sábado, 21 de noviembre de 2020

La electrificación del mundo rural


"Del candil a la bombilla eléctrica”


    Creo que muchos jóvenes de hoy no saben lo que es un candil, y si lo saben no lo han utilizado. Otros, los de la generación de mis abuelos dirían que este instrumento, en desuso hoy, fue un utensilio primordial en todas las casas llegando a albergar cada hogar no solo uno, sino dos o más candiles.

    El candil que yo conozco es un aparato de metal con un recipiente lleno de aceite con una mecha, que empapada ardía por absorción sirviendo la llama para alumbrar. A la mecha se la conocía como “torcida”, y el extremo encendido de ésta se llamaba “pabilo”. Al ser nuestro pueblo por excelencia bodeguero, ni que decir tiene que el último uso que se hizo de esta iluminación fue un poco más tardío que en otros núcleos rurales. Su desaparición de las bodegas sería en los años ochenta, siendo sustituido por faroles de butano, después y actualmente con placas fotovoltaicas. Viendo mejorada su iluminación de tales parajes o cuevas.

    Sin embargo, hoy nos preocupa aquellos comienzos de la electrificación de nuestro pueblo: San Román de Hornija, aquel brusco paso de iluminación del candil a la bombilla. Antes de la llegada de la luz eléctrica el candil sería el principal sistema de iluminación. Los destellos luminosos que produciría su llama serían de un fulgor tal, que me imagino que en tiempos más remotos alegraría a muchas suegras durante las horas en las que el novio hablaba por la noche con la hija en su casa. ¡A propósito! Había una coplilla picante, muy antigua, que decía más o menos así:

El candil se va a apagar

y mi madre no está aquí.

Yo no digo que te vayas,

pero, para no hacer “na”,

¿Qué es lo que pintas tú aquí?

  

    No sé el año exacto en el que la luz eléctrica llegó a nuestro pueblo. He hecho averiguaciones, y en nuestra capital de provincia: Valladolid parece ser que fue en 1882, cuando se comunicaba la inauguración de la luz eléctrica «en todos los establecimientos de esta capital y algunos particulares», si bien continuaron en servicio mil farolas de reverbero y gas. En Zamora en 1897. Parece que dieron prioridad, de principio, a las poblaciones con mayor número de habitantes, y al pueblo nuestro, como a otros de igual o parecida población, no llegó la electricidad hasta principios del siglo pasado. Naturalmente que este invento se iría introduciendo poco a poco en los hogares; primeramente, en aquellos donde el bolsillo era más holgado, llegando posteriormente de manera gradual a instalarse en el resto de las viviendas. Muy parecida tal innovación, la que yo viví y podemos contar los de mi edad, con inventos como la radio, o la televisión, que comenzaron a disfrutarlo las familias con mejor nivel económico. 

     Creo que, así como el advenimiento del ferrocarril a nuestro pueblo en 1864, la instalación eléctrica también tendría sus detractores, es decir, gente poco innovadora y abrazada al rancio pasado. Justificarían su oposición a dicho sistema de iluminación por el temor de incendios en sus viviendas, así como descargas eléctricas que producirían daños físicos.

    De lo que si me acuerdo es de aquellas primitivas instalaciones eléctricas en las casas de cordones trenzados, sujetos a la pared por diminutas jícaras, y que por el peso debido a las sucesivas capas de barro llegaban a curvarse. También recuerdo aquellos interruptores con el pellizco de madera.

    Estoy seguro de que al principio el enganchar la luz, «término coloquial muy utilizado en nuestro pueblo», sería muy costoso y digo esto porque en mi niñez conservo en mi memoria una casa con un agujero en el techo, que servía para alumbrar el piso de arriba pasando el cordón y la bombilla desde el piso de abajo por un boquete. Era una manera de economizar.

    Recuerdo que, en San Román por los años 50, existía una forma de conexión eléctrica que podíamos llamar social. Se trataba de un aparatejo de color negro, que se ponía a la entrada de las viviendas y que la gente llamaba ratón. Este ratón recibía ese nombre dado su tamaño y color similar al roedor, aunque era, ni más ni menos, que un limitador de corriente; es decir daba un paso de corriente limitado para una bombilla o dos de baja potencia a la vivienda que lo tenía. Como se decía entonces de pocas bujías, palabra hoy en desuso y sustituida por la unidad actual llamada vatio. Este suministro eléctrico, no cabe otra duda, que era destinado a economías muy modestas.

    Pero volviendo al candil, de otros tiempos, por lo general siempre estaba colgado en la repisa de la chimenea o en la pared, y en este caso con un cartón entre ambos para mitigar las manchas en el muro. Casi a todos ellos se les veía un palote que asomaba por el recipiente y que servía para avivar la "torcida", y en su defecto, hacía las veces para este menester la horquilla del moño de la abuela.

    El candil en mi niñez solo se usaba cuando había un corte de energía. Es decir, no sabíamos olvidar la eficacia de éste, aunque solamente fuera para emergencias, tan cotidianas en aquella época y casi siempre originadas por el viento que acechaba los tendidos del exterior con problemas de sujeción a sus jícaras. Recuerdo al respecto, siendo niño, a un personaje al que llamaban Julio “Pitirús”, que pertenecía a una familia de rancio abolengo, aunque venida a menos, llamada los “Cepedas”. Esta familia residía en la calle de su mismo nombre, con pórtico en piedra, blasón y escudo. El cometido de este, apodado “Pitirús”, «creo por su baja estatura», como “mandado” por la compañía suministradora de energía era: con la ayuda de un varal liberar ambos cables en el tendido afectado, y así subsanar tal avería. Vamos que el tal “Pitirús” escenificaba acciones algo quijotescas, pero sin corcel ni molinos, aunque si varal en ristre, con actitudes de búsqueda del bien común (subsanando la avería) y deshaciendo agravios. Ideales que encarnaban muy bien en D. Quijote.                                                                            Julio "Pitirus", al terminar la época de las eras, pasaba por mi puerta portando un saquito y criba. Se dirigía en busca de algún "terreguero" olvidadizo con el que proporcionar sustento a sus ponedoras.   

    Valladolid y Zamora trabajaron muy unidas en la consecución de la energía hidroeléctrica necesaria, ya que a ambas las vinculaba el río Duero. Las primeras empresas suministradoras de energía eran en Zamora “El Porvenir” y en Valladolid: “Engracia Saracíbar”, que tomaría más tarde el nombre de “Electra Popular Vallisoletana”.

    El ingeniero de Caminos, Canales y Puertos D. Federico Cantero Villamil, madrileño, funda la sociedad hidroeléctrica “El Porvenir” en Zamora, con la intención de explotar la presa de San Román, cerca de Zamora, y la construcción de un salto de agua que se prolonga hasta 1903, convirtiéndose en el primero de España. ​También diseñó y proyectó lo que pasaría a llamarse la Solución Ugarte o Solución Española de los Saltos del Duero, un proyecto de construcción de presas a lo largo del Duero en territorio español. Lástima que el proyecto de nuestro pueblo no llegará a consolidarse. En la ribera del Duero y a la altura del pago de “la Isla” todavía contemplamos restos de aquel fallido proyecto. Recuerdo que de niño llamábamos la casa de máquinas.

    La frecuencia de cortes de luz, es decir apagones, en nuestro pueblo era muy corriente, dando lugar a una anécdota que ocurrió a la mujer de un vecino mío, ya fallecidos ambos. Esta anécdota quedo reflejada en una de aquellas murgas desenfadadas que se cantaban en carnaval, y el estribillo decía así:

No te vaya a pasar lo que a Ismael,

que creyendo fundidas las bombillas.

Vuelve, que vuelve a por otra,

que ésta está fundida

y es que no había luz.


    Por último, hemos de agradecer a aquellos investigadores que con su esfuerzo y perseverancia han traído el progreso de los pueblos, mejorando, a la postre su calidad de vida.

martes, 20 de octubre de 2020

Tiempo de otoño

LLEGÓ OTRO OTOÑO




    Otra estación más luchando contra el “coronavirus”. Los rebrotes de esta “pandemia” han vuelto a surgir y nos hacen olvidar, un poco, la belleza de esta estación. Hace ya algo de tiempo que cogemos las chaqueta o jersey y, a veces el paraguas, siempre observando el cambio tan extraordinario con el que se manifiesta la naturaleza por  estas fechas.

    Este año, según los meteorólogos, dicen que el otoño comenzó el 22 de septiembre en el Hemisferio Norte y durará 89 días y 20 horas, finalizando con el solsticio de invierno, el 21 de diciembre. Ya notamos los días más cortos y las noches más largas, apetece arroparse un poco en la cama.

    Los tonos rojizos, anaranjados, violetas... nos ofrecen un espectáculo sin igual. y si a eso se añade el color que van tomando los árboles y arbustos, especialmente la vid, tan abundante en nuestro pueblo, una vez terminada la vendimia las cepas toman una belleza multicolor, desde verde, amarillo, rojo etc., creando un espectáculo extraordinario. También en otoño se recogen los últimos frutos del campo. Si por algo me gusta el otoño es precisamente por su colorido.

    Gran parte de los animales se preparan para la hibernación, otros emigran hacia tierras más cálidas, como es el caso de las aves.  Es asombroso verlas al atardecer, atravesar el cielo todas juntas, volando en forma de uve hacia la dirección del sol, emitiendo unos atractivos graznidos que parece que nos dicen "¡adiós, hasta el año que viene!".

    Esta metamorfosis de las estaciones nos cambia también a nosotros. Con el paso de las estaciones no solamente cambia la naturaleza que nos rodea, también transforma nuestros sentimientos y emociones, sintonizando con nuevos ritmos de luz y oscuridad, de calor y frío, cambios en la humedad y en los vientos que renuevan el aire, cambios de actividad en los ciclos del agua, flora, fauna etc.

    No todo en otoño es belleza. El otoño se asocia tradicionalmente a la melancolía, nos retiramos del mundo exterior, física y psicológicamente, y nos volvemos hacia el interior. Pasamos menos tiempo al aire libre y estamos más en casa, dedicados a actividades menos abiertas que las del verano: leemos, conversamos y podemos volver a gozar del fuego del hogar. Encierra algo de melancolía el ver esa caída de las hojas de los árboles. Dentro del ciclo de estaciones, al otoño corresponde el atardecer en el día y a la culminación de la madurez en la vida. Es tiempo de sazón y de declive. El otoño, no solo se asocia con el declive, también lo asociamos con la decadencia.

    ¡Y qué más voy a deciros! Solo que os animo a disfrutar de este tiempo que ha venido, que viváis el momento con ilusión y esperanza, y que a pesar de los malos tiempos que corren, podamos sacar lo mejor de este otoño.


    Los poetas, con una gran agudeza en sentimientos, saben inmortalizar cualquier momento. Transcribimos el bello poema de Miguel Hernández sobre el otoño: "Otro otoño triste"

 

Ya el otoño frunce su tul

de hojarasca sobre el suelo,

y en vuelo repentino,

la noche atropella la luz.

 

Todo es crepúsculo,

señoreando en mi corazón.

Hoy no queda en el cielo

ni un remanso de azul.

 

Qué pena de día sin sol.

Qué melancolía de luna

tan pálida y sola,

ay que frío y ay que dolor.

 

¿Dónde quedó el calor

del tiempo pasado,

la fuerza y la juventud

que aún siento latir?

 

Se fue quizás con los días cálidos,

de los momentos que a tu lado viví.

Y así esperando tu regreso,

otro otoño triste ha llegado sin ti.


viernes, 18 de septiembre de 2020

Comienza el nuevo curso escolar


Reto ante la “pandemia”






    Llegó septiembre, concluyen las vacaciones de verano dando comienzo a un nuevo curso escolar. Aún recuerdo, aunque ya han transcurrido 16 años desde que me jubilé como enseñante, aquel primer día de curso.
Los nuevos alumnos permanecían expectantes en la fila, sin quitarte ojo, haciendo para sí proyectos de tu manera de ser: carácter, bondad, exigencia etc. Todo ello con una observación permanente durante ese primer día. Al llegar a su casa, contaban a sus padres las vivencias y observaciones de aquella primera jornada.

    Los maestros ilusionados por conocer a los nuevos alumnos, futuros hombres del mañana que siempre llevarán consigo la influencia directa de aquel esfuerzo de su viejo maestro, protagonista, junto a su familia, de la formación humana. El maestro no solamente tiene que tratar de suministrar a sus alumnos conocimientos, también, y muy importante, tiene que formar a sus alumnos en valores y hábitos: sociales, de conducta, de convivencia, de respeto, de tolerancia, de generosidad, etc... En una palabra, educar a sus alumnos para la felicidad. Atiborrar de conocimientos a un alumno no le hace feliz si carece de los recursos necesarios para convivir con los demás, sino es solidario con ellos, sino sabe encajar los fracasos, sino sabe perder. La vida encierra momentos tristes que tienen que dejar huella, pero hay que saber superarlos para que esa tristeza no se convierta en depresión.

    Este comienzo de curso, como consecuencia de la pandemia, tiene este año un matiz especial. Los alumnos han captado esa preocupación de sus padres por este comienzo de curso y se manifiestan algo tristes, aunque la ilusión por el encuentro con los amigos, que hicieron el pasado curso, vence ese miedo.

    Este año, tan peculiar por el Covid-19, los profesionales de la enseñanza han preparado la vuelta al cole de una forma distinta. Las instalaciones del Centro, los protocolos para evitar el contagio de los alumnos han ido ganando terreno dentro de la docencia. Tendrán que seguir las instrucciones establecidos, anotar y comunicar cualquier incidencia que se produzca, además de estar pendientes de que los niños guarden distancias y observen las restantes medidas higiénicas.

    Distanciamiento social, mascarillas, desinfección, gel hidroalcohólico, protocolos de actuación y educación compartida entre presencial y online, siempre preferencia a la primera. El debate sobre la vuelta a los centros educativos de los 8,2 millones de alumnos, no universitarios matriculados en España, está marcado por la preocupante evolución de la pandemia que continúa expandiéndose sin freno aparente. Un retorno que presenta, además, numerosos desafíos emocionales y psicológicos que alumnos y profesores tendrán que afrontar en los próximos meses, y que les exigirán una permanente capacidad de adaptación.

    Desde aquí, mi ánimo a toda la comunidad educativa, siendo positivo para superar este reto, tan necesario, ante la presente escolarización, y pidamos todos que no vuelvan los confinamientos, para que este curso terminé en mejor situación que ha tenido en sus comienzos.

jueves, 20 de agosto de 2020

BREVE HISTORIA DE LOS DOCUMENTOS DE IDENTIDAD




Curiosidades
     
     Hay momentos en la vida del ser humano que encierran unas connotaciones y sentimientos inolvidables, uno de estos momentos era la posesión, por primera vez, del Documento Nacional de Identidad. Creo que ese momento, y en aquella época, suponía el adquirir el privilegio de ser mayor con todo aquello que conllevaba. Hoy las nuevas disposiciones permiten poseer dicho documento nada más nacer, aunque sigue su obligatoriedad a los 14 años.
    Recuerdo que la adquisición de tal documento requería tener 14 años y era obligatorio su posesión. Su adquisición y petición se realizaba en la comisaría de policía más próxima a tu domicilio. A los pueblos acudían anualmente, para su obtención o renovación, miembros de dicha comisaria al ayuntamiento. Recuerdo que cuando lo solicité por primera vez tuve que acudir a la comisaría de Medina del Campo, ya que cuando se pasaron por San Román me encontraba ausente por razón de estudios.    
    Pero alejándonos de aquellos sentimientos personales que llevaba consigo tal documento, acreditativo e identificativo, al poseerlo por primera vez, ciñámonos a su historia en España.
El DNI español
    El Documento Nacional de Identidad (DNI) nació tras por Real Decreto del 2 de marzo de 1944 “con carácter nacional y eficiencia plena en la acreditación de la personalidad individual”. El objetivo era identificar a los ciudadanos y mantener un control más eficaz sobre el censo. Sin embargo, la tradición de documentos de identidad en España se remonta a uno de los momentos de mayor emigración en nuestra historia: la colonización de América. Solo entre 1598 y 1621, cerca de 40.000 personas abandonaron España. Por este motivo, la monarquía estableció un control de las identidades de los ciudadanos.
    Siglos después, Fernando VII creó las cédulas personales y cartas de seguridad en una España asolada por el bandolerismo. Eran documentos expedidos por ayuntamientos y diputaciones para todos aquellos que hacían gestiones oficiales donde se incluía nombre y ascendientes directos. En ocasiones, autorizaban a su titular a transitar por el interior del territorio español, pero sobre todo tenían carácter fiscal. El rey fundó la Policía General del Reino en 1824 otorgándole la potestad de crear padrones que incluyeran sexo, estado, profesión y naturaleza del vecindario. De ahí que aún a día de hoy la Policía Nacional mantenga la competencia sobre el DNI.

    Francisco Franco fue el impulsor de actual DNI. Para su diseño, convocó un concurso público que ganó Aquilino Riusset Planchón, recibiendo un premio de 30.000 pesetas de la época. Desde que firmó el Real Decreto en 1944 hasta ver el primer DNI en la calle pasaron siete años. Fue expedido en Valencia el 20 de marzo de 1951. Desde entonces, el DNI ha sufrido varias evoluciones de diseño y seguridad en 1962, 1965, 1981, 1985, 1991, 1996, 2000, 2006 y 2015.

    El Documento Nacional de Identidad (DNI), también conocido como carné de identidad, es el documento de identidad que se expide en España. Desde marzo de 2006 es electrónico. Es una tarjeta de policarbonato que incorpora un chip con información digital y que tiene unas dimensiones idénticas a las de las tarjetas de crédito comúnmente utilizadas. Es obligatorio a partir de los 14 años, aunque puede solicitarse desde la inscripción del menor en el Registro Civil. A fecha de octubre de 2015 se habían emitido más de 44 millones de DNI electrónicos en España.

    En 1824, el rey Fernando VII creó la policía en España y le otorgó la potestad exclusiva para crear padrones que incluyeran edad, sexo, estado, profesión y naturaleza del vecindario. Ésta fue su primera atribución, competencia que se ha mantenido hasta la actualidad y que ha vinculado históricamente al Cuerpo Nacional de Policía con el carné de iidentidad.
    La iniciativa de crear un DNI partió, en la primera mitad del siglo XX, del general Franco, quien en el año 1951 obtuvo su propio carné de identidad. Los primeros obligados a formalizarlo fueron los presos y los que permanecían en libertad vigilada. En segundo lugar, los hombres que por su profesión o negocio mudaban con asiduidad de domicilio. En tercer lugar, los varones residentes en ciudades de más de 100.000 habitantes. Luego, los hombres en localidades entre 25.000 y 100.000 habitantes, después las mujeres que viajaban por motivos de trabajo y así sucesivamente hasta completar con los años el conjunto de la sociedad.
    Zaragoza fue la primera capital de provincia donde se expidió el DNI. El ensayo se extendió posteriormente a Valencia, y de allí se extendió al resto de los municipios en España hasta completar 59 equipos fijos distribuidos en todas las regiones excepto Navarra. ​
    El primero diseño de la tarjeta moderna del DNI data de 1951 e incluía los datos de filiación, empleo o cargo. De color verde, incorporaba el águila de San Juan, característica del régimen franquista, además se señalaba la categoría del sujeto en función de su economía. La segunda llegó en 1962 e incorporaba estado civil y grupo sanguíneo. Su color azul respondía al tono corporativo de la Policía. Desapareció en esta versión el sexo del usuario. El siguiente formato apareció en 1965 y se expidió hasta 1980. Ha sido una de las tarjetas más populares. Se mantuvieron los mismos datos registrales, excepto la firma del Director del equipo que expedía el carné, que se suprimió.
    Las variantes más significativas del cuarto modelo de DNI, con una vigencia desde 1981 hasta 1985, fueron la inclusión del escudo constitucional y la supresión de las categorías anteriores. Se incluyó de nuevo el sexo del ciudadano. En el siguiente modelo (1985-1991), se descartaron la profesión, el estado civil y el grupo sanguíneo, ya que en ocasiones provocaba errores médicos. En la década de 1990 se idearon unos modelos realizados mediante tecnología informática. La histórica huella digital desapareció y la Fabrica Nacional de Moneda y Timbre asumió la competencia de su elaboración.
    En 2006 se incorporó un chip al DNI, convirtiéndolo en un documento de identidad electrónico. Este chip permitía agilizar los trámites con la Administración e internet. ​
    En 2015 se lanzó el DNI 3.0 con tecnología NFC.
Normativa
    El Documento Nacional de Identidad es un documento personal e intransferible emitido por el Ministerio del Interior que goza de la protección que a los documentos públicos y oficiales otorgan las leyes. Su titular está obligado a la custodia y conservación del mismo durante su período de vigencia. Dicho documento tiene suficiente valor, por sí solo, para acreditar la identidad y los datos personales de su titular que en él se consignen, así como la nacionalidad española del mismo. A cada DNI, se le asigna un número personal que tiene la consideración de identificador numérico personal de carácter general.
 Para obtener un DNI es necesario tener la nacionalidad española. Todos los españoles tienen derecho a que se les expida el Documento Nacional de Identidad, siendo obligatoria su obtención por los mayores de catorce años residentes en España y para los de igual edad que, residiendo en el extranjero, se trasladen a España por tiempo no inferior a seis meses. ​ Pueden ser sancionadas las personas que incumplan la obligación de obtener la documentación personal.
    Todas las personas obligadas a obtener el DNI, están también obligadas a exhibirlo cuando sean requeridas para ello por la autoridad. No hay obligación de llevarlo permanentemente, pero si hay obligación de identificarse y de exhibirlo a la autoridad si se lleva. Si el DNI fuera requerido por la autoridad y no pudiera ser mostrado por no llevarlo en ese momento, se podrá mostrar otro documento para identificarse, siendo decidida por la autoridad su validez suficiente o no como documento identificativo. Por ejemplo, el carné de conducir para identificarse.
    En caso de no ser posible la identificación por no llevar el DNI en ese momento, se podrá requerir a esa persona a que acompañe a la autoridad o a los agentes a las dependencias más próximas con medios adecuados para realizar la identificación.​ En caso de negarse a mostrar el DNI cuando se lleva consigo, o de negarse a ir a comisaría para realizar la identificación, puede constituir una infracción administrativa por desobediencia (multa), o puede llegar a ser constitutivo de una falta de desobediencia a la autoridad contemplada y sancionada en el artículo 634 del Código Penal.
Validez
    El Documento Nacional de Identidad tiene un período de validez de dos años para las personas menores de cinco años, de cinco años para las personas menores de treinta años, de diez años para las personas menores de setenta años, y permanente para las personas mayores de setenta años. De forma excepcional se puede otorgar validez permanente a personas mayores de treinta años que acrediten la condición de gran inválido, o validez de un año si no se pueden presentar los documentos requeridos para su expedición.

Número (el mismo que el de identificación fiscal)
     El número del Documento Nacional de Identidad está formado por ocho dígitos y un carácter alfabético de control. Esta letra se obtiene a partir del número completo del DNI dividido entre el número 23. Al resto resultante de dicha división, que está comprendido entre 0 y 22, se le asigna la letra de control según una equivalencia. No se utilizan las letras: I, Ñ, O, U. La I y la O se descartan para evitar confusiones con otros caracteres, como 1, l o 0. La Ñ se descarta para evitar confusiones con la N.

Res-to
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
Le- tra
T
R
W
A
G
M
Y
F
P
D
X
B
N
J
Z
S
Q
V
H
L
C
K
E

    Desde un principio, y con un método aún vigente, los números del DNI se asignaron por lotes a los equipos de expedición. Así, cada comisaría o equipo móvil que tramita el DNI, cuenta con un margen suficiente de números libres. Si agota ese cupo, se le otorga un nuevo lote, no necesariamente correlativo al anterior. Se destierra así una falsa creencia: los números bajos del DNI no correspondieron en el pasado a personas que ya han fallecido. Nadie ostenta «el número de un muerto.
El número 1 se lo adjudicó para sí mismo Francisco Franco Bahamonde​. El 2 llevaba el nombre de su mujer, Carmen Polo y Martínez Valdés. Para su hija Carmen Franco y Polo fue a parar el número 3. Del cuarto al noveno han quedado vacantes. Del 10 en adelante y hasta el número 99 se bloquearon para la Familia Real Española. El número 10 se le asignó al rey Juan Carlos I, el 11 para la reina consorte Sofía de Grecia, el 12 para la infanta Elena y el 14 para la infanta Cristina. El número 13 quedó sin usar debido a la superstición. El DNI del rey Felipe VI tiene el número 15.  La princesa de Asturias Leonor tiene el 16 y la infanta Sofía el 17.
Desde diciembre de 2015 se emite la versión 3.0 del DNI electrónico en todas las oficinas de expedición. Es una tarjeta plástica de policarbonato, que incorpora un “chip” electrónico con información digital. Sus dimensiones son idénticas a las de las tarjetas de crédito comúnmente utilizadas (85,60 mm de ancho X 53,98 mm de alto). Esta versión del DNI tiene los siguientes elementos:
·        En el anverso:
o   En el cuerpo central se indican apellidos, nombre, sexo, nacionalidad y fecha de nacimiento del titular del DNI. También se indica el número de serie del soporte físico de la tarjeta, fecha de validez del documento y firma manuscrita del titular.
o   En el lado izquierdo se muestra la fotografía del titular, grabada en blanco y negro, y de mayor tamaño que en versiones anteriores. Debajo de la fotografía se indica el número personal del DNI del titular incluyendo la letra de verificación.
·        En el lado derecho hay una ventana transparente con un grabado láser del número de soporte físico. Más abajo hay una imagen cambiante grabada en láser (CLI) que consta de la fecha de expedición en formato DD MM AA y una fotografía en miniatura del titular. Debajo está el número CAN (Card Access Number) para el acceso al chip RFID.

·        En el reverso:
o   En la parte superior se indican dirección, localidad, provincia y país del domicilio del titular. Más abajo se indica el lugar de nacimiento con la provincia y el país y el nombre de los padres del titular. A la izquierda se indica el código del equipo de expedición del DNI electrónico. También está el chip criptográfico con antena NFC.
o   En la parte inferior está la información impresa OCR-B para lectura mecanizada sobre la identidad del ciudadano según normativa OACI para documentos de viaje.
·        En el chip criptográfico, en formato digital:
o   Certificado electrónico para autenticar la personalidad del ciudadano
o   Certificado electrónico para firmar electrónicamente, con la misma validez jurídica que la firma manuscrita
o   Certificado de la Autoridad de Certificación emisora
o   Par de claves de cada certificado electrónico
o   Plantilla biométrica de la impresión dactilar
o   Fotografía digitalizada del ciudadano
o   Imagen digitalizada de la firma manuscrita
o   Datos de la filiación del ciudadano, correspondientes con el contenido personalizado en la tarjeta
El chip electrónico no contiene información relativa a datos personales distintos a los que aparecen impresos en la superficie de la tarjeta ni datos sanitarios, fiscales, judiciales, penales, infracciones de tráfico, etc...

Medidas de seguridad
    En el DNI electrónico se han desarrollado diversos elementos de seguridad para impedir su falsificación: Medidas visibles a simple vista: tintas ópticamente variables, relieves, fondos de seguridad.
·  Medidas verificables mediante medios ópticos y electrónicos: tintas visibles con luz ultravioleta  microescrituras.
·        Medidas de seguridad digitales: Encriptación de los datos del chip, acceso a la funcionalidad del DNI electrónico mediante clave personal de acceso (PIN), las claves nunca abandonan el chip, la Autoridad de Certificación es la Dirección General de Policía.

Utilización
    Para poder utilizar el DNI electrónico, en primer lugar, hay que conocer la clave personal. Esta clave se puede cambiar en los puntos de actualización del DNI de las oficinas de expedición del DNI. En segundo lugar, se necesita un ordenador personal y un lector de tarjetas inteligentes. Existen distintas implementaciones, bien integrados en el teclado, bien externos (conectados vía USB) o bien a través de una tarjeta PCMCIA. El lector de tarjetas inteligentes debe ser válido para el uso del DNI electrónico. Para ello debe ser compatible con la norma ISO 7816. Por último, hay que descargar el software que proporciona la Dirección General de la Policía en el portal del DNI electrónico.
    En octubre de 2011, a los cinco años de su lanzamiento, El País informaba de que la utilización del DNI electrónico era muy escasa, y de que las pocas personas que usan certificados digitales preferían usar el certificado digital de la FNMT.

     En 2015 se lanzó el DNI electrónico 3.0 que incorpora un chip NFC que puede ser leído desde móviles con lector NFC utilizando una aplicación.

    Imágenes de los distintos tipos de Documentos de Identidad que han existido por años de vigencia. /A) Anverso. (R) Reverso.



(1951-1961 (A)

(1951-1961) (R)




(1962-1965 (A)

(1962-1965) (R)




(1965-1980) (A)

(1965-1980) (R)




(1981-1985) (A)

(1981-1985) (R)




(1985-1991) (A)

(1985-1991) (R)





(1991-1996) (A)

(1991-1996) (R)



(1996-2000) (A)


(1996-2000) (R)



(2000-2006) (A)

(2000-2006) (R)






(2006-2015) (A)

(2006-2015) (R)




(Actual - Alta Seguridad: 2015)