miércoles, 19 de diciembre de 2018

Este blog cumple una década de existencia.


¡FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO 2019!



    Coincide el final del año con la fecha de nacimiento de este blog. Comenzamos con la primera publicación en Diciembre de 2008, lo que quiere decir que este año cumplimos una década. Se han publicado 114 artículos y el número de visitantes roza ya los 37500. Hemos conseguido los objetivos que nos propusimos aquel diciembre de hace 10 años: "Recopilar vivencias, cultura y anécdotas relacionadas con San Román de Hornija, nuestro pueblo, así como temas del presente. El presente de los pueblos es siempre fruto de un pasado y semilla para un futuro"

    Siempre he considerado esta Web abierta a colaboradores, ya que la experiencia de muchos enriquecería sus contenidos. Aunque no puedo negar algunas colaboraciones, no han llegado a ser éstas las que en un principio esperaba ¡Que Dios nos de salud e ilusión para poder dar continuidad este proyecto de: “San Román de Hornija en el tiempo”! al menos, por otra década.  

    Aprovecho, ante la proximidad de la Navidad, para enviar, desde aquí, los mejores deseos de felicitación para los que nos visitan, así como un próximo 2019 donde se hagan realidad nuestros proyectos y disfrutemos de una inmejorable salud.

    Aunque no llevaba lotería del Bar de la Plaza, ha sido para mi una satisfacción ver la noticia por televisión de que ha tocado en San Román, a casi todo del pueblo, un quinto premio de esa lotería de Navidad ¡Enhorabuena! Me vinculo a vuestra alegría. 






sábado, 1 de diciembre de 2018

El transcurrir el tiempo en nuestras vidas.


El tiempo no retorna






Reloj de la vida

No conseguimos que retorne









    Si de niño me hubieran preguntado cuan larga o corta era la vida para mí, no hubiera dudado en contestar que larga. Los días parecían interminables, tardaban en llegar los fines de semana, que eran los días de descanso y ocio, así como las vacaciones estivales. Hoy jubilado, apenas me percato de la cercanía, ¡Otra vez, de la Navidad!, pasan los años impetuosamente.
    Ahora de “setentón” mi manera de interpretar el reloj es muy diferente, me he dado cuenta de que en la medida que avanza la adultez, el tiempo pasa rápidamente, e inexorablemente. Los años se hacen más cortos. Vivir, que en un principio parecía eterno, ahora es tan corto que incluso la vida más longeva se ve corta cuando termina. Aquel tiempo que pasaba lentamente, cuando lo poseía con abundancia, ahora se ha marchado velozmente. Cuántas veces me aburrí en aquellos entonces, sobre todo durante los años en los cuales la vida parecía interminable y el tiempo tenía siempre caminos y posibilidades infinitas que ofrecerme.
    Muchas veces malgastamos el tiempo desperdiciando horas preciosas. Pasamos días, meses, años en espera de algún acontecimiento capaz de alterar nuestras vidas, vinculándonos mejor a nuestras pretensiones y proyectos, pero, mientras tanto el tiempo pasó y consumió nuestra juventud. Hasta que llega el día en que la juventud termina y nos damos cuenta que el tiempo nos va dejando lo mismo que lo hace el sueño.

    Al nacer todos somos iguales, pero hay quienes saben aprovechar lo que la vida les pone al alcance y otros desperdician momentos y oportunidades. Solamente cuando tomamos conciencia de nuestra finitud es cuando comienzan las quejas, los arrepentimientos y lamentos. Por desgracia el tiempo corre y no perdona, es altivo y egoísta y aunque nos permite reflexiones sobre aquel bien perdido por el paso de los años, nunca nos ofrece la posibilidad de retorno. Pensamos en nuestros errores y fracasos, lamentando haberlos hecho, pero seguro que si volvieran idénticas circunstancias caeríamos en las mismas equivocaciones, ya que todo es fruto de nuestro carácter y temperamento, en definitiva, de nuestra forma de ser.
    Pienso, después de esta reflexión, y a esta altura de mi vida, que los mejores momentos de esta trayectoria es cuando la salud nos permite vivir mejor para afianzar el presente lo más intensamente posible.
    Así que, hagamos un mejor uso de nuestro tiempo que es siempre muy poco el que tenemos a nuestra disposición. Recorramos el camino de nuestra existencia sin esperanzas falsas, pero conscientes de nuestras capacidades, así como de nuestros límites. ¡Ah! y llevándonos bien con nuestra familia y con todos los que nos rodean.

-Alfio Seco Mozo-