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sábado, 20 de junio de 2020

Aquellas meriendas del día de San Juan en San Román de Hornija



Las meriendas de San Juan



    La noche de San Juan va precedida por el Equinoccio de Primavera, el 23 de abril, día en el que la luz vence a la oscuridad (el día más largo del año) y que desde nuestros ancestros se celebra como el día en el que el bien vence al mal. San Juan es la noche más mágica del año, en la que aún se conservan rituales y tradiciones que se pierden en la noche de los tiempos. Es la noche del agua y del fuego. La noche de dejar las penas junto a la hoguera y afrontar el futuro con energías renovadas ¡Es la noche de San Juan!

    Esa noche de San Juan es una fiesta muy popular a lo largo y ancho de España, pero cada comunidad autónoma tiene su manera de celebrarla. Aunque las hogueras son la atracción principal de forma generalizada, dependiendo de la región siempre nos encontramos con costumbres diferentes que enriquecen muchísimo nuestro folclore con sus creencias populares. En otras regiones, esa noche, los mozos y mozas salían a coger el trébol, entonando está canción:

A coger el trébole, el trébole, el trébole;
a coger el trébole la noche de San Juan.
A coger el trébole, el trébole, el trébole;  
a coger el trébole los mis amores van.

    Luego los mozos se difuminan por los diversos rincones del pueblo para poner el ramo en la ventana o balcón de la moza de sus amores que, en vela, observa entre visillos la llegada de su querido galán.

    En Valladolid tiene gran tradición la noche de San Juan, siendo celebrada en su mayoría en la “la playa de las Moreras” donde se reúne la gente en torno a las hogueras y arrojan a ellas sus deseos anotados en un papel. La celebración se ameniza con conciertos y casetas gastronómicas.

    Más tarde, la Iglesia dio sentido religioso a esta fiesta, desde sus inicios pagana, conmemorando el día de San Juan Bautista, primo de Jesús por el que fue bautizado.

    Ciñéndonos a la manera de celebrar San Juan en San Román de Hornija, mi pueblo, llegan a mi mente viejos recuerdos, aun sin desvanecerse, de aquella tan singular celebración que hacíamos de esa fiesta. Digo singular porque no hacíamos hogueras ni otros rituales que se hacían en otros lugares de la geografía española; podíamos decir que, la forma de manifestarnos en tal evento, era tan peculiar y única que merecería por su interés desentrañar sus orígenes, y con la peculiaridad de que aquellos comportamientos festivos eran poco comunes en los pueblos vecinos que nos circundan.

    Consistía en la celebrar ese día, 24 de Junio, una merienda entre jóvenes y todo lo que conllevaba, porque esa merienda y sus preparativos se extendían a vísperas y días posteriores con la justificación de dar por terminada las “sobras” o restos de dicha merienda.

    Había unos proyectos preliminares ante la celebración de esa merienda de San Juan: las chicas se esforzaban en la obtención de la casa sanjuanera, limpieza y decoración de dicha casa, así como comprar todo lo necesario -actitudes hoy un poco anacrónicas y obsoletas dado la actual liberación e igualdad en tareas que propugna la mujer-. El chico, sin embargo, planeaba el emparejamiento o búsqueda de pareja; domingos antes, si quería participar de esa merienda y todo lo que implicaba tenía que proponer a una chica, más o menos afín a sus gustos, tal emparejamiento y ser correspondido por ésta última. En caso negativo a tal aceptación, aparte del consiguiente desaire y vergüenza, era vulnerado moralmente al ser sometido a los famosos “regueros”. Consistían éstos en un poco de burla entre el resto de la cuadrilla, más o menos amistosa y con un relativo buen humor, en esparcir paja en forma de “reguero” entre el camino que separaba las casas de los padres de ambos.
Ese formato de emparejamiento de jóvenes para convivir en cuadrilla también se llevaba a cabo en los carnavales. Era una apertura o evasión para aquella época, el baile de los domingos era siempre supervisado por los ojos bien atentos de madres o abuelas, así como todos los movimientos o situaciones poco ortodoxas en que podían incurrir dichos jóvenes. 

    Hemos de aclarar que la gente mayor celebraba también esa merienda pero en las bodegas, entorno más próximo al pueblo.

    Así, a media tarde, partíamos exultantes para los plantíos, unos en burro, el que podía en caballo, cantando canciones sanjuaneras con una alegría que nos desbordaba a todos. A la caída de la tarde, regresábamos enramando las caballerías y dispuestos a dar continuidad a la fiesta asistiendo al baile. Como ya dije antes, la fiesta se prolongaba una o dos noches en la casa “sanjuanera”.

    Bien recuerdo la siguiente anécdota ocurrida por estas fechas:

    Hace ya algo más de 60 años y por las meriendas en honor a San Juan, un joven de esta localidad iba a ir de merienda o con su cuadrilla a los plantíos.
    La víspera llega a casa, ya casi de madrugada, sin haber comunicado su pretensión de llevar el caballo a dicha merienda. Para consolidar dicho proyecto no se le ocurre otra cosa que poner un candado desde la cadena del caballo al pesebre, con tal de evitar que dicho corcel fuera llevado a arar con las otras mulas, y así poder disfrutar de dicha cabalgadura durante el camino de las meriendas.
    Llega el criado bien de madrugada a casa del amo, para emprender una jornada de arada, buena persona, aunque con mala vocalización al hablar. A la hora de enganchar los animales, le sorprende el no poder desatar al caballo. Para resolver tal situación llama al dueño, padre del joven sanjuanero, a voz de grito, diciéndole:
¡    Caballo candao!, ¡caballo candao! Ante la falta de comprensión de lo que decía, el dueño acude personalmente a la cuadra y resuelve tal situación despojándole de su cabezada al animal y poniéndole otra.
    Al levantarse el joven se quedó desconsolado. Encontró sobre el pesebre amarrados: candado, cadena y cabezada, pero no caballo. A los plantíos asistió de merienda, pero llevando como cabalgadura el burro.

Moraleja:
    "Si a San Juan quieres ir bien montado,
dialoga antes, para evitar el candado"

    Así ha quedado en el pueblo el dicho de: “caballo candao”, cuya semántica, por estos lares, hace alusión a proyectos frustrados en general.
    (Como protagonista de dicha anécdota puedo dar testimonio de su veracidad).

    Lamentablemente, aquella ilusión y tradición de las meriendas de San Juan ha sucumbido, tal vez, por ese despoblamiento del mundo rural; sin embargo, han surgido en estos últimos años otras formas de convivir las cuadrillas en fiestas, apareciendo las llamadas “peñas”, siempre en las fiestas de San Roque, época vacacional y muy concurrida por jóvenes forasteros.   

    Así veíamos los jóvenes de esa época aquellas fiestas de San Juan. Ahora las tradiciones de los pueblos se han ido desvaneciendo, ha cambiado la mentalidad e ilusiones de sus gentes, ¿O es que quizá seamos nosotros los que hemos cambiado?, hasta el punto de ver desde otra perspectiva el mundo en el que hemos vivido, que al pasar el tiempo todo llega a parecernos distinto, y las pequeñas imágenes de aquella preadolescencia, aun siendo insignificantes, se agrandan con el paso de los años y se gravan en nuestra mente hasta adquirir dimensiones capaces de ocupar parte importante de nuestros recuerdos.





domingo, 1 de diciembre de 2019

Las bodas antiguas y su evolución a las actuales.


Así eran antes las bodas



    Antes, el primer paso para la formación de una unidad familiar entre un hombre y una mujer era en las bodas, constituía un momento solemne y los pueblos rodeaban a este momento de un cúmulo de costumbres, tradiciones, celebraciones y ritos que es curioso estudiarlos.

    Hoy las bodas se han simplificado de tal forma que han perdido toda la riqueza folclórica que las rodeaba. En los pueblos pequeños, como en San Román,  ya no se celebra la boda en su totalidad, algunas veces solamente el acto litúrgico. Prefieren desplazarse a la capital o a centros comarcales para tener facilidad de celebrar el banquete en un restaurante, en el cual se remata la fiesta con una orquesta que ameniza el baile. Esto ha hecho que haya desaparecido todo el encanto de las bodas populares según la antigua usanza, con las coplas, los ritos y costumbres que habían pasado de padres a hijos y de abuelos a nietos.

    Todo comenzaba con el noviazgo y hasta la misma celebración nos encontramos con todo un ritual de costumbres. Ese noviazgo se llevaba a cabo, casi siempre, por la atracción de ambos, no siempre era de conformidad paterna, lo que originaba grandes conflictos. Lamentablemente, los padres en el mundo rural, no solo valoraban las grandes cualidades que pudiera tener el novio o novia para su hijo o hija, daban como primera condición en dicha elección la similitud de ambos en fanegas de terreno. Si esto no se cumplía surgía una oposición férrea a tal unión, olvidándose de la premisa principal de toda unión que es el amor, elemento imprescindible en la consecución de una verdadera felicidad entre los contrayentes. Hoy, afortunadamente, en las uniones matrimoniales tienen menos protagonismo los padres de ambos contrayentes. 
    
    Lo primero y principal era formalizar el noviazgo ante el padre de la novia, a lo que se denomina “pedir la entrada”. Esta prueba por la que tenía que pasar el novio (todavía hoy algunos padres exigen que el novio pida la entrada) no era más que una reafirmación del noviazgo para una futura boda. El novio acudía una noche a casa de su compañera y era recibido por el futuro suegro, a éste le confirmaba el futuro yerno que las intenciones eran buenas y respetuosas para con su hija, dado el beneplácito por parte del padre el novio ya podía entrar en casa de la novia y a partir de ese momento todas las noches pasaría un rato en casa de los suegros con la novia, se iba forjando así el nuevo vinculo familiar que daba paso a un conocimiento más profundo por parte de todos.

    Antes de celebrarse la boda tenía lugar la "petición de mano", momentos en los que los padres del novio acudían a la casa de la novia a solicitar de los padres de ésta el consentimiento para que se celebrase la boda. Una vez obtenido éste, se trataban los detalles prácticos, todo lo relativo a fecha, invitados, incluso dote que cada uno iba a aportar al nuevo matrimonio, concretar quienes iban a ser los padrinos y demás pormenores. A partir de los años 50, bajo influencia o moda de de la gran ciudad, se fue implantando algo novedoso para ese día: el intercambio de regalos. Así los padres del novio regalaban a su futura nuera una pulsera llamada de “pedida” y los padres de la novia ofrecían a su futuro yerno un reloj. Claro esto dependía, en parte, de la situación económica de ambas familias. 

    Meses antes de la celebración de la boda, existía por costumbre que la novia enseñase el equipo de ropa que llevara al matrimonio: sabanas, toallas, mantelerías, colchas etc. Se valoraba lo hacendosa y laboriosa de esa futura esposa en la confección y bordado de tales prendas. Acudían principalmente amigas, vecinas y familiares de ambas partes.    

    Una vez decidida la fecha, se avisaba al párroco, quien empezaba a "arreglar los papeles" propios de vicaría y obispado. A veces los contrayentes eran primos u otro parentesco y había que pedir dispensa a Roma. Se fijaban los domingos o fiestas en que se leerían desde el altar mayor las amonestaciones, en número de tres, cuya finalidad era hacer partícipe a los feligreses de tal sacramento por si tuvieran algún impedimento que impidiera su realización. El formato o formulario que el Sr. Cura empleaba en las amonestaciones era aproximadamente así:

    “Quieren contraer matrimonio, según lo manda la santa madre Iglesia de una parte... (nombres, datos de los contrayentes y de sus padres respectivos). Por todo lo cual, si alguno conoce algún canónico impedimento de consanguinidad, afinidad o espiritual parentesco, por el cual este matrimonio no pudiera ser válido o lícitamente contraído, debe manifestarlo en conciencia cuanto antes”.

    Las invitaciones para tal evento no se hacían en imprenta, como se hacen en la  actualidad, las hacían los padres de los contrayentes visitando a los elegidos  con  bastante  antelación y de viva voz.  La noche anterior al enlace pasaban los contrayentes o algún familiar para comunicar la hora exacta de la ceremonia.

    La mayoría de los enlaces se celebraban durante los meses  de agosto y septiembre, al final de la  recolección de cereales, pues con los ingresos que proporcionaba su venta había que ayudar a sufragar los cuantiosos gastos que se originaban. El número de esponsales aumentaba los años de abundantes cosechas.
    Cuando se aproximaba la hora de la ceremonia, la comitiva del novio y sus invitados partía desde su casa y se dirigía a la casa de la novia, donde aguardaba ésta con sus invitados. Desde allí, dándose el brazo la novia con el padrino y el novio con la madrina, iban a la iglesia para la  ceremonia. En las esquinas los curiosos, más bien las mujeres, aguardaban para ver el paso del cortejo nupcial.

    Una vez celebrada la ceremonia religiosa se agasajaba a los invitados, normalmente en casa de la novia, a un refresco. Allí circulaban y retornaban las bandejas con bollos, pastas y rosquillas, así como las pequeñas copas de ponche, anís o coñac. Las repartidoras tenían un centro de logística que solía ser la cocina y de allí salían para el reparto. A medida que avanzaba el agasajo aumentaba la bulla y la alegría que se manifestaba con el ¡Viva los novios¡ característico. Se usaban las mismas copas, que se llenaban  hasta rebosar cada vez que se vaciaban. Los primeros recuerdos que conservo de estas celebraciones, finales de los cincuenta, no como invitado, son referentes a la estancia de los niños y las niñas en la puerta donde se agasajaba a los invitados esperando a que nos dieran algún dulce o caramelo. Considerábamos a los invitados unos afortunados por disponer de dulces y bebida por doquier.
    La comida o banquete con todos los invitados se solía celebrar en casa de la novia. Imaginémonos, si era una boda muy concurrida de invitados, la cantidad de mesas, bancos y sillas que se necesitarían, pero para esto estaban los vecinos y parientes que aportaban el mobiliario necesario. El menú constaba de paella, carnes: pollos, cordero o ternera y arroz con leche de postre. Todo regado con el vino de la tierra. Al terminar la comida cada comensal depositaba en la mesa de los novios y en una bandeja el dinero que a modo de regalo aportaba o contribuía en esa ceremonia; posteriormente el dinero aportado se depositaba en un sobre y así dichas aportaciones eran más intimas y secretas.
    Más tarde, buscando comodidad para las familias de los padres, el banquete se celebraba en el mismo salón donde más tarde se celebraría el baile. A veces la comida era trasladada de algún restaurante de Toro que la traía en forma de “catering”. Últimamente, aparte de la ceremonia religiosa todo se celebra fuera del pueblo.

    Posteriormente comenzaba el baile, normalmente en el salón del banquete, una vez retiradas las mesas, bancos o sillas y con orquesta previamente contratada. Era un rito para los invitados varones bailar con la novia, así como las mujeres hacerlo con el novio. En los descansos que daban los músicos durante el baile, la gente más joven hacía corros y se cantaban canciones del estilo de: “Que salga usted que lo quiero ver bailar, saltar y brincar…” “Estando el señor don gato sentadito en su tejado…” “De Cataluña vengo de servir al rey…”. Se volvía a pasar bandejas con dulces, unas veces el obsequio procedía de los novios, otras veces de los padrinos.

    Dicha celebración no terminaba el día de la boda, el día después se celebraba lo que recibía el nombre de la “tornaboda”. En San Román se iba al paraje de las bodegas y allí los invitados después de haber comido, generalmente las sobras que quedaban del día principal, se hacían auténticas perrerías a los novios. Era muy común sentar a la novia encima de un cardo para que hiciese aguas menores. Esto se llamaba: “La meada de la novia”. Los novios aguantaban estoicamente tales barbaridades. Estas bromas que se hacían a los novios han ido remitiendo con el paso del tiempo.

    En la actualidad, hemos de hacer notar algo de desvinculación del sentido religioso en las bodas. Esas uniones de parejas se realizan, a veces, solamente en matrimonio civil, otras veces como “parejas de hecho”. También hemos de resaltar la gran cantidad de matrimonios disueltos por separaciones en forma de divorcio que antes no se daba con tanta asiduidad. Según un estudio del Instituto de Política Familiar: de cada 10 matrimonios que se celebran ahora en España, siete  acaban en ruptura.

    En los últimos 10 años, el número de uniones que ha optado por alejarse del casamiento, tanto religioso como civil, constituyéndose como "parejas de hecho"; esta forma de unión de parejas ha aumentado alrededor de un 200%. Situación que ha permitido el fortalecimiento de las legislaciones de las comunidades autónomas en lo concerniente a esta unión de convivencia. A nivel estatal hay un proyecto en el senado sobre "parejas de hecho" sin haber obtenido aún rango de ley.

    Ahora se buscan bodas de pequeño formato, reduciendo el número de invitados; además del tema de la crisis, que también ha influido, el cambio principal es que muchas de las parejas actuales se pagan ellas mismas la boda, mientras que antes eran los padres quienes financiaban el enlace y acababan invitando a toda la familia. 

¿Cuántas bodas se celebran al año en España?
    Cada vez se casan menos. Después de unos años en los que aumentaron los matrimonios en España, el último dato del INE nos muestra que el número de bodas disminuyó un 5,9% en el 2018. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2018 se celebraron 163.430 bodas en Españaun 5,9% menos que el año anterior. De esta forma el número de matrimonios se sitúa en 3,5 por cada 1.000 habitantes. 

¿A qué edad se casan los españoles?
    La edad media a la que se casan los españoles sigue aumentando. Así, mientras hace diez años las mujeres se casaban a los 31 años y los hombres a los 34 años, en 2018 la edad media a la que se casan las mujeres es 35 años y los hombres a los 38 años

Número de bodas civiles y por la Iglesia en España:
    En la última década también ha cambiado sustancialmente el tipo de boda elegida por los españoles. Mientras que en 2008 el número de bodas por la Iglesia igualaba a las civiles, en 2018 supusieron solo el 23,2% de los matrimonios en España. Es decir que en, el último año, 2018, se casaron por la Iglesia 37.859 matrimonios y por lo civil 122.472 matrimonios. Esta proporción aun no se deja notar en el mundo rural.





 (Datos recogidos del Instituto Nacional de Estadística) 




Vestuario de los novios:
    Los vestidos de los novios, y más concreto el de las novias, ha ido cambiando a través de los años:
    A principios del siglo XX: Los novios solían utilizar vestidos regionales para tal ceremonia, con una riqueza y calidad que les permitiera su situación económica
    En los años 40: Existía mucha diferencia en torno a la posición social de los contrayentes: Las novias de clase acomodada iban de blanco, mientras que las demás, más humildes, se casaban de oscuro o de negro.
    En los años 50: Todas las novias, tanto las de clase alta como las demás, ya vestían de color blanco. Las características de estos eventos eran la elegancia y no solo de los novios, sino también de los invitados. .
    En los años 60: La figura de la novia empezó a tener más protagonismo y comenzaron a invertir un poco más de dinero en el diseño de su vestido: vestidos de faldas amplias, pelo corto o recogido y adornado con un pomposo velo acompañado de una tiara.. Por su parte, los novios iban con traje color negro y corbata. En cuanto al número de invitados, la lista iba en aumento, se pone de moda el realizar la luna de miel a destinos mucho más alejados.
    En los años 70: El movimiento “hippie” influyó también en el vestuario de las novias. Los velos amplios siguen como tendencia, y el tul comienza a verse en muchas novias como también los zapatos de plataforma. La moda estilo campana se impone en los novios.
    En los años 80: Gracias al cine, se fueron introduciendo otras culturas en la sociedad española, en especial la norteamericana. En la década de los 80 se acrecentó el gusto por el exceso de volumen, tanto en la falda como en los hombros, creando diseños de corte princesa muy ostentosos, mediante superposiciones infinitas de tul y colas kilométricos.
    En los años 90: El sector nupcial empieza a dar un giro de 360 grados. Las bodas se celebran en diferentes localizaciones: bodas en la playa, aparición de las celebraciones civiles, hasta bodas en castillos. En el estilismo de las novias priman los velos grandes y las siluetas princesa. Las mangas de los vestidos eran voluptuosas y las hombreras se pusieron de moda tanto en hombres como en mujeres.
    En la década del 2000: En las novias no existe una tendencia marcada y los estilos variaban. El gran protagonista de esta época es el vestido con un gran escote.
    En la actualidad: La decoración tiene un papel importante y puede ir de lo más clásico a lo más moderno. Las transparencias de los vestidos y nuevas formas están presentes, los estilos, textiles, colores y temáticas son muy amplios, pasando por los trajes clásicos y elegantes a modernos, bohemios y hasta campestres. En definitiva, se ha pasado de bodas con normas y maneras muy marcadas, a celebraciones más personalizadas y originales.

miércoles, 14 de marzo de 2018

Programa de la Semana Santa 2018 en San Román de Hornija



Semana Santa 2018 de San Román de Hornija




    Como en años anteriores, y siempre con un espíritu de superación, la cofradía del Cristo de la Piedad de San Román de Hornija organiza la Semana Santa 2018. Con ánimo de difundir el programa de dicha Semana Santa a los sanromaniegos que viven fuera, tenemos a bien colgarlo en nuestro blog: "San Román de Hornija en el tiempo". 
    ¡Buena Semana Santa y Feliz Pascua a todos!





















viernes, 22 de mayo de 2015

Exposición Gráfica “La Tauromaquia a través del papel” de Manolo Torres Gómez


 Exposición de Manolo Torres


El Autor en su exposición


Hoy nos hacemos eco de la exposición que, nuestro buen amigo y paisano Manolo Torres Gómez, lleva a cabo en la sala de exposiciones del Teatro Zorrilla de Valladolid. El tema de la exposición gráfica es “La Tauromaquia a través del papel”. Se trata de una  colección de carteles, litografías, fotografías coloreadas y programas, entre otros objetos, que datan desde mediados y finales del siglo XIX hasta los años 60 del siglo XX. Es una recopilación o colección, hecha con mucho cariño y esfuerzo, de temas taurinos obtenidos como fuente: revistas especializadas (españolas y americanas), libros de historia de la tauromaquia, emisiones de sellos, catálogos de propaganda y de exposiciones etc.

Manolo Torres, colaborador de este blog, es un hombre entusiasta por todo lo antiguo, por nuestras raíces, gran aficionado taurino y me consta que es muy amante de su pueblo. Aprovecha cualquier espacio vacacional para acercarse a él y disfrutar de su entorno. La afición taurina, como él dice, le viene de su padre, que fue quien le vinculó en ese gusanillo del mundo de los toros. Su padre, Honorino (q.e.p.d.) ¡Como celebraría esa exposición de su Manolo! Quizás disfrute de ella, a través de una mirilla, desde la otra vida. Creo que le habrá tenido muy presente en esa labor recopiladora sobre temas taurinos.

La exposición tiene un gran valor etnológico, ya que las 30 imágenes reflejan la transición de los ritos de la tauromaquia durante estos dos últimos siglos, así como la influencia, vínculo y comportamiento de dicha fiesta en las demás naciones donde se manifiesta: Francia, Portugal e Hispanoamérica.

La fiesta de los toros, que ha participado siempre de los momentos festivos en casi todos los rincones de España y ha traspasado nuestras fronteras aceptada por los países antes mencionados, lamentablemente, ahora tiene algunos detractores, unas veces para desmarcarse del resto del estado manifestando hipocresía e independentismo político, otras por gente intolerante del modo de pensar de los demás. Lo que nos debería quedar claro a todos los ciudadanos es que, si no nos gusta el fútbol o los toros, lo más cómodo es no asistir a tales espectáculos y respetar a los aficionados que se sientan identificados con ellos. Si los aficionados que asisten pagan y costean esos espectáculos respetémoslos.

Manolo, desde aquí te damos una cordial enhorabuena por tu exposición y que sigas luchando hacia todo aquello que te marquen tus aficiones y sentimientos.

sábado, 21 de diciembre de 2013

LA NAVIDAD





Felices Navidades y próspero Año 2014

    Ante la llegada, un año más, de la Navidad, traemos a nuestra mente aquellos recuerdos infantiles que vivimos en nuestro pueblo por estas fechas. Entonces no oíamos hablar de crisis, como repetidamente se oye ahora, sin embargo nos envolvía una crisis no reconocida, que se manifestaba en muchas limitaciones y carencias. Éramos  presumiblemente felices porque no anhelábamos ni conocíamos otra forma de vida mejor. Ahora, a pesar de la crisis, vivimos mucho mejor y sin las limitaciones y carencias de aquellos tiempos, pero decepcionados y a veces infelices por vivir un poco peor que un pasado reciente.


    Desde este humilde y entrañable blog, aprovecho para felicitar la Navidad y Año Nuevo a todos los que nos visitan, así como a aquellos sanromaniegos que por carecer de este medio no lo pueden hacer. 


CURIOSIDADES DE LA NAVIDAD:



    La tradición de poner el Belén en el mundo se remonta al año 1223, en una Navidad de la villa italiana de Greccio. En esta localidad, San Francisco de Asís reunió a los vecinos de Greccio para celebrar la misa de medianoche. En derredor de un pesebre, con la figura del Niño Jesús, moldeado por las manos de San Francisco, se cantaron alabanzas al Misterio del Nacimiento; en el momento más solemne de la misa, aquella figura inmóvil adquirió vida, sonrió y extendió sus brazos hacia el Santo de Asís. El milagro se había producido ante la vista de todos, y desde entonces la fama de los "Nacimientos" y su costumbre se extendió por todo el mundo. El Papa Juan Pablo II, en 1.986, a petición de las asociaciones belenistas de todo el mundo, proclamó a San Francisco de Asís Patrón Universal del Belenismo.


    El árbol de Navidad llegó de Finlandia el año de 1800, donde se extendió por el resto de países nórdicos. Llegó a Inglaterra en 1829, y fue el príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria, quien ordenó adornar el castillo de Windsor con un árbol navideño en 1841. En Suecia, mantienen el árbol adornado y con sus luces hasta 20 días después de    la Navidad. El primer árbol de Navidad iluminado con lámparas eléctricas se instaló en casa de Edward Johnson


   Las doce uvas de la suerte es una costumbre reciente, nacida en el primer tercio del siglo XX.

    La existencia de tres Reyes Magos data del siglo VI d. c. Melchor, que representa a los europeos, ofreció al Niño Dios un presente de oro que atestigua su realeza. Gaspar, representante de los semitas de Asia, cuyo bien más preciado es el incienso, lo ofreció al Niño como símbolo de su divinidad. Y por último, Baltasar, negro y con barba, se identifica con los hijos de Cam, los africanos, que entregan la mirra, en alusión a su futura pasión y resurrección.

    El primer sorteo de la Lotería de Navidad se celebró en Cádiz (España) en 1812.

    Los cotillones de Nochevieja empezaron a organizarse en restaurantes franceses a principios del siglo XX

    El primer pan dulce se hizo en Milán, por encargo del duque Sforza, quien pidió a sus cocineros una comida especial para Navidad que contenía en su interior frutas secas y pasas de uva, y que decidió bautizar como "panettone“


    En Finlandia, las familias decoran sus casas para Navidad, con velas que realiza cada familia.

    El primer cava español data de 1872.



    Los villancicos son cantos que se entonan en Navidad para celebrar el nacimiento del Niño Jesús.  Esta costumbre tiene su origen en la edad media y se mantiene en recuerdo de los muchos profetas que anunciaban el nacimiento del Salvador.
    La gente de la villa, los villanos, fueron los que adaptaron los antiguos himnos y cantos en latín con los que la Iglesia recordaba la llegada de Jesús, transformándolos en canciones muy dulces. Son esas las canciones que -en honor de sus autores- hoy se conocen con el nombre de villancicos. Los primeros se originaron, según se cree, en Inglaterra, en la época de Enrique I, los cantos eran en latín y amenizaban las fiestas de la Corte. "El Canto del Jabalí", era llamado canto del villano, y una especie de diminutivo se transformó en villancico para designar estos coros o estribillos.


    La palabra pesebre se deriva del latín praesepem. Su significado original era "cajón para la comida de los animales". El buey, símbolo de San Lucas Evangelista, es símbolo de la paciencia y el trabajo. La mula, animal que acompaña a la Virgen en el nacimiento, es símbolo de humildad.

    ¿Por qué se llama «Misa del Gallo» la misa que se celebra el 24 de diciembre como término de la vigilia de Navidad? Porque esa misa solía caer «ad galli cantus» al canto del gallo, de donde le quedó su sugestivo nombre que nada tiene que ver con el hecho de que en algunos países acostumbraran comer gallo al horno en la cena de Nochebuena.

    En mitad del Océano Pacífico, existe una isla llamada Navidad que pertenece a Kiribati. La venta de sellos de correos es su principal actividad económica.


    Según las crónicas, el pavo de Nochebuena tuvo su origen en México en el S. XVI. Los aztecas se lo hicieron probar a Hernán Cortés, a quien le agradó y lo llevó a España.

    El día de Navidad fue oficialmente reconocido en el año 345, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad de Cristo. Algunas de las costumbres tradicionales de la Navidad llegaron más tarde, como la de cantar villancicos que no se agregó hasta la Edad Media.

    Por Navidad, los cristianos africanos se reúnen y leen pasajes de la Biblia. Posteriormente realizan bailes y cantos al aire libre.
  En Etiopía realizan una ceremonia bañándose en los ríos.

    El turrón fue incorporado a la mesa en el siglo XVI.

    La bebida con que más frecuentemente se brinda en Navidad e Argentina es la sidra.


    Hacia el siglo II un sacerdote cristiano llamado Nicolás abandonó Italia, para difundir en Asia la palabra de Dios. Siendo misionero, fue trasladado a Myra, para ser nombrado obispo. Murió un 6 de diciembre, fue proclamado santo e inspiró la figura de Papá Noel. La figura de Santa Claus, con la estética que ahora conocemos, es una invención estadounidense del siglo XX, si bien se basó en la vida y la leyenda de San Nicolás. Actualmente, se designa al mismo personaje en los distintos países, como Santa Claus, Papá Noel o San Nicolás. Aunque en ciertos lugares el día de San Nicolás se celebra el 6 de diciembre. El nombre Santa Claus es una contracción de Sanctus Nicolaus, y se refiere específicamente a San Nicolás de Bari, quien fuera Obispo de Mira en el S. IV, personaje de una enorme bondad y protector sobretodo de los niños.

    La cesta de Navidad tiene sus raíces en las canastillas que antiguamente empleaban los campesinos para transportar los aguinaldos que iban a entregar.

    Los restos de los Reyes Magos estuvieron durante trescientos años en Constantinopla, en lo que antes era Bizancio y ahora Estambul, en Turquía. Luego fueron trasladados a Milán hasta 1162, en que el emperador Barbarroja saqueó Milán y entregó los restos de los Reyes Magos al arzobispo Reinaldo de Dassel, quien decidió que dichos restos fueran trasladados a Colonia, Alemania. Los restos de los tres Reyes Magos descansan en un cofre de oro y plata que pesa unos 350 kg, y se halla en una capilla que hizo construir a tal efecto el emperador Carlomagno en Colonia, Alemania.

    La estrella de Navidad es originaria de Filipinas, allí se hacen antorchas en forma de estrellas de 5 puntas, que iluminan la entrada de las casas. Suele colocarse en la parte superior del árbol de Navidad.

    Por navidad, se bebe en Chile Cola de Mono, que es un ponche hecho de pisco con café con leche, azúcar y canela. El pisco chileno es un licor destilado de uvas moscatel, en diversas variedades y, en menor medida, Pedro Jiménez y torontel.

    Cada 24 de diciembre, miles de turistas se trasladan a Oberndorf, cerca de Salzburgo (Austria), donde hace 185 años fue compuesta la canción “Noche de Paz”, quizá el villancico más  conocido del mundo.
“Noche de Paz” fue traducida a 330 idiomas; la canción de Navidad austríaca fue creada casi por casualidad, porque se había estropeado el órgano de la iglesia. En 1818, dos días antes de Navidad, el viejo órgano de la iglesia de San Nicolás, la parroquia del padre Joseph Mohr, pasó a mejor vida. Para no decepcionar a sus feligreses, el sacerdote pidió a su amigo Franz Xaver Gruber, maestro y organista del vecino pueblo de Arnsdorf, que compusiera una melodía para un texto de Navidad.

¡¡FELIZ NAVIDAD ¡!