Creo que los ríos, aparte de obsequiarnos con
tantos recursos por donde pasan, influyen poderosamente en el carácter y forma
de vida de los habitantes de aquellos pueblos a los cuales bañan con sus aguas. El discurrir de las aguas de un río es
semejante al de la vida humana. Desde su origen hasta su desembocadura su
curso se despliega, crece, se enriquece, apoya o rechaza los proyectos de los
hombres, abre cauces a la Historia o destruye con sus riadas esperanzas y
realizaciones, como el ser humano con guerras e invasiones. Los grandes cursos
de agua han constituido siempre materia inagotable de meditación, aventuras y
estudios. Su paso con fuerza irresistible ha cambiado las tierras por donde
transcurrían, han transformado terrenos, antes áridos, en fértiles riberas.
Nos llena de nostalgia nuestro río Hornija,
aquel arroyo de nuestro entorno que, con un caudal más regular que en la
actualidad, era fuente de recursos en nuestra vida cotidiana. Hoy, con muy poco
caudal como consecuencia de los riegos abusivos en cursos altos de dicho valle.
No comprendemos ¿Cómo unas concesiones de agua de otros tiempos pueden tener
validez ahora en tiempo de escasez? Las aguas del Hornija ya no tienen aquel monótono rumor o murmullo que ofrecían a su paso por San Román. El río era el testigo del quehacer diario de
sus habitantes.
En un rincón de La
Mudarra llamado “Fuente Porras” comienza la vida de este río vallisoletano modesto. Después de La
Mudarra sus aguas bañan Peñaflor de Hornija, Torrelobatón, Villasexmir, San
Salvador, Gallegos de Hornija, Vega de Valdetronco, Marzales, Villalar de los
Comuneros y desemboca en el Duero en San Román de Hornija, con un recorrido de 64 Km. desde su nacimiento. En San Román, nuestro pueblo, nos manifiesta las vivencias del paso
por esos pueblos antes citados, testimoniándonos el buen o mal trato recibido de ellos, así
como evocando alguna página amarga de nuestra Historia. Un poco antes de la llegada al río Duero recibe las aguas de otro río humilde llamado Bajoz y en su desembocadura forma
un entorno o ecosistema muy particular en fauna y flora.
Hoy parece que el
hombre da la espalda a sus ríos, permitiendo que aquellas aguas cristalinas que
antes conducían se hayan convertido en aguas sucias y muchas veces contaminadas.
Esta desidia del hombre actual por su entorno tendrá duras consecuencias para
futuras generaciones ¡Es preocupante el paso de este río por nuestro pueblo!
Se encuentra sucio de maleza todo su cauce, lo que impide una buena conducción del
escaso caudal que lleva en invierno.
Tenemos próximos a
nuestro pueblo el río Bajoz, así como el importante Duero, pero ninguno nos es
tan familiar y afectivo como el Hornija, porque aparte de su proximidad al
pueblo y darle su nombre, forma parte de nuestro entorno e historia por las siguientes razones:
- En el río Hornija
se instalaron los primeros molinos de agua para la transformación del trigo en
harina.
- En él lavaban
penosamente nuestras madres y abuelas la ropa, por carecer durante aquella época de agua corriente y de las modernas lavadoras
actuales.
- La fauna de sus
aguas fue recurso alimenticio de sus habitantes: cangrejos, peces etc.
- El cauce, entonces
regular de sus aguas, fomentó los primeros regadíos.
- Por los pueblos de
su valle se llevaba a cabo la salida comercial de nuestros productos agrícolas:
uva, vino, manojos etc.
- Por último, este
río tan carismático es llamado: “Hornija Comunero”. Comuneros fueron aquellos labradores
castellanos que hicieron frente al emperador Carlos V, al que acusaban de anteponer las necesidades alemanas a las españolas, y en defensa de sus
libertades. En febrero de 1521 los Comuneros se hicieron con la fortaleza del
Castillo de Torrelobatón, hasta que en el mes de Abril, acosados por
circunstancias adversas, salieron en busca de la libertad siguiendo el cauce
del río hasta Villalar. Allí se produjo la derrota y a orillas del Hornija
fueron ejecutados miles de comuneros junto a sus caudillos: Padilla, Bravo y
Maldonado. Cuenta una leyenda en San Román, obtenida por esa transmisión oral de
abuelos a nietos a través de las distintas generaciones, que en esas fechas las
aguas del río Hornija bajaban rojas por el color de la sangre de los valientes
comuneros ejecutados.
Algunos poemas sobre este río le simbolizan como “Río Comunero”
y han sido musicalizados en su momento por el grupo “Candeal”:
«Prodigalidad de la luz.
La Mudarra se hace rito
entre palomares y encinas
va naciendo el caserío.
Hornija tiene por nombre,
pobre de cuna nacido
entre tapiales y huertos,
mimbreros y algún molino.
Chopos en
oración lenta,
pastores, labriegos, niños
son de tu andadura.
pastores, labriegos, niños
son de tu andadura.
Soles de
inviernos frío
entre berrazas y berros
sigues en tu curso digno,
arroyuelo más que arroyo,
austero cual peregrino».
«Desde mi ventana noble
tres palomares
son vistos,
unos huertos en desmedro,
altos chopos y negrillos
y el manantial que da nombre
al Hornija, canto y río».
entre berrazas y berros
sigues en tu curso digno,
arroyuelo más que arroyo,
austero cual peregrino».
El siguiente poema
está sacado de “Amapolas comuneras":
Dejo constancia de mi llanto:
La
Fundación Villalar-Castilla y León, coincidiendo con los actos del día del
libro, ha editado los romances de Godofredo Garabito Gregorio titulado “Amapolas Comuneras”, una
composición poética en la que su autor despliega ante el lector todo un retrato
del sentir castellano, matizado y filtrado por el crisol singular que supuso la
ejecución de los comuneros tras la batalla de Villalar: "Si los encinares y
robledales fueron testigos, a través de los montes de Torozos, de no pocas
traiciones, la columna vertebral fue el cauce del Hornija, río comunero por
excelencia":
unos huertos en desmedro,
altos chopos y negrillos
y el manantial que da nombre
al Hornija, canto y río».
Nacimiento en la Mudarra |
Puente y castillo en Torrelobatón |
Puente en Villalar de los Comuneros |
Puente en San Román de Hornija |