Aunque mi relación con Luis Lobo fue ya tardía, he de confesar el gran impacto que me causo su gran personalidad, sus cualidades humanas, sus aptitudes poéticas y su amor al pueblo reflejado en sus poemas. Recuerdo aquellas amenas tertulias en verano con este afable vecino, gran comunicador, culto y buen observador. A pesar de las vicisitudes que la vida le guardó: empresario en Mieres pero, una de las crisis mineras del carbón en Asturias, le convierte en trabajador emigrante en Bélgica. Ante tal situación, de cambio de estatus social, supo sobreponerse dándose cuenta que predominan otros valores más auténticos y no tan perecederos como el dinero: la amistad sin nada a cambio, el ser humano, el encanto de los paisajes de su pueblo, sus gentes y sobre todo su capacidad y sensibilidad para hablar consigo mismo por medio de la poesía. Allí por donde estuvo, dentro de su azarosa vida, supo guardar en parte de su corazón los recuerdos y vivencias de su pueblo.
Agradecemos la colaboración de su hija Marina y su esposo que nos han facilitado datos biográficos de su intensa vida, así como algunos poemas del legado de Luis.
Como no vamos a hablar de Marina, su esposa, aquella joven que conoció y se enamoró en Pola de Gordón. Sé que fue todo para Luis, pero sobre todo, el bastón de apoyo en tristezas y alegrías. Asturiana inteligente, trabajadora como él y siempre capaz de hacer frente a contratiempos.
Desde este humilde “blog”, con sentimientos de gratitud y recuerdo, ofrecemos a este “sanromaniego” D. Luis Lobo García (1917-1992) un homenaje póstumo.
Biografía:
Agradecemos la colaboración de su hija Marina y su esposo que nos han facilitado datos biográficos de su intensa vida, así como algunos poemas del legado de Luis.
Como no vamos a hablar de Marina, su esposa, aquella joven que conoció y se enamoró en Pola de Gordón. Sé que fue todo para Luis, pero sobre todo, el bastón de apoyo en tristezas y alegrías. Asturiana inteligente, trabajadora como él y siempre capaz de hacer frente a contratiempos.
Desde este humilde “blog”, con sentimientos de gratitud y recuerdo, ofrecemos a este “sanromaniego” D. Luis Lobo García (1917-1992) un homenaje póstumo.
Biografía:
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Luis Lobo García |
El matrimonio fijó su residencia en Mieres, donde nacerían sus hijos, y donde Luis Lobo se ocupó en diversas actividades empresariales hasta que en 1970 se trasladó a Bruselas, ciudad en la que (a excepción de las vacaciones veraniegas, que invariablemente le llevaban a San Román) permanecería hasta su jubilación en el año 1982. A su vuelta a España residió en Madrid y Gijón, donde falleció el 6 de septiembre de 1992.
Su Obra:
Los años que vivió fuera de España despertaron en Luis Lobo un intenso sentimiento de nostalgia, especialmente acentuado en todo lo referente "al pueblo", sus lugares, sus gentes, sus dichos y sus costumbres, que quedan ampliamente reflejados en sus escritos. En la escritura y en la lectura (especialmente en las reiteradas relecturas del Quijote, libro que siempre amó con verdadera pasión y que, sin duda, le remitía a felices vivencias escolares), encontró un refugio donde volcar sus pensamientos y sus ensoñaciones.
Hay en los poemas de Luis Lobo diversos tonos, que van desde un marcado desencanto por los asuntos mundanos (la política, el poder,...) hasta la añoranza elegíaca de los paisajes y paisanajes castellanos, especialmente los referidos a su querido pueblo.
A su muerte, dejó un largo cuento titulado El cura D. Julián de Huergas (Bruselas, 1971) y un volumen misceláneo titulado Coloquios de la vejez y poemas del silencio (Madrid, 1990).
Los años que vivió fuera de España despertaron en Luis Lobo un intenso sentimiento de nostalgia, especialmente acentuado en todo lo referente "al pueblo", sus lugares, sus gentes, sus dichos y sus costumbres, que quedan ampliamente reflejados en sus escritos. En la escritura y en la lectura (especialmente en las reiteradas relecturas del Quijote, libro que siempre amó con verdadera pasión y que, sin duda, le remitía a felices vivencias escolares), encontró un refugio donde volcar sus pensamientos y sus ensoñaciones.
Hay en los poemas de Luis Lobo diversos tonos, que van desde un marcado desencanto por los asuntos mundanos (la política, el poder,...) hasta la añoranza elegíaca de los paisajes y paisanajes castellanos, especialmente los referidos a su querido pueblo.
A su muerte, dejó un largo cuento titulado El cura D. Julián de Huergas (Bruselas, 1971) y un volumen misceláneo titulado Coloquios de la vejez y poemas del silencio (Madrid, 1990).
(Los poemas seleccionados reflejan su sentir: la tierra que tanto amó y el sentido profundo de la vida)
NACENCIA
Arroyo del Hornija arriba,
fortuita nacencia en Villaester.
Tocaron
a nacer y me nacieron.
Arroyo del Hornija abajo,
añoranza de San Román que invoca.
Tocaron a vivir
y me vivieron
en la Castilla de los surcos
y del sol,
y en el poema del tiempo.
CAMPOS DE CASTILLA
Como ensueño de paz el pensamiento
vive, en los anchos campos de Castilla,
admirando surcos de luz, semilla,
espíritu de sol y encantamiento.
No sé decir tanto de cuanto siento
por este mar de tierra y seca orilla;
en el alba y ocaso es maravilla
ver ondular la mies con el viento.
En estos campos graba la memoria
escrita en reja de arabesco arado,
de hombres fuertes y alma trovadora.
¡Naturaleza viva de la Historia!
Al contemplarte escucho del pasado
el canto de una raza labradora.
EL SILENCIO DEL ROMERO
I
Busqué la soledad de la ladera
fragante del romero;
admiré el pardo encaje
en el encanto que tiene el silencio.
¡Naturaleza en fiesta
para sentir lo eterno!
El paso de las nubes
sin rastros ni recuerdos
llevaron a las sombras,
tierras secas y aromas de romero.
II
Galopan las hormigas
dibujando nudos en el sendero;
se oye el monótono canto del cuco,
y las abejas zumbar por el cielo;
al labrador que canta los romances…
en el ambiente de juicio sereno.
¡Y cuánta naturaleza se vive
callada en el silencio,
si se piensa el alcance de la vida
aquí, solo, tan dentro
en esta soledad de la ladera
fragante de romero y de silencio.
EL PACTO IMBORRABLE
Tienen la vida y la muerte
un pacto escrito, imborrable.
Al vivo la muerte amable,
guiñando el ojo, le advierte
que le lleva a mejor suerte.
Al muerto la vida ordena
que, aunque la gloria esté llena,
nos iremos uno a uno,
sin que aquí quede ninguno
para morirse de pena.
JUICIO
Dirán quién soy en la vida
por el juego no acabado,
por el tropezón mirado
y en la esperanza perdida.
En la justicia reída
y en el decir dónde voy;
en ser de ayer y no de hoy;
y en el querer sin poder,
y en el hablar sin saber…
al mundo digo quién soy.
por el juego no acabado,
por el tropezón mirado
y en la esperanza perdida.
En la justicia reída
y en el decir dónde voy;
en ser de ayer y no de hoy;
y en el querer sin poder,
y en el hablar sin saber…
al mundo digo quién soy.