Ya hacía algunos veranos
que Luis Prieto Gago se ofrecía a mandarme sus relaciones de los años 1961
“cintas” y 1962 “gallos”, pero ya que "nunca es tarde si la actitud es buena", este verano se presentó en
mi casa con ambas para su publicación en internet a través de mi blog, lo que le
agradezco; así mismo es de valorar, que después de 53 años que han transcurrido, las recuerde y según me consta aun las memoriza. Creo que las personas desapareceremos pero nuestras obras o
actitudes perdurarán; así ocurrirá con lo que se publica en los caminos de
internet, sigue allí mientras quien lo publica no decida quitarlo. Como no es
mi intención hacerlo, seguirán navegando esas vivencias, en este caso
“relaciones”, para que otras generaciones las lean y nos tengan en sus
recuerdos, a la vez que interpreten esa cultura popular que tuvo San Román de
Hornija, nuestro pueblo, en aquellas fiestas tan celebradas del Carnaval, hoy en
decadencia.
Creo que estas “relaciones”
de Luis serían de las últimas que se realizaron, dada la triste desaparición y
extinción, por aquellas fechas en nuestro pueblo, de tales fiestas. La “relación”
era una forma de comunicar algo en público, en términos más o menos
poéticos, dentro de aquellos días misteriosos, mágicos y fantásticos del
Carnaval.
Me confirma que se las hizo el maestro: D.
Laurentino Asensio.
Relación de “Carrera de Cintas” declamada
por Luis Prieto Gago el año 1961:
por Luis Prieto Gago el año 1961:
Respetable concurrencia
de damas y caballeros,
igual que mis compañeros
con vuestra grata presencia
quiero haceros los honores
con mi animado relato.
Anhelando que este rato
compense los sinsabores,
que nos depara a menudo,
nuestra existencia engañosa.
Más antes de cualquier cosa
recibir mi fiel saludo,
para empezar enseguida
con mi jovial redacción,
donde tendréis ocasión de apreciar
que aunque la vida sea penosa,
batallar.
Será amena si se toma
nunca en serio sino a broma
con ansias de disfrutar.
Para ver si os hago luz,
de cuanto digo por muestra,
va a salir a la palestra
la adorada juventud.
Edad feliz, que se pasa enredada
en amoríos que son serios desvaríos,
propicios para la guasa.
En nuestra vida anhelante,
desde que el mundo fue mundo,
no hubo sueño más profundo
ni quizá más importante
como el sueño del amor.
Porque en él cualquier persona
a la vez que se ilusiona
se abriga con el temor
de que el destino se juega
desde que empieza a vivir
hasta que pueda decir:
¡Ya está el gato en la talega!
Esto, a mi juicio señores
puede ser lo más ingrato
de ver encerrado al gato
en un talego de amores.
Pues el que más presumiera
de mejor tender el lazo
puede llevarse el planchazo
cayendo en la ratonera.
Así vemos que ilusorio,
hay galán que sonriente
se presenta ante la gente
cual si fuera Juan Tenorio.
Como gallo de espolones
presume de sus conquistas,
de que tiene mucha vista
para romper corazones.
Decidido y sin rival,
a todas las enamora;
pero llegada la hora
cargó con un carcamal.
Hay galán que más ladino
va extremando sus finezas
para halagar a bellezas
que no valen un comino.
Para atrapar al amor
suele ser muy delicado
porque las cree un dechado
de hermosura y de candor.
Pero al final la hermosura
se viste los pantalones
y todas las atenciones
y delicada finura
la ha de tener que emplear
atizando los pucheros,
o con gestos placenteros
sabiendo al bebe arrollar.
Otros hay en un portento,
parecen para el placer
y el hablar a una mujer
les produce azoramiento.
Con su temor escondido
sólo están a la que salta
porque al finan nunca falta
un roto para un descosido.
Pero también hay valientes
que sienten como infalibles,
la mujer es intangible
y así busca inocentes.
Y con acento sincero
un tierno corazoncito
donde tengan el prurito
de ser el amor primero.
Escogidos en su busca
sin admitir tolerancia
no pierden la vigilancia,
mas la suerte les escusa
quebrando sus ilusiones.
Y como al fin no han hallado
mujer que nadie ha tocado
se conservan solterones.
Muchachos, sin un recelo
veis un futuro que enoja,
voy a volveros la hoja
para que halléis el consuelo
de ver que también las damas
pasan amargos sudores
cuando acaban sus amores
en un fin que les escama.
Si es que existe algún galán
que a un Tenorio da un traspiés,
también se halla alguna Inés
que es burlada por su Juan.
Si vuestra delicadeza
se transforma en cocinero
o en excelente niñero,
que piense con la cabeza
quien por gusto esto critica,
que hay mujer tan agobiante
que halló un marido galante
que a veces me la abanica.
Entre un roto y descosido
la cosa se me da igual,
ni son tal para cual
no sé quién habrá perdido.
Y tocando a los solteros
que se metieron en años
sin hallar sus apaños
no os asustéis caballeros,
que hay mujeres con encantos
que estarán muy pesarosas
de quedar por orgullosas
para siempre a vestir santos.
A pesar de este diseño
de tan grotesco color
seguirá siendo el amor
un profundo sueño.
Porque también es verdad
que el amor es una fuente
donde sacia mucha gente
su sed de felicidad.
Ya no quiero más cansarles,
respetable concurrencia,
por eso en mi conferencia
poniendo punto y aparte
mis palabras encamino
por otra senda distinta
ya que viendo esas cintas
de colorido tan fino,
que asomando del cajón
la destino a mi pareja
si es que la suerte me deja
que la saque en mi punzón.
Tan pulido y tan brillante
donde os pienso yo hacer ver
que adornado he de tener
por esa cinta ondulante.
Como en ella estoy pensando
recibir mi despedida
mientras recojo la brida
para salir galopando.
Relación de “Carrera de gallos”
declamada
por Luis Prieto Gago el año 1962
por Luis Prieto Gago el año 1962
Respetable concurrencia
de caballeros y damas,
nuevamente entre vosotros
en esta tarde galana.
Igual que el año pasado
venimos la misma panda,
mas, distintas intenciones
serán las que hogaño traman,
menos vistosas por cierto
pero tienen mejor traza.
Porque son más positivas
que donde cintas colgaban,
humillados ahora cuelgan
gallos de cresta encarnada,
para ser apuntillados
y recrear nuestra panza.
Por ser ley en estas fiestas,
antes de dar la estocada,
al pollo alborotador
les dirijo amena charla.
Que empiezo por un saludo,
como persona educada,
para el público que escucha
con atención mis palabras.
Con mi breve introducción,
ya os haréis idea clara
de que me gusta la cena
que nuestra fiesta prepara.
Pero eso es para después
cuando ya esté bien guisado,
que entre tanto lo cocinan
me gustan más las chavalas,
si estas son de quince a veinte
y de añadido son guapas.
Me gustan las salerosas
que saben lucir con gracia
los encantos de su cuerpo,
la sonrisa de su cara.
La hermosura de sus ojos
y la profunda mirada
que brotando de sus ojos
en nuestros ojos se clavan.
Tienen olor a romero
y destinan con fragancia
la esencia de su cariño
que abre sueños de esperanza.
Todo es sal en su figura
y por eso son saladas,
resultando apetitosas
como sabrosas viandas.
Me gustan las que son picantes
cual guindilla colorada,
porque me saben llevar
tan cosidito a su falda,
que si las pierdes de vista
las añoras con nostalgia.
Con sus vivos movimientos
con sus festivas andanzas,
y con su ingenua picardía,
cómo quieran bien te atrapan.
Mas se saben esquivar
de los hombres con tal maña,
que aunque suele parecer
en cualquier sitio las hallas,
cual anhelante las buscas
no eres capaz de encontrarlas.
Pero este juego atrayente
precisamente es la salsa,
que aderezando su amor
como un picor que embriaga
para lograr su conquista
estimula nuestras ansias.
Son igual que la pimienta
que aunque pica no es amarga,
su amor es como el vino,
que con deleite se escancia.
Me gustan las que son dulces
como si fuera melaza,
las que suelen parecer
azucarillo en el agua,
ya que al hablar se diluye
la dulzura de sus almas
de sus melosas palabras.
Las que son panal de amor,
las que al mirar tanto agradan
porque la piel de sus ojos
se paladea al mirarlas.
Las que son fruta en sazón
como jugosa manzana,
su boca de caramelo,
su cariño mermelada.
Siendo en conjunto un bombón
de esos que nunca empalagan
Me gustan las que son tiernas
pero no las que son rancias,
aquellas que son jamonas
tampoco se me atragantan
y también las que son finas
a mi paladar le agradan.
En fin, que me gustan todas
estén gordas o sean flacas,
Igual me da que sean rubias
morenas o castañas.
Todas son un manjar
de apetecible sustancia.
Mas no quiero ser ansioso
y aunque todas me entusiasman
con una estaré conforme,
pues solo con una basta.
Y ésta tendrá, si Dios quiere
sobre todas estas gracias,
la gracia que más anhelo,
la cualidad más preciada
de una mujer para el hombre
que de veras ha de amarla,
la cualidad más valiosa
por ser la que más ensalza,
la gracia de saber ser:
buena mujer de su casa.
Dejaré ya a las mocitas
y a las ricas ensaimadas
que con ellas he formado,
para sacar de la vaina
este acero reluciente,
que lleva el nombre de espada,
para enfrentarme a ese pollo
que espera con poca calma
la fatídica puntilla,
que a su cresta colorada
venga a dar en el suelo
cuando a mi me dé la gana.
Pues para ti ya ha llegado
esta hora desdichada
de morir entre la gente
que ver tu sangre reclama.
Cambiarás de domicilio
porque hoy tendrás por morada
un corral o una cuadra
en lugar de gallinero
donde estés acobardado.
Una cazuela muy ancha
y allí con tus compañeros,
una vez hechos tajadas,
nos servirás de banquete
por eso tu vida acaba.