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viernes, 15 de marzo de 2024

El tiempo no retorna

 

Reloj, no marques las horas.....

 

 

Algunos labradores y ganaderos llevaban un reloj con cadena en un bolsillo del chaleco, asido a un ojal del mismo. Eran los acreditados relojes “Roscopatent”, que deben su nombre a su inventor, el alemán nacionalizado suizo Georges Frederic Roskopf, aunque la mayoría no los necesitaba ya que la vida rural se regía por el sol, pero era un signo más que determinaba clase social.





Parte de las largas noches de invierno se pasaban al fuego o al brasero entre charlas y de fondo radio Andorra. Después a la cama a soñar con los angelitos. En verano la vida bullía con el trajín de la recolección. Las eras, los carros con el grano y la paja por las calles, las casas de par en par para que el fresco de la noche aliviara los calores del día… Si se dormía poco tiempo se recuperaba gracias a la siesta, a la vez que se mitigaban esas horas de excesivo calor del ecuador del día.

 Si de niño me hubieran preguntado cuan larga o corta era la vida para mí, no hubiera dudado en contestar que larga. Los días, ante aquellas ansias de ser mayor, parecían interminables y el tiempo tenía siempre caminos y posibilidades infinitas que ofrecerme. Ahora, de anciano, mi manera de entender el reloj es muy diferente, me he dado cuenta que en la medida que uno avanza en años, dada la monotonía de vida de un jubilado, el tiempo pasa rápido e inexorablemente. Los años se hacen más cortos. Vivir, que en un principio parecía eterno, ahora es tan corto que incluso la vida más longeva se ve fugaz cuando termina.

  Aquel tiempo que pasaba lentamente, cuando lo poseía en abundancia, ahora se ha marchado velozmente. Cuántas veces me aburrí en aquellos entonces, sobre todo durante los años en los cuales los días parecían interminables. Algunas veces derroché mi tiempo desperdiciando horas preciosas.

Pasamos días, meses, años en espera de algún acontecimiento que pudiera alterar nuestras vidas, pero, mientras tanto, el tiempo pasa y consume nuestra existencia, hasta que llegue el día en que todo termine sin damos cuenta que el tiempo nos dejará bruscamente de la misma forma que lo hace el sueño.

Al nacer todos somos iguales, pero hay quienes saben aprovechar lo que la vida pone a su alcance y otros que desperdician momentos y oportunidades. Solamente cuando tomamos conciencia de nuestra finitud es cuando comienzan las quejas, los arrepentimientos y las lamentaciones. Aquel tiempo pasado no tiene posibilidad de retorno y quedamos atrapados en la incertidumbre de nuestro propio destino.

Pienso que, después de esta reflexión, el mejor momento de la vida es cuando la salud y la ilusión nos permiten realizar lo que anhelamos. Haciendo el mejor uso del tiempo de que disponemos ya que siempre es un bien escaso, limitado y valioso. Es importante vivir cada momento, tomar decisiones conscientes y no dejar que las oportunidades se escapen, siempre de acuerdo con nuestros límites.

Llegará otra vez el cambio de hora, que dicen los que entienden que se ahorra mucha energía. Yo no lo entiendo, aunque creo que si nos adaptaramos a la luz del día, sin mover las manillas del reloj, podríamos adelantar o atrasar las faenas y no cambiar bruscamente, dos veces al año, los hábitos de todos. 


lunes, 15 de enero de 2024

El miedo humano

 

El miedo, emoción natural

 

El miedo humano es una emoción básica y natural que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Es una respuesta ante situaciones percibidas como amenazantes, peligrosas o desconocidas. El miedo desencadena una serie de respuestas fisiológicas y psicológicas en el cuerpo, preparándonos para enfrentar o evitar la fuente del miedo.

El miedo puede manifestarse de diferentes formas y en diferentes grados de intensidad. Puede ser causado por situaciones reales, como enfrentarse a un peligro físico inmediato, o por situaciones imaginadas, como los miedos irracionales o las fobias. Algunos miedos comunes en los seres humanos incluyen el miedo a la muerte, el miedo a los animales peligrosos, el miedo a la oscuridad, el miedo a la soledad, el miedo al rechazo social, entre otros.

Si bien el miedo puede ser útil en ciertas situaciones al alertarnos y protegernos del peligro, también puede ser nefasto cuando se convierte en un obstáculo para el desarrollo personal y la búsqueda de nuevas experiencias. Algunas personas experimentan miedos crónicos o intensos que pueden influir en su calidad de vida y requieren ayuda profesional para superarlos.

Es importante tener en cuenta que el miedo es una emoción subjetiva y que cada persona puede experimentarlo de manera diferente. Lo que puede resultar aterrador para una persona puede no serlo para otra.

Hemos vivido parte de nuestras vidas con miedo. Nuestros padres y abuelos en los límites del pánico por el tiempo de guerra entre españoles que les tocó vivir. 

Bien que recuerdo de niño, aquellos “ejercicios espirituales” que, vísperas a la Semana Santa, hacíamos en el Colegio interno de Escolapios de Toro (Zamora). Durante tres o cuatro días olvidábamos toda terea escolar, dedicándonos a la vida espiritual: lecturas religiosas, meditación, así como la escucha de charlas atemorizantes del padre escolapio que dirigía tales ejercicios. Todo con el rigor imprescindible de mantenernos, durante esos tres días, en absoluto silencio y absteniéndonos de toda actividad lúdica. Aquellas charlas nos amedrentaban con las llamas eternas del infierno, el llanto y rechinar de dientes y durante las noches nos acostábamos temiendo que con nocturnidad y alevosía apareciese el demonio con su guadaña y nos arrastrara a las calderas de Pedro Botero, casi siempre por la culpabilidad del despertar a la vida en el descubrir de nuestro cuerpo. No veo a Dios como inclemente e inflexible sino justo y misericordioso; por otra parte el amor a Dios nunca debe de ser como efecto de miedo y temor sino como correspondencia al amor que él nos manifiesta.

También aparecían cada cierto tiempo visionarios que anunciaban catástrofes planetarias y el fin del mundo. A comienzos de los años sesenta nos alarmaban con los efectos de la lluvia radiactiva. Los gases y el polvo que generaban las pruebas nucleares se elevaban hasta la troposfera y después caían cuando llovía en lugares alejados de donde se había producido la explosión.

       El paso de cometas cerca de la tierra ha provocado, desde siempre, mucho miedo y poca ciencia, asustando a los terrestres con calamidades apocalípticas. En 1910 dijeron que el cometa Halley envenenaría la Tierra con el gas cianógeno que traía en la cola. La incultura y la ignorancia abonan el terreno para que profetas y visionarios siembren el desconcierto.

 


Cometa Halley



Contaban personas mayores que en el verano del año 1936, días antes de la guerra civil, se produjo una intensa lluvia de estrellas, lo que hizo asociar ese fenómeno astronómico con la contienda que se avecinaba. “Señales en el cielo calamidades en la tierra”. Sería por eso por lo que ciertas personas crédulas y temerosas se santiguaban cada vez que veían la estela blanca rayar la bóveda del cielo.

Algunas noches los amigos nos reuníamos en la plaza, sentados en aquella gran piedra que existía a la puerta de la casa del cura, hoy bar de jubilados, y contábamos historias que habíamos escuchado sobre apariciones, muertos que enterraron sin estarlo, peleas a la luz de la luna con brillo de cuchillos, venganzas por celos. Nuestra fantasía las recreaba y les añadía detalles que nos inventábamos para hacerlas más intrigantes y pavorosas.

Con el coronavirus diaria y machaconamente en todos los medios de comunicación, bulos incluidos en las redes y tertulianos deslenguados consiguieron, otra vez, meternos el miedo en el cuerpo.

En resumen, el miedo humano es una emoción natural que desempeña un papel importante en nuestra supervivencia y adaptación. Reconocer y comprender nuestros miedos nos permite tomar medidas adecuadas para enfrentarlos o superarlos, y buscar apoyo cuando sea necesario.



miércoles, 15 de noviembre de 2023

Los buenos modales

 

El saber estar

 

Antiguamente existía una asignatura en las escuelas llamada ‘Normas de Urbanidad’.  Un pequeño librito que contenía reglas básicas de civismo y de buenos modales. Eran instrucciones o pautas que el sentido común deduce como lógicas. El temario trataba, entre otros asuntos, sobre comportamientos en lugares públicos, en la mesa o en la calle.

La "urbanidad" se refiere a la buena educación, cortesía y comportamientos tanto en ambientes familiares como sociales. La urbanidad abarca normas y reglas que guían el comportamiento de las personas en diversas situaciones y entornos. Estas normas suelen incluir aspectos como el respeto hacia los demás, la cortesía, la puntualidad, el uso adecuado del lenguaje, las buenas costumbres en la mesa y otros aspectos de la convivencia social.

La urbanidad es importante en la sociedad ya que contribuye a la convivencia entre personas en buena armonía y respeto. En muchos casos, las normas de urbanidad son transmitidas de generación en generación como parte de la educación formal e informal. Aunque algunas normas pueden variar según la cultura y el contexto, existen principios fundamentales que se consideran universales en términos de cortesía y buen trato hacia los demás.

Los niños de entonces pasábamos gran parte del tiempo libre en la calle. Cuando algunas personas mayores nos pedían hacerles un recado, siempre aceptábamos de buen grado y sin rechistar, en nuestra casa, así como en la escuela nos habían inculcado el respeto y obediencia a los mayores. Al querer darnos una propina por el recado, la rehusábamos al principio, pero sí había insistencia de la persona mayor la aceptábamos. Nos enseñaron a ceder el paso en las aceras, el asiento en los medios de transporte, gesto que las personas mayores agradecían.

Nuestros padres, la mayoría de ellos, siempre hacían hincapié en que debíamos saber presentarnos, dar los buenos días, saludar y despedirse porque así lo habían aprendido de los suyos.

Se van perdiendo muchos de estos buenos modales. Tampoco podemos ignorar otros "grupos" de chicos, aunque no todos, que por no sé qué razón, quieren aparentar modernidad y chulería al olvidarse de todo principio básico educativo. Utilizan un lenguaje deplorable, creyéndo que son los reyes del mundo. Inconscientes de esta vida, ya vendrá la realidad a situarles en su sitio, todo será cuestión de tiempo.

Habría que analizar, no solamente a los chicos, sino a sus familias. Verdaderamente el problema ¿radica en ellos o en su familia? Viendo a muchos padres, podemos aventurar que el chico tiene un futuro poco prometedor, sobre todo, en cuanto a los buenos modales se refiere. "Manos que no dais ¿qué esperáis"? (uno de los sabios dichos de Santa Teresa). Si en casa no se ve un buen ejemplo, partimos de una mala proyección para los chicos.

No debemos generalizar, hay que dejar claro, a mi modo de ver, que hay maleducados en todos los ámbitos y edades, Solamente hay que tratar de corregir, en la medida de lo posible, estos hábitos diarios.

Los buenos modales son un conjunto de comportamientos socialmente aceptados que reflejan respeto, cortesía y consideración hacia los demás. Estos son fundamentales para crear un ambiente armonioso en la sociedad en una convivencia diaria. Aquí señalamos algunos aspectos clave de los buenos modales:

1.  Saludos y despedidas: Es importante saludar y despedirse de manera cordial. Un simple "hola" o "adiós" puede marcar la diferencia en la percepción que los demás tienen de ti.

2.  Por favor y gracias: Utilizar estas expresiones muestra gratitud y respeto hacia los demás. Pedir las cosas amablemente y agradecer cuando se reciben son gestos fundamentales.

3.  Puntualidad: Ser puntual demuestra respeto hacia el tiempo de los demás. Si llegas tarde, es importante disculparte y explicar la razón de tu retraso.

4.  No interrumpir: Escucha activamente a los demás y evita interrumpir cuando están hablando. Espera tu turno para expresar tus ideas.

5.  No hablar con la boca llena: Durante las comidas, es fundamental masticar con la boca cerrada y evitar hablar con la boca llena. Esto contribuye a una experiencia más agradable para todos.

6.  Ceder el paso: En situaciones como puertas estrechas o pasillos, ceder el paso a los demás muestra consideración y cortesía.

7.  Evitar el uso excesivo del teléfono móvil: En situaciones sociales, trata de limitar el uso del teléfono para mostrar interés y respeto hacia las personas presentes.

8.  Cuidado con el lenguaje: Evita usar lenguaje ofensivo o grosero. Sé consciente de tu tono de voz y el lenguaje corporal para evitar malentendidos.

9.  Ser agradecido: Expresa gratitud cuando alguien hace algo amable por ti, ya sea un gesto pequeño o algo más significativo.

 

"Saber estar" es una expresión en español que se puede traducir como "saber comportarse" o "tener buenos modales" en situaciones sociales. Esta expresión requiere tener la habilidad de comportarse de manera adecuada y respetuosa en diferentes lugares y circunstancias. "Saber estar" es la capacidad de adaptarse y responder de manera apropiada a las diferentes situaciones.

En unas cuantas décadas el mundo ha sufrido grandes transformaciones en muchos aspectos, como la economía, la historia, la sociedad y las relaciones humanas. Las personas gozan de mayor autonomía y libertad que en los siglos pasados y eso las ayuda a ser más felices. Sin embargo, a causa de tantos cambios y novedades muchos han olvidado lo importante que es tener un trato amable y correcto con los demás, considerar su importancia como personas y expresarles nuestro respeto en las situaciones diarias.

Resumiendo, una persona puede ser el que más conocimientos tenga de su profesión o carrera profesional, pero sin una buena dosis de "buenos modales" puede que sea la persona menos querida de su entorno. Saber agradar, comportarse de modo correcto en cualquier ocasión, mostrar nuestro mejor "imagen social" puede hacernos ganar la simpatía de todo nuestro entorno. Ese cariño se refleja en la actitud de las personas que nos rodean y se echa mucho de menos cuando falta. 


 

BUENA NOTICIA

El pasado 7 del presente mes este blog marcó, según el contador de visitas de mi servidor blogspot de google, situado en el lateral superior derecho de la página principal, a superar las 100.000 visitas, es decir que hemos llegado a los 6 dígitos en el número de visitantes. Nos felicitamos por tan grata noticia, así como también lo hacemos extensivo a nuestros visitantes.  


domingo, 15 de octubre de 2023

El 19 de septiembre pasado cumplí 80 años

 


Reflexiones de un octogenario

    
    Desde que me jubilé, hace 19 años, el tiempo ha transcurrido vertiginosamente, antes, en activo, trascurrían las semanas con excesiva lentitud, tardaban mucho en llegar los fines de semana, aunque estos desaparecían rápidamente. Jubilado, todos los días y semanas son igual de monótonos, viendo caer los días y los años. Así, sin avisarme y sin darme yo cuenta me he convertido en octogenario.
  
    Dicen que cumplir 80 años es un logro impresionante y un hito importante en la vida, tal vez sea cierto. A medida que he llegado a esta etapa de la vida puedo mirar hacia atrás con todas las experiencias y recuerdos que he acumulado a lo largo de los años. Creo que es un buen momento para reflexionar sobre las metas y deseos ante esta época de ancianidad inminente. Es época de analizar tus éxitos, así como los fracasos, en consolidar unos proyectos que resultaron fallidos. Algunas veces, he hecho algunas cosas de las que ahora me arrepiento, pero creo que sí volviera a pasar por tal disyuntiva, tal vez, volvería a tropezar en la misma piedra.
    
    A medida que avanzas en esta etapa de la vida, es importante cuidar la salud física y mental, mantener relaciones significativas con amigos y familiares, y disfrutar de las cosas que te hagan feliz. En general, llegar a los 80 años es un logro y una etapa de la vida que varía de persona a persona. Puede ser una época para disfrutar y apreciar la vida, así como tomar decisiones importantes sobre la atención médica y el estilo de vida. La calidad de vida en esta etapa puede mejorar significativamente con un enfoque en la salud, el bienestar emocional y las conexiones sociales. La socialización es importante para la salud mental y emocional de las personas de mi edad. Mantener conexiones con amigos y participar en actividades sociales puede ser beneficioso.
    
    La llegada a la ancianidad con los 80 años proyecta momentos importantes en la vida de una persona, muchos no han podido llegar y los hemos quedado en el camino. A esta edad la mayoría de las personas hemos vivido una amplia gama de experiencias, así como hemos acumulado una gran cantidad de conocimiento y sabiduría a lo largo de nuestra vida. Podemos ser una fuente valiosa de consejos y orientación para las generaciones más jóvenes.
    
    Hay dos formas, comportamientos o actitudes del mayor ante la vejez: la de aquel que se considera mayor para los demás, para él en su foro interno, a pesar de las arrugas y limitaciones, no es consciente de que algo ha cambiado y sea otro, este desatino es en el fondo la no aceptación de la vejez. Por otra parte, y en actitud opuesta al anterior, está el hipocondriaco o aprensivo, que es el que se considera viejo antes de tiempo. Creo que en el centro de ambos comportamientos debe de estar la virtud.
       
     La vida es una competición por alcanzar una meta que es la felicidad. La felicidad es una emoción o estado de ánimo que experimenta el ser humano cuando llega un momento de satisfacción, bienestar o de conseguir ciertos objetivos o logros deseables para él. La felicidad, en fin, llama algunas veces a nuestra puerta a lo largo de la vida y se aleja rauda, como una sombra o un rayo. Pero esos momentos son tan plenos, tan intensos, tan rotundos, que solo por ellos merece la pena haber vivido. Es tan importante la felicidad en el ser humano que son muchos los momentos que la deseamos a los que nos rodean: cuando se cumplen años, al contraer matrimonio, al llegar la Navidad, en el nuevo año, y también, como costumbre actual, algunas veces, sustituimos el adiós por ¡Feliz día! En una palabra, la felicidad da sentido a nuestra vida

    La mayor parte de las veces, el no poder tener aquello que deseamos nos hace ser infelices: "la mejor forma de no ser infeliz es no desear aquello que sabemos que no podemos obtener". El limitar y racionar tales deseos es un buen camino para evitar frustraciones, que suelen ser la causa principal de la infelicidad. Me acuerdo cuando era niño, carecía prácticamente de juguetes, me los construía con mucha imaginación y creatividad a base de cajas de cartón, cáscaras de nueces, palos y alguna tabla etc. y era tan feliz. Hoy mis nietos tienen tantos juguetes que no caben en sus armarios, no se sacian de ellos, y no por ello son tan felices como yo era.
   
    Estamos ante unos comportamientos muy distintos en cada persona. Hay quien encuentra la felicidad en ayudar a los demás, en verles felices. Y hay, desgraciadamente, quien sólo es feliz cuando recae en él tal emoción, olvidándose de hacer felices a los demás. Otros se sienten felices recordando los buenos momentos del pasado, y sin embargo a otros les llena de melancolía, cuando no de tristeza.
    
    Hemos convertido a esta sociedad que nos rodea en eminentemente materialista, donde “el dios dinero” impera a toda costa. Hay una fiebre por acaudalar dinero y posesiones, lo que convierte al individuo en un ser infeliz que no se sacia con nada.
    
    He cumplido los 80 y observo que me acerco un poco más al horizonte de esta vida, que se manifiesta con el deterioro y limitaciones de mi cuerpo, especialmente orgánicas, aunque aún no mentales. Empiezo a ver distintos a los míos. Mis hijos han dejado de ser protegidos a protectores de sus padres, especialmente para solventar los achaques que acusamos y antes mencioné, mis nietos me recuerdan demasiado que la vida no es eterna como portadores de otra generación, y Carmen, mi esposa, sigue ahí dándolo todo por esta familia.

martes, 15 de agosto de 2023

El diálogo entre personas.

 CONVERSAR.


La conversación entre personas es un aspecto fundamental de la comunicación humana. Se refiere a la habilidad de mantener y sostener un diálogo preciso y fluido con otros individuos. La conversación efectiva implica un equilibrio entre escuchar y hablar, y requiere habilidades de comunicación, empatía y respeto.

Hay personas que hablan mucho pero no escuchan, en una palabra no saben dialogar. Para que se efectúe un auténtico diálogo tiene que haber comunicadores y receptores recíprocamente, es decir, que ambos alternen en ambas acciones, de lo contrario dicho diálogo se convierte en un monólogo.

En un diálogo o conversación entre personas tienen que existir unas normas para que sea un auténtico diálogo. Estas son:

Escucha activa: La escucha activa es un elemento clave en la conservación. Significa prestar atención completa a lo que la otra persona está diciendo. La escucha activa requiere evitar interrupciones, así como cierta habilidad para escuchar con atención plena el mensaje del interlocutor.

Empatía: Ser capaz de entender y compartir los sentimientos de la otra persona es esencial en la conservación. La empatía implica ponerse en el lugar del otro, mostrar comprensión y respetar las emociones y perspectivas de la otra persona. La empatía fortalece las relaciones entre personas.

Respeto mutuo: El respeto es fundamental en cualquier diálogo. Implica reconocer la igualdad de valor y dignidad de cada persona involucrada en la conversación. Respetar las opiniones y perspectivas de los demás, incluso si difieren de las propias, es esencial para mantener una conversación constructiva y respetuosa.

     Equilibrio en la participación: Una conversación saludable implica un equilibrio en la participación de ambas partes. Es importante permitir que todas las personas involucradas tengan la oportunidad de hablar y compartir sus puntos de vista. Evitar monopolizar la conversación y dar espacio a los demás para expresarse fomenta un diálogo equilibrado y enriquecedor.

Al desarrollar estas habilidades, podemos mejorar nuestras relaciones interpersonales y construir una comunicación más saludable y satisfactoria.

En mi pueblo se charlaba en las fraguas, especialmente en días de lluvia, al son del macho en el yunque y del chasquear de la reja en el agua. Era tiempo propicio para abuzar las rejas y de darle al palique sobre anécdotas o noticias que acaecían en la vida diaria. También se charlaba en las zapaterías, al ritmo de puntadas de lezna y bramante untado con pez, y en las carpinterías bajo el ruido de sierras, martillos y mazas. Ya no existen ni esos lugares ni tampoco tales interlocutores, falta gente y sobran prisas. Sin olvidarnos de aquellas noches de verano que se salía a la puerta a tomar el fresco junto a los vecinos, Se llevaban a cabo las correspondientes tertulias que a veces declinaban en mordaces críticas hacia otros vecinos. Un conocido mío de otro pueblo me decía cierta vez que las críticas en los pueblos eran el “deporte nacional”, yo le decía que no era para tanto.

Muchas casas tienen un solo morador. Cuando se echa la noche los cerrojos levantan lindes entre la soledad y la calle. Largas veladas a solas, pero es imprescindible conversar con los demás para que la salud mental no se encasille en los límites de los malos pensamientos, para resolver preocupaciones que se alimentan con el tictac del reloj en tales estancias.  No confundamos, conversar no es  escuchar a tertulianos en la radio o en la televisión. Entre mayores, es bueno verse cara a cara aunque solo sea para cambiar impresiones sobre el tiempo, compartir las dolencias recíprocas que se sufren, comentar y recordar la vida en otros tiempos etc. son comportamientos que enriquecen esa continuidad de la vida. Tener las mismas sensaciones de alegría o de tristeza, ante parecidas situaciones ,ayuda y anima. Un amigo que había pasado por una fuerte depresión me dio un consejo: si alguna vez te pasa, no te encierres en casa, sal fuera y habla con la gente: tener con quien hablar es un enorme paracaídas para la salud”. Algunas veces, en mi pueblo y a altas horas de la noche, sorprendían a dos locuaces paisanos charlando en medio de la calle. Habían cerrado los bares y volvían de regreso a sus casas haciendo escalas de trecho en trecho. Paraban, echaban un cigarro y seguían con la conversación.

Coincidí y participé algún año en mi pueblo en la recolección de la uva, mejor dicho en la vendimia, Allí, aparte de vendimiar, se dialogaba abundantemente. Alrededor de las cepas era un lugar propicio para tertulias, era, tal vez, un recurso para que la jornada se hiciera más corta, Allí se relataban historias que los jóvenes no conocíamos, como aquella que aun recuerdo sobre el baile en San Román en otra época. Contaban que en otros tiempos había dos salones de baile, uno para los de derechas y otro para los de izquierda. Noticia que me impacto enormemente. ¡Qué penoso! Qué forma de lastrar una buena convivencia entre paisanos. Parece mentira que la política pudiera romper toda relación entre personas nacidas en el mismo entorno.

sábado, 15 de julio de 2023

EL ACOSO ESCOLAR

 Comportamientos ofensivos


El acoso escolar, también conocido como “bullying”, es un problema grave que afecta a estudiantes en sus entornos educativos. Nos referimos a esos comportamientos ofensivos y reiterativos que tienen la intención de causar daño, dolor o angustia a otra persona. Estos comportamientos pueden ser físicos, verbales o emocionales, y se llevan a cabo por parte de uno o varios agresores hacia una víctima específica.

El acoso escolar puede manifestarse de diferentes formas. El acoso físico implica golpear, empujar, agredir o dañar de alguna manera a la víctima. El acoso verbal incluye insultos, burlas, rumores difamatorios y comentarios ofensivos. El acoso emocional implica intimidación psicológica y amenazas.

Las consecuencias del acoso escolar pueden ser devastadoras para la víctima. Puede experimentar problemas emocionales como depresión, ansiedad, baja autoestima e incluso ideas suicidas. También puede tener dificultades académicas, absentismo escolar y problemas para relacionarse con otros. Además, los agresores también pueden sufrir consecuencias negativas a largo plazo, ya que el acoso escolar está relacionado con comportamientos antisociales en la edad adulta.

Si eres víctima de acoso escolar, es fundamental buscar ayuda. Habla con un adulto de confianza, como un profesor, un orientador escolar o tus padres, para que puedan intervenir y brindarte el apoyo necesario. El acoso escolar no debe ser tolerado, y todos tenemos la responsabilidad de crear un entorno seguro y libre de violencia en nuestras escuelas.

Hay que diferenciar entre conflictos puntuales y el acoso escolar. Si bien hay expertos que manifiestan que para que podamos hablar de acoso escolar este tiene que manifestase al menos durante seis meses, otros expertos manifiestan que el acoso escolar depende no solo de la duración, sino también de la intensidad, por lo que hablar de tiempo, no es del todo correcto.

Una situación de maltrato verbal, físico o psicológico si ocurre una vez no es acoso escolar. Si se produce dos veces puede estar en proceso de serlo. Pero si se produce tres veces, ya no es un suceso puntual ni una casualidad, sino que es síntoma de que está comenzando a ser sistemático hacia ese niño o adolescente. Por lo tanto, en cuanto a la reiteración, si el maltrato se produce tres o más veces, si es acoso escolar.

Cualquier niño o adolescente puede ser víctima de acoso escolar, no existe un perfil determinado ni de víctima ni de acosador. El proceso de acoso suele desencadenarse cuando se pone a un niño en el foco de atención del resto del grupo y otro compañero le maltrata física o psicológicamente. El acoso escolar no es un juego entre escolares, es algo muy serio que puede marcar a un niño para toda la vida, e incluso inducirle al suicidio.

Los elementos que intervienen en el acoso escolar son el acosador, la víctima y los observadores. El acosador pretende obtener un rédito, unos beneficios de este comportamiento: popularidad, poder, etc., y no cesa en su cometido si no tiene ninguna sanción. La víctima sufre a menudo en silencio esta situación. Los observadores pasivos, legitiman el acoso. Algunos pueden participar en el mismo como colaboradores y otros sencillamente observan el proceso sin intervenir.

Si los daños físicos son heridas y hematomas de diversa gravedad, los daños psicológicos pueden ser estrés, depresión, ansiedad, cambios en la personalidad, y disminución de la autoestima y del rendimiento escolar.


El acoso escolar sigue un proceso y crece como una bola de nieve cayendo por la ladera de la montaña: se hace cada vez más grande si no encuentra nada que lo detenga. Suele ser muy común que el acoso inicial sea verbal, para desembocar en el acoso físico. Dando un paso más hacia la exclusión se llega al acoso y a la tragedia, como de vez en cuando, desgraciadamente, saltan noticias a los medios de comunicación. Escandalizan y hieren a cualquiera que sienta un poco de empatía.

Yo, que por mi profesión de maestro he observado e intentado impedir comportamientos de este tipo por su crueldad e impunidad. He visto en ocasiones cómo unos cuantos desalmados hacían grupo y cuchicheaban y se reían de otro compañero, a las claras, con infame actitud, para que se diera cuenta el agraviado de tal burla. Los centros de enseñanza son un observatorio privilegiado para detectar estas conductas. Observar casos no es difícil, buscarles solución, sí lo es y mucho porque la relación entre los alumnos se prolonga más allá del edificio escolar y la insistencia continúa fuera. Las invitaciones a los cumpleaños son también ocasiones en las que se puede hacer mucho daño cuando se llama a casi todos los de la clase menos a unos pocos.

A la hora de formar grupos de trabajo por elección libre de ellos mismos, basta para darse cuenta quiénes son los marginados y quiénes los líderes. Porque unos son los que llevan la voz cantante y los demás los siguen.

El líder pone y quita jugadores en el equipo y dice quien juega de portero, que es el puesto que casi nadie quiere. Es el que fija hora y lugar de reunión y pone condiciones. Ellos son los que pueden evitar en muchas ocasiones, poniéndose de parte del acosado, conductas que atentan contra la dignidad y los derechos fundamentales. Los débiles tienen las de perder en estos comportamientos de destrucción afectiva.

El acoso tiene muchas formas:  prohibiciones, burlas, coacciones, exclusiones, intimidaciones, agresiones y amenazas. Un arsenal para derribar los sentimientos de autoestima y dignidad de un niño.

Es fundamental que los centros educativos, los padres y la comunidad en general tomen medidas para prevenir y abordar el acoso escolar. Esto implica fomentar una cultura escolar de respeto, tolerancia y empatía, donde se promueva el diálogo abierto, se enseñen comportamientos sociales y se fomente la inclusión. También es importante establecer protocolos claros para tratar el acoso escolar, así como proporcionar apoyo a las víctimas.


Acoso físico



jueves, 15 de junio de 2023

El cierre de las tiendas del mundo rural.

 

La carencia comercial



El cierre de tiendas en los pueblos puede tener un impacto negativo en la calidad de vida de las personas que allí viven. especialmente para aquellos que no tienen acceso a un medio de transporte confiable, así como, pueden tener dificultades para acceder a alimentos frescos y de calidad,

Para abordar este problema, algunas iniciativas han surgido en España. Por ejemplo, algunos gobiernos locales han implantado políticas para atraer a pequeñas empresas y emprendedores a las áreas rurales, y algunas empresas han comenzado a ofrecer servicios de entrega a domicilio para los residentes rurales. También hay organizaciones que trabajan para promover el consumo de productos locales y de temporada, lo que puede ayudar a apoyar a los pequeños comerciantes locales.

El cierre de tiendas en la España vaciada tiene implicaciones tanto económicas como sociales. Económicamente, puede tener efecto en la pérdida de empleos y en la disminución de los ingresos de las comunidades rurales, lo que a su vez puede tener un impacto negativo en la calidad de vida de los residentes y en la sostenibilidad económica de la zona. Socialmente, puede contribuir a la despoblación de las áreas rurales. Desde la popularización del automóvil, la gente del mundo rural se acercaba con más asiduidad a los supermercados de la gran ciudad, buscando ofertas o precios  más económicos y, como consecuencia, esto fue otra de las causas del cierre de esas tiendas rurales. 

Mi pueblo, San Román de Hornija, también sufre esta carencia comercial. Últimamente había una tienda de comestibles y carnicería que regentaban el Sr. Marcelino y su esposa, pero desgraciadamente hemos quedado sin tienda de ninguna clase por cierre de sus propietarios. Llevamos, más de un año, sin tienda de alimentación y nadie proyecta abrirla.  Aún nos queda en el recuerdo las tiendas que existían en nuestro pueblo entre los años 1940 a 1970:

    Tiendas de comestibles regentadas por:

-       Sr. Melitón y la Sra. Brígida

-       Sr. Victorino Casas.

-       Sr. Eutiquio.

-   Más tarde abrieron otras dos, regentadas por dos hijos del Sr. Victorino Casas: La de Abel y, más tarde, la de Luis Casas.

 

Carnicerías y chacinerías: estas vendían carne de cerdo y de ovino, aunque en las fiestas vendían carne de vacuno. Las regentaban:

-       Sr. Sebastián Torres.

-     Honorino Torres, hijo del anterior, en el local adyacente a la tienda de comestibles del Sr. Melitón (su suegro).

-       Victorino Casas.

-       Gerardo Casas.

-       Hermanos Sanz (Telmo y Paco).

 

    Sin olvidarnos de las Huertas: Principalmente había 3 huertas que abastecían productos hortícolas al pueblo y a pueblos próximos,  que hoy han desaparecido:

   - La huerta de los Villares.

 - La huerta de las hermanas Aparicio y sus respectivos esposos: Jerónimo y Manolo.

   -  La huerta de los Mazas. Ésta se encontraba en un paraje próximo al río Bajoz, en su vertiente izquierda, algo más alejada del pueblo que las dos primeras. Las anteriores se encontraban prácticamente en el mismo casco urbano.

    Panaderías: Había 5 hornos de cocción del pan regentadas por: el  Sr. Gregorio, Sr. Cándido, Sra. Dominica, Sra. Teresa y la de la Sra.  Benedicta.

    También había una tienda de telas de Melitón Gómez (hijo), y otras ambulantes como la del Sr. Prili, que vendían determinados días de la semana de puerta en puerta.

     Concurrían en la plaza vendedores ambulantes que, tras el pregón del alguacil, exponían la mercancía en el suelo: loza, vasos, jarras de cristal, pucheros y cazuelas de barro o de porcelana. Casi todos admitían el trueque por hierro viejo.

     Deambulaban por las calles personas que iban de pueblo en pueblo a los que llamábamos "quinquilleros". Estos marginados arreglaban paraguas y estañaban objetos de porcelana o chapa: cazuelas y pucheros, candiles, faroles, carburos, etc. Sin olvidarnos de las gitanas, que vendían, también por las calles, recipientes de mimbre: cestas, pereros etc., casi siempre cambiándolo por tocino u otra parte del cerdo, trueque que las permitía sobrevivir.

En conclusión, el cierre de tiendas en el mundo rural de España es un problema que requiere involucrar tanto a los gobiernos locales como a las empresas y organizaciones. Es importante trabajar juntos para apoyar a los pequeños comerciantes locales y garantizar que las comunidades rurales tengan acceso a los productos y servicios que necesitan para prosperar. Incluir políticas de apoyo a la economía rural, como incentivos fiscales para los pequeños negocios, inversión en infraestructuras y servicios básicos, así como promoción del turismo rural. Esto podría incluir la mejora de las carreteras y los servicios de transporte público, el acceso a internet de alta velocidad y la mejora de los servicios de atención médica y educación.



Antigua tienda de la Sra. Brígida con su familia (1955)