tanto el partido del gobierno como los de la oposición, en la jornada del día 9 pasado en el Congreso de Diputados, se culpaban ambos de las muertes del “coronavirus”. Creo que las actitudes de nuestros políticos se parecen a un mundo de locos: los grupos independentistas. más otro extremista de derecha votan “no” a la segunda prórroga del estado de alarma, pero no porque la vean innecesaria sino por espíritu de contradicción. Éste último, se limita a judicializar todo, no aportando nada positivo a esta crisis, solo un proyecto anticosstitucional y poco democrático para destituir al Gobierno. Lo único viable, legal y democrático para derrocar al Gobierno, con mayoría simple, es plantear una moción de censura en toda regla, como le fue planteada al anterior presidente Rajoy.

    Las críticas a la acción del Gobierno son no solo legítimas, deben de se imprescindibles en tiempos de democracia, pero no una oposición lanzando acusaciones duras, insinuaciones desleales que están degenerado en pura miseria electoral. Podría añadir algo más: lo que estamos observando en el Parlamento es una insensatez, así como una irresponsabilidad grave de sus señorías, ya que desmoraliza al ciudadano de a pie que lleva 40 días con responsabilidad y paciencia este confinamiento. En una palabra, el pueblo español, que se muestra paciente, responsable y resignado en casa en su aislamiento, no se merece este tipo de políticos.

    El “coronavirus” no entiende de colores ni de partidos, ni de pobres ni ricos, a todos nos afecta por igual. Tanto Gobierno como oposición tienen la responsabilidad de ir juntos y unificar criterios para vencer esta pandemia, y juntos tomar medidas ante los efectos nefastos que sufrirá nuestra pobre economía.

    Como persona, entrando en eso mal llamado tercera edad, hago un llamamiento a todos los de mi generación y más mayores de nuestro pueblo, para que se queden en casa y no salgan a la calle, que lo más necesario se lo compren sus hijos o vecinos. Somos por nuestra edad los más vulnerables, circunstancia esta por la cual debemos extremar todas las precauciones necesarias para no coger este dañino “coronavirus”. A ver si en verano todo ha pasado y volvemos a vernos en ese pueblo que tanto añoramos.