martes, 12 de enero de 2016

Los Muladares de entonces



EL MULADAR
  
    
    Es posible que muchos, sobre todo los de menos edad, no sepan lo que es “un muladar”. La palabra muladar ha caído prácticamente en desuso y especialmente los más jóvenes no conocen cuál es su significado. Pues bien, acudimos al Diccionario de la Real Academia de la Lengua: Muladar es el “Sitio, fuera de los muros de la villa, donde se echa el estiércol y la basura”. Los muladares se encontraban extramuros, por lo que el origen de la palabra puede estar en el término muradal, para pasar posteriormente a la palabra muladar. El uso y utilización que hacíamos de estos muladares en San Román de Hornija es lo que voy a tratar de explicar:
    
    Antes, la basura no se recogía en bolsas ni se llevaba a los contenedores como en la actualidad, sino que en cada casa, en el corral, existía un lugar donde se iba depositando toda la mugre que diariamente se generaba. La mayoría de las casas eran de labranza, las cuales albergaban una cuadra para las caballerías, así como la pocilga donde se guardaban los cerdos, que en nuestro pueblo decíamos siempre “marranos”. Cuando se limpiaban las defecaciones de tales animales, así como los restos de comida de los moradores de la casa y otras suciedades, todo ello se depositaba en una parte del corral que llamábamos “muladar”, donde las gallinas merodeaban picoteando y dando buena cuenta de lo aprovechable para ellas. (Echamos de menos aquellos huevos de las gallinas de antaño, diferentes a los de ahora por tener la yema de un color casi rojizo y sabían mejor que los actuales). Por otra parte las casas no poseían inodoros y como consecuencia las defecaciones humanas iban también al corral y a la parte de éste que llamábamos el “muladar”.

    Todos los desperdicios se iban amontonando en el corral, y gracias a  la lluvia y a los cambios de temperatura se iba compactando y a la vez descomponiendo, hasta que se sacaba del corral llevándolo a una zona del pueblo dedicada para este fin. Cuando las faenas agrícolas remitían se aprovechaba esos periodos inactivos para sacar, con los carros, los muladares de los corrales. En San Román dicha basura, casi siempre, se depositaba en las inmediaciones del “Camino Ancho”. Allí cada labrador tenía su montón o muladar, que seguía descomponiéndose esperando la próxima sementera. Este depósito de residuos en extramuros era, según diccionario, el auténtico muladar, aunque en San Román dábamos también ese nombre al almacenamiento en corrales.  

    Antes de la preparación de la siembra se esparcía basura por las tierras, enriqueciéndose éstas con ese abono de materia totalmente orgánica. El labrador actual, ante la ausencia de animales y como consecuencia de la escasez de aquella basura, se ve obligado a enriquecer las tierras con otros fertilizantes, más industriales, llamados abonos minerales. 

    Nos resulta curioso que en las Ordenanzas Municipales de San Román de Hornija del año 1908, publicadas en otro artículo de este blog, en el Capítulo Segundo, Sección Primera sobre higiene, limpieza y ornato público, dice al respecto en los siguientes artículos de tales Ordenanzas:

    Art. 51. Los que no tengan corral donde colocar el estiércol, ceniza ni otras materias pestilentes, podrán colocarlas provisionalmente en sitios a propósito y apartados de la vía pública donde no ensucien ni perjudiquen a los transeúntes.
    Art. 58. Se prohíbe depositar en las calles, plazas, servicios públicos y caminos, animales muertos y toda clase de inmundicias que sean perjudiciales a la salud y al ornato público.
    Art. 60. Se prohíbe arrojar a las puertas de ningún vecino ni a las propias que den a la vía pública, materias fecales y otras porquerías debiendo lo hacer cada cual en su muladar del corral respectivo.

 

viernes, 11 de diciembre de 2015

Navidad 2015


¡Feliz  Navidad y próspero 2016!


    Otro año más llega la Navidad, esa conmemoración de la humilde llegada del Mesías. Fechas entrañables en las que entra en nuestros corazones ese espíritu navideño. Ha transcurrido otro año en nuestra vida, esta vida que se asemeja a una montaña rusa con subidas y bajadas, momentos de alegría en esas subidas y otros más tristes en las bajadas, porque la vida es un proyecto de búsqueda de felicidad, que unas veces lo conseguimos y otras veces no encontramos ese aditivo y proyectamos en nosotros momentos tristes. Lo importante es que esas caídas no dejen huella en nosotros y volvamos, con perseverancia, a conseguir esas subidas que nos proporcionan los momentos felices que tanto anhelamos.

    Cada uno siente el espíritu de la Navidad de forma diferente. Para mí significa hacer feliz a los míos y echar, dentro de mis posibilidades, una mano a quienes lo necesitan. En definitiva, dar sin esperar nada a cambio. Esa sensación de hacer algo por los demás es muy gratificante y hace que nos olvidemos de que somos el centro del mundo para volcarnos en otras personas. Creo que estas Navidades, más que nunca, por la difícil situación que atraviesa la sociedad, debemos aportar nuestro granito de arena. No es cuestión de dinero. Todos tenemos la capacidad de pintar una sonrisa en el rostro de nuestros semejantes. El pincel para hacerlo lo dejo a vuestra elección.

Desde este blog os deseo:
    ¡Felices Navidades y que en el próximo año 2016 predominen los momentos felices!