viernes, 14 de enero de 2011

Un tractorista de San Román de Hornija realizó un avistamiento de un ovni en Villaester

Emiliano Velasco Báez avistó un ovni en Villaester"

    No podemos olvidar en este blog de “San Román en el tiempo” un hecho que acaeció el 16 de Julio de 1975 a nuestro paisano (q.e.p.d.) Emiliano Velasco Báez: Arando, con un tractor la parcela nº 21 en Villaester, observa un objeto extraño que le rodea y hasta emite un disparo al cristal de su cabina.
    Imagínense ante hecho tan singular y con garra de buen titular: “Un tractorista de San Román de Hornija es disparado en la cabina de su tractor por un ovni”. Periodistas, cadenas de radio y televisión se afanan por San Román y Villaester al hacerse eco de la noticia.

    No tenemos conocimientos en materia de ovnis para creer en su existencia ni para manifestarnos escépticos ante dicho fenómeno. Este hecho ocurrió en San Román de Hornija, nuestro pueblo, y como tal tratamos de relatarlo. Emiliano, desde que le ocurre tal fenómeno de avistamiento no levanta cabeza, su salud se empeora, día a día, y fallece el 7 de junio del año 1977.

    Este avistamiento queda reflejado en forma de relato por J.J. Benítez, en uno de sus primeros libros como escritor: “100.000 KILÓMETROS TRAS LOS OVNIS”. Hoy, todos sabemos, se ha convertido en uno de los escritores españoles contemporáneos más leído. Sirva como ejemplo entre sus novelas "best-seller": Caballo de Troya (obra que consta de ocho libros publicados, de una serie esperada de nueve). Agradecemos su colaboración y autorización para transcribir parte del capítulo VIII, que es el relativo al avistamiento de Emiliano. Me ha manifestado que desconocía el fallecimiento de Emilano, pidiéndome información sobre su muerte.

    Muchas veces, la mente humana, por alucinación, es capaz de elaborar imágenes e ilusiones falsas. pero creo que este no es el caso de Emiliano. J.J. Benítez visitó la parcela del avistamiento con Emiliano y da testimonio en su relato de que en una parte de ella, durante los días posteriores al avistamiento, el tractor John Deere, sin intervención del conductor, al paso por una determinada zona de la parcela eleva sus revoluciones y aceleración considerablemente. Este testimonio trata de afianzar la credibilidad de dicho avistamiento.


    Así mismo, agradecemos a sus vecinos José y Rosa por la información y colaboración que han prestado para la realización del presente artículo. Tratamos de relatar este fenómeno enigmático y a la vez honrar la memoria a Emiliano Velasco Báez (q.e.p.d.).










(Video procedente de YouTube, que trata sobre dicho avistamiento y emitido por Cuatro televisión en el programa: "Cuarto Milenio" ) 

(La siguiente transcripción se ha realizado del capítulo VIII del libro de J.J. Benítez cuyo título es: "100.000 Kilómetros tras los ovnis")





    «Disparo» a un tractorista de Valladolid. - Prueba de balística en el convento de Arcas Reales. - «Exatraterrestres o enviados». - Entrevista con el dominico Antonio Felices.

    La verdad es que Emiliano Velasco Báez estaba muy cambiado a fe de sus amigos y parientes, desde aquella tarde del 16 de julio de 1975.
    Había perdido peso. Y apetito, cosa extraña en un agricultor como Emiliano, hombre robusto y hecho a las diez y hasta las doce horas de trabajo en el campo.
  Su oído izquierdo había experimentado también en aquellos días que siguieron a su alucinante aventura una sensible disminución de la capacidad auditiva. Necesitaba gafas de sol y su estado -al      menos      en aquellas fechas- era una constante excitación.
    -Él no era así - me comentaría la mujer de Emiliano en una de mis largas entrevistas con el campesino de San Román de la Hornija-. Ha sido siempre un hombre sano. Con ganas para el trabajo. Ahora está decaído. Incluso le están inyectando ...
    En este constante peregrinar mío tras los ovnis pude localizar a Velasco Báez en su casa de la referida población de San Román, una serena villa de varios cientos de castellanos nobles y hospitalarios, a pocos más de 50 Kilómetros de Valladolid
Emiliano «estaba con la baja». De ahí que tuviéramos más tiempo para el buen campesino de 49 años -al igual que me ha sucedido en otros muchos casos- no terminaba de entender por qué yo había hecho un viaje desde Bilbao para conocer su extraña aventura.
    Pero fue del todo amable. A pesar de las numerosas entrevistas que había tenido que soportar hasta ese momento, a pesar las declaraciones a la Guardia Civil, Televisión etc. Emiliano me acogió con cariño.
    Pues bien, los hechos -según el relato realizado por el agricultor- tuvieron lugar en la denominada parcela 21 de la finca propiedad de Ángeles de la Peña, viuda de Gómez Olea. Dicha finca se encuentra en el término de Pedrosa del Rey, a escasos kilómetros del hogar de Emiliano.
    Horas después de mi primera entrevista con el campesino pude compañarle hasta dicha parcela, comprobando por mi mismo lo aislado del terreno. Después de abandonar la carretera general Valladolid - Toro fue preciso adentrarse por un sendero que serpenteaba entre la interminable planicie vallisoletana, salpicada tan sólo aquí y allá por familias enteras de perdices.
    En realidad, nadie podía ver desde la citada carretera el tractor que manejaba Emiliano Velasco en mitad de la parcela número 21.
Estaba, como siempre, absolutamente solo.
  - Serían las siete de la tarde. Yo me encontraba todavía arando con el tractor. Iba, como es lógico, pendiente de los surcos cuando escuché un ruido muy raro, distinto al que hace normalmente el tractor. Por un momento pensé que se había averiado y me preocupé.
    «Quizá sea una tubería rota», pensé.
»Pero no. Aquel ruido era como un zumbido: Un «moscardoneo» muy intenso. Seguí arando, pero preocupado por lo que yo entonces consideré un cambio en el ruido del motor del John Deere. Aquella preocupación era del todo lógica en Emiliano, agricultor asalariado y que tenía la obligación de responder ante los propietarios de la finca del material empleado en las faenas. - Y en estos pensamientos estaba cuando, casi al punto de llegar al borde de la parcela y de detener el tractor para averiguar lo qie sucedía, me encontré de cara con aquel aparato ...... »Estaba a unos veinte metros. Y parecía flotar a unos cincuenta o setenta centímetros del suelo. Daba la sensación de que quería subir y la tierra lo atraía. Y empezó a dar vueltas en torno al tractor .Yo me dije a mí mismo: «¡Anda, qué aparato tan raro! ¿Qué hará por aquí?»
    - »No había pasado ni un minuto y el objeto aquel había dado ya una vuelta completa alrededor mío. No sabía que hacer ... Estaba solo. Seguí hasta el final de la pieza y di la vuelta, a fin de completar el siguiente surco. Pero aquello» seguía dando vueltas y vueltas a mi alrededor y siempre con aquel zumbido que llegó, incluso, a apagar el ruido del tractor.
    » Yo no le perdía ojo. No las tenía todas conmigo.
    Pero, ¿quién será? -me preguntaba- ¿Y qué diablos querrá?
    »A eso de la segunda vuelta empecé ya a sentir recelo y un no sé qué ...
    »El aparato había empezado a acercarse. Quizá en aquella segunda vuelta, llegó a estar a unos diez metros.
    No pude contenerme y le interrumpí:
Supongo que ya se habría bajado usted del tractor…
    -¡Oh, no! - respondió Emiliano con extrañeza - ¿Por qué iba a hacerlo? Yo no tenía miedo ... , entonces.
    »Además, debía terminar la faena. Y seguí arando como le digo. Eso sí, un poco inquieto y extrañado. Después de todo, aquel aparato Pedí entonces a Emiliano que -sin prisas, con todo lujo de detalles-dibujara el objeto. Y tomando un lápiz entre sus manos gruesas y encallecidas comentó al tiempo que intentaba aquella no menos difícil aventura del dibujo:
    - Era como un bote de conservas. Como un cilindro con un sombrero inclinado en la parte de arriba. Y un soporte en forma de «v» por debajo.
    En mitad del cilindro aquel vi también una especie de «cincho» que rodeaba todo el aparato. Tenía dos ventanillas. Una de ellas era como una puerta. Parecían ligeramente hundidas en la parte del cilindro.
    Era fácil para Emiliano recordar todos aquellos detalles. Al fin de cuentas había estado más de treinta minutos observando el ovni. Media hora larga en la que el objeto, por supuesto, también había estado «espiando» al tractorista y a su máquina. La osadía del enigmático aparato llegó a tal extremo que Emiliano vio cómo se acercaba a poco más de tres metros de su tractor.
    - Así fue -continuó el campesino-. A cada vuelta que daba en torno mío se acercaba un poco más. Y siempre con aquel zumbido penetrante.
    -¿Llegó a detenerse el motor del tractor?
    - No. Siguió su marcha. Pero el zumbido de aquel «chisme» era tan intenso que terminé por no escuchar el ruido del John Deere.
    La parcela donde yo araba tiene unos cuatrocientos metros por otros cuatrocientos. Pues bien, fíjese. En los veinticinco o treinta minutos que estuve viéndolo no dejó de girar a mi alrededor. Yo creo que daría más de treinta vueltas. Y siempre acercándose y como «flotando» a poco más de medio metro de los terrones ...
    Cuando acompañé a Emiliano Velasco hasta la parcela 21 pude verificar -reloj en mano- que, en efecto, el tiempo invertido por el tractor, en marcha de arada, para los cuatrocientos metros era de unos veinte minutos. Pero sigamos con esta primera entrevista celebrada en San Román de la Hornija.
    -…Yo noté entonces que el tractor empezaba a perder potencia. No andaba bien. A pesar de mis esfuerzos iba a paso de tortuga.
-Pero, no comprendo. ¿Es que usted seguía arando?
    -Sí, claro. Aunque ya había empezado a asustarme. Allí pasaba algo que yo no entendía. El tractor no funcionaba bien desde que aquel aparato había empezado a aproximarse ...
    »AI cabo de unas cuantas vueltas, el aparato me deslumbró.
Interrogué al tractorista sobre este último hecho. Y respondió así:
    -Al dar una de las vueltas alrededor del tractor, y cuando se encontraba precisamente frente a mí, despidió una luz clara y muy fuerte que me cegó.
    -¿De dónde salió aquel «fogonazo»?
-Cuando yo recibí el golpe de luz en el parabrisas del tractor se iluminaron las dos ventanillas y el «cincho». Pero no sé realmente si salió de allí.
  Aquellas «ventanillas» -en opinión del campesino- no tendrían más de medio metro de lado.
    -Lo tuve tan cerca -continuó- que casi pude tocarlo. En la parte de arriba llevaba como un «sombrero» que sobresalía del resto del «bote». De allí salían muchas «antenas». Una, más larga que las otras.
    -¿Las contó?
    -No se me ocurrió. Pero había: unas cuantas. Estaban distribuidas como en abanico, a uno y otro lado de la más larga.
     señalando el tosco pero completo dibujo que acababa de hacerme Emiliano me interesé por las dimensiones del ovni.
    -….Quizá unos dos metros y medio o tres de altura por otros dos y medio de ancho. Desde luego era más grande que mi tractor.
    El John Deere que manejaba en aquellos instantes el vecino de San Román de la Hornija era, por supuesto, una máquina de grandes proporciones.
    También le interrogué sobre el color del objeto. Y el agricultor respondió tajante:
    -¿Usted ha visto el aluminio? Pues más brillante. Digo yo que la luz del sol también influiría lo suyo. En aquellos instantes -las siete y pico- todavía no se había puesto.
    No pude encontrar la menor contradicción en el relato de Emiliano Velasco Báez. Cada vez que -solapadamente- le planteaba idénticas preguntas, el hombre, cargado de buena voluntad, respondía con precisión. Sin contradicciones. Ninguna de las clásicas «trampas» dio resultado. Y eso era buena señal. Pero había más, mucho más en el espectacular avistamiento del honrado vallisoletano.
    -El caso es que el aparato siguió a mi alrededor. En ningún momento se detuvo ...
-¿Y usted?
    - Yo, después de aquel primer «fogonazo», sólo tenía ganas de llegar al final de la parcela para levantar los arados y salir pitando hacia casa.
    -¿Y por qué no lo hizo en ese mismo momento?
    -Ya le digo que no sentía miedo. Además, en ese terreno, repleto de piedras, las cuchillas se habrían destrozado….
    Sin embargo, y a pesar de su entereza, Emiliano iba a terminar por sentir miedo. más que miedo, pánico. Veamos por qué.
    -Cuando me faltaban sólo unos metros para alcanzar el final de la parcela y concluir así aquel surco, el objeto -que estaba más cerca que nunca- volvió a deslumbrarme. Esta vez, por la parte de atrás. Fue entonces cuando escuché un silbido y el cristal izquierdo quedó perforado.
    -¿Sintió alguna detonación?
    -No lo sé. El zumbido seguía allí, pegajoso, llenándolo todo. Sólo recuerdo el silbido.
    »Al ver la rotura del cristal, el miedo me dominó. Levanté los arados y aceleré, saliendo al sendero. Al verme de nuevo en el camino y observar que el tractor recuperaba su potencia normal lo puse a todo gas. En realidad -lo confieso- huía como un loco. Y no paré hasta la finca. Ni siquiera me volví a mirar. Yo corría, dando tumbos y tratando de poner tierra por medio.
    Algún tiempo después, cuando acompañé a Velasco en el interior de la cabina del John Deere hasta la parcela 21, comprendí lo cerca que había estado el agricultor de un serio percance por aquel sinuoso y abrupto sendero. A una marcha lenta y sosegada, como llevábamos entonces, mis dificultades para conservar el equilibrio en el interior del tractor fueron constantes.
    Pero, ¿qué es lo que había ocurrido? ¿Es que el ovni había disparado realmente contra el campesino?
    Al día siguiente iba a tener la oportunidad de ver con mis propios ojos que aquel orificio no podía haber sido hecho por una bala convencional. Al menos, por un proyectil reconocido por el hombre.
    Pero sigamos con la dramática huida del campesino.
    Emiliano llegó al caserío -situado en Villaester de Abajo, al pie de la carretera general- blanco como la pared. Demudado. Muy nervioso.
    Relató a los propietarios de la finca lo que acababa de vivir -o sufrir- en la parcela donde trabajaba y aquellos sabedores de la honradez y seriedad del encargado de sus tierras, le creyeron.
  Recuerdo una conversación telefónica sostenida con uno de los familiares de la propietaria, días antes de llevar a cabo esta investigación. Cuando pregunté por el testigo mi interlocutor no dudó:
    -«Emiliano es un hombre serio. Y no cabe la duda de que ha visto algo que le asustó ... »
Aquello pude ratificarlo, como digo, personalmente. A lo largo de mis viajes tras los ovnis he encontrado siempre gente que carece de información sobre el fenómeno y que, además, desconfía de la realidad de los ovnis «porque dicen- siempre son campesinos o gente sin cultura los que dicen haberlos visto». Y yo, siempre, les respondo lo mismo:
    «Querido señor, aparte de su casi absoluta falta de, formación sobre el tema, observo que no conoce bien a los hombres del campo o del mar. Puedo asegurarle que a mi personalmente, me inspiran más confianza estas personas sencillas y sin dobleces que los retorcidos hombres de ciudad.»
    Lentamente. Muy poco a poco, yo había conseguido ir ganándome la confianza de Emiliano y de sus familiares, que asistían atentos a nuestra larga conversación.
Era aquel un punto importante en toda investigación. Y yo no tenía el menor deseo de desaprovecharlo.
    Pero quedaban todavía algunos cabos por atar en aquel interesante caso. Y proseguí las preguntas:
  -¿A qué hora solía dejar el trabajo habitualmente?
    -Hacia las ocho u ocho y media de la tarde. Aquel día, sin embargo, no pude ¡Figúrese cómo llegaría yo al caserío que casi me tuvieron que bajar del tractor ... !
    El hecho fue puesto en conocimiento de la Guardia Civil. Y al día siguiente -algo más calmado ya-, Emiliano acompañó hasta la parcela 21 a un teniente y a un cabo del puesto de La Mota del Marqués, que procedieron a los análisis pertinentes. Allí mismo, los miembros de la Benemérita examinaron el cristal que había sido perforado y que todavía se encontraba en su lugar. El vidrio presentaba un orificio de, unos cinco milímetros de diámetro y prácticamente, sin las típicas fisuras radiales que aparecen siempre que se agujerea un cristal. ¿Qué había podido provocar aquel diminuto y casi limpio orificio?
    Los del hipotético proyectil fueron buscados por la Guardia Civil en el lugar de los hechos, pero los resultados fueron negativos. Allí mismo se procedió a desmontar el cristal, a fin de llevar a efecto las comprobaciones precisas.
    A juzgar por el primer análisis realizado sobre el cristal, el cuerpo, rayo o elemento que produjo la perforación tuvo que penetrar por la parte trasera de la cabina del tractor, justo por debajo del brazo izquierdo de Emiliano, que en ese instante conducía con dicho brazo apoyado sobre el guardabarros. Según comprobé, el hueco que quedaba entre el cuerpo del agricultor y la pared del tractor -por debajo del brazo- era muy reducido, exigiéndose por tanto una gran precisión en el supuesto «disparo». El cristal en cuestión -que se utiliza para vigilar la rueda delantera correspondiente- se encuentra en estos tractores verdaderamente «escondido», al menos para un observador situado a la espalda del tractorista. El menor fallo, por tanto, a la hora de efectuar el supuesto «disparo» habría herido sin duda al campesino.
    Al proceder a desmontar el referido cristal del soporte metálico donde se alojaba, las milimétricas grietas radiales se prolongaron, cuarteando lamentablemente el resto del cristal. Pero el orificio podía apreciarse todavía con gran claridad.
    Olvidé momentáneamente el asunto de la perforación, Emiliano había dejado traslucir algo más en aquella sustanciosa primera entrevista. «Algo» que le sucedió poco después del encuentro con el ovni y que, por lo visto, no había querido revelar a nadie.
Cuanto traté de sonsacarle, el campesino -que comprendió mi curiosidad- se echó a reír, divertido.
    Fue inútil. No logré sacarle ni media palabra, ni media palabra. Ni una mala pista. Y llegué a aventurar:
    -¿Es que ha vuelto a ver el ovni?
  - Emiliano sonrió nuevamente, mientras parecía arrepentirse de aquella insinuación anterior.
    No forcé entonces el interrogatorio. La experiencia me ha enseñado también a saber esperar ...
    Y di por concluida aquella conversación, mientras rogaba a Emiliano Velasco que me acompañara a la parcela 21, a fin de efectuar algunas fotografías, así como para examinar detenidamente la zona.
    Yo sabía que «aquello» que él no había comunicado, a casi nadie, le quemaba en las entrañas y que, quizá, terminaría por decírmelo. Y no me equivoqué.
    En compañía de otro familiar de Emiliano, montamos en el John Deere y nos dirigimos a la parcela 21.
    Mientras recorríamos los infinitos campos -casi todos recién arados- el ruido del motor atronaba la cabina, obligándonos a hablar a gritos.
    ¿Qué intensidad podía tener aquel "zumbido" del ovni –pensé- para que pudiera clipsar semejante ruido.»
    Después de marchar algo más de tres kilómetros por cada una serie de accidentados carriles y senderos, el tractorista detuvo el John Deere verde y me señaló la parcela número 21. Estaba ya completamente arada.
    Descendí y examiné el lugar. La soledad era completa. Desde allí las únicas casas que podían divisarse ponían un punto de color a más de dos kilómetros en línea recta y al otro lado de la carretera general Valladolid -Toro.
    -¿A quién habría podido pedir ayuda? -me comentó Emiliano, mientras me invitaba de nuevo a que subiera al tractor.
    Y Emiliano, lentamente, se introdujo en la parcela. Una vez más, como ya había experimentado en otras oportunidades, una extraña emoción me dejó seca la garganta.
«Allí, en aquel mismo lugar, había permanecido uno aquellos malditos ovnis que yo tanto perseguía ... »
    Me sorprendió el extraordinario número de piedras se extendían entre los surcos de la pieza.
    Por supuesto, también como otras muchas veces, mi vista se dedicó a vigilar incansable todos los horizontes, en busca, sí, de esa nave a la que poder fotografiar sin piedad.
Pero nada iba a suceder, a excepción de lo que Emiliano estaba a punto de mostrarme.
    El buen labrador llegó casi al centro de la parcela y se volvió hacia mí, señalándome el cuentarrevoluciones del tractor.
    -Observe. Ahora, en primera, que es la velocidad de arada, el motor se pone a dos mil revoluciones.
    Miré por encima del hombro de Emiliano Así era. Pero, me preguntaba, ¿y eso que tiene que ver con todo esto?
    El tractorista situó las ruedas delanteras entre los surcos y comenzó a avanzar hacia el centro de la parcela. Algo iba a suceder.
De pronto, el ruido del tractor se alteró y creció, retumbando en las sienes. Instintivamente miré al cuadro de mandos del vehículo. Emiliano Velasco, haciéndose un gesto, colocó su dedo sobre el cristal del cuentarrevoluciones. Y exclamó:
    -No pensaba decírselo, pero ...
Centré mi atención y leí con asombro el número sobre el que oscilaba la enloquecida aguja:
 - ¡Está a más de dos mil quinientas revoluciones.. –grité en mitad de un ruido ensordecedor-. ¿Qué ha pasado?
El tractorista guardó silencio. Y esperó a que el tractor hubiera recorrido unos diez o doce metros..En ese momento, y sin que Emiliano hubiera intervenido, las revoluciones y el ruido del motor descendieron sensiblemente, estabilizándose en sus niveles normales.
  -El amigo Velasco paró el motor y, volviéndose nosotros, comentó:
    -Esto es lo que no he querido revelar a nadie. ¡Usted no puede figurarse lo harto que estoy de este lío! Así que me callé la boca ...
    En realidad Emiliano descubrió aquella alteración en las revoluciones de su tractor cuando. -en la jornada siguiente al avistamiento del ovni- tuvo que retornar a su trabajo de arada, en la conocida parcela número 21. Emiliano, que no estaba muy seguro de lo que podía volver a suceder, pidió a su padre que le acompañara. Y así fue..
    Pero, al empezar la faena y llegar al centro de la pieza, el ruido del motor se multiplicó súbita e inexplicablemente, haciendo exclamar a Velasco Báez:
    -¡Ya está ahí otra vez!
    El padre del campesino -hombre curtido en aquellos lares- se quemó casi los ojos de tanto escrutar el cielo y los alrededores. Pero ninguno de los dos observó nada anormal. El susto 1o había provocado aquel disparo del cuentarrevoluciones.
    Una y otra vez, Emiliano Velasco atravesó aquella pequeña área de la parcela, comprobando con asombro cómo la aguja del tablero parecía enloquecer.
    Aquella misma tarde, mientras el Sol se ocultaba, le rogué al campesino vallisoletano que pasara una y otra vez por el lugar, a fin de encontrar alguna explicación al insólito fenómeno.
    -¿Cuál podía ser la razón por la que se disparaban las revoluciones del motor del John Deere?
    -Eso mismo me vengo preguntando desde hace dos semanas -terció Emiliano encogiéndose de hombros-. Siempre que entró en el centro de la pieza, el tractor enloquece ...
Examiné el terreno con minuciosidad. Palmo a palmo en aquellos seis por doce metros en los que se registraba el salto de revoluciones. Mi pequeña brújula de aceite perdía siempre el     Norte cada vez que la situaba sobre aquel paño de tierra en forma de rectángulo.
Pero allí no había señales claras del posible «aterrizaje» de un ovni. Ni los surcos aparecían calcinados. ¿Qué fuerza o fenómeno era el que alteraba entonces el motor del tractor? .
    «Sólo cabe una posibilidad», pensé ...
instintivamente, levanté la vista hacia aquel puñado de casas blancas y alargadas que se perdía en el horizonte, justamente frente al lugar donde nos encontrábamos.
    «Pero, si es lo que sospecho -me dije-, ¿cómo podría estar seguro? Esas casas están muy lejos de la parcela 21 ... »
    -¿Alguien más vio el ovni? -pregunté a Emiliano.
    -No lo creo. Yo, por lo menos, no sé de nadie ...
    Algo parecía claro. El pequeño ovni que circundó el tractor de Velasco durante media hora no podía ser, en principio, el causante de aquella enorme y singular fuerza o energía que había quedado en el centro de la pieza. Y lo creía así porque, simplemente, dicho ovni procedió a dar vueltas de forma ininterrumpida en torno al tractorista, sin llegar a detenerse. Por otra parte, aunque lo hubiera hecho antes o después del encuentro, las dimensiones del «rectángulo magnético» no correspondían con esos tres metros -de envergadura- que parecía tener el cilindro ...
    -Y usted, ¿qué opina? -me interrogó a su vez Emiliano Velasco ...
-No supe qué contestarle. Sólo se me ocurrió responderle con otra pregunta:
    -¿Ha excavado usted ahí?
    -No, aunque he estado tentado más de una vez ...
    Entrado ya el crepúsculo, con el perfume amigo del romero, dejamos atrás la parcela, escenario de una de las más intrigantes aproximaciones de un ovni a ser humano alguno.
    A pesar del cansancio, ardía en deseos de conversar con los vecinos de aquel núcleo de casas que había divisado desde el centro de la «21». Y, una vez despedido de Emiliano y de su familia, me encaminé, Por la carretera general, hacia la llamada finca «La Castellana», que tal era el nombre por el que todo el mundo la conocía por aquellos pagos.
    La presencia de un coche con matrícula forastera intrigó naturalmente a los apacibles moradores de aquella hacienda, situada también en el término de Pedrosa y en la que viven Miguel Casas y su esposa, Angelita López, así como la familia de Ángel González y su suegra, Leoncia García.
    Pero todo resultó sencillo y cordial, como corresponde entre gentes de buena ley.
A mi pregunta de si aquel día, 16 de julio de 1975, o en fechas anteriores, habían observado la presencia de algún objeto anormal por los alrededores y en especial frente a «La Castellana», en la zona de la parcela número 21, aquellas buenas gentes respondieron: ..
    -Justamente el día anterior, y a eso del atardecer, vimos un objeto que se elevaba desde aquella zona. Pero era algo muy raro.
»Subía en vertical, pero siguiendo una trayectoria en forma de «caracol». Dejó una estela azulada y más gruesa que la de los aviones. Cuando estaba a bastante altura, desapareció. Y allí quedó la estela -con forma de espiral- durante más de una hora…
    -¿Vieron la forma del objeto?
    -Francamente, no. Estaba lejos. Nos dimos cuenta de su presencia por la esstela.
Observé detenidamente el horizonte, iluminado débilmente por los últimos rayos de aquel Sol de verano. Desde allí -a unos dos kilómetros de la parcela 21- habría resultado imposible ver el pequeño ovni que giró en torno al campesino. Pero sí habrían podido observar -tal y como ocurrió- la presencia y ascensión de otro ovni más grande…
    .Mis sospechas se hicieron más sólidas. En aquella extensa zona no había aeropuerto o base militar alguna. Cabía por lo tanto, la posibilidad de que un ovni de mayores dimensiones que el observado por Emiliano Velasco se hubiera situado a muy corta distancia del centro de la parcela número 21, alterando con su proximidad la franja de tierra sobre la que ahora saltaban» las revoluciones del tractor.
    Mientras regresaba a Valladolid, donde había montado -una vez más- mi «base de operaciones», traté de encontrar alguna explicación mejor para aquel objeto que se había elevado en el anochecer del 15 de julio de 1975 desde la parcela 21 y en una trayectoria ascensional en forma de «caraco!». Pero no pude. Que yo sepa, ningún helicóptero -único aparato terrestre capaz de aterrizar en la «21 » se eleva dejando una estela con aquella forma y características ...
    Por otra parte, ¿qué helicóptero es capaz de alterar magnéticamente un paño de tierra de tales dimensiones?
  Quedaba, no obstante, otro punto trascendental y que iba a tener la oportunidad de investigar en los días sucesivos.
No había olvidado, ni por un momento, el cristal del tractor sobre el que, aparentemente, había «disparado» el ovni.
    Y al día siguiente de mis investigaciones en Pedrosa del Rey tuve la fortuna de entrevistarme de nuevo con algunos de los miembros del grupo «Charles Fort», dedicado como pocos al estudio de este apasionante tema ovni. Varios de estos jóvenes me adelantaron una idea que prometía ser francamente atractiva.
    Desde el primer día en que la noticia se extendió por el país, este incansable grupo se interesó vivamente por el avistamiento de Emiliano Velasco, así como en la realización de un exhaustivo análisis del citado cristal del tractor.
    Después de los primeros estudios, la interrogante seguía en el aire. ¿Qué tipo de bala o proyectil había sido disparado contra el cristal? ¿O no se trataba de un «disparo», tal y como lo entendemos nosotros?
    Mis buenos amigos José Ángel Macías, médico en la ciudad de Valladolid y Jesús María Alonso -ambos del referido grupo Charles Fort- me expusieron su proyecto:
    -Intentaremos una prueba de balística sobre un cristal de características similares al que resultó perforado en la parcela 21. Si el orificio dejado por un proyectil calibre 22 americano con cabeza de cobre -el más pequeño de los estándar- es idéntico al que quedó en el cristal original, quizá podría establecerse una hipótesis: que la perforación sobre el John Deere pudo estar originada. por un proyectil o bala similar y, por tanto, conocido.
    En aquel proceso de búsqueda, de constantes exámenes, nada debía ser rechazado. Y aquella idea, menos que ninguna.
Así que, una tarde, en compañía de Carlos Blanco; de Jesús M. Alonso, Teresa, su mujer; Begoña, la bibliotecaria del Grupo y un servidor, nos trasladamos hasta el convento de los Padres Dominicos de Arcas Reales, en las proximidades de Valladolid..
    La prueba iba a ser realizada por el padre Antonio Felices, presidente del mencionado Grupo dedicado al estudio OVNI. Un excelente tirador y religioso de mente abierta.
    Nunca olvidaré aquel mi primer encuentro con el dominico de constante y apacible sonrisa. Un hombre que había sufrido largamente en tierras de China y Vietnam.
    Y mientras hacíamos tiempo para el momento de la prueba, ambos sostuvimos una larga charla que -al menos para mi- tiene un cálido valor. No era frecuente, ni mucho menos, que un religioso con la preparación y experiencia de aquel dominico se pronunciara sobre el tema OVNI y EXTRATERRESTRES con tamaña audacia y sinceridad.
    El padre Antonio Felices estaba metido de lleno en el ovni desde 1961, en que -por esas cosas del destino- conoció el asunto de la famosa piedra del también sacerdote Severino Máchado, ya fallecido. En dicha piedra –aireada por aquel entonces por la Prensa nacional- aparecieron diez signos extraños y que fueron interpretados como un presunto mensaje de los habitantes del planeta Saturno a la Tierra.
Intrigado por aquella noticia, Antonio Felices investigó este apasionante mundo y, casi sin querer, se vio absorbido por él. Y hoy, como saben todos los aficionados a la Ufología, constituye un pilar importante en este campo.
Antonio Felices observó con benevolencia la preparación de mis cámaras y magnetófono. Y respondió así a mi primera pregunta:
    -¿Que por qué este creciente interés entre las gentes por el asunto ovni? Se me ocurren dos razones. Primera: una mitomanía no puede durar tanto tiempo. La famosa serpiente de mar que suelen dar en los veranos ya ha muerto. Pero esto, en cambio, se repite y se repite. Y a pesar de todos los intentos de ciertas autoridades para burlarse de ello, sigue. ahí. Entonces, naturalmente, la gente empieza a preguntarse si será o no verdad ... Y segunda razón: desde que el hombre ha pisado la Luna, muchos piensan, lógicamente, que, si nosotros hemos llegado allí, ¿por qué otros seres no han podido hacer lo mismo respecto a nuestro mundo?
    -Usted lleva muchos años trabajando e investigando el fenómeno OVNI, ¿cuál es su opinión personal sobre el asunto ?
   -Bueno, yo prefiero mantenerme a la expectativa hasta que se declare abiertamente ...
    -Pero ¿usted qué cree? ¿Son astronaves procedentes de otros planetas?
    -Si.
    Hubo un silencio total en aquella pequeña sala del convento Arcas Reales. Me senté contento.
    -¿Y considera usted que se trata de seres más avanzados que nosotros?
-Por supuesto.
……………………………







jueves, 16 de diciembre de 2010

Ha fallecido nuestro primo y amigo Ángel Seco del Palacio

Hemos perdido a Ángel, buen primo y amigo


    Después de soportar con paciencia y resignación cristiana una grave y penosa enfermedad, se nos ha ido mi primo y amigo Ángel el día 30 de Noviembre.


    Doy testimonio, lejos de los tópicos que se emplean en estos casos, de que Ángel era un hombre bueno, afable, familiar, trabajador y muy sensible a todo lo referente a sus raíces, como quedaba demostrado en sus escapadas a su pueblo: San Román de Hornija. En cualquier hueco que hacía en su trabajo acudía a él, especialmente a las bodegas, a su bodega que con tanta ilusión restauró. Era para él todo el entorno de las bodegas un paraje encantador y privilegiado. Venía, sólo o acompañado, para llevar su vino que tanto ponderaba entre amigos y clientes. El vino se lo elaboraba algún primo o amigo del pueblo, pero natural y elaborado a la vieja usanza. Otro objetivo de sus visitas era para reconfortarse e identificarse con la soledad y tranquilidad que le inspiraba dicho paraje. Estas visitas esporádicas, como el decía, le cargaban las pilas para poder soportar la actividad febril de Madrid, su lugar de residencia.


                            (En su bodega)


Su vida:

    Nace en 1945, el mayor de tres hermanos. Siguiendo la tradición familiar «tenía dos generaciones de tíos curas» es enviado al Seminario Menor de Valladolid. Allí, después de una estancia de 5 años, se da cuenta que no es aquella su vocación y sale del Seminario. Dicha salida no rompe, como ocurre en otros casos, con todo lo relativo a la Iglesia, muy al contrario sigue hasta el final de sus días muy integrado en su parroquia de Madrid.

    A raíz de su cambio de vocación, toda su familia deja San Román, marchando a Madrid a la búsqueda de nuevos horizontes, especialmente para él y para sus dos hermanas. En sus primeros trabajos en Madrid ya se afianza en él una vocación dirigida a la publicidad comercial. Sus comienzos se dirigen principalmente a la venta de todo lo relativo a cartelería comercial. A base de esfuerzo va creando más mercado y como consecuencia más afluencia de ventas, por lo que decide comprar un local y crear su propia empresa: “Hornija”.

(Su afición al teatro)

    A pesar de las muchas horas que dedica a su empresa, aún le queda algo de tiempo para su afición teatral. Acompañado de sus hijas, forma parte de un grupo de aficionados al teatro de su parroquia: “San Jenaro”. Llegan a representar diversas obras, quedando reflejado en ellas las grandes aptitudes teatrales de Ángel. Hace unos años apareció por San Román un autocar, con Ángel, su grupo de teatro y familiares allegados a estos. Ángel, un poco antes de llegar al pueblo, se viste de juglar y con buen humor les deleita con la historia de San Román. ¡Claro está! pasaron todos un buen día en las bodegas. Esta vivencia, así como el nombre comercial de su empresa, nos sigue demostrando su amor a San Román y sus raíces,

    Por último, como ejemplo de generosidad y amor a los demás, según él lo tenía dispuesto, nada más morir su cuerpo fue recogido por una institución científica que investigará su enfermedad, tratando de conseguir que otros tengan mejor suerte que él.

    Desde este blog nos unimos en el dolor a su esposa Albertina, hijas (Alicia, Laura, Almudena y Ana) y a sus hermanas: Juani y Conchi. Vuestro esposo, padre, hermano y primo ha sido un hombre sencillo, pero sus grandes
cualidades humanas dejan una huella difícil de olvidar.


    Ángel ¡Hasta siempre!

lunes, 8 de noviembre de 2010

Dos Arquetas Amatorias Patrimonio de la Parroquia de San Román de Hornija

Dos Arquetas Patrimonio de nuestra Parroquia


    Un historiador dijo en su día:
“La Iglesia de San Román ha tenido auténticos tesoros, pero el expolio ha hecho campo en ella "Nos sorprende y llena de satisfacción que dos Arquetas Amatorias, patrimonio de nuestra Iglesia Parroquial de San Román de Hornija, causen sensación entre los aficionados al arte. Fueron rescatadas, hace 25 años, de un osario hecho en el muro del ala lateral de la Iglesia y próximo al altar, por D. José Antonio Castro, cura párroco de dicha Iglesia. Se expusieron, por primera vez, en Zamora el año 2001 con “Las edades del Hombre” Para esta exposición se realizó en ellas una primera restauración, pero la auténtica restauración se realiza en el año 2008, consiguiendo de ellas una verdadera obra de arte en su género. Ahora concurren con admiración a Exposiciones de Caballería, aprovechando el V Centenario de Amadís de Gaula. Han participado en las exposiciones de Medina del Campo, próximamente en Valencia y hay proyecto para que concurran a más ciudades. Siempre llevando el sello de la procedencia: Iglesia de San Román de Hornija, lo que mucho nos honra. Podíamos decir, que son como unas embajadoras de nuestro pueblo en los confines de España.
Agradecemos, los sanromaniegos, al cura párroco D. José Antonio Castro, ese rescate que realizo hace 25 años, encontrándolas en un arca relicario, y que con tesón y perseverancia ha visto realizado su sueño, que el Arzobispado de Valladolid junto con la Diputación de la misma Ciudad, hayan restaurado dichas arquetas.
    Así mismo, agradezco a mi buen amigo Andrés Martín Gómez, que me informó de la inminente exposición de dichas arquetas en Valencia, su ciudad de residencia. Información que me motivó publicar el presente artículo.


DERCRIPCIÓN DE LAS ARQUETAS:

    Según D. Antonio Sánchez del Barrio, historiador y Cronista Oficial de Medina del Campo (Valladolid) , estas dos singulares arquetas amatorias de origen catalán, muy probablemente elaboradas en un taller de Barcelona en la tercera década del siglo XV, presentan una excelente conservación –ahora inmejorable tras su limpieza y restauración- que sin duda se debe a haber estado custodiadas durante siglos dentro en un arca relicario de finales del siglo XVI. De este modo, los frágiles materiales en que están elaboradas –madera y estuco dorado y policromado- no han sufrido alteraciones irreversibles. Asimismo, la conversión de su primera función de carácter nupcial –casi siempre este tipo de arquillas se usaron como estuches suntuarios de regalos conyugales- a otra posterior de tipo religioso, ligada a la conservación de reliquias, ha influido decisivamente en el buen estado que ambas han mantenido hasta nuestros días.

    Las siguientes líneas dedicadas a la descripción y análisis de estas arquetas se basan en los artículos redactados por el profesor Rafael Domínguez Casas (Catálogo de la exposición “Las Edades del Hombre”, Zamora, 2001, pp.138-141) en los que se estudian minuciosamente ambas piezas y a los que remitimos al interesado en informaciones más precisas.

    Lo primero que cabe resaltar de las arquetas es su rareza, su notable antigüedad, su calidad ornamental y la originalidad iconográfica de las escenas, alegorías y personajes representados en todas sus caras exteriores. Los motivos decorativos están realizados según la técnica de “pastiglia” o pastillaje, que consiste en el modelado, dorado y policromado del estuco, del que resultan sugerentes figuras en relieve de gran vistosidad.

Arqueta llamada: "Del torneo dela reina" 
En la arqueta denominada “del torneo de la reina”, las cuatro escenas representadas aparecen de forma seriada, tanto en la tapa superior como en la cara frontal de la pieza. Todas ellas corresponden a episodios de una historia caballeresca, propia de los poemas amatorios medievales del tipo Román de la Rose, con la aparición de dos caballeros que lucen sendas armaduras ante un personaje coronado -quizá la reina-, ante su trono y bajo dosel, en lo que parece ser una escena que cuenta un desafío (a la izquierda, en la tapa superior); la visita de un individuo de difícil identificación a una doncella que se halla en el interior de una torre cilíndrica, con otra figura que parece asomarse por detrás (a la derecha, en la misma tapa); y la reina, ricamente vestida y arrodillada, orando ante una llamas (a la vuelta, entre las dos escenas citadas). Quizá como colofón de las escenas anteriores, en la cara frontal, a ambos lados de la cerradura, aparecen dos caballeros justando, uno de los cuales ha perdido el yelmo. En las tres caras restantes aparecen Ave Fénix –alegoría de la vida eterna- que portan filacterias con la letra “Y”.

Arqueta llamada:"del Leopardo leonado"
    Por su parte, la arqueta llamada “del leopardo coronado” –así nombrado, en términos heráldicos, al león pasante y mirante, es decir con el rostro hacia el observador-, presenta en la tapa a este fiero animal dotado de una enorme cabeza coronada, seco cuerpo, fuertes garras y larga cola; frente a él hubo originariamente un caballero ecuestre cuya figura se ha perdido, del mismo modo que el Ave Fénix que debió de estar situado, a la vuelta, entre ambas figuras, y seguramente de similar concepción a los que aparecen en las caras anterior y laterales de la pieza; la posterior presenta una garza y un conejo. Todos los elementos figurativos se encuentran en fondos de muy rica policromía, formados por frondosos conjuntos vegetales, flores y plantas, con mariposas y garzas que se alternan con graciosos conejos.

    En ambos casos, las aristas verticales de las piezas están guarnecidas por finas planchas de latón, a modo de cantoneras, ornamentadas con labores incisas: de figuras de corazones en el caso de la arqueta “del torneo de la reina”, y con la frase “MERSE QUI / AMOR MERSE” en la “del leopardo coronado”, que recuerda el carácter amoroso de su primitiva función.



RESTAURACIÓN EFECTUADA:
   
    Obras restauradas por María José Pou de los Mozos, entre julio y septiembre de 2008.
    Convenio firmado entre la Diputación de Valladolid, Junta de Castilla y León y Arzobispado de Valladolid
para la restauración de bienes muebles de la provincia



ESTADO DE CONSERVACIÓN:

El estado de conservación es bueno, con alteraciones debidas al envejecimiento propio de los materiales que las integran, los cambios medioambientales y la manipulación del hombre.

Estructura

· Pequeñas separaciones en las zonas de unión del cuerpo del mueble.

· Pérdida de los listones que, a modo de pies, levantan el mueble unos milímetros. Sólo queda como testigo un fragmento en la arqueta "del leopardo coronado".

· En el interior de la arqueta "del leopardo coronado" hay pérdidas de madera.

· Ataque de insectos xilófagos, más intenso en la arqueta "del torneo de la reina".

Policromía

· El corte estratigráfico de las arquetas es el siguiente: soporte de madera, pergamino, capa de preparación a base de yeso y cola animal, encolado de los motivos en pastilla o realizados directamente con el estuco, bol rojo, dorado al agua con oro fino y plateado, corlas y pintura al temple.

· Desgaste generalizado del oro y la policromía (muy acusado en la arqueta "del torneo de la reina"y en los laterales y trasera de la arqueta "del leopardo coronado".

· Pérdida y desgaste de la corla sobre la plata.

· Falta de adherencia de la policromía con levantamientos.

· Pérdidas generalizadas de policromía, especialmente en la cara trasera de la arqueta "del torneo de la reina"; y las figuras de un jinete, su caballo y un águila en la tapa de la arqueta "del leopardo coronado".

· Restos de cera por toda la superficie.

· Suciedad acumulada por toda la superficie, sobre todo en la tapa de la arqueta "del torneo de la reina".

· Presentan un barniz brillante aplicado en una restauración anterior.

Otros materiales

· Ambas presentan una tira de pergamino en la zona trasera de la tapa, en su unión con la trasera. En la arqueta "del leopardo coronado" esta tira se ha perdido totalmente; en la otra aparece rasgado por la zona de unión y desencolado. Se encuentra muy sucio y deshidratado. Sobre la banda de cuero se conserva una tira trenzada entre clavo y clavo, perdida parcialmente, desprendida y muy sucia.

· La tela de lino del interior de las arquetas está muy sucia, oxidada y oscurecida; se encuentra desprendida en todos los bordes y esquinas, con diversos rasgados y pequeñas pérdidas.

· Las cantoneras de latón se encuentran desprendidas y han sufrido roturas y pérdidas.

· Oxidación de los metales (bronce, hierro y latón) en cerraduras, bisagras y clavos.

Intervenciones anteriores

· Con motivo de una exposición anterior, las arquetas se restauraron, realizándose un asentado provisional de la policromía, una limpieza parcial y un barnizado con barniz acrílico.

· Existen numerosos clavos aplicados en distintas intervenciones.

· Las bisagras y parte de la falleba de la cerradura de la arqueta "del torneo de la reina" no son las originales.

· Arpillera de mayor gramaje en el interior de la arqueta "del torneo de la reina".

TRATAMIENTO REALIZADO

· Desinsectación: con gases inertes en burbuja de baja permeabilidad. En este caso, se minimiza la concentración de oxígeno, sustituyendo el aire por gas argón.


Consolidación: Se ha introducido una resina acrílica (Paraloid B72 en xileno al 10% y 20%) mediante inyección por los orificios de salida de los xilófagos, con el fin de devolver la resistencia mecánica por endurecimiento a la madera.

· Fijación de la policromía: Mediante este proceso se devuelve la cohesión y la adhesión perdida de los diferentes estratos de las capas de policromía al soporte. Se ha realizado con adhesivo de origen natural, cola de conejo, aplicado mediante inyección y con pincel. Para facilitar la adhesión se aplicó presión y calor.

· Encolado: El fragmento de la base de la arqueta "del leopardo coronado" se encoló con cola animal, cola de carpintero, y la ayuda de gatos de presión. El pergamino, cuero y tela del interior se han encolado con coletta italiana.

· Limpieza de la capa pictórica: Se han eliminado barnices, ceras y suciedad superficial, utilizando disolventes orgánicos que eliminan sustancias concretas (xileno para el barniz y la cera; citrato de amonio al 3% en agua destilada para la suciedad superficial) y ayuda mecánica con bisturí.

· Limpieza de la tela de lino: Se ha utilizado un sistema gelificado con metilcelulosa para ablandar la suciedad y retirarla a continuación mecánicamente.

· Limpieza del cuero: con un líquido jabonoso a base de glicerina.

· Limpieza de los metales: Se ha utilizado etanol y medios mecánicos para eliminar el óxido. Posteriormente se ha aplicado un inhibidor de la corrosión (taninos en etanol al 5% en los herrajes y clavos de hierro). Se protegen con Paraloid B72 al 10% en xileno.

· Eliminación de intervenciones anteriores: Se ha eliminado tan sólo un clavo de cabeza de gota que hay en la esquina trasera derecha de la arqueta "del torneo de la reina" y el barniz.

· Estucado: de las lagunas con el fin de proteger los bordes y evitar posibles desprendimientos. Se ha utilizado un estuco de yeso y cola, compatible con los materiales originales. No se han reconstruido volúmenes para respetar al máximo el original y evitar falseamientos. Las galerías de xilófagos se han estucado con estucos de cera con el fin de sellarlas para evitar la acumulación de polvo, focos de alteración biológicos y enganches.

· Reintegración cromática: Con el fin de integrar las lagunas estucadas y posibilitar la continuidad de la lectura de la obra se realiza una reintegración cromática con acuarelas, aplicada mediante la técnica del puntillismo y rayado, según la textura o vibración de la zona.

· Barnizado: Se han aplicado a brocha dos manos de Paraloid B72 al 5% en xileno, con el fin de protegerllo ante los agentes de alteración externos y recuperar el brillo y la intensidad de la policromía.





jueves, 14 de octubre de 2010

Deplorable estado del patrimonio artístico de San Román de Hornija - 2 -




Deplorable estado del Patrimonio Artístico


Con desencanto y mucha desilusión revisamos esta segunda reivindicación, ante la pronta desaparición de nuestro patrimonio histórico y cultural que representa el Pórtico del antiguo Monasterio benedictino de San Román, también llamado posteriormente “Casa Prioral”: antiguo Priorato del Monasterio Benedictino de Valladolid. En otro artículo en este blog del año 2007, correspondiente al actual servidor “blogspot” a fecha febrero 2009 y tercera página, reivindicábamos su restauración inminente. Después del paso de dos años la situación de su estado es caótica: balconada desvencijada, con los capiteles a la intemperie, dando todo la sensación de haber ocurrido allí un bombardeo, o un abandono histórico-cultural propio de un país tercermundista. Ante esta grave situación cabe preguntarnos ¿quién es el culpable de tal situación? Yo me atrevo a responder que todos. - En primer lugar los vecinos que demostramos total pasividad ante tal agravio histórico y cultural. Alguno me respondería: ¡Eso no nos da de comer! Efectivamente que no es nada material, como tampoco nos saca de la crisis el Museo del Prado, aunque nuestra satisfacción es potenciarlo con más obras. "Es nuestro deber, orgullo y responsabilidad transmitir y legar a futuras generaciones nuestro Patrimonio Artístico, al menos en idénticas condiciones que nosotros lo recibimos" - Nuestras autoridades municipales. No dudo que el actual alcalde y los dos anteriores, que le precedieron, hayan emprendido buenos proyectos y mejoras en viales y servicios que les agradece el pueblo; sin embargo, todos han cerrado los ojos ante el proyecto de restauración del citado monumento. Ha sido un proyecto negro y olvidado. 
    No puede haber excusas de que pertenece todo el edificio a entidades privadas, tal vez desde el periodo de la "Desamortización en España". La legislación española contempla estos casos de negligencia y abandono en su mantenimiento y conservación de monumentos culturales en manos de entidades privadas. - Por último el resto de políticos, tanto nacionales como autonómicos ¿Es que un pueblo, por muy pequeño que sea, no tiene el derecho a mantener sus vestigios culturales?
    Rastreando por Internet a la búsqueda de algo importante sobre San Román de Hornija , mi pueblo, he encontrado algo interesante, que hace alusión a todo este abandono. Se trata de un artículo que escribe en su “blog”, el historiador, D. Rafael González Rodríguez, con fecha de publicación de julio de 2008 y cuya dirección es: http://masvalevolando.blogspot.com Agradezco la autorización del autor para hacer la transcripción de su artículo e imágenes en este blog de “San Román de Hornija en el tiempo”. Así mismo, también agradezco como sanromaniego la preocupación y denuncia que manifiesta él ante tal monumento.

Ecos Visigodos y Mozárabes desde San Román de Hornija La ruina del patrimonio SAN ROMÁN DE LA HORNIJA: CRÓNICA DE LA DESOLACIÓN Por Rafael González Rodríguez


San Román de la Hornija es una pequeña localidad situada a unos 10 km. de la ciudad de Toro, a orillas del río Hornija, que junto el Duero y el Bajoz riegan su fértil vega. La población estuvo integrada tradicionalmente en el alfoz toresano, pero en la actualidad, desde el punto de vista administrativo, queda englobada dentro de los límites de la provincia de Valladolid en la comarca del Bajo Duero.Su iglesia es un edifico de considerables dimensiones para lo menguado de su parroquia (434 habitantes). Se trata de un templo de una sola nave y torre a los pies, construido en ladrillo, tapial y piedra, cubierto con bóvedas de arista y cañón con luneto sen la capilla mayor. En el exterior se adivina una inscripción, probablemente del siglo XIII, en el lado de la Epístola 


    En el interior se encuentra una pequeña capilla convertida en insólito museo funerario del rey Chindasvinto, donde se exhibe su presunto sarcófago de mármol, junto con un curioso osario que recogería los restos del rey visigodo y los de su esposa Reciberga. Las fuentes visigodas isidorianas aseguran que el rey Chindasvinto fue sepultado en la iglesia-monasterio de Hornija, que él había construido desde sus cimientos. Una tradición benedictina precisa que el monasterio, dedicado a San Román, monje benedictino, habría sido fundado por San Fructuoso, el gran patriarca del monacato berciano, en el siglo VII con el patronazgo de Chindasvinto. El epitafio del rey escrito por Eugenio de Toledo, le define como: "impío, injusto e inmoral", aunque en Hornija se muestra otro epígrafe moderno en mármol negro, con su correspondiente traducción al castellano, de la elegía fúnebre dedicada a Reciberga.



    Hay que advertir, no obstante, que la moderna historiografía considera en realidad a Reciberga esposa real de su hijo y sucesor: Recesvinto, por lo que los equívocos adquieren unos tintes legendarios. En la mencionada capilla se han recopilado también, en improvisada muestra museográfica, todos los vestigios que se han podido recuperar del antiguo monasterio. En 891 Alfonso III el Magno agregó el monasterio con sus tierras y habitantes al de San Adriano de Tuñón, en Asturias. El documento ofrece algunas dudas sobre su autenticidad, pero podría documentar una restauración monástica durante el siglo X no bien conocida y contextualizaría toda una serie de restos decorativos de carácter disperso (modillones de rollo, basas, fustes, capiteles, un epígrafe con deposición de reliquias, etc.). Durante el siglo XII continuaba la vida monástica, ahora como priorato del monasterio berciano de San Pedro de Montes, situación que se mantendría hasta el siglo XV en que pasó, por venta, al poderoso convento de San Benito de Valladolid. La vinculación entre Hornija y los benedictinos pucelanos alcanzará el siglo XIX, hasta el momento de la desamortización.
    Adosada al muro sur de la iglesia se encuentra la antigua casa prioral, modesto palacete del siglo XVIII que hasta hace dos años, según cuentan los vecinos, se encontraba en pié, aunque decrépito, y que en reciente visita (junio de 2006) presenta un estado muy lamentable de ruina y abandono, con grave peligro de desplomarse totalmente para convertirse en puro recuerdo. Para la construcción de los soportales de este viejo caserón se aprovecharon como apoyos cinco magníficos fustes monolíticos marmóreos, de desigual sección, acompañados de sus correspondientes capiteles y basas de diversa calidad y cronología. Dos de los capiteles son de tradición toscana y de inferior factura, mientras que sus otros tres compañeros, corintios de probable filiación mozárabe, resultan impresionantes por su soberbia decoración. Su diseño y tradición iconográfica, de raigambre bizantina, se ha puesto en relación con otros modelos equiparables de diversas construcciones asturianas y mozárabes.


    Según nos comenta la amable persona encargada de enseñar el templo y el museo a los visitantes, el solar de la casa prioral está en manos privadas y su futuro inmediato es incierto. Desprovisto de la protección de su tejado y con buena parte de la balconada corrida y soportal desplomados, las inclemencias del tiempo darán buena cuenta de su frágil estructura. Todo hace pensar en un desenlace dramático para este emblemático edificio en muy poco tiempo, independientemente de que sea inexcusable asegurar la vigilancia, protección y conservación de los restos altomedievales. Su rehabilitación y puesta en valor proporcionaría un espacio interesante para uso público. Sirvan estas líneas y fotos como llamada de socorro y denuncia para una urgente intervención. La iglesia parroquial fue declarada BIC con fecha 11/03/1999. Ignoramos el grado de protección que se otorgó a los restos del edificio anexo.


I. Publicado por Rafael González Rodríguez en 7/07/2008 05:03:00 PM Trascripción hecha desde su blog:


http://masvalevolando.blogspot.com/:
http://sanromandehornija-alfio.blogspot.com 
el 14/10/2010

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