miércoles, 15 de octubre de 2025

Fielatos o arbitrios de otra época.

 

AQUELLOS FIELATOS ;

 


           Si tuviéramos que preguntar a cualquier joven de menos de 55 años de nuestro pueblo San Román de Hornija, sobre si conoce la palabra fielato, o si le contaron sus padres o abuelos donde estaban ubicados los de Toro, ciudad antes importante y de gran comercio comarcal, estoy seguro que ninguno daría detalles de ello. Tal vez, si a estos les añadimos que el fielato era conocido por arbitrios, entonces, es posible que alguno/a, diría que algo le contó su padre o su abuelo sobre esto.

 

     Los fielatos eran unas casetas, a veces llamadas "estaciones sanitarias", situadas en las entradas de las poblaciones, más o menos grandes, para controlar y cobrar los impuestos sobre los productos que entraban en la ciudad, los llamados "consumos" o "arbitrios". Estos impuestos recaudados mediante una balanza o "fiel", se aplicaban a las mercancías a partir de mediados del siglo XIX, y su control y recaudación se extendió hasta bien entrado el siglo XX. 

 

       El nombre proviene del "fiel" o balanza que se utilizaba para pesar las mercancías en el momento de cobrar los impuestos. Los fielatos tuvieron su época de mayor esplendor en el siglo XIX y principios del XX, ya que se convirtieron en una fuente importante de financiación municipal.

 

      Su función principal era cobrar los "consumos", un impuesto municipal que gravaba los alimentos y otros bienes que entraban en la ciudad, así como su control sanitario, ya que también se encargaban de examinar el estado sanitario de los productos con el fin de evitar enfermedades entre la población.

 

       Estos impuestos llamados arbitrios eran una tasa que había que pagar por la entrada en el pueblo de todos y cada uno de los productos destinados al consumo. En definitiva,  el fielato era una especie de aduana donde había que declarar las mercancías alimenticias que entraban en las poblaciones y a tenor del producto y de la cantidad pagar un arancel por ello.

 

       Los arbitrios eran odiados por todos y cada uno de los vecinos de esas determinadas ciudades y de los pueblos de esa comarcas, por ello la gente utilizaba su ingenio buscando subterfugios con el fin de no tener que pagar esta tasa. La más común de todas las argucias empleadas era la de entrar las mercancías a horas intempestivas, teniendo en cuenta que dichos fielatos abrían a la salida del sol y cerraban al ponerse., aunque a veces en los “portillos” como era el nombre que se le daba a las entradas por los caminos rurales, se solían apostar los guardas del campo que ejercían como empleados del fielato. 

 

       Aquella oficina siniestra de arbitrios era una especie de caseta de reducidas dimensiones que dejó de existir después de varias décadas de existencia para dar paso al poco tiempo a otros impuestos que en vez de ser locales pasaron a ser estatales, así nació el IRPF, el IVA, y  la Declaración sobre la Renta entre otros  gravámenes. Hemos de aclarar que en 1990 apareció un impuesto a favor de los ayuntamientos llamado IBI (contribución), por el cual los propietarios de terrenos rústicos o viviendas urbanas pagan por este impuesto al ayuntamiento respectivo, según el valor de esa propiedad y la tarifa establecida por aquel.

 

       Si aquellos arbitrios eran eludibles utilizando el ingenio, hoy, los poderosos se agarran al asidero de la ingeniería financiera para no pagar o tributar menos. Los hay que canalizan sus ingentes y cuantiosos ingresos a través de empresas patrimoniales, otros, tributando en el extranjero, otros haciendo trabajos sin IVA, mientras tanto  los muchos como tú y como yo,  no podemos esconder ni una carga de uvas como aquellos desgraciados de antaño.

 

       Tras la Guerra Civil española, algunos fielatos también sirvieron para controlar y requisar mercancías de los ciudadanos que intentaban "trapichear" mediante el “estraperlo” para sobrevivir al hambre, lo que generó situaciones de conflicto y picaresca. Los fielatos reflejan la compleja relación entre las administraciones municipales, los ciudadanos y la economía local, especialmente en épocas de dificultades económicas, como el hambre de la posguerra.

 

       Los guardas o empleados del fielato paraban a las personas que portaban mercancías, bien a pie, carro, caballería, coche o autobús. Los atascos y la hora punta no son solo de ahora, ya los sufrían nuestros antepasados al tener que enseñar lo que llevaban uno por uno. Todos debían detenerse ante la autoridad fiscal y los impuestos recaían sobre aceite, vino, legumbres, carnes y frutas. Suerte tenían los cisqueros de San Román que abastecían cisco a los habitantes de Toro, ya que la leña estaba exenta de tales impuestos. 

 

       La práctica de los fielatos fue desapareciendo progresivamente, hasta mediados del siglo XX.  Fueron abolidos a medida que se modernizaban los sistemas fiscales y sanitarios. Hoy en día, su función ha sido sustituida por controles aduaneros modernos y regulaciones sanitarias estatales.

 

       Los fielatos eran tan populares y poco queridos, por aquello que suponían dejar parte de las ganancias en las cajas recaudatorias municipales, y había coplas burlescas inspiradas en ellos. Aquí va una:

 

Una señora muy gorda
por el fielato pasó,
con un sombrero muy grande
y el Guarda la sorprendió:
«Oiga usted, buena señara,
haga el favor de venir,
que nuestro jefe la llama
y algo le querrá decir».
Al registrarle el sombrero
dos jamones le encontró,
y tres docenas de huevos,



    Algunas imágenes de fielatos, que aún se conservan en la actualidad, así como un recibo emitido por un fielato de Toro (Zamora), dan testimonio de esa época tributaría municipal de la historia de España.


Torre del Fielato de Valladolid


Fielato de Burgos


Recibo de un Fielato de Toro (Zamora)





lunes, 15 de septiembre de 2025

Las manías y rutinas


La monotonía de las manías y rutinas

 

Las manías son comportamientos repetitivos y compulsivos que una persona realiza de forma automática y muchas veces sin darse cuenta. Estas conductas pueden manifestarse de diversas formas, como por ejemplo ordenar objetos constantemente, lavarse las manos repetidamente, preocuparse excesivamente por la limpieza, morderse las uñas de las manos, hacer gestos involuntarios con cara, nariz y ojos. Es importante tener en cuenta que las manías no necesariamente son perjudiciales, pero si interfieren en la vida diaria de la persona o causan molestia. No nos referimos a esa ojeriza que a veces reside entre personas, capaz de fomentar odio, son las pequeñas costumbres o hábitos que todos tenemos, y que a veces pueden ser entrañables... o desesperantes.

Esas pequeñas cosas, aparentemente intrascendentes, nos producen un bienestar difuso, sin altibajos emocionales, conforman el núcleo central y más estable de nuestra vida. El que, como un pegamento, une alegrías y penas, formando un todo indisoluble.

No es fácil mantener el ánimo siempre en la cúspide. Hay curvas, piedras y baches en el camino, cuando menos te lo esperas, en un adelantamiento te das de bruces con un problema mal aparcado. Se alteran nuestros signos vitales básicos y al corazón le cuesta volver a su ritmo o cadencia habitual.

Los momentos de felicidad son resplandores que desaparecen pronto. Desde las simas de las aflicciones cuesta más trabajo levantar el vuelo. Resplandores y oscuridades se alternan en el inevitable transcurrir del tiempo. En medio de todo ello, la monotonía de las rutinas, que a fin de cuentas es el intervalo más duradero y estable. Es como la materia oscura del universo que, según los astrónomos, no emite ninguna radiación electromagnética, pero está ahí, influyendo en el movimiento y sincronía de las galaxias. Espacio y tiempo sin límites claros donde se desarrollan acciones a las que no les damos importancia, pero que forman el armazón que da estabilidad a nuestra estructura emocional. Hábitos adquiridos inconscientemente por la tendencia natural al equilibrio.

Son manías buenas: acudir al trabajo y esperar con ilusión el fin de semana, echarte la siesta o partida en el bar, el paseo diario, las cervezas cuando plazca, charlar con los amigos, sentarte en la puerta de tu casa a ver pasar la gente e intercambiar tópicos sobre el clima que genera este calor del presente verano

En estos días de vacaciones muchos buscan playas. Allí se supone que los que van encuentran lo que buscan. Los que permanecemos en tierra adentro somos marineros en mares extensos de trigales y viñedos, con sarmientos y espigas soportando como velas de barco al viento. Aquí no planean gaviotas en el aire, vuelan sobre nuestros campos: gorriones, palomas, alondras, colorines y alguna que otra codorniz. Las corrientes marinas son los caminos trazados en la piel de nuestro término. Las mareas, que la mar nos presta, antes las hacíamos viento para limpiar los garbanzos en nuestras eras, bieldo en mano lanzado hacia la luz del cielo. Ya no hay eras, hoces, trillos, bieldos ni aventadoras, las modernas máquinas agrícolas tratan de borrarnos anteriores recuerdos

Cada cual, según edad y condiciones, disfruta a su manera. Unos observando algún paisaje cotidiano de su pueblo salpicado de recuerdos, otros contemplando crepúsculos de atardeceres y amanecidas

 

 

viernes, 15 de agosto de 2025

El Pesimismo

 

Pesimismo, enfermedad del espíritu

 

El pesimismo es una actitud o enfoque mental que tiende a aparecer en los aspectos negativos de la vida, esperando lo peor en cada situación y teniendo una visión generalmente desfavorable del futuro. Las personas pesimistas suelen tener una perspectiva sombría y creen que las cosas tienden a salir mal, que no hay esperanza de mejora y que los problemas son insuperables. El pesimismo puede surgir de diversas fuentes, como experiencias negativas pasadas, creencias arraigadas, tendencias cognitivas negativas o influencias ambientales negativas. Algunas personas pueden adoptar una mentalidad pesimista como una forma de protección o autodefensa, para evitar decepciones o dolores futuros.

La incertidumbre, la vulnerabilidad y el dolor, durante los años de pandemia, no cabe la menor duda que nos dejaron marcados.  Esa amenaza para nuestras vidas, esa impotencia ante la gravedad palpable de los primeros meses, los cuales fueron los más duros, entonces, en aquellos momentos dejamos relegados los problemas cotidianos que la sociedad vivía como podían ser el paro, la economía, o el cambio climático, por poner un ejemplo, y dimos paso a algo que a su vez nació con mucha virulencia, algo muy contagioso que se instaló en muchos de nosotros y que se resiste a desaparecer, me refiero al pesimismo.

No caigamos en el pesimismo, pero en especial las personas mayores. Nuestros padres y abuelos tenían razones más que sobradas para desmoralizarse, y sin embargo aguantaron estoicamente los tremendos embistes que la vida les regaló. Me imagino a aquél jornalero que iba a buscar un jornal para el sustento de la familia y pasaban días y días sin que nadie le contratara, y sin embargo, tal vez en su casa se le oyera desde la calle cantar algún fandango, aunque fuese un martinete, del que cuentan los entendidos en cante que es uno de los palos más tristes. En condiciones como aquellas, la ansiedad, la depresión, y el estrés todavía no estaba inventados.

Sin embargo, el pesimismo tiene muchos efectos negativos. Nos puede llevar a sentimientos de desesperanza, ansiedad y depresión, y puede dificultar el disfrute de la vida y la búsqueda de soluciones a los problemas. Además, el enfoque negativo puede afectar las relaciones personales y la capacidad de superar los desafíos o retos.

Es importante destacar que el pesimismo no es una forma fija de ser. Las personas pueden aprender a adoptar una mentalidad más optimista a través de cambios en sus pensamientos y perspectivas

En última instancia, el pesimismo y el optimismo son formas de interpretar y afrontar la vida. Si bien es natural tener momentos pesimistas en ciertas situaciones, es importante mantener un equilibrio y buscar una visión más equilibrada y constructiva de la realidad. Esto no implica negar los desafíos y obstáculos, sino buscar soluciones y mantener la esperanza en un futuro mejor.

Tengamos esperanza y no seamos pesimistas. Practiquemos un hobby, seamos más comunicativos relacionándonos más de lo que habitualmente lo hacemos. Esa cervecita con los amigos, o ese café en animada charla siempre será un estímulo para ese decadente estado de ánimo.  No busquemos penas, que esas vienen solas. Me despido hasta septiembre, con los mejores deseos de unas felices fiestas de Nuestra Señora y de San Roque para todos.


martes, 15 de julio de 2025

Retazos de la biografía de Chindasvinto. 2

 

Segunda Parte


      

(Continuación)

    Chindasvinto reforzó la administración, emprendió la tarea de crear un nuevo código de derecho que aunara en sus páginas una ley única por la que juzgar a todos los súbditos sin que los jueces tuvieran que compaginar el Breviario de Alarico y el Código de Leovigildo, y aunque fue bajo su hijo Recesvinto cuando se concluyó tan magna obra y se publicó, en el año 654, buena parte del trabajo fue realizado bajo la autoridad y supervisión del incansable e inflexible anciano de hierro.

     En este código y en las leyes atribuidas a Chindasvinto se observa una fuerte influencia bizantina en lo concerniente a la militarización de la administración o, mejor dicho, a la reunión en una sola mano de poderes civiles y militares. Así al igual que en Bizancio, los duques, turmarcas en Oriente, asumieron no solo la responsabilidad de la defensa, sino también la de buena parte de la administración de las provincias del Reino en cuestiones fiscales, de hacienda y justicia, quedando a ellos subordinados los condes de las ciudades y los demás oficiales. Es harto curioso que sea bajo Chindasvinto cuando la Crónica albeldense coló que la llamativa noticia del acogimiento en la corte, de un noble bizantino que, por su nombre, es sin duda alguna, de origen armenio, persoarmenio o, en todo caso, iranio, Ardabasto.

     Este noble bizantino seria el padre del futuro rey Ervigio y Chindasvinto le honró casándolo con una de sus sobrinas y otorgándole tierras y un papel activo en el gobierno. ¿Qué impacto pudo tener dicho personaje? Es difícil de evaluar, pero si tenemos en cuenta el éxito de su hijo, Ervigio, es indudable que Ardabasto no fue un mero «asilado» en la corte de Chindasvinto, sino un actor principal y que su previa experiencia en Bizancio, de donde fue expulsado por el emperador Constante II, tuvo que repercutir en sus acciones en Hispania.

     La rapacidad expropiatoria de Chindasvinto y, en consonancia con ella, su generosidad a la hora de repartir lo confiscado entre su círculo de fieles y en especial entre sus “fideles regis” de nuevo cuño, a menudo aventureros y exiliados como el ya citado Ardabasto, pero también libertos y conversos que, mediante el servicio incondicional al rey ascendían a la nobleza y se enriquecían sin medida, llevo a que en el VIII Concilio de Toledo del 653, ya bajo su hijo Recesvinto, se criticara a Chindasvinto por haber acumulado riquezas sin freno y confundir su patrimonio personal con el tesoro real. Algo parecido ocurrió con sus fieles y familiares, que ocuparon los puestos principales como duques, condes y demás altos cargos y, sin duda, esta política, que combinaba la casi destrucción de la vieja nobleza con la implantación de una nueva que se debía por completo al nuevo régimen y que por ser fiel sin medida al mismo parecía quedar fuera de cualquier censura, seria causa primera y principal de la progresiva confusión entre lo privado y lo público que comienza a observarse no bien se relajaron un tanto las medidas represivas de Chindasvinto y la vigilancia de sus sucesores.

     En el VII Concilio de Toledo, celebrado en octubre del 646, con tan solo 30 obispos como asistentes, Chindasvinto logró la sanción conciliar a su política de belicoso, control de la nobleza y militarización del gobierno, a pesar de que dicha política se había conjugado con un control asfixiante de la propia Iglesia. El VII Concilio de Toledo consintió y respaldó sus actos endureciendo las penas a aplicar a cualquiera que se alzase contra el Rey e incluso contra los clérigos que no le prestasen apoyo.

       La maniobra de Chindasvinto en el VII Concilio estuvo precedida de un trabajo previo de presión e influencia en el que tuvo papel el sabio y obispo más influyente del momento: Braulio de Zaragoza, discípulo de san Isidoro y maestro de Julián de Toledo. En una de sus cartas vemos a Braulio solicitando al rey que asociara al trono a su hijo Recesvinto. La en apariencia espontánea y bienintencionada petición del obispo de Zaragoza, no lo era tanto y sin duda estuvo motivada por el propio Chindasvinto que, de esta manera, al exhibir la carta del prestigioso obispo, podía usarla como «palanca de voluntades» con otros obispos y nobles. Tras este refrendo, en enero del 649, asocio al trono a Recesvinto, su hijo. Juntos gobernarían cuatro años y nueve meses. Cuando el terrible anciano murió con noventa años ya cumplidos, dejaba tras de si y como dice la Crónica albeldense , «una Espana tranquila». Un reino fuerte dotado de un tesoro bien provisto, una poderosa administración y un ejército potente. Pero, aunque resulte paradójico, también dejaba tras de sí una poderosa siembra de odios y ambiciones desmedidas con cuyos frutos tuvo que lidiar su hijo Recesvinto.

     Chindasvinto, consciente del clima que se estaba formando, se vio obligado a promulgar una ley por la que el acusador, en caso de que se demostrase la falsedad de la acusación o la mala fe, sufriría la misma pena que hubiera sufrido el acusado.

   Recesvinto fue de hecho el monarca de los visigodos con menos oposición, así como con menos levantamientos, ya que su padre había sofocado signo de ello. El anciano Rey Chindasvinto instauró la monarquía hereditaria al asociar al trono a su hijo Recesvinto mediante una proclamación realizada el 20 de enero del 649. Muere Chindasvinto el 18 de octubre del año 653, a los 90 años.

       A pesar de ser Chindasvinto implacable en sus actos políticos, todo en su vida no fue maligno. Es recordado como gran benefactor de la Iglesia, a la cual hizo grandes donaciones y dio grandes privilegios, saneó la hacienda pública gracias a las confiscaciones de bienes a los rebeldes, dio orden y tranquilidad nunca antes conocida en la España visigoda, implantó un sistema recaudatorio más efectivo y justo y promulgó multitud de leyes referidas a aspectos políticos, económicos y sociales.

       Durante sus últimos años de vida se dedicó a realizar actos de piedad y beneficencia, actos en los que podemos encontrar la fundación del monasterio de San Román de la Hornija para que a su muerte sus restos reposasen en un sepulcro junto a los de su esposa Riciberga.

Son muchas las preguntas que se hacen los historiadores sobre la decisión de Chindasvinto de enterrarse en este paraje entre ríos. Lo natural es que reposasen sus restos en un gran mausoleo de la gran ciudad del reino Toledo, donde tomo posesión de la corona. Nos hace pensar que, la decisión de su enterramiento, en lo que fuera más tarde nuestro pueblo, fue llevado a cabo muy en secreto y con desconocimiento total de la nobleza y clero de aquella época, fruto del temor a una profanación de su sepulcro, como acto de venganza y resentimiento, dada la gran cantidad de enemigos que generó en vida. Tal profanación no fue llevada a cabo en aquellos años por sus enemigos, sin embargo. En  siglos posteriores, el monasterio y su sepulcro fueron saqueados por Abderramán II, allá por el año 826 y más tarde Almanzor, en el año 992, saquea y destruye la casi totalidad del monasterio. Por otra parte, los restos de Chindasvinto y su esposa Reciberga han tenido mejor suerte que los de otros dos reyes visigodos: Recesvinto ( su hijo), y los de Wamba, que se depositaron provisionalmente el año 1845 en la Catedral de Toledo y llevan ya 180 años a la espera de un destino definitivo, a causa de que los franceses, en plena guerra de la Independencia demolieran, también en Toledo, la cripta de Santa Leocadia, donde estaban sus restos y profanaron sus tumbas.


Relación cronológica des los reyes visigodos en España.
Cr


domingo, 15 de junio de 2025

Retazos sobre la biografía de Chindasvinto-1


 

 Primera parte

  

       Nunca he conseguido una biografía completa del rey visigodo Chindasvinto, se conoce que los escritores de novela histórica nunca han considerado oportuno hacerla, por otra parte, el reino visigodo de Hispania fue una de las épocas más desconocidas para el público y menos tratada a nivel divulgativo, aunque duró dos siglos de nuestra historia. No obstante, en todos los libros que tratan del imperio visigodo, aparecen detalles o retazos de este Rey, que quiso ser enterrado, junto a su joven esposa en nuestro pueblo: San Román de Hornija. Dada tal circunstancia, siempre he ido recopilando tales retazos y hoy comienzo a transcribirlos en este blog, principalmente, por la vinculación de dicho rey a nuestro pueblo. El hecho de la afección que Chindasvinto me inspira, al estar enterrado en nuestro pueblo, no me impide ser fiel a las vicisitudes y deplorables actitudes de su reinado. Como dichos retazos ocupan gran extensión documental, para no cansarles los dividiré en dos partes, publicándose hoy la “primera parte”.

 

Rey Chindasvinto

 

Primera Parte:

       Tras la muerte de Chintila en el 640, le sucedió su hijo Tulga que fue debidamente elegido por una asamblea, prueba evidente del postrero éxito de los desvelos de su padre Chintila. Pero Tulga, pese a su «buen carácter y ascendencia» apenas si pudo mantenerse en el trono dos años, de abril del 640 a abril del 642, Tulga pudo desarticular las conspiraciones contra él durante dos años, pero el duque Chindasvinto, de 79 años, aprovechó las circunstancias y marchó con su ejército a Toledo para deponer a Tulga –más o menos como hoy diríaamos; “dió un golpe de estado”- Chindasvinto era historia viva del Reino visigodo, había servido en las campañas de Leovigildo y parece que ya había participado en algunas otras  conspiraciones fallidas, apoyado por una red de seguidores que había construido como alguien importante en la estructura administrativa y militar del Reino. Con sus fieles fue proclamado rey en Pampliega, Burgos, cerca de la frontera vascona y cántabra, aunque los obispos cumplieron su juramento y no apoyaron la rebelión.

       A pesar de eso, Chindasvinto tuvo éxito en deponer a Tulga y fue ungido como rey de los visigodos en abril del 642. No ejecutó a Tulga y optó por la forma menos violenta de inhabilitarlo como rey: la tonsura para encerrarlo en un monasterio. Pero el octogenario rey godo no tuvo la misma piedad con la facción nobiliaria que había apoyado a Chintila y Tulga, y así empezó su tiranía.

La tiranía de Chindasvinto:

       ¿Y cómo se establece un reino autoritario y de terror? Pues el anciano Chindasvinto fue tan generoso que nos dio una pequeña guía de tres sencillos pasos para convertirse en un tirano. Paso uno, reprime y persigue toda oposición potencial, exiliando y ejecutando a cientos de magnates y confiscando sus propiedades. Paso dos, recompensa a la facción nobiliaria que le ha apoyado con cargos, privilegios y las propiedades de los que ha perseguido. Paso tres, el quedarse con la mayor parte del pastel enriquece a su familia con más propiedades que nadie, y así ningún otro aristócrata godo le haría sombra.

       Según la crónica de Fredagario, el rey Chindasvinto mandó ejecutar a 200 miembros de los linajes godos más destacados y 500 de menor rango, además de forzar el exilio de otros tantos y eso sin contar los que se fueron por su cuenta para evitar ser acusados de conspirar contra el monarca, fueran las sospechas infundadas o no. También ejecutó y exilió a viejos compañeros de anteriores conspiraciones fallidas, precisamente porque Chindasvinto sabía que si estos habían participado en conspiraciones como él, era probable que planeasen una contra él ahora. El Partido se fortalece depurándose, como decía Stalin.

       Los que sufrieron de la brutal represión de Chindasvinto lo hicieron no solo con la muerte o exilio sino la confiscación de sus propiedades e incluso de sus mujeres e hijas, que fueron repartidas entre los fieles al anciano como si fueran tierras o ganado. El tirano era muy consciente del poder de la Iglesia hispana, y por eso dio a los obispos tanto palos como zanahorias. Los palos incluían la eliminación al derecho al asilo en los templos cristianos, para evitar que los opositores a su régimen los usaran como refugio, e intervino en el nombramiento de obispos. Tampoco gobernó usando constantemente los concilios de Toledo como fórmula de paz con los notables laicos y clero, porque él gobernaba con mano de hierro, y el único concilio que convocó más que un foro político fue un congreso sin oposición abierta.

       En el VII Concilio de Toledo del 646 el implacable octogenario, como le califica el historiador José Soto Chica, añadió la esclavización a los castigos por conspirar contra el rey y la excomulgación de los clérigos. La mayoría de los que fueron considerados traidores fueron ejecutados, aunque a veces podían aceptar la “benevolencia real” y ser cegados en vez de morir. Ya vemos que era rey poco bondadoso y legal. Pero Chindasvinto también dio muchas zanahorias, porque donó mucho dinero y tierras a la Iglesia y atribuyó nuevas funciones de gobierno a los obispos para que controlasen la corrupción de los funcionarios laicos y el fraude fiscal.

       Las persecuciones bajo Chindasvinto alcanzaron una magnitud nunca antes vista en el Reino visigodo, pero las recompensas a sus partidarios fueron también de igual magnitud. Chindasvinto era un perro viejo y por eso creó una facción de fieles muy leal hacia su familia, que no solo incluía a magnates laicos sino también a exiliados extranjeros, libertos y conversos que tuvieron un ascenso social meteórico gracias a su fidelidad y méritos. Ahí está el caso de Ardabastro, un armenio o iranio que fue desterrado del Imperio bizantino y terminó en la Spania goda casándose con una sobrina del monarca y de cuyo matrimonio nacería supuestamente el rey Ervigio, si hacemos caso a las crónicas asturianas.

       Obligó a las viudas e hijas de los ejecutados y exiliados a casarse con sus partidarios, y se reestructuró la red de alianzas y lazos de parentesco de los magnates godos. Como resultado de sus purgas y generosidad hacia sus fieles, Chindasvinto provocó una gran redistribución del poder político y de la riqueza en el Reino visigodo. Y por supuesto la mayor beneficiada fue su familia, porque como lo había hecho Leovigildo ponerse por encima de todos los demás godos a nivel de riqueza era imprescindible para hacer más segura su posición y trabajar para construir una dinastía hereditaria.

       Y quizás nos  preguntamos ¿por qué Chindasvinto hizo la mayor purga nobiliaria del Reino visigodo? Aparte de para beneficiar a su familia y partidarios, hay que tener en cuenta que los años que van desde Liuva II en el 601 hasta Tulga en el 642 fueron años caracterizados por las luchas de poder entre facciones nobiliarias. Excepto por áreas del norte peninsular poco interesantes, el Reino visigodo ya no tenía ningún objetivo de conquista en Spania, y eso significa que ya no se podían usar los enemigos exteriores como válvula de escape para fortalecer el poder regio, como había hecho Leovigildo. Los problemas estructurales del Reino visigodo quedaron al descubierto, y por eso el reinado de Chindasvinto se caracteriza por intentar poner fin a las luchas internas mediante la fuerza y una labor legislativa reformista.

 

Un Octogenario Implacable: Chindasvinto HINDASVINTO (642 a 653)

Chindasvinto, Kindasvinto o Quindasvinto nació en el 563 y fue rey durante once años. En el momento en que se sublevó contra Tulga, el rey de «buen carácter» de la Crónica mozárabe del 754 del que el cronista de la Albeldense dice que «fue blando para todo», y Chindasvinto no tuvo excesivas dificultades en marchar sobre Toledo y destronar al «blando» Tulga.

 

       Chindasvinto había estado al frente de un ejército que operaba en el siempre problemático norte hispano, parece atestiguarlo una inscripción fechada en el 642 y encontrada en Villafranca, provincia de Córdoba, en la que un noble godo, Oppila, deja constancia de que estuvo al frente de un destacamento de abastecimiento de proyectiles, flechas y dardos, con destino a las operaciones que se estaban sosteniendo contra los vascones y contra rebeldes que habían encontrado refugio entre ellos.

 

       En cualquier caso, el 30 de abril del 642, con setenta y nueve años de edad, Chindasvinto fue ungido rey y reconocido como tal por una asamblea de obispos y nobles. El desdichado Tulga fue tonsurado y apartado del trono y aunque Chindasvinto mostro clemencia hacia él, no se la aplicó a los partidarios del depuesto rey, ni tampoco a otros nobles que pudieran representar un mínimo riesgo para su gobierno. El cronista de la Mozárabe del 754 dice al respecto de Chindasvinto y sus purgas: «Gobierna triunfalmente en Iberia diezmando el pueblo godo». Y Fredegario, contemporáneo de Chindasvinto, según este cronista, Chindasvinto no se contentó con ejecutar o exiliar a los que podían conjurarse contra su persona, sino también y por haber sido antes el mismo miembro de conjuras y rebeliones y, por eso, tener conocimiento directo de los más intrigantes y sediciosos, decretó muerte o exilio para todos aquellos que hubieran participado en sediciones y sublevaciones contra otros reyes en el pasado.

       Ni que decir tiene que las ejecuciones y exilios se vieron acompañadas de confiscaciones de bienes y repartos de los mismos entre los seguidores de Chindasvinto, más no solo bienes, el despiadado anciano también repartía entre sus fieles a las esposas, hijas y hermanas de los desgraciados que cometían el error de conjurarse contra él, de pensarlo siquiera o incluso y simplemente, de ser poderosos o ricos en Exceso.


jueves, 15 de mayo de 2025

Las piedras


 ¡Si las piedras hablaran!

 

Granito



Mármol



                                       

Zafiro

       


    Las piedras son testigos silenciosos de la historia del planeta, con millones o incluso miles de millones de años de antigüedad. Desde las rocas ígneas formadas por la lava solidificada hasta las preciosas gemas como el diamante y el rubí, cada piedra tiene una historia única que contar.

       Las piedras tienen orígenes fascinantes y diversos, dependiendo de su formación geológica. Se pueden clasificar en tres grandes tipos:

1._ Rocas ígnea:

       Se forman a partir del enfriamiento y solidificación del magma o lava. Cuando el magma se enfría bajo la superficie terrestre, se generan rocas plutónicas (como el granito), mientras que cuando la lava se enfría en la superficie se crean rocas volcánicas (como el basalto).

2 ._Rocas sedimentarias:

       Se originan por la acumulación de sedimentos como arena, arcilla, restos de organismos y minerales transportados por el viento o el agua. Estos materiales se compactan con el tiempo y forman rocas como la caliza y la arenisca. Muchas de estas rocas guardan fósiles que nos cuentan historias de tiempos antiguos.

3._ Rocas metamórficas:

       Son rocas que han experimentado cambios debido a la presión y el calor extremo dentro de la Tierra. Por ejemplo, el mármol proviene de la transformación de la caliza, y el granito puede convertirse en roca de estructura pizarrosa.

       Hay muchas clases de piedras y muchos dichos sobre ellas. Jabalunas del color de la piel del jabalí cuando se moja. Molares de los molinos. Preciosas. Almendrillas de las vías y carreteras. Majanos en tierras labrantías. Las que forman cercas, las de los cauces de los ríos, variadas de color y redondeadas por el arrastre de corrientes y torrentes. Las de las umbrías, que ofrecen posada verde al musgo y las de las solanas lugar de esparcimiento de las inquietas lagartijas.

       Antes del cemento y alquitrán empedraban las calles. No todas, sólo las principales.  Las que quedaban de tierra generaban polvo en días de viento y de barro en tiempo lluvioso a los transeúntes. Cuando empedraban alguna calle o corral las traían con carros y las iban dejando en montones a trechos. Yo era niño, pero admiraba la pericia que mostraba el maestro albañil para buscarle acomodo a cada una de ellas. Las miraba, les daba vueltas y las colocaba en el sitio justo.  Una labor artesanal, con las rodillas en tierra. Pocos coches las transitaban entonces, pero si animales de labranza y carros que eran los usuarios más frecuentes. Del roce de los aros de hierro de las ruedas y de las herraduras de la caballería saltaban chispas a su paso, más visibles a la hora del regreso a casa, al anochecer.

       Las piedras nos sirvieron a los niños para nuestros juegos: como la rayuela. De postes de las porterías de fútbol -sobre las que dejábamos la ropa que nos iba sobrando-. Con las más planas cortábamos el agua del arroyo lanzándolas sobre su superficie, como pez que se alejaba a saltos. Para jugar a la “tarusa” en carencia de petacos de hierro. Como munición de nuestros tiradores de goma y como no decirlo, dado nuestro espíritu bélico y primitivo, algunas veces, apedreábamos a los de otra escuela. Las utilizábamos también, a falta de monedas, para decantar la suerte a cara o cruz, escupiendo en una de sus caras.

       Cuando el hombre deja de vivir en cuevas y chozas emplea la piedra para hacer su vivienda, destacando su uso como el material de construcción preferente. Las empleaba en la cimentación del edificio, así como para hacer fachadas, tapias y cercas.  Actualmente se sigue empleando la piedra para obras civiles como puentes, pantanos etc.

       Hay terrenos cultivables muy pedregosos. Me viene a la memoria el pago de San Román, nuestro pueblo, llamado “Monte Viejo”, donde el labrador sanromaniego ha cultivado siempre luchando con las piedras o cantos de grandes proporciones que allí existen. En terrenos muy pedregosos, se pueden usar máquinas especiales llamadas recolectoras de piedras para retirarlas antes de sembrar. Aunque puede dificultar el trabajo agrícola, estas piedras pueden aportar los siguientes beneficios:

- Ayudan al drenaje del suelo: al evitar que se acumule agua, lo que es crucial para ciertos cultivos.

- Preservación de humedad: Las piedras pueden actuar como reguladores térmicos, reduciendo la pérdida de humedad del suelo en áreas secas.

- Riqueza mineral: Algunas rocas contribuyen a la composición mineral del suelo, mejorando su fertilidad.

- Las piedras absorben calor durante el día y lo liberan por la noche: creando un microclima que puede ser favorable para ciertos cultivos.

       Una buena opción para cultivar en terrenos pedregosos es elegir plantas que pueden crecer bien en este determinado suelo, como viñedos, olivos o almendros. Estas plantas tienen raíces fuertes que pueden penetrar fácilmente entre las piedras.

       Hemos de mencionar el concepto de energía de las piedras” que se basa en la idea de que las piedras almacenan y canalizan energía debido a las estructuras minerales que las componen. Esta creencia ha sido relevante en diversas culturas y prácticas espirituales, donde se cree que cada piedra emite vibraciones únicas que pueden influir en nuestra salud y bienestar. La litoterapia es una práctica que utiliza piedras para equilibrar la energía del cuerpo. Se basa en la creencia de que cada piedra posee propiedades curativas únicas que pueden influir positivamente en nuestro bienestar físico y emocional. Mientras que algunas tradiciones culturales atribuyen propiedades curativas y energéticas a las piedras, la ciencia aún debate sobre la existencia de esta energía. Esta dualidad entre creencias espirituales y análisis científico enriquece nuestra comprensión del papel de las piedras en nuestras vidas.

       Por último, dan ganas de eso, de ser piedra y apartarse de esta locura de vida donde algunos paranoicos con mucho poder y más odio están ensuciando los atributos que nos distinguen como personas para convertirnos en víctimas de sus delirios. Ahora hay que prepararse, nos avisan, para la guerra que estos megalómanos pueden provocar.

 Poema:

Como Tú. ( León Felipe)

Así es mi vida,

piedra,

como tú. Como tú,

piedra pequeña;

 como tú,

piedra ligera; como tú,

 canto que ruedas

 por las calzadas

 y por las veredas;

 como tú

guijarro humilde de las carreteras;

como tú,

que en días de tormenta

te hundes

en el cieno de la tierra

y luego

centelleas

 bajo los cascos

y bajo las ruedas;

 como tú, que no has servido

para ser ni piedra

de una lonja,

ni piedra de una audiencia,

ni piedra de un palacio,

ni piedra de una iglesia;

como tú,

que tal vez estás hecha

 sólo para honda,

piedra pequeña y ligera…