viernes, 16 de enero de 2009

Anécdotas escuchadas en San Román de Hornija

Anécdotas escuchadas en San Román de Hornija

    Encontramos en nuestro pueblo “anécdotas” que han ocurrido a personajes típicos y que han llegado a nosotros, algunas veces contadas por nuestros abuelos. Invitamos a nuestros paisanos a que nos envíen más y así nos enriquecemos con todo lo que es nuestro. Las tres primeras han originado una “frase hecha”, que sólo entendemos su sentido en San Román, ejemplo: ¡Darles pa el pajeo!
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¡Arsa caballero!
Cuéntase, de una dama de San Román que el día de su noche de bodas, después de haber cumplido su marido ampliamente en su amor toda la noche, emitió muy satisfecha la siguiente frase: ¡Arsa caballero!
Hacemos votos para que las sanromaniegas actuales, aunque sólo sea en su foro interno, sigan también pronunciando esa frase.

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¡Caballo candao!

    Hace ya casi 50 años y por las meriendas en honor a San Juan, un joven de esta localidad acuerda, la noche anterior con su cuadrilla, ir de merienda a los plantíos con caballos, como era costumbre.
    Llega a casa, ya casi de madrugada, y sin haber comunicado tal pretensión a sus padres y para consolidar dicho proyecto no se le ocurre otra cosa que poner un candado a la cadena del caballo, así evitar que dicho animal sea llevado a arar con las otras mulas y él disfrutar de dicha montura en las meriendas.
    Llega el obrero bien de madrugada a casa, hombre buena persona aunque con muy mala vocalización al hablar, y a la hora de enganchar los animales, para una jornada de arada, le sorprende el no poder desatar al caballo. Para resolver tal situación llama al dueño, padre del joven sanjuanero, diciéndole:
¡Caballo candao! .. ¡caballo candao! ....
    Ante la falta de comprensión de la frase, el dueño acude personalmente a la cuadra y resuelve tal situación quitándole la cabezada al animal y poniéndole otra y mandando al obrero engancharle a la yunta.
    Al levantarse el joven se quedó desconsolado. Encontró sobre el pesebre amarrados: candado, cadena y cabezada pero no caballo. A los plantíos asistió de merienda pero llevando como cabalgadura el burro.
    Moraleja:
    "Si a San Juan quieres ir bien montado dialoga antes, para evitar el candado"
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¡Darles pa el pajeo!
    Se cuenta que en los encierros de San Roque por el campo, un vecino de San Román viendo próximo a su melonar los toros y todo lo que rodea a dicho encierro, gritaba despavoridamente a los caballistas:
    ¡Darles pa el pajeo! ¡Darles pa el pajeo!
    De esta manera evitó el atropello que hubiera sufrido su melonar, fuente de alimentación y celo de todo el verano.

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    Hace y
a muchos años un padre tenía una hija estudiando en Zamora bachillerato. Una vecina, cuando terminó el curso, con algo de morbo, le pregunta:
    ¿Qué tal ha quedado tu hija en los exámenes? ¿Ha salido bien?
    El padre adulando y alabando excesivamente a su hija la responde empleando la siguiente terminología taurina:
- ¡Ha quedado también en los exámenes que los catedráticos la han sacado a hombros por todo el patio del Instituto!
    Tristemente, ante el poco rendimiento y mal aprovechamiento, tuvo pronto que cortarse la “coleta” como estudiante.

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    Cuentan, que un hombre muy célebre de San Román, pregunta, un día, a un amigo suyo lo siguiente:
- ¡Oye......! ¿Qué te parece mi hija ..., es guapa o fea?
    El amigo responde:
- ¡No digamos que digamos!
    Llega a casa se acuesta en la cama y no puede dormir. Está sumamente preocupado de lo que le ha dicho el amigo sobre su hija. A las tres de la mañana, ni corto ni perezoso acude a casa del amigo. Por supuesto que está en la cama. Le hace levantarse, éste abre la puerta y le pregunta:
- ¿Qué quieres a estas horas....?
- Es que no se lo que me quisiste decir sobre mi hija cuando dijiste: ¡No digamos que digamos!
    El amigo le aclara:
- Hombre yo te quería decir que tu hija no es guapa ni fea, es del montón.
- ¡Ah! ¡Vale! Entonces ¡Hasta mañana!

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    Cuentan que no encontrado vaquero para cuidar el ganado de la “Requejada”, los ganaderos que se beneficiaban de dicho pasto acudieron a otro pueblo, donde encontraron un vaquero muy mentiroso y como dice el refrán :¡Al mentiroso se le coge antes que a un cojo!

    Un día, en el bar, éste se vanagloriaba de sus grandes actitudes nadadoras y decía:
- ¡Yo, antes iba a trabajar a una finca y tenía que cruzar un río todas las mañanas nadando!
A esto que un escuchante le pregunta:
- ¿Y qué hacías con la ropa?
    El mentiroso no sabiendo que decir respondió:
- ¡Volvía luego a por ella!

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    El dueño de un rebaño de ovejas buscó un pastor en otro pueblo donde no conocían el ferrocarril.

    El primer día de pastoreo va con sus ovejas por un camino y se dispone a pasar él y su ganado las vías del ferrocarril. En esto que viene un tren y le mató 15 ovejas. Vuelve para casa del propietario del ganado y se lo cuenta a éste. El ganadero le llama la atención por no haber tenido cuidado y precaución. A lo que el pastor responde:
¡Menos mal Sr. ...... que ese vehículo negro, de hierro y que echaba humo venía a la larga, que si viene atravesado me lleva por delante a mí y a todo el rebaño!

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    Se cuenta que un vecino de nuestro pueblo, y con hijas casaderas, se vanagloriaba cierto día ante sus amigos, de su buena situación económica de esta manera:

- Yo tengo un arca tan lleno de billetes que para cerrarlo me tengo que sentar encima.
    Afortunadamente, nunca se oyó que fuera dicho arca pretensión e interés de ningún ingenuo ladrón.

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    El maestro de nuestro pueblo realizó a cierto alumno la siguiente pregunta:

- ¿ A ver, ........ sabrías decirme lo que es un cadáver?
    El alumno sin pensarlo mucho le responde:
- Un cadáver es la yegua del tío Lucio.
    El maestro admirado por tal respuesta le increpa diciéndole:
- ¿Quién te ha dicho a ti que una yegua puede ser un cadáver?
    El alumno le responde:
- Sí Sr. Maestro, mi padre, como es vaquero de la “Requejada”, siempre está diciendo: ¡la yegua del tío Lucio está hecha un cadáver!

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    En la primera época de emigraciones en San Román, se cuenta que un hijo partió para Barcelona dejando a sus padres muy desconsolados. Madre muy poco ducha en lectura recibió una carta de su hijo con está frase: Aquí está el
“pancaro” y no nos deja vivir. La madre muy preocupada, ante la falta de interpretación de lo que le decía su hijo, se fue al Sr. Tendero a que le aclarase tal situación.
- He recibido carta de mi hijo en la que me dice que hay en Barcelona un bicho que se llama “pancaro” que debe estar atacándole ¿Qué bicho puede ser ese?
    El tendero lee la carta y la consuela interpretando la falta ortográfica de su hijo:
- Allí no hay bicho alguno señora, su hijo la quiere decir que el precio del pan está allí muy alto y eso hace que la vida esté más cara.


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    Una madre mandó a la tienda a su hijo de 6 años, diciéndole:
- Ve a al tienda y le dices: Sr. Vitorino me de un Kilo de tocino.
    El niño por el recorrido a dicha tienda repetía sin cesar, para evitar su olvido:
- ¡Sr. Vitorino me de un Kilo de tocino! ¡Sr Vitorino me de un kilo de tocino! ..
    Llegó a la tienda y el Sr. Vitorino le pregunta:
¿Qué quieres chico?
    El niño responde:
- Que me de Sr. Tocino un Kilo de vitorino.

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    Se cuenta que uno de San Román muere y se cuela en un despiste de San Pedro en el cielo. San Pedro que se percata de ello, pregunta por él de San Román a todo el que pasa por los alrededores. En esto que pasa por alli uno de Castronuño y le dice a San Pedro:

-  ¿Si Ud. quiere le localizo al de San Román enseguida para sacarle del cielo?
    San Pedro le deja entrar al de Castronuño que, con la ayuda de dos cencerros, comienza a tocarlos dirigiéndose hacia la puerta;  al momento aparece el de San Román corriendo con una vara. San Pedro le da el alto y consigue sacarle de lugar tan privilegiado.


    Esta anécdota, un poco surrealista, pone de manifiesto la gran afición de la gente de nuestro pueblo a todo lo taurino.



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